¡Hola amigos y amigas! Nos vemos para una nueva historia de The 100. Dios, esto va a ser impresionante. Tenía planeada esta nueva historia desde hace mucho tiempo, no la había querido subir hasta ver el capítulo 1 de la 5 temporada, porque quería conocer la personalidad de Madi, y si bien no es mucho lo que se mostró, creo que para mí ha sido suficiente. Tengo ya casi diez capítulos escritos de esta historia, lo cierto es que podría tener más pero sucedió un problema, del cual no hablaré ahora, lo mencionaré al final del episodio así que no les daré nada de que hablar de momento.
Tengo ganas de subir esta historia porque me venía rondando desde hace tiempo, en cuanto a la trama principal, pero en cuanto a los personajes de The 100 participando, simplemente, es decir que esta historia podía haber sido para cualquier seria, pero finalmente, con el tema de la 5ta temporada que salió y con el trailer de la comic con, que en mi opinión fue una maravilla porque parecía un cuento de hadas, decidí adaptar la trama que tenía en mente a los personajes de The 100 y más porque dentro de esta serie hay una gran variedad de personajes con los cuales puedo jugar bien.
Bueno, sin más que decir, aquí va el primer capítulo de está nueva historia. Disfruten la lectura.
Resumen: Los monstruos son reales y uno de ellos en particular cubrirá toda la ciudad con un manto oscuro provocando que la humanidad se vea bajo una gran amenaza que los dañara irreparablemente. Las esperanzas se pierden, las mentes se destruyen y este monstruo hará lo que sea por salvar al mundo de sí mismo sin saber que en realidad lo está destruyendo. Clarke Griffin intentará por todos los medios mantener la luz encendida dentro de la oscuridad, pero cuando las sombras lo cubran todo a su paso, ella descubrirá secretos que jamás creyó posibles de existir. Ahora, con las horas contadas, todo lo que puede hacer para detener a la gran amenaza se verá reducido a nada si pierde el camino que la ha llevado hasta donde se encuentra de pie ahora. El mundo peligra y su propia mente, ya perdida en las sombras, deberá ser recuperada por el deseo de sobrevivir y de proteger a otros.
~ Disclaimer: The 100 es una serie de ciencia ficción y drama creada por Jason Rothenberg y basada en la novela escrita por Kass Morgan.
~ OSCURA PESADILLA ~
1
La noche en que se conocieron
La noche cayó sobre sus cabezas ese día antes de que alguien pudiera avecinarlo, nadie estaba prestando atención a la pequeña nube de vapor que se les formaba en la boca cada vez que decían algo, simplemente mantenían la vista enfrente listos para moverse a la acción. Ella ni siquiera estaba segura de qué hora era, ni pretendía saberlo.
Alzó la mirada hacia el cielo, siendo por primera vez consciente de que la luna permitía que sus rayos bañaran el cielo y no el sol. Una mueca se formó en sus labios mientras pensaba en aquel manto negro que cubría todo el cielo podía ocultar del otro lado del espacio.
Un suave soplido hizo a su cabello rubio ondear en la noche, siendo apenas detectable bajo las sombras del cielo. Tenía las manos en los bolsillos de su chaqueta azul, casi negra bajo la noche, mientras frente a ella, a unos cuantos metros, el volumen a todo reventar de una fiesta provocaba ondas en el viento.
Con una mirada impasible en su rostro, Clarke observó la gran casa blanca que se encontraba en medio de la calle, rodeada por otras casas pequeñas que solo la hacían resaltar más. Aquella no era una casa cualquiera, definitivamente vivía un millonario, alguien que se ganaba la vida a costa de los demás, eso era seguro, por qué de qué otra manera podía pagar aquellos lujos, definitivamente no era un director de cine, un actor o un dj de gran renombre, simplemente era alguien que sabía hacer negocios sin importarle a quien lastimaba durante el trato.
– Estamos listos para entrar – Detrás de ella, por sobre su hombro, una vocecita la llamó con un tono firme.
– Entonces hagámoslo – Ella dijo volteándose rápidamente. El muchacho que se encontraba detrás mantenía las manos en sus bolsillos, dentro de una cazadora negra que cubría una sudadera de color gris, al menos eso es lo que ella podía ver, y una camisa negra. Él sí tenía frío. El muchacho tenía el cabello de color azabache que fácilmente se mezclaba con la oscuridad de la noche, su rostro tenía rasgos asiáticos y no era mucho más alto que ella. Él asintió cuando ella lo miró y rápidamente rodeó una minivan de color negra que estaba estacionada a unos metros de la casa.
Con los vidrios polarizados era imposible saber quién se encontraba dentro, pero ella no necesitaba mirar por una ventana para saberlo. Sentados en la minivan, con una puerta abierta para la parte trasera, se encontraban dos chicos cargando rifles.
Ella observó a los dos: un chico de cabellos negros azabache, algo corto ligeramente rizado. Vistiendo con un chaleco antibalas sobre su ropa negra, traía ropa gruesa que definitivamente no era por el frío, más bien era el uniforme que nadie del equipo utilizaba. A su lado, había una chica de cabello largo color negro que a diferencia de él su chaqueta era de cuero. La joven no tenía el cabello rizado, pero desde cierto punto tenía algún parecido con el muchacho, sobre todo en sus ojos oscuros.
– Vamos a apostar – La chica dijo con una sonrisa mientras guardaba una pequeña pistola en su bota derecha – Veinte dólares a que derribo más que ustedes dos
– ¿Bromeas? No lo lograras – El chico asiático dijo.
– Ustedes disparan como niñas – La muchacha dijo riendo mientras daba un salto de la minivan hacia el suelo – ¿Quién entra?
La chica sacudió la cabeza mientras miraba a sus compañeros discutir por una puesta como cada vez que llegaban a los lugares de encuentro con las misiones. Resopló mientras recogía una pistola y la guardaba en su vaina junto a su cinturón, antes de tomar un rifle.
– ¿Recuerdan el plan, cierto? – Preguntó ella mientras ignoraba su juego y comenzaba a caminar hacia la casa. Los tres jóvenes la siguieron antes de que junto a ella, unos hombres vestidos de negros con un chaleco antibalas que traía franjas amarillas, vestidos con cascos y micrófonos, salieran de otras minivan, todos cargados con armas y moviéndose con cautela por toda cuadra apuntando con los rifles todo lo que les rodeaba.
– Nosotros atraparemos a los comerciantes y a Collins, tú conseguirás a los rehenes. Todo bien claro – Dijo el muchacho de cabellos rizados.
– Tenemos a Raven al otro lado del comunicador – El chico asiático dijo con seriedad – estaremos en contacto con ella si algo sale mal
La muchacha se detuvo frente a la puerta de la casa, observando el lujo y cuidado de la pintura, las lámparas debían ser realmente caras, había escalones antes de llegar a la puerta, plantas bien cuidadas. Era una pena que todo eso se viniera abajo en cuanto ellos entraran. La música refinada, pero fuerte y potente, las ventanas vibraban a penas visiblemente. Detrás de ella, los tres jóvenes alzaron sus rifles y con una pequeña sonrisa disimulada, que ella no vio pero sabía que la tenían, respiró hondo antes de apuntar hacia la puerta.
– No quiero muertos esta noche. Consigan a todos los comerciantes y a Collins, yo sacaré a los rehenes.
Dicho esto, no dio tiempo de responder, ella pateó la puerta con tanta fuerza que de un solo golpe cayó de golpe quebrando la mirilla que se cernía en la parte alta de la elegante puerta tallada en roble puro. Dentro de la casa, la música se detuvo abruptamente, muchas personas vestidas elegantemente, con una copa en sus manos, alzaron la mirada con terror hacia las puertas y durante esos pequeños valiosos segundos en que todo se quedó en silencio se prepararon para el caos.
La mayoría de las personas estaba armada y las balas volaron por todas las direcciones. La chica corrió detrás de una pared protegiéndose a sí misma, sus compañeros se habían perdido en el caos, los vidrios eran rotos por los balazos, mujeres y hombres tratando de escapar. Ninguno era inocente.
Sabía que incluso si lograban salir de la casa no llegarían muy lejos, ya que otros agentes se encontraban afuera, algunos se encontraban la límite de la calle donde la habían cerrado y evacuado a los demás residentes de la cuadra y otros se encontraban literalmente esperando del otro lado de la puerta caída listos para detener a los que se intenten fugar.
Entre el caos, la chica logró divisar a un hombre de cabello corto color rubio, bastante despeinado, que vestía con un esmoquin negro. Se encontraba arrodillado tras un pequeño librero mientras apuntaba con una pistola hacia cualquier agente que intentara lastimarlo a él. La muchacha alzó la mirada detrás de él, donde parecía proteger una puerta cerrada que tenía las palabras «no entrar» escritas en un viejo papel que desentonaba con la costosa sala de la casa.
Estaba por moverse cuando sintió una mano sobre su hombro y en un movimiento rápido ella se quitó de donde estaba justo cuando quien la sostenía aventó un jarrón contra el suelo. Ella pateó a un joven en la pantorilla haciéndolo caer y luego se arrastró rápidamente fuera de su vista.
De pie sobre la sala, pudo notar como la mayoría de los agentes intentaba someter a las personas de la fiesta, algunas mujeres u hombres lo aceptaban con temor mientras que otros seguían resistiéndose. El hombre junto a la puerta prohibida no estaba ahí pero eso a ella no le importo, empujo con su hombro la puerta de roble encontrándose con un estrecho pasillo en el cual solo había unas escaleras hacia el sótano.
– Raven, ¿dónde están las víctimas?
Del otro lado se escuchó un sonido extraño y finalmente la voz de una chica resalto por sobre la de los demás compañeros que ella solo podía escuchar debido a los micrófonos.
– En teoría frente a ti.
La chica bajo la mirada hacia el oscuro pasillo escalado y luego dio un paso. La tabla rechino bajo sus pies y cada paso era peor que el anterior. Si abajo había alguien, seguramente y había advertido su presencia. Justo a los pies de las escaleras había un marco de puerta. La habitación en la que se encontraba estaba llena de chucherías viejas, no había ventanas y sin duda no había personas. No estaba pintada, sino que era cemento puro, paredes, techo y suelo. Latas de pintura se encontraban amontonadas en una esquina, algunas abiertas y secas y otras cerradas, un armario viejo sin nada y bolsas negras que a la chica no le dieron buena espina.
– Raven, tu estúpido programa no funciona. No hay nadie.
– Hey, no culpes a mi programa. Es un detector de calor, funciona perfectamente – La voz femenina le respondió ofendida – y según lo que veo, están ahí. Busca bien, debe haber… ¡eso es! Una habitación secreta...
Alzó la mirada a todo lo que le rodeaba y se detuvo a mirar al armario, soltando el rifle y permitiendo que la cinta negra con la cual lo colgaba en su hombro lo sostuviera ella se movió hacia el viejo objeto y lo empujó con fuerza, apoyando todo su peso sobre él. No hubo sorpresa ni sonrisa de satisfacción cuando del otro se encontró con un pequeño túnel detrás de este objeto. Definitivamente ella no podía pasar de pie, tendría que arrodillarse ya que ni siquiera un niño podría caminar por ahí. Si existía otra entrada, ella no tenía tiempo para buscarla. Debía cruzar por ese pequeño túnel, agradeciendo que no era claustrofóbica.
Desde donde se encontraba podía escuchar las balas ser disparadas todavía, en su propio micrófono podía escuchar una voz del otro lado, jadeante y otras burlarse de alguien o algo. Ella hizo caso omiso a esas voces, sus compañeros tratando de obtener el control de la situación, y se arrastró por el agujero hacia el otro lado. Por suerte no era tan estrecho o de lo contrario dudaba que pudiera cruzarlo en tan poco tiempo y con el rifle arrastras.
Del otro lado del túnel, ella finalmente se permitió una pequeña sonrisa cuando vio a cinco chicos sentados en el suelo contra la pared de cemento. La habitación no era muy grande, pero tenía el espacio suficiente para que no estuvieran amontonados. La chica se puso en pie y dio un paso, lista para sacar a los muchachos de ahí, cuando el inconfundible sonido del seguro de un arma era desactivado. Apretó la mandíbula con fuerza mientras la sonrisa se borraba de golpe.
– Suelta el arma – Una voz masculina de ordenó con firmeza.
La chica dejo caer el rifle al suelo y la pistola que tenía en su cinturón, alzó las manos con cautela y luego se volteó hacia un el mismo hombre de cabellos rubios y esmoquin que estaba escondido anteriormente tras el librero. Ahora, con el cabello completamente hecho un lio, sin su saco negro y la camisa algo sucia, le apuntaba con una pistola negra directamente hacia la frente.
– Bien, ahora, ve a la esquina y no te muevas. Tú – Giro la cabeza hacia un joven de cabellos rojizos que dio un salto en cuanto él lo vio. En la habitación, aparte de ellos dos, había tres adolescentes, dos chicas y un chico, y dos niños pequeños. La muchacha los vio por su hombro, asustados y nerviosos. Los adolescentes no podían tener más de dieciséis y los menores seguramente no habían cumplido ni siquiera diez años. El chico pelirrojo era un adolescente, no parecía tan temeroso, seguramente intentando mostrarse duro en la situación, pero sin duda la voz del hombre o el arma, lo tenían nervioso – si tú, imbécil, trae esa soga. Tú le atarás las manos contra la espalda
– Estás arrestado, Collins – Dijo ella con seriedad, sin mover un solo musculo de su rostro, inclinando ligeramente la cabeza mostrando inocencia pura. Su tono de voz era tan suave que si la habitación no hubiera estado en silencio no se habría podido oír.
El hombre frente a ella, con ojos verdes esmeraldas que resultaban fuertemente, dejo de mirar al muchacho y la miro a ella con el ceño fruncido antes de alzar una ceja.
– ¿Y quién me va a arrestar, tú? Ni siquiera estás armada – Se burló él.
– Estás arrestado – Repitió nuevamente – Por las órdenes del D.P.A baja el arma y pon tus manos en la espalda para que pueda esposarte
– Ya te dije que no tienes la ventaja aquí.
– Baja el arma y nadie saldrá herido – Repitió con calma.
El hombre frente a ella entrecerró los ojos, preguntándose mentalmente si la chica en realidad estaba hablando en serio. ¿Acaso no tenía miedo del cañón de la pistola que acariciaba su frente amenazando con quitarle la vida en un solo segundo o es que en realidad era tonta y creía que tenía alguna oportunidad de salir con vida de esa? Él no estaba seguro de cuál de las dos era la correcta, pero sí sabía una cosa… él tenía la pistola, no ella.
– El D.P.A quién iba a decir que iban a interrumpir en mi fiesta y mis negocios – Él se burló. La muchacha frunció el ceño y luego resopló. El cañón de la pistola estaba tibio, pero definitivamente no dejaría marca en su frente, no es que a ella le importara realmente (al menos en ese momento).
– Última advertencia, Collins, baja el arma y entrégate sin resistir. Deja ir a los niños y tal vez, solo tal vez, la justicia será menos severa contigo.
– ¿O qué?
Fue apenas un milímetro, pero suficiente para ella. El cañón se despegó de su frente lo que le permitió moverse rápidamente, se agachó y pateó las piernas del hombre, quien había apretado el gatillo, pero la bala no la lastimo, cayó de espaldas golpeándose la cabeza contra la pared. Gruñó molesto y luego volvió a apuntar la pistola hacia el agente del D.P.A, quien desde el suelo tirada sostenía sus propia pistola, apretó el gatillo disparándole en la pierna y haciéndolo gemir de dolor para luego golpearlo con el talón de su bota y romperle el labio al mismo tiempo que lo dejaba inconsciente.
Con la respiración enganchada, la muchacha se arrastró por el suelo hasta ponerse en pie. Apoyó las manos sobre sus rodillas y respiró hondo antes de voltearse hacia los cinco chicos. Examino si había algún herido, pero ninguno de los cinco estaba lastimado. La bala de Collins se encontraba incrustada en la pared, lejos de ellos.
– ¿Todos bien? – Preguntó para asegurarse.
Los cinco chicos asintieron con la cabeza, todavía temerosos, y ella asintió antes de llevar su mano izquierda hacia el micro en su oído izquierdo.
– Octavia, ¿dónde estás? Tengo a los chicos, necesito ayuda para sacarlos.
– No te preocupes, princesa, estoy un paso por delante, literalmente. Envíalos, yo los recibiré. Bellamy y Monty están buscando a Collins.
La muchacha bajo la mirada hacia el hombre que estaba inconsciente en el suelo – Está conmigo, inconsciente, no podrá pasar por el túnel
– Arrojare una cuerda y lo arrastramos. Así sacamos la basura en mi casa.
Rodó los ojos y luego miró hacia los chicos antes de acercarse a ellos, le tendió la mano para entregarles seguridad y luego les indico salir de ahí. Uno a uno los muchachos salieron, primero fue un adolescente y luego el muchacho menor, luego dos adolescentes y la chica menor saldría antes que Clarke. Ella estaba siendo agradecida por una de las adolescentes antes de salir cuando notó que la pequeña niña, acurrucada contra la pared, la miraba con temor en su rostro, arrodillada en el suelo.
– Hey, está bien – Clarke se acercó y le extendió la mano – Vamos, hay que salir
La joven la miro con temor mientras sacudía la cabeza. La muchacha torció los labios mientras pensaba y luego suspiro ligeramente, se sentó en el suelo cruzando las piernas y miró a la chica frente a ella. Era pequeña, de cabello negro revoltoso y ojos oscuros, abrazaba un conejito de peluche de color rosado suave con un lazo amarillo en su cuello hacia un costado. Observó a la muchacha con calma, un rostro tranquilo y amable se mostraba para la pequeña niña que temía de ella.
– Todo está bien – Dijo suavemente – Nadie te hará daño
La muchacha se echó más atrás si era posible. La muchacha miró el peluche.
– Es bonito, ¿tiene nombre?
Ella asintió.
– Bonnie – Su voz era pequeña, suave y temerosa. La muchacha sonrió ligeramente mientras extendía la mano.
– Bonnie, ¿eh? Me gusta. ¿Puedo verlo?
La pequeña niña vacilo un momento antes de extenderle el muñeco a la rubia, quien lo tomo en sus manos con una sonrisa. Se sentía suave, de felpa, y sin duda parecía bastante cuidado pese a las condiciones en las que ella se encontraba. Quizá tenía un poco de polvo, pero no estaba roto ni manchado.
– ¿Y tú, cómo te llamas?
La niña no respondió.
– Yo soy Clarke – Sonrió la rubia extendiendo el peluche para que ella lo tomara nuevamente. La pequeña niña se inclinó hacia Clarke abrazando con fuerza el peluche y mirándola. La muchacha metió las manos en sus bolsillos y sacó de ahí una placa redonda de oro, que tenía con relieve el logo del D.P.A. Se trataba de una corona de laureles con un triángulo formado de estrellas por dentro y una especie de dibujo que recordaba a un cohete –si se tenía imaginación– o simplemente tres hojas formando una pirámide. Bajo esto decía «Clarke Griffin, Departamento de Protección Arkadia» con letras en relieve.
La pequeña niña miro la placa con sorpresa e interés, se acercó mirando la placa con interés y Clarke sonrió entregándosela.
– Vine a ayudarte – Murmuró suavemente – No te haré daño
La muchacha tomó la placa entre sus pequeñas manos y acaricio el relieve con sorpresa, admiraba la placa como cualquier objeto brillante que causaba sensación e interés. La chica miró a la mayor.
– ¿Confías en mí?
La niña intercaló miradas entre Clarke y la placa y luego asintió sin quitarle la mirada al objeto brillante. Le extendió la placa a ella y luego abrazó a su peluche.
– Me llamó Madi.
Clarke sonrió – Está bien, Madi, tenemos que salir de acá, ¿quieres salir verdad?
Ella asintió mientras se ponía en pie. Clarke la guio hacia el pequeño túnel notando como la pequeña niña esquivaba al hombre tirado en el suelo. Se acercaron al túnel y ella colocó una mano en su hombro.
– Escucha, del otro lado hay otra chica, una amiga, ella te recibirá, ¿sí? Espérame ahí –La joven miro el túnel y luego sacudió la cabeza, balbuceo algunas palabras y para calmar la ansiedad, Clarke saco nuevamente la placa – ¿Ves esto? Es más que una simple placa de identificación. Una medalla de valor – La deposito suavemente en la mano de la pequeña niña – Llévala contigo y cruza por el túnel. Estarás bien todo el trayecto, te lo prometo y cuando llegue al otro lado, me la devolverás con una sonrisa llena de orgullo por haber superado tu miedo, ¿Puedes hacer eso, Madi?
La niña hizo una mueca mientras asentía. Se acercó hacia la boca del agujero y luego tragó saliva nerviosa.
– Puedes hacerlo, yo creo en ti.
Ella abrazó al conejito con fuerza y luego se arrastró hacia la oscuridad del túnel.
Mientras Clarke la veía alejarse, el hombre en el suelo gimió de dolor antes de que ella recordará que estaba sangrando. Se acercó rápidamente hacia él y luego corrió en su ayuda. Arranco una manga de su camisa y luego le hizo presión sobre la herida. No se desangraba, eso era seguro así que viviría un día más para su juicio y su nueva vida tras los barrotes de la justicia.
– Octavia, un niño más va para allá. No la envíes fuera de la casa con el equipo de médicos. Cuando salga, lánzame la soga.
– Hecho – Del otro alguien le respondió – ¿Ella tiene tu placa?
– Sí, no se la quites –Miró al hombre nuevamente y luego sacudió la cabeza – Vas a pasar mucho tiempo en prisión, Collins, te lo advertí.
6 Años después.
El sonido proveniente de la alarma de su despertador no la dejaba descansar tranquila, gimió mientras tanteaba en la mesa de noche y cuando finalmente tocó el objeto le dio varios golpes en busca del botón de apagado. Le tomó un tiempo, pero finalmente se detuvo y ella pudo respirar hondo.
Gruñó pesadamente mientras se sentaba sobre su cama, pasando una mano por su rostro y luego apoyando ambas sobre el colchón. Pasó la mirada por la habitación, apenas consciente de lo que le rodeaba y luego con un gran bostezo se obligó a sí misma a levantarse.
La ducha que se dio fue bastante corta y con agua helada, lo que definitivamente la despertó de golpe, y con un grito agudo ella había perdido la batalla contra la regadera. Tuvo que forzar su memoria para recordar si había pagado las cuentas o no, y claro que lo había hecho, ¿por qué no tenía agua caliente?
Necesitaba su café mañanero para poder pensar con claridad.
Tras salir de la ducha, se dirigió hacia la sala de su casa en la primera planta para poder preparar el desayuno. Paso una mano por su cabello húmedo mientras evitaba los bostezos.
Ella vivía en una casa de dos pisos ubicada cerca de su trabajo. No pagaba alquiler, por lo que en realidad la casa era suya completamente. La casa si bien no era muy grande, tampoco era pequeña, se podía decir que el espacio dentro era suficiente para que dos o tres personas pudieran vivir, quizá cuatro incluso, sin mentirlo, pero en realidad la casa solo constaba de tres habitaciones. Dos de ellas estaban ocupadas por una persona mientras que la tercera tenía un montón de trastos viejos (como ella solía decirle siempre). En el piso inferior, el primer piso, estaba la sala, la cocina y el comedor mientras que en el segundo estaban las habitaciones y el baño.
Entrando por la puerta de la casa, que daba hacia la calle, a mano derecha se encontraba el living (la sala principal) donde había un sofá negro de media luna junto a dos pequeños sillones sin respaldos de color negro y redondos, frente al sofá había una mesa de centro cuadrada y frente a esta se encontraba un mueble rectangular que contenía algunas figuras de cristal, libros y algunas consolas de videojuego, tanto portátil como sobre mesa, sobre la superficie había un gran televisor delgado. Los cables de la consola de sobre mesa estaban esparcidos por todos lados y el mando para jugar estaba tirado debajo de la mesa. La muchacha rubia apenas lo vio, gruñó. Bajo la mesa había una alfombra de color café rojizo, bonita y sin diseño alguno.
Al otro lado de la casa se encontraba la cocina y el comedor.
El comedor daba directamente hacia una ventana, donde se podía observar el paisaje exterior de la casa, básicamente: otra casa. No es que hubiera mucho que ver en donde vivían, no había un parque enfrente y mucho menos había algo más que no fuera una casa y una parada de autobús. El comedor constaba de una mesa de vidrio con colores negros, completamente y adornos plateados, las sillas de cuero negro precioso y elegante. En el centro de la mesa había un florero con esferas que crecían bajo el agua y por supuesto el racimo de flores era de plástico.
A un lado estaba la cocina, la cual no tenía una separación exagerada como una propia habitación o algo. Simplemente era una isla rodeada de muebles y una mesa americana. Parecía más bien una cocina de chef de concurso, si tenía que ser sincera consigo misma. Su madre a menudo le había recomendado cerrar la cocina, es decir mandar a hacer una pared desde la entrada hacia la cocina por completo o cambiar la instalación y voltear las cosas, pero ella no tenía deseos de hacerlo. Le gustaba la casa como estaba, de hecho eso había sido lo que más atención le llamó a la niña que vivía con ella cuando vieron la casa por primera vez. En la pared de la cocina estaba la cocina como tal con el horno, el refrigerador y el fregadero, mientras que en los muebles que rodeaban a su izquierda y derecha había un bidón de agua, algunas máquinas como microondas, un horno eléctrico y su amada cafetera. La mesa americana se encontraba en el lado opuesto del refrigerador, es decir justo en frente, con tres taburetes debajo de este. La mesa no era de granito, pero tenía un estilo parecido y los colores iguales, ella no sabía que era, pero le gustaba. Todos los utensilios de cocina, los sartenes, los servicios, potes, la comida no refrigerada se encontraban guardada entre los tantos cajones de los dos muebles, ya que la mesa americana no tenía cajones.
A diferencia de la sala, la cocina y el comedor estaban bien ordenados. A un lado de la cocina, a unos metros más bien, estaba la escalera que daba al segundo piso. Los escalones estaban separados y daba la impresión que flotaban, únicamente se sostenían con los fierros que sostenían el barandal y la pared, nada más ya que estaban unidos entre sí. Y arriba estaban las habitaciones.
Ella encendió la cafetera siendo lo primero que hizo al entrar en la cocina y luego saco una bolsa de pan de molde de dentro de uno de los cajones y los puso en un tostador, se dirigió al refrigerador buscando algo para preparar.
Desde arriba se escuchó un grito agudo y ella supo enseguida que no fue la única que no sabía sobre el agua helada. Aguantó la risa mientras sacaba unos huevos y sacaba un sartén.
No paso mucho tiempo para que una joven de doce años bajara los escalones de dos en dos, vistiendo de colores opacos hasta el cuello, lo que hizo que la muchacha alzara una ceja al verla. La joven le sonrió mientras se sentaba en uno de los taburetes frente a ella.
– No pagaste las cuentas.
– Mal hablada – Clarke dijo mientras la miraba con cara de pocos amigos – Claro que lo hice
– ¿Lo hiciste, Clarke, en serio? – La muchacha la miro desafiante. La chica hizo una mueca antes romper los huevos sobre el sartén.
– ¿Fritos o revueltos?
– Revueltos – Ella sonrió.
– Quítate el gorro – Regaño Clarke como todas las mañanas – Estoy casi segura de que las pague hace dos semanas. Lo recuerdo porque tuve que hacer un informe y luego de hacerlo yo…
Se detuvo abruptamente mientras pensaba en lo que había sucedido hacia unas semanas atrás, pero no era capaz de recordarlo con claridad. Le dio vueltas al huevo con una cuchara de madera.
– Te quedaste dormida en el sofá.
Hizo una mueca al sacar los huevos y servirlos en un plato. La muchacha sonrió con superioridad mientras ella sacudía la cabeza. Clarke entregó las tostadas en un pan y luego busco el cartón de leche para entregárselo a la menor.
– Bien, yo me encargaré de las cuentas. No podré almorzar contigo hoy, por lo tanto te tocará comer sola, lo siento.
La muchacha hizo una mueca mientras desviaba la mirada. Algo ocultaba detrás de la mirada que tenía, pero si la muchacha mayor lo notó o no, no pareció demostrarlo. Ella hizo una mueca antes de mirar con cautela hacia la mayor.
– Oye, estaba pensando que tal vez…
No llegó a terminar de hablar debido a que el teléfono celular de la muchacha comenzó a sonar de pronto. Clarke hizo una mueca mientras recogía el celular de su bolsillo trasero. La muchacha miró la pantalla del Smartphone y luego volteó a mirar a la chica.
– Lo siento, ¿ibas a decirme algo?
La chica tragó saliva y vacilo por un momento antes de sonreí forzadamente, algo que no paso por desapercibido para Clarke – Pronto se cumplirán cinco años así que pensaba que podríamos hacer algo en familia. Una cena o un almuerzo, todos juntos
– ¿Todos? – Clarke preguntó mordisqueando una tostada.
– Sí, me refiero a Abby, Bellamy… – Se detuvo un momento mirando a la muchacha de reojo esperando alguna reacción al mencionar al muchacho, sin embargo la muchacha parecía pensar en sus palabras y la reacción no era la que esperaba.
– Seis años… – Clarke la miró – Como pasa el tiempo
La joven asintió sonrojándose ligeramente – Creo que es buena idea pasar el día juntos, todos.
– Podemos hacer la excepción – Ella sonrió complaciendo a la chica – si es lo que quieres
Ella hizo una mueca que provoco que Clarke se preguntará si había algo que le molestaba a la joven.
– Sí – Ella dijo finalmente.
Clarke torció los labios. Rodeó la mesa americana para acercarse a la muchacha con una sonrisa. Paso una mano una por su cabeza para revolver el cabello.
– Realmente has crecido mucho en seis años – Murmuró Clarke suavemente. La joven la miro con intriga durante unos minutos antes de seguir comiendo su desayuno.
– Almorzaré con Abby – Ella dijo con un trozo de tostada en la boca – ¿Está bien?
– Sí, estoy segura de que no tendrá problemas con eso, apúrate con eso, llegaras tarde
Ella sonrió. Termino de comer casi atragantándose con su desayuno y luego corrió escaleras arriba en busca de su mochila.
Clarke tomó su taza de café y bebió un poco mientras miraba hacia escaleras arriba donde la muchacha había desaparecido. Su teléfono volvió a sonar y cuando vio el mensaje en su pantalla su rostro se ensombreció rápidamente.
Continuará…
N/A: Esto es todo por hoy, espero que les haya gustado. Los capítulos no son demasiado largos, yo creo que podría decirse que son regulares. Como ya he mencionado tengo casi bastantes capítulos para subir y quiero, sinceramente, poder hacer una trama larga, por lo tanto he distribuido bien la trama (al menos a mi parecer) y quizá parezca lento al inicio, pero créanme que cada capítulo es importante.
Esta historia es nueva, para mí es importante porque es un estilo con el cual no he trabajado y digamos que mucho conocimientos sobre ciertos temas no tengo, así que es un desafió, por suerte esto es ficción y puedo inventar lo que no sepa, no se verá real, pero dentro de un mundo real maravilloso, lo será. Espero que les guste esta nueva trama y nos veremos el próximo viernes.
Se despide Lira12.
Dejen reviews con sus comentarios, estaré contenta de leerlos.
