-Esta historia no me pertenece, sino que es una adaptación de la película "El Conjuro 2" de 2016, de James Wan. Los personajes son propiedad de Masashi Kishimoto, y su distribución o utilización corre absolutamente por mi cuenta.
Amityville, Nueva York/1976
Después de todo lo que hemos visto, ya muy pocas cosas nos estremecen. Pero esto...esto me sigue atormentando.
Desde lo alto de una casa en la calle Ocean Avenue, podía verse con claridad todo cuanto ocurría en el exterior; las hojas caer de los árboles, los niños jugando, la gente paseando...era un barrio perfectamente tranquilo, casi idílico, pero la casa en cuestión y donde se veía todo eso era todo menos idílica teniendo en cuenta lo que había ocurrido y seguía ocurriendo en su interior. Mitsuki, quien siempre viajaba y ayudaba matrimonio de parapsicólogos a hacer su trabajo; termino de instalar otra cámara con temporizador en la última habitación de la casa, era un lugar engañoso, bucólico, una casa que cualquiera querría comprar pero que ocultaba un pasado tenebroso teniendo en cuenta que sus últimos habitantes, la familia Yamanaka, había abandonado la casa de vivir durante veintiocho días de lo que ellos en su inexperiencia consideraban como sucesos para normales tras haber comprado una casa donde un año antes un joven había cobrado la vida de toda su familia por motivos aún desconocidos e incomprensibles. Habiendo cumplido con su trabajo, el peliceleste se dirigió a la planta baja junto con todo su equipo técnico a la sala donde aguardaban por él para comenzar. El matrimonio de parapsicólogos no había dudado en acudir a la casa lo antes posible teniendo en cuenta los antecedentes que rodeaban al caso, pero los Yamanaka no habían podido aguantar más y tras veintiocho días abandonaron la casa en medio de la noche.
Dos meses antes de nuestra intervención la familia Yamanaka huyo de su hogar a la mitad de la noche, afirmando que la casa estaba embrujada. La iglesia nos contactó para pedirnos ayuda, querían ver si podíamos confirmar los fenómenos que los Yamanaka describieron.
Voces, luces incorpóreas, objeto que se movían solos y otra decena de cosas es lo que los Yamanaka decían haber atestiguado y nadie planeaba ponerlo en duda; hoy en día Toneri Otsutsuki, quien había matado a su familia dentro de la casa, estaba en prisión bajo el cargo de homicidio múltiple, pero aseguraba ser inocente alegando haber estado poseído, lo que los Uchiha planeaban corroborar si era verdad. Sentados a la mesa de la sala se encontraban Sakura y Sasuke Uchiha junto a otras eminencias de lo paranormal. De momento la única forma que temerían para obtener respuestas era a través de las habilidades de psíquica de Sakura, sería peligroso como siempre, pero era la única forma de poder comprender que había ocurrido realmente, y la pelirosa estaba más que dispuesta a correr cualquier riesgo que fuera necesario. Según había dicho la policía; la noche del día 13 de noviembre de 1974, Toneri Otsutsuki de 23 años había asesinado a todos los miembros de su familia mientras dormían en sus camas, sus padres y sus cuatro hermanos y hermanas con un fusil de gran calibre, aproximadamente a las 3:15 de la madrugada. Una vez Mitsuki hubo aparecido en la sala y ocupado su lugar junto a la mesa, en el sofá aledaño, Sasuke analizo con la mirada a todos los presentes para corroborar con que todos tuvieran la intención de continuar y no retractarse a último minuto, por miedo o inseguridad.
-Pues, ¿Están listos?- comprobó el Uchiha recibiendo un asentimiento de parte de todos los presentes, -Vamos a iniciar- aprobó alzando la mirada hacia Mitsuki que comprendió de inmediato, procediendo a cerrar las cortinas.
-Quiero que guarden silencio y cierren los ojos- indico Sakura calmadamente. -Imaginen un halo de una luz muy brillante y blanca, los protegerá-instruyo una vez todos hubieron seguido sus instrucciones.
Un año antes de que los Yamanaka se mudaran, un joven llamado Toneri Otsutsuki asesino brutalmente a toda su familia en esta casa. Esperábamos determinar si los asesinatos habían sido provocados por simple ira, o si Toneri Otsutsuki, como declaro en el juicio, estuvo bajo la influencia de una fuerza demoniaca.
Inspirando aire suavemente, Sakura apoyo cuidadosamente sus manos contra la mesa, intentado alejarse lo más posible de la realidad mientras cerraba los ojos, entregándose de lleno a sentir lo que había dentro de la casa y conectar con todo remanente del crimen para así poder entenderlo. Desde su inconsciente, pudiendo actuar en solitario, la Haruno se levantó lentamente de la mesa, oyendo susurros, pequeñas voces que parecían querer envolverla, como si fuera un juguete. Por aquí, por aquí...siguiendo la voz, Sakura se levantó de la mesa y abandono la sala rumbo a las escaleras, dudando en el último minuto y volviendo rostro hacia donde se había encontrado, desde su inconsciente podía ver que seguía sentada a la mesa, por lo que con tranquilidad pudo asirse a esas voces y dejarse conducir por la casas; sube las escaleras, sube las escaleras...al llegar al segundo piso, sintió un escalofrió recorrerle el cuerpo a la par que la primera puerta junto a ella se abría lentamente, sumergiéndola en una especie de trance que la hizo extrañamente indiferente la imagen que vio; el padre de familia, aparentemente dormido y con una herida de bala por la espalda...quería sentir algo, más había algo presente que se lo impedía. Mátalos...al lado del cadáver se encontraba la madre; Kaguya, que volvió el rostro hacia ella, confundida e incrédula...no, no la estaba viendo a ella, estaba viendo a su hijo Toneri.
-¿Qué fue lo que hiciste?- pregunto Kaguya, obviamente sin poder reconocer a su hijo.
Indiferente y como si sostuviera un rifle o escopeta entre las manos, Sakura preparo la carga y no dudo en desplegarla contra la cabeza de Kaguya, pero ni aun así sintió remordimiento, no podía hacer nada salvo ser un títere, oprimida por un tercero que le era invisible. Con idéntica indiferencia abandono la habitación de los padres y en el reflejo del espejo, al lado opuesto de la escalera se veía a Toneri cargando una escopeta, con el rostro amable transformado en una máscara de hielo, sin ningún tipo de expresión o sentimientos. Mátalos, dispárales...lentamente abrió la puerta de la siguiente habitación donde dormían dos de los hermanos, de espaldas a la puerta, sobre sus camas y sin contemplación les disparo por la espalda, volvió a preparar el arma al entrar en la siguiente habitación donde dormía la hermana de trece años en la misma posición que todas las anteriores víctimas, y volvió a disparar; por fin comenzaba a sentir algo, una satisfacción, pero no era suya ni de Toneri, provenía de alguien más a quien le placía ver toda esa muerte y reguero de sangre. Pero cuando llego a la última habitación donde dormía el menor de los hermanos, cuando disparo...se sintió libre, el trance se disipo y le permitió ve lo que había hecho, lo que Toneri había hecho por manipulación de alguien más. Viendo semejante escena, no pudo evitar sobresaltarse y emitir un fuerte jadeo que hizo a Sasuke abrir los ojos, zarandeándola ligeramente, intentando que despertara del trance en que estaba, sabiéndola afectada.
-Cariño- llamo Sasuke, intentando hacerla reaccionar, -¿Qué vez?- si no podía ayudarla de verdad, al menos le recordaría que siempre que lo necesitara, él estaría ahí.
Abatida, Sakura se dejó caer sobre el suelo del pasillo fuera de las habitaciones, entre lastimeros sollozos; todo era verdad, Toneri no había tenido la culpa, ahí, en esa casa, había algo muy pernicioso y malévolo que en solo días se había apoderado de Toneri hasta impedirle luchar para no herir a su familia. No pudo moverse por un par de segundos, todo lo que había visto era demasiado horrible...más de lo que hubiera podido llegar a imaginar y eso la sorprendía, lo suficiente como para no poder asirse con por completo a la voz de Sasuke, podía oírlo, pero no abandonar esa realidad, o por lo menos no cuando reparo en un desconocido niño que la observaba desde el otro lado del pasillo con unos extraños ojos blancos en su mirada fija sobre ella. Recuperándose del impacto inicial, Sakura se levantó torpemente del suelo ante lo que el niño salió corriendo por la escalera hacia la planta baja y ella intento seguirlo cuanto antes, bajando a toda prisa la escalera, deteniéndose en la entrada de la sala; Sasuke le zarandeaba ligeramente el hombro para que pudiera despertar, pero no quería ni podía hacerlo, ya sabía que Toneri había dicho la verdad, pero aún le faltaba por saber quién era esa tercera persona, ese ente o espíritu inhumano que había ocasionado todo, ¿era peligroso? Por supuesto, pero necesario, y correría el riesgo de ser preciso sin importar que Sasuke no estuviera para nada de acuerdo.
-Sakura, ¿Qué está pasando?- pregunto Sasuke, intentando saber que la había perturbado tanto.
-Tengo que ver...- fue todo cuanto, Sakura pudo verbalizar desde su inconsciente a la realidad.
-Se acabó, es tiempo de volver- instruyo él, no queriendo verla así por más tiempo. -Es suficiente- reitero en caso de que ella no lo hubiera entendido.
-Quiere mostrarme...- murmuro la pelirosa, ignorando conscientemente el peligro.
Junto a la escalera había una puerta en que ella no había reparado hasta ahora y que lentamente en cuanto Sasuke le dijo que lo mejor era abandonarlo todo, por su bien; que fácil sería, pero no podía hacerlo, no cuando lo que sea que estuviera presente en esa casa quería hacerse presente y la mejor prueba de ello fue el mismo niño que se encontraba en el umbral de la puerta y que nada más verla corrió al interior de la desconocida habitación con la evidente intención de que ella lo siguiera, dejando una infantil risa tras de si, ¿Cómo perder esa oportunidad? Sabiendo el riesgo y sin importarle en lo absoluto, Sakura no dudo en seguir al niño hacia lo que parecía ser el sótano y que se encontraba en penumbras, por lo que tuvo que apoyarse en la baranda para no caer. Todo era un completo desorden; objetos de índole religiosa, reliquias, antigüedades y estantes entre los que figuraban algunos cubiertos por sabanas. Su análisis al ambiente fue roto por la carcajada del niño que paso corriendo delante de ella, desapareciendo. Sakura intento seguirlo inútilmente , dándose por vencida, una nueva car carcajada la hizo voltear, encontrándose con los sangrantes cuerpos de los niños que integraban a la fallecida familia y que de verla fijamente pasaron a desviar abruptamente su mirada hacia un desconocido inmobiliario cubierto por un lienzo, pero cuando Sakura volvió la mirada a los niños, todos hubieron desaparecido.
Sin poder hacer más en ese momento, Sakura descubrió el inmobiliario bajo la sabana; se trataba de un espejo cualquiera que reflejaba su imagen, o eso fue lo que Sakura pensó hasta que vio una silueta que comenzó a moverse detrás de ella, llevaba un hábito, como si fuera una monja, pero la pelirosa sabía que obviamente no se trataba de una figura sagrada, se volvió hacia la figura, pero no encontró nada a su espalda, volvió a ver a su reflejo y esta vez la imagen se veía con mayor claridad, exactamente tras ella, volvió voltearse, agitada por el miedo y los nervios sin encontrar nada, solo que cuando volvió a mirar a su reflejo se encontró cara a cara con aquel ente que le gruño como si de una bestia se tratara, procediendo a intentar ahogarla. Sakura intento liberarse del agarre tan solo para darse cuenta de que se trataba de sus propias manos y ya no había nada delante de ella. A varios pasos de ella se encontraba un grupo de sillas que fueron apartadas de golpe, exponiendo figura que se mantuvo entre penumbras, más se trataba de una figura que ella conocía bien y que la desconcertó enormemente, pero su desconcierto se transformó en la mayor angustia que hubiera podido sentir en cuanto la vida de esa persona tan importante para ella fue arrebatada frente a sus ojos, haciéndola abandonar de golpe el trance para regresar a la realidad, gritando desesperadamente. Mitsuki se levantó del sofá y abrió las cortinas, dejando entrar la luz, exponiendo a una sumamente agitada Sakura que de inmediato fue abrazada por Sasuke.
-¡Sakura!- llamo Sasuke, acunándole el rostro y teniendo que alzar la voz para hacerla volver a la realidad, tras segundos que a él se le hicieron interminables. Pese al enorme miedo que sentía, Sakura abrió los ojos, reflejando un temor tan grande que Sasuke pudo reconocerlo a la perfección, porque ya lo había visto hace años, -cariño- murmuro, acariciándole la mejilla e intentando tranquilizarla lo más posible.
-Sasuke...- murmuro Sakura, intentando perder no detalle alguno de su rostro, temiendo que desapareciera, -nunca quiero estar así de cerca del infierno- añadió casi sin aliento.
Tan desconcertado como siempre ante las habilidades de su esposa, que como siempre no dejaba de impresionarlo, lo único que el Uchiha pudo hacer para tranquilizarla fue envolver sus brazos alrededor de ella. Era la segunda vez que reaccionaba así sin que él pudiera hacer nada para ayudarla y eso lo preocupaba muchísimo.
¿Qué es lo que Sakura había visto?, ¿Qué había podido alterarla así?
La investigación de Sasuke y Sakura Uchiha sobre el caso de Amityville provocó una tormenta en los medios de comunicación y los catapultó al ojo público.
Mientras tanto, un hecho que muchos compararían luego con Amityville se estaba desarrollando a miles de millas de distancia en Enfield, Inglaterra y atraería a los Uchiha a uno de sus casos más diabólicos.
Enfield, Inglaterra/1977
Contraria a la apolillada y sumamente libertina sociedad estadounidense, Inglaterra era algo completamente diferente sin importar que compartieran el mismo idioma; en Estados Unidos había libertad, éxito, un gobierno liberal y electivo, mientras que en Inglaterra existía una monarquía, tenían una reina, un sistema social andrógino que se encontraba en constante cambio, tanto como la música, siendo especialmente el rock el favorito por excelencia y que conquistaba los corazones de todo, si Estados Unidos era la libertad, Inglaterra era una sociedad aparentemente conservadora pero que estaba progresando como nunca, beneficiada por lo bien organizada que estaba. En las escuelas repletas de niños en esa época del año reinaba el desorden y no era para menos si ese era el momento del receso, con todos jugando y riendo entre si bajo la ocasional y atenta mirada de sus maestros. Un tanto más lejos y en solitario Eri Nekobaa, de 11 años escuchaba a quien por lejos consideraba su mejor amiga; Aiko, y que como siempre tenía algo interesante que contar por su atractiva personalidad, no como ella que jamás llamaba la atención y que bien se consideraba a sí misma como un bicho raro. Tal vez una de las razones que tenía para mantener esa amistad, más que cualquier otra, fuera querer parecer interesante para los chicos, ya tenía edad para tener novio o haber besado a alguien y aun no ocurría, no como a Aiko.
-Leiko y yo nos fugaremos esta noche con su amigo Hiroshi relato Aiko tranquilamente fumando un cigarrillo pese a saber que estaba mal visto, porque sencillamente le daba igual, quiere conocerte por cierto menciono, aunque con lo bien que hablaba de su amiga no era para nada extraño que alguien quisiera conocer a la famosa Eri.
-Olvídalo, se negó Eri sin siquiera dudarlo, si mi mamá me descubre, ella me mata con lo estricta que era su madre, jamás podría salir de casa por la noche, no a su edad.
-Pues mejor que no te descubra- obvio la pelivioleta ante su negatividad. -Sujétalo, te devuelvo la tabla espiritual que hicimos- dicho esto le tendió su cigarrillo a su amiga para buscar la nombrada tabla al interior de su mochila. Eri observo atentamente el cigarrillo; veía a su madre fumar a diario, más la idea de hacerlo no le llamaba la atención, más si alguien la veía así tal vez por fin resultase interesante. No soltó el cigarrillo mientras recibía la Güija o tabla espiritual que ambas habían hecho hace ya un tiempo. -Creo que dejare que Iwabee me dé un beso en la boca- comento ilusionada ante su incrédula mejor amiga.
-¿Qué?- parpadeo Eri, sorprendida. -Estás loca- fue lo primero que pensó y en voz alta; solo tenían once años, eso era llegar un poco lejos.
-¡¿Qué están haciendo?! - Increpo la directora y cuya llegada no hubieron advertido ni Eri ni Aiko. -Eri, dame eso- le quito el cigarrillo a la niña Nekobaa, observándola reprobatoriamente, -y vayan adentro, ya- instruyo de forma malhumorada.
Sin dudarlo, ambas tomaron sus mochilas, abandonando el patio lo más rápido que les fue posible, con la directora un par de pasos tras ambas y que le dio una pequeña calada al cigarrillo cuando ellas no la vieron...
El resto de las próximas horas transcurrieron casi en silencio para todos en la escuela, casi esposados a sus lugares hasta que por fin y tras lo que pareció una eternidad sonó el timbre, dando así por terminado el horario de clases, y todos aguardaron ansiosos tras las puertas que daban con el patio en tanto se les permitió abandonar su respectivas aulas. Eri cruzo el patio lo más velozmente que le fue posible, manteniendo aferrada una de sus manos contra la de su hermano menor Hotaru, de seis años, aspecto tierno, opaco y corto cabello castaño, y con quien tenía tanto en común; sus hermanos Ryo de nueve años y Ayame de quince tenían personalidades muy seguras y fuertes mientras que ella se consideraba poco interesante y Hotaru sufría de pánico e inseguridad producto de su notable tartamudez y que muchos aprovechaban para burlarse de él siendo que Hotaru jamás pensaba ni hablaba mal de nadie. Ayame, de quince años y largo y vistoso cabello naranja, se sintió inmensamente feliz, al igual que su hermano Ryo, de nueve e idéntico color de cabello, solo que corto; en tanto las puertas se abrieron. La jornada de clases había sido tan larga y monótona como siempre, pero ahora por fin podían volver a casa y descansar lo suficiente hasta mañana. Pero si algo alegro en verdad a los hermanos Nekobaa, eso fue encontrarse a la distancia en el patio, mezclándose afanosamente entre la gente para conseguir acercarse entre sí.
-¡AAAyame!- llamo Hotaru lo mejor que le fue posible.
-¡Ayame!, ¡Ryo!- lo secundo Eri en tanto vio aparecer a sus hermanos.
-Eri, Hotaru- saludaron Ayame y Ryo, yendo rápidamente a su encuentro. -Hola, ¿Qué tal tu día?- pregunto a su hermana, al verla algo desanimada.
-Regular- contesto Eri, esperando no tener problemas luego de que la directora la hubiera encontrado con un cigarrillo en la mano.
-¿Por qué?, ¿Qué paso?- insistió su hermana mayor con ligera preocupación.
-Es una larga historia, luego te cuento- tranquilizo Eri temporalmente, no queriendo preocuparla innecesariamente.
-Bueno- acepto Ayame, envolviendo cariñosamente uno de sus brazos alrededor de su hermana.
Ayame sabía muy bien que le resultaba sumamente difícil a su hermana lidiar con la opinión de otros, muchas veces sentía pavor y angustia, decepción, por no poder ser todo lo que si eran otras chicas de su edad que estaban adelantándose y comportándose como si fueran mayores, pero ella en lo personal prefería que su inocente hermanita siguiera siendo quien era, tan especial y única como era, y no tenía por qué cambiar por terceros. Eri siempre le contaba a ella cosas que no le contaría a nadie, y ella de igual modo compartía todo con su hermanita, pero si Ayame no quería contarle aquello que la estaba molestando, entonces ella aguardaría hasta que su hermana quisiera contárselo, no la presionaría inútilmente sin importar lo mucho que quisiera saber lo ocurrido para ayudarla. Pero por supuesto que salir de clases no podía ser tan solo miel sobre hojuelas; como en toda sociedad estudiantil existían "matones"; niños o adolescentes que molestaban a otros por el simple placer de hacerlo y eso lo sabían los cuatro hermanos, aunque siempre eran Eri y Hotaru quienes sufrían por ellos, especialmente Hotaru quien por su personalidad tímida y sensible era a quien más molestaban habitualmente. Mientras cruzaban el patio rumbo a la salida, no pudieron evitar a un grupo de pequeños matones, niños de apenas ocho años pero a quienes desgraciadamente ya conocían muy bien.
-¿QQQué ppassa, Hotttaru?- molesto Raido a propósito al menor integrante de la familia, consiguiendo hacerlo sentir mal.
-Ya cállate, Raido- intento silenciar Eri.
-Si, lesbiana- la insulto el niño, sin temor alguno.
-¿Qué?, ¿Estás hablando de tu mamá?- supuso Aiko tras el niño y empujándolo a propósito, haciendo que quienes antes se reían de Hotaru ahora se rieran de él.
-Gracias, Aiko- rio Eri, siguiendo su camino junto a sus hermanos, y acompañados por su amiga.
-Fue un placer- sonrió Aiko descaradamente.
-Es un idiota, ignóralo- instruyo Ayame a su hermano menor, abrazándolo contra su cuerpo.
-SSSi- contesto Hotaru, intentando no tartamudear, más le fue imposible.
Era solo otro día más de escuela, solo eso.
Residencia Nekobaa.
Contrarios a gran parte de los niños de su escuela que luego de abandonar la escuela tomaban un autobús para llegar a sus casas, los hermanos Nekobaa vivían relativamente cerca y les gustaba poder caminar todos juntos de regreso al barrio en que vivían; un lugar tranquilo, compuesto múltiples casas de aspecto anticuado, con autos estacionados junto a las veredas y las hojas del otoño revoloteando a sus pies mientras cruzaban hacia la calle vecina, donde estaba su casa. Cariñosamente Eri se detuvo e inclino su espalda, animando a su pequeño hermanito Hotaru a subir a caballito en su espalda y ante cuya invitación el pequeño no pudo rehusarse. Ayame abrió la puerta de la cerca que daba con el jardín y la puerta trasera de la casa, cerrándola tras de sí en cuanto sus hermanos hubieron entrado; como siempre y a esa hora del día, todos tenían tanta hambre que lo único que querían era comer un sándwich. En la cocina se encontraba a madre y única figura de autoridad dentro del círculo familiar y que como siempre intentaba que todos los escasos recursos con que contaban para subsistir se les hicieran duraderos intentando comunicarse con el banco o con quien fuera preciso para ganar tiempo; iban a perder la casa que su ex esposo había comprado y todo porque el muy idiota no pagaba la pensión de sus hijos, habiéndolos abandonado a todos por otra mujer, mientras que ella debía ser padre y madre para cuidar de sus hijos y procurar que tuvieran todo lo que necesitaran, hablando por teléfono y no obteniendo las respuestas que quería.
-No podré pagar el alquiler este mes, no, ya hable con ellos y me comunicaron con usted- hablo Tamaki a la encargada de ayudarla, supuestamente. -Estoy muy calmada, lo que no entiendo es porque no puede ayudarme- menciono intentando no estallar en cólera. -No, no ha pagado un centavo de pensión en tres meses- aclaro, tomando un recibo que había dejado a la mano sobre la mesa. -Que bien, otro formulario que llenar- menciono en voz alta al no recibir una respuesta satisfactoria, -perfecto, gracias y buenas tardes- despidió de mala gana, colgando el teléfono.
-¡Llegamos!
Ser madre soltera no era algo fácil en lo absoluto; bueno ella se había casado, pero su esposo la había abandonado por otra mujer y eso definitivamente no contaba como matrimonio, o por lo menos ya no. En cualquier otro momento habría recibido felizmente a sus cuatro hijos, pero en ese momento simplemente no podía sonreírles ni parecer feliz cuanto tenían tantos problemas y les llovía sobre mojado. Lo primero que hicieron todos sus hijos en cuanto entraron fue saludarla, desde luego, y quitarse los gorros, bufandas y abrigos, por no hacia tanto frió dentro de la casa como si hacia afuera, desde luego, y finalmente dirigirse a la cocina para comer algo, aunque en ese momento Tamaki no tenía el humor suficiente como para cocinarles nada, de momento, ya vería más tarde. Pero sin duda el momento que rebalso el vaso fue ver a Eri entrar en la cocina con una sonrisa de oreja a oreja; la directora la había llamado personalmente para decirle que había visto a su hija fumando en el recreo y eso le enfurecía muchísimo. Claro que ella fumaba bastante, para matar el estrés diario de lidiar con todos los problemas ella sola, pero siempre les hacía entender a sus hijos de que tener un vicio era malo, dañino para ellos, y que no por verla fumar debían imitarla, pero Eri al parecer no entendía eso, pero no era solo esto lo que la molestaba sino que su hija solo le diera más problemas, por último y si quería fumar, debía ser más discreta.
-Eri, dime si no tenemos suficientes problemas como para que tu directora me llame para decirme que te vio fumando- regaño Tamaki a la menor de sus hijas.
-No es cierto, no estaba fumando, te lo prometo- protesto Eri de inmediato, lamentando que hubieran llamado por teléfono a su madre para solo contarle eso.
-Mamá, ¿ccccompraste gggalletas?- pregunto Hotaru, abriendo la despensa y no encontrando nada.
-¿No estás oyendo?- cuestiono Tamaki nuevamente a su hija. -Hable con la señora Sahide por teléfono, ¿Cómo puedes quedarte ahí y mentirme?- les había enseñado a sus hijos que siempre debían ser honestos y Eri claramente no lo estaba siendo.
-No estoy mintiendo- reitero Eri, intentando no enojarse porque su madre no le creyera.
-Claro que sí, toda la escuela lo sabe- objeto Ryo, llevándole contraría a su hermana, -estaba fumando con Aiko- añadió habiendo oído eso en el recreo.
-¡Cállate!- en un arrebato de ira, Eri tomo lo primero que encontró al interior de su mochila; un cuaderno, y se lo arrojo a Ryo que se protegió con la puerta del refrigerador, mientras buscaba algo para comer. -Eres un mentiroso, Ryo- insulto adrede por semejante e injustificada acusación.
¿Quería que lo admitiera? Si, había tenido el cigarrillo en la mano y lo había hecho para parecer interesante, pero no había fumado, eso simplemente no le llamaba la atención, ¿Por qué no podían creerle? Ella nunca haría algo así y si por algún motivo llegaba a hacerlo, los miembros de su familia serían los primeros en saberlo, por eso le molestaba tanto que su madre no le creyera y que el tonto de Ryo estuviera en su contra solo para molestarla. En cuanto la discusión había comenzado, Ayame se sintió mal; ella le creía a Eri, si ella decía no haber hecho algo, no lo había hecho y en parle agradecía poder saber el motivo que había hecho sentir mal, pero por otro lado odiaba las discusiones, tal vez porque siempre las había oído mucho entre sus padres antes de que se separaran, y ahora ver y oír a su madre y a Eri gritarse así fue demasiado para ella, tanto que sin dudarlo, Ayame abandono la cocina y se dirigió a su habitación, subiendo la escalera lo más rápido que le fue posible, porque si iban a continuar las peleas, ella simplemente prefería no comer y ya. Tamaki se frustro de inmediato consigo misma en cuanto su hija mayor abandono la cocina; Ayame odiaba las peleas, no las toleraba, prefería encerrarse en su habitación hasta que pasaran, más ni aun sabiendo esto ella conseguía evitarlas, ¿Cómo hacerlo? Estaban en un limbo, sin nadie que los ayudara con sus problemas, ¿Cómo no frustrarse así?
-Mamá, dijisttte que...- intento volver a preguntar Hotaru atropelladamente.
-No Hotaru, no compre las malditas galletas porque no tenemos dinero- negó Tamaki, intentando no perder la paciencia, pero era aún más imposible porque estaba sola.
Era evidente que no estaban pasando por un buen momento, como familia, y lo último que necesitaban eran más problemas.
-Aquí viene mamá, deja de jugar con eso y cepíllate los dientes- advirtió Ayame a su hermano al pasar fuera de su habitación.
-Está bien- bufo Ryo, levantándose de la cama y yendo rumbo al baño.
Podían considerarse una familia muy particular; si se despertaban peleando, al final del día se reconciliaban y si despertaban con buen ánimo al final del día discutían por cualquier tontería, pero se amaban y respetaban entre sí porque eran una familia y todas las familias peleaban, era parte de la convivencia. Luego de semejante discusión habían acabado haciendo a un lado sus diferencias y cenado en calma luego de que su madre a regañadientes hubiera salido a hacer las compras y ya nadie había tocado el tema de si Eri realmente había estado fumando o no, y ahora que había anochecido lo único lo único que todos querían hacer además de prepararse para ir a dormir era preparar sus cosas para otro día de clases en caso de que aún no tuvieran todo listo, y Tamaki por supuesto quería supervisar que todos hicieran todo lo que les correspondía hacer; tener sus uniformes y útiles listos, los dientes cepillados y solo entonces a la cama. Por su parte y en el rincón del pasillo, con el privilegio de ser el menor de la familia, Hotaru se encontraba en su propia tienda de campaña, jugando con su carro de bomberos de juguete, sin tener que preocuparse de absolutamente nada y a quien sonrió Tamaki en tanto llego a la cima de la escalera, ocultando lo mejor que le fue posible el plato que traía consigo para que su hijo menor no lo viera, y aparentemente tuvo éxito en ello.
-Oye, parece que toda la ciudad se está quemando- rio Tamaki, sentándose junto a su hijo en su tienda de campaña. -Mira lo que encontré- le tendió un plato lleno de galletas, aunque no por eso podía comerlas todas.
-¡Galletas! - celebro Hotaru inmensamente feliz. -PPPPero, dijiste qqqque no teníamos dinero- recordó aludiendo a lo enojada que había estado esa tarde.
-Bueno, de todos modos quería dejar de fumar- tranquilizo Tamaki, besándole la frente antes de levantarse. -¡Ayame!, ¿Ya tienes tu uniforme para mañana?- pregunto recorriendo el pasillo.
-Si, mamá, lo estoy preparando- contesto Ayame, terminando tomar sus pertenencias del cesto de ropa y regresando a su habitación.
-¡Ryo!, ¿Te lavaste los dientes?- llamo a su hijo, esperando que como mínimo estuviera en el baño.
-Lo estoy haciendo- contesto Ryo desde el baño con el cepillo de dientes en la boca.
-¡Rápido Hotaru, a la cama!- hablo claramente al menor de sus hijos.
-YYYa voy, mamá- contesto el menor de familia, dejando de jugar.
Su madre era una figura intimidante pese a su agradable exterior y los esporádicos momentos de ternura y buen humor, y por supuesto que nadie, nadie...quería llevarle la contraria. Pese a todos sus problemas económicos, tenían una casa relativamente cómoda; una cocina, la sala de estar, el patio trasero y en la planta superior tres habitaciones; una era de su madre, otra de Ryo y Hotaru y la última era de Ayame y Eri que dormían juntas. Ayame regreso a su habitación sin prestar demasiada atención a Eri, mucho más concentrada en terminar de preparar sus cosas para mañana y en guardar su ropa seca para el armario, más sin duda acabo por resultarle desconcertante tanto silencio de su parte, lo suficiente como para hacerla voltear y prestarle atención. Sentada sobre su cama con las piernas en posición de loto y de espaldas a la puerta, Eri mantuvo los dedos de su mano sobre la tabla espiritual que ella y Aiko habían hecho; no era exactamente igual que una tabla guija, hablando en términos estéticos, pero si se le parecía muchísimo, ni tampoco es como si fueran fans o seguidoras asiduas del espiritismo, pero debían reconocer que recibir respuestas de los muertos a través de un simple juego parecía más que tentador. Ayame se asomó por sobre el hombro de su hermana, abriendo los ojos de par en cuanto descubrió que es lo que estaba ocultando con tanto ímpetu.
-¿De dónde sacaste eso?- inquirió Ayame con enorme curiosidad.
-Aiko y yo la hicimos en la escuela- contesto Eri con total naturalidad en tanto su hermana le quito la tabla para observarla mejor.
-Pues, se ve bastante bien- admitió su hermana al verla atentamente; se parecía mucho a las que había en las tiendas.
-Y funciona, te lo juro, ya le preguntamos muchas cosas- afirmo Eri, tomando la tabla de manos de su hermana y situando la aguja en el centro. -Ven, te lo mostrare- invito animosamente.
-Muy bien, ¿Qué le pregunto?- consulto sucumbiendo a la curiosidad y sentándose sobre la cama.
-Yo que sé, lo que tú quieras- supuso Eri, siendo que ella, hasta entonces, no se apegaba a ninguna regla.
-Okey- murmuro Ayame, situando sus dedos sobre la aguja a la par que su hermana. -Mi hermana y yo queremos saber si hay algún espíritu que quiera comunicarse con nosotras- pregunto al aire, absteniéndose de reír por lo tonto que sonaba, más no recibió respuesta alguna, para decepción de ambas.
-¿Algún día volverá papá?- pregunto Eri, para sorpresa y preocupación de su hermana mayor que levanto la mirada en su dirección, más aun así no hubo respuesta, -¿Hay algún espíritu que responda a mi pregunta?- insistió, confundida porque en esta oportunidad no hubiera respuesta.
-No te preocupes Eri- intento animar Ayame lo mejor que le fue posible, -es un estúpido juego, no es real- era solo un juego tonto, no tenía que dejarse abatir porque las cosas no resultaran como ella quería.
Dicho esto y como buena hermana mayor, Ayame se levantó de la cama y termino de preparar sus cosas para mañana, más Eri continuo viendo atentamente el tablero po unos segundos antes de darse por vencida y dejarlo bajo su cama junto a otras cosas suyas para que nadie lo viera ni molestara a nadie tampoco. Si, puede que solo fuera un juego tonto después de todo.
En cuanto hubo anochecido completamente, todo sonido dejo de existir, salvo por los grillos o el suave eco de los ocasionales vehículos, pero fuera de eso solo había calma en todas las habitaciones. En la habitación que compartía con su hermana Ayame, Eri dio vueltas en la cama, entre sueños, incomoda por algo que ni siquiera entendía, y justo cuando encontró la posición que la hizo sentir más cómoda, sintió todo su cuerpo chocar contra algo, no con fuerza, pero si de forma abrupta. Tomándose un leve momento para abrir los ojos y erguirse es que se dio cuenta de que...estaba en la sala, delante del sillón que había en el rincón de la entrada, ¿Cómo había llegado ahí?, ¿Era sonámbula? Le resultaba difícil de creer porque nunca lo había sido, pero, ¿Qué otra explicación había? No importaba a donde mirara, estaba sola y era obvio como había llegado ahí aun cuando ella no quisiera creerlo. Por su parte y durmiendo profundamente en su cama, Ayame, frunció el ceño en cuando una serie de golpes comenzaron a sonar contra la madera, como si alguien la estuviera tocando fuertemente desde el exterior. Sin otro remedio se levantó de la cama reparando en que Eri no estaba en su cama, ojala y no fuera ella tocando del otro lado, ya le había dicho que tuviera cuidado al cerrar la puerta por la noche...abrió la puerta para encontrar a nadie del otro lado, lo que la confundió por lo claro que habían sonado los golpes hace tan solo un instante. Asomo la cabeza por el umbral, hacia el pasillo, pero no había nadie, y justo cuando volvió la cabeza al otro lado del pasillo y pretendió cerrar la puerta es que Eri por fin apareció en el pasillo.
-¿Por qué golpeas la puerta?- regaño Ayame, molesta por haber tenido que levantarse.
-No fui yo- objeto Eri, ingresando en la habitación, frotándose los ojos, aun algo adormilada.
-Que infantil- eres desdeño su hermana, negando para si, no creyéndole nada.
¿Por qué Eri tenía que mentir como si fuera una bebé?, ¿Era muy difícil asumir que le había jugado una broma? Si ella no había tocado la puerta, entonces, ¿Quién lo había hecho?
PD: Saludos a todos ustedes, mis muy queridos amigos y amigas lectores, aquí me tienen de nuevo, actualizando y escribiendo historias nuevas, tal y como les había prometido ahora que los incendios han dejado de peligrar en donde vivo (agradeciendo a DULCECITO311 por sus hermosas palabras y preocupación), pero siguen en otras regiones del país, lo que me entristece mucho, especialmente porque hoy murió un joven bombero de tan solo 20 años, por muerte cerebral luego de salvar a un compañero que ni siquiera conocía, y que además le pidió a su familia que donaran sus órganos si moría, un ejemplo de que en este mundo tan tormentoso siempre hay héroes y personas que son verdaderas luces resplandecientes :3
Lo prometido es ley y he aquí el segundo de mis nuevos fics, secuela de mi fic "El Conjuro Naruto Style" y que esta dedicada a DULCECITO311, ZoyNarutera, Adrit126, Xstep, Deathparade2810, Guest, Tatii-Izaya y Yuno-Uchiha, agradeciéndoles de todo corazón por sus comentarios y disculpándome yo por tardar tanto en iniciar esta secuela, pero si lo hice fue porque me demore eligiendo a los personajes, por lo que perdónenme.
Personajes:
-Sakura Haruno como Lorraine Warren -Sasuke Uchiha como Ed Warren
-Tamaki Nekobaa como Peggy Hodgson -Eri Nekobaa como Janet Hodgson
-Ayame Nekobaa como Margaret Hodgson -Ryo Nekobaa como Johnny Hodgson
-Hotaru Nekobaa como Billy Hodgson -Mitsuki como Drew Thomas
-Toneri Otsutsuki como Ronald DeFeo -Kinshiki Otsutsuki como Valak
De aquí al fin de semana iniciare otra historia nueva, así que les sugiero mantenerse atentos por si es una que les guste o denme sugerencias si tienen algo más en mente. :3 como siempre la actualización está dedicada a DULCECITO311(a quien dedico y dedicare todas y cada una de mis historias, adorando su permanente aprobación por iniciar nuevas historias :3) y a todos aquellos que sigan cualquier otro de mis fics :3
Caso Amityville: ya sea que crean en lo paranormal o no, es cierto que este hecho ha dado mucho material para libros y películas, no pienso establecer nada, pero yo creo que Ronald DeFeo si fue victima de una posesión demoníaca, además de que algo como lo que dice haber vivido la familia Lutz no se puede fingir, y si por el contrario todo es mentira, una lastima, porque con este tipo de cosas a mi entender no se puede jugar. Para los que no hayan oído ni sepan nada del caso, les recomiendo que vean la película "Amityville Horror" de 2005, que retrata de forma más o menos resumida la masacre a manos de Ronald DeFeo (hijo) y lo que experimento la familia Lutz los 28 días que vivieron en la casa y como se marcharon antes de que la familia Warren procediera a intervenir.
Bohemian Rhapsody: como ya sabrán esta hermosa obra del cine y la música se estreno a fines de octubre del año pasado, y con Rami Malek próximo a ganar un Oscar-según se especula y espero que así sea-, y como buena fan de Queen, me gustaría hacer un fic según mi perspectiva de como debió ser la película, porque tuvo errores, aquí apunto el cast principal que tendrá y cuya trama ya comencé a idear al igual que el guion que esta en proceso, pero no se cuando iniciare el fic, eso dependerá de la aprobación que tenga esta propuesta.
Reparto:
-Itachi Uchiha como Freddie Mercury -Sasuke Uchiha como Roger Taylor
-Naruto Uzumaki como Brian May -Sai Yamanaka como John Deacon
También les recuerdo que además de los fics ya iniciados tengo otros más en mente para iniciar más adelante en el futuro: "Avatar: Guerra de Bandos" (una adaptación de la película "Avatar" de James Cameron y que pretendo iniciar pronto), "La Bella & La Bestia: Indra & Sanavber" (precuela de "La Bella & La Bestia"), "Sasuke: El Indomable" (una adaptación de la película "Spirit" como había prometido hacer), "El Siglo Magnifico; Indra & El Imperio Uchiha" (narrando la formación del Imperio a manos de Indra Otsutsuki en una adaptación de la serie "Diriliş Ertuğrul"), como algunas ya habrán notado por mis historias "El Sentir de un Uchiha" y "El Clan Uchiha", también tengo la intención de explicar el porque de determinados acontecimientos, explicando sus motivaciones y auténticos sentimientos, como yo creo o siento que sucedieron, por lo mismo tengo la idea—si ustedes lo aprueban—de además iniciar un fic llamado "El Origen del Clan Uchiha" centrado en el padre de todos los Uchiha; Indra Otsutsuki, porque considero que también merece su propia historia , si ustedes están de acuerdo, claro :3 Para los fans del universo de "El Conjuro" estoy ideando el reparto para iniciar la adaptación de la historia de Annabelle a través de "Sasori: La Marioneta", por lo que solo es cuestión de tiempo antes de que publique el prologo de una de estas dos historias, lo cual espero que los tranquilice y anime a su vez. También iniciare una nueva saga llamada "El Imperio de Cristal"-por muy infantil que suene-basada en los personajes de la Princesa Cadence y Shining Armor, como adaptación :3 cariños, besos, abrazos y hasta la próxima :3
