Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Akira Amano


CUANDO FRAN SE ABURRE

Eran las 6:00am y Fran ya se había despertado, simplemente no tenía sueño y no había nada que hacer. Suspiró y decidió salir a dar una vuelta por ahí, quizás se le ocurriría algo que hacer mientras caminaba.

Caminó cerca de una hora y no se le ocurrió nada. Al regresar de su paseo se encontró con la habitación de su sempai, se quedo parado frente a la puerta un momento y poco a poco sus labios se arquearon delatando una muy pequeña sonrisa.

Belphegor se había levantado recientemente, eran cerca de las 8am y decidió ir a tomar una ducha. Entró en el cuarto de baño que estaba dentro de su habitación y sorpresivamente la puerta se cerró tras de él.

El rubio se quedó en silencio viendo hacia la puerta tratando de escuchar algún otro sonido que delatase al posible intruso ya que no había nadie más que él en ese cuarto.

De pronto desde la puerta se empezaron a ver pequeñas huellitas que se iban acercando hacia él, las curiosas huellitas eran similares a las patitas de una rana, por lo que el príncipe bajo la guardia creyendo saber de qué se trataba todo eso.

-Ishishi Froggy, cuando trates de espiarme mientras me ducho se más discreto.

Las huellitas siguieron su camino ignorando los comentarios del príncipe hasta detenerse justo frente a él. Entonces finalmente una pequeña ranita verde se hiso visible. El príncipe la piso despiadadamente riendo de forma sádica, todo eso le parecía un simple jueguito de un niño de 3 años ¿Qué tramaba su subordinado con esa clase de ilusiones tan patéticas? Pensó.

Su risa se detuvo cuando sintió que algo debajo de su pie comenzaba a moverse, retiro su pie para ver que sucedía y sin más, la pequeña ranita aumento rápidamente su tamaño transformándose en un enorme sapo de 2 metros, de color verde grisáceo lleno de abultamientos en la parte de arriba y su piel secretaba una especie de liquido viscoso amarillento.

El rubio retrocedió instintivamente, aunque creía que eso era una ilusión le daba un asco tan grande como el animal que tenía enfrente.

-Estúpida rana ya deja esto- Le gritó, pero nada ocurría.

El enorme sapo lo miro, Bel ya no pudo retroceder más ya que el cuarto era muy pequeño como para albergarlo a él y a ese animal. Estaba arrinconado y desarmado ya que solo contaba con una toalla alrededor de su cintura cubriéndolo hasta un poco más abajo de la mitad de sus muslos.

Si se trataba de una ilusión no importaba lo que hiciera ya que nada funcionaria, pero su asco le ordenaba que hiciera lo que fuera con tal de alejarlo.

-Está bien maldita rana, tu ganas, haré lo que sea pero ¡Ya detén esto!

El animal acercó su cabeza hacia el rubio, una enorme pestilencia dejo al sádico Varia casi inconsciente al momento de que el animal abriera la boca ¿Desde cuándo las luciones se sentían tan reales?

-Ugh... Froggy – Planeaba decirle hasta de lo que se iba a morir pero decidió no hacerlo, estaba totalmente indefenso en las manos del menor y no le convenía hacerlo.

El enorme animal sacó su lengua y la restregó sobre el rostro del rubio como degustando su sabor.

OK, eso ya era demasiado, Bel había llegado a su límite de tolerancia, sentía escalofríos por todo el cuerpo y enormes nauseas. Había sido tocado por esa cosa rasposa y pegajosa quedando cubierto por un líquido tibio y pestilente.

El gran anfibio dio muestras de no haberle encontrado buen sabor por lo que dio vuelta lentamente ya que por su tamaño y el escaso espacio no podía moverse bien, tirando, rompiendo e impregnando del liquido viscoso que supuraba, algunas cosas a su alrededor.

El animal comenzó a reducirse y volvió a quedar como una pequeña ranita verde que se fue hacia la puerta dando saltitos mientras dejaba sus pequeñas huellitas nuevamente. Se deslizó por debajo de la puerta y se perdió de vista.

Bel quien estaba aferrado a la pared todo pálido y asqueado esperó a que la ilusión terminara. Resbaló por la pared poco a poco hasta quedar sentado en el piso con una mirada vacía. Pasó media hora, una hora y nada cambiaba… Eso comenzó a darle miedo.

Escuchó que alguien tocaba la puerta, posiblemente la que conectaba el pasillo con su habitación. Bel no hiso caso y se quedo viendo la puerta del cuarto en que estaba. Escuchó la voz de Lussuria decir algo sobre bajar por que había reunión y después todo quedo en silencio nuevamente.

Se levantó involuntariamente, se duchó sintiendo nuevamente escalofríos por el líquido viscoso que bajaba de su rostro y pasaba por el resto de su cuerpo hasta finalmente caer en la coladera.

Se cambió y antes de irse se percató de la huellitas que habían quedado marcadas las cuales salían del cuarto de baño, pasando por la habitación hasta llegar a una ventana en donde finalmente perdían continuidad. Eso no le gustó mucho que digamos así que salió rápidamente de la habitación.

Se dirigió a la sala de estar mientras pensaba si eso era un mal sueño, una ilusión o alguna maravilla de la ciencia que se había salido de control.

Lo primero había sido descartado ya que en los sueños te despiertas con alguna emoción fuerte y pues el casi caía en coma y aun así no despertaba, incluso se había bañado con agua muy fría y después caliente para asegurarse bien.

Una ilusión… pues, ya había pasado mucho tiempo, aunque no sabía bien si una ilusión podía durar tanto, es decir, el ilusionista hace un esfuerzo al crear la ilusión, por lo tanto alargarla debe costarle mucho esfuerzo, ¿para qué demonios se tomaría la molestia de hacer tal cosa si ya había logrado humillarlo y traumarlo?

Y bueno, si así fuera los únicos ilusionistas que eran capaces de hacer tan buen trabajo era el cabeza de piña y la rana. Del primero lo dudaba, ya que casi no había interactuado con él, así que no había razones para hacer eso. Sin embargo la rana había sido víctima de muchos de sus jueguitos, además nunca evadía los ataques, así que había muchas razones para que él fuera el autor.

Entonces se le ocurrió una forma de aclarar eso por lo que rápidamente se dirigió hacia donde estaban los demás.

Abrió la puerta y los ahí presentes voltearon a verlo.

-Bel cariño ¿Por qué tardaste tanto?- Pregunto Luss algo preocupado

-Hm… -Fue lo que contestó bel mientras buscaba entre los presentes a su objetivo.

Al encontrar a la rana con su típica capucha sintió escalofríos.

-¡Quítate eso!-Le grito desde una distancia segura.

-Eh?- La ranita se extraño de la actitud de su sempai.

- ¡Quítate esa estúpida cosa de la cabeza!- La capucha con esa maldita forma de rana le recordaba a lo recién sucedido

-Bel-sempai usted dijo que si me lo quitaba me mataría- Se quejo inexpresivamente.

-Pues eso haré si no lo haces- amenazó sacando sus cuchillas.

Los demás pasaron de largo la situación, esos dos siempre buscaban excusas para estar peleando.

El jefe de mala gana iba comenzar a explicar el motivo de la reunión cuando unas cuchillas atravesaron la sala rápidamente a la vista de todos, estas se insertaron en la capucha de Fran, pero llevaban tanta fuerza que la capucha fue aventada y arrojada al suelo dejando en libertad la cabeza del peliverde.

Todos se sorprendieron y miraron con rareza a Bel, eso ya no era algo que él hiciera normalmente, aunque lo que comúnmente hiciera no fuera del todo normal.

Bel no tomó importancia de las miradas del equipo y ahora que la capucha antes ridícula y ahora escalofriante estaba lejos de su vista podía acercarse al peliverde.

Llegó hasta el asiento de Fran y se paró frente a él seriamente. Colocó una rodilla sobre el asiento, a un lado de los muslos del ilusionista y se inclinó uniendo sus labios con los del menor en un beso, dejando a Fran por primera vez con los ojos bien abiertos y a los demás en shock con cara de "¿Qué demonios pasa aquí?".

Continuara...