Mi querida Laura:

Hoy hace dos años que nos casamos. No te preocupes si no lo recuerdas; tú acababas de morir.

Laura, daría lo que fuera por que vieras como quedado nuestra cabaña. Lo que al principio era un pequeño jardín ahora ha crecido y recubre casi dos klicks desde donde estoy escribiéndote esto. He preparado té con una de las plantas que estoy cultivando, el tuyo se está quedando frío.

La semana pasada se murieron las flores de tu cuarto, te dije que no se me daba muy bien cuidar de ellas y que deberías hacerlo tú. Pero no te preocupes, no estoy enfadado. Mañana plantaré más.

Te encantaría ver la fauna de este planeta con más detenimiento, Laura. Todos los días, al alba y al crepúsculo, me siento en este mismo sitio y observo a dos mamíferos, un macho y una hembra que llegan hasta tu tumba y permanecen en pie o echados durante largo tiempo. Después de enterrarte, el terreno que rodea la tumba fue nivelado, formando una especie de terraza. Supongo que esta elevación constituye un lugar ideal para ellos. Desde allí pueden observar toda la pradera, y el ganado y la caza que hay en ella…

Pensé que te gustaría saberlo. Tuve que acordarme de decírtelo…

Siempre tuyo,

Bill.