SnK no me pertenece, hago esto sin fines de lucro solo diversión

Aviso: a ver~ pues tes es un AU! Ereri! Con posible OoC xD lo siento pero era necesario, se que la historia va rápido pero bueno…es un twoshot xD no puedo hacer mucho jajajajaja

Para Patatapandicornio! Aquí está lo que me pediste nwn espero que sea de tu agrado~


Le Loup

Capítulo 1

Miré hacia el cielo y bufé, soltando unas cuantas maldiciones, conocía a la perfección ese sendero, me pregunté entonces ¿Por qué precisamente había caído en esa trampa? Todos los días la esquivaba sin problemas. Busqué una forma de salir de ese agujero, que no era tan profundo pero aun así me costaría trabajo salir.

Al encontrarme en esta situación no pude evitar recordar la primera vez que me escabullí de la aldea cuando era un niño y a mi prima intentando convencerme para regresar.

Levi—. La pequeña niña temblaba mientras seguía a su primo por entre los árboles. —Debemos volver, no podemos entrar al bosque.

No molestes, Petra, regresa si vas a estar así—. Se quejó el pequeño pelinegro, pues ella lo retrasaba.

Pero…tío Kenny dijo que solo viniéramos por agua, ya vámonos… ¿Y si el lobo aparece?

No pasara nada Petra, solo viene de noche, además, el anciano dijo que quería conejo para cenar.

Suspiré molesto con la situación, si no encontraba la manera de salir antes de anochecer, Kenny se daría cuenta que me he estado escabullendo y no podré tener libertad nunca más.

Vivíamos al borde de un oscuro bosque, pocos conocían nuestra aldea por nombre, pero muchos habían oído de las cosas horribles que pasaban, Kenny siempre me decía "No hables con extraños, ve a recoger agua y ven directo a casa"…al principio intenté ser bueno y obedecerlo…por supuesto, lo intenté. Sé que no debería entrar al bosque…pero siempre he sabido como romper las reglas.

El bosque es enigmático, y toda la vida he sentido como si me llamara. De niño me gustaba pasar horas jugando ahí, cazando conejos, siguiendo el río, pero conforme fui creciendo fue más difícil escabullirme hasta ahí…en especial por las visitas del lobo a la aldea. Mi tío está un poco paranoico desde que el lobo asesino a mi madre, y no es como si no me doliera que ella haya muerto pero yo era un bebé cuando murió por lo que no tengo muchos recuerdos.

— ¡Oye!—. Escuche una voz masculina y levanté la mirada, cruzándome con unos ojos ámbar llenos de curiosidad. — ¿Qué haces ahí? —. Me molesté por su pregunta.

—Me gusta meterme en las trampas para el lobo—. Respondí con ironía provocando una risa estúpida en el chico.

—Eres extraño—. Me dijo y tendió una mano hacia mí, yo arqueé una ceja, dudando en tomar su mano. —Vamos… ¿O te quedarás ahí a que vengan a comerte?

Hice una mueca de desagrado pero tomé su mano y me impulse para salir de ahí con su ayuda. Al salir sacudí mi ropa, no debía de haber indicios de que estuve afuera de la aldea. El chico traía una capa roja cubriendo su cuerpo entero pero sus ojos ámbar se distinguían a la perfección.

—Debes tener cuidado por donde vas…pudiste haberte lastimado—. Me sonrió levemente y se cruzó de brazos, retrocediendo un par de pasos. —Y no deberías andar por aquí tu solo.

—Yo debería decirte lo mismo, se supone que está prohibido para nosotros.

—Pero estas aquí—. Dijo divertido y retrocedió dos pasos más. —Sus leyes no aplican para mí y me se cuidar.

—Vives en el bosque—. Afirme comprendiendo de inmediato, él pareció tensarse un poco y se alejó.

—Solo…ten cuidado, Levi—. Me puse a la defensiva y me alejé con cuidado.

— ¿Cómo sabes mi nombre? —. Pregunté contrariado, él volteó, me sonrió y guiñó un ojo.

—Ve a casa…soy Eren—. Se presentó y se fue.

Inevitablemente me sentí levemente nervioso y de inmediato regresé a la aldea, con la sensación de que era observado con detenimiento. Cuide la entrada que usaba para escabullirme y me fui directo a casa, la hora del toque de queda estaba cerca y no quería escuchar los gritos de Kenny alegando que había holgazaneado todo el día. Esa noche decidí no ir al bosque en un tiempo.

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Kenny me dio el balde para el agua y me ordeno que lo llenara en el río porque mi prima Petra no podía ir estaba muy ocupada con el asunto de su matrimonio, me sentí tranquilo porque tenía una excusa para salir pero no podría quedarme mucho tiempo, como siempre, por lo que tendría que apurarme. Hacía un rato que no salía de la aldea por lo que al percibir el aire puro me sentí tranquilo, olvidando por completo que había un tipo que vivía por ahí que sabía mi nombre y a saber cuánto más de mí.

Antes de llenar el balde, camine por el sendero de siempre, cuidándome de las trampas que los cazadores ponían para no pasar por lo mismo que la última vez y llegué al árbol más grande de todo el lugar. No se me dificultó escalar hasta mi rama favorita. Me senté con tranquilidad, jugando con el recipiente entre mis manos, pensando en lo que mi tío me había dicho esa mañana "Es hora de que busques una prometida".

— ¿Es hora? —. Me pregunté en voz baja, maldiciendo las costumbres del pueblo. —Ni que fuera una jodida mascota.

No quería una pareja, jamás había tenido interés en esas cosas, y mucho menos quería que me comprometieran con Mikasa. No es como si tuviera algo en contra de ella, de hecho ella me agradaba porque no era la típica adolescente mimada, mi problema lo tendría en contra de cualquiera que fuera candidato a robar mi libertad. Y el término de libertad es muy relativo, pues…vivía regido bajo las leyes de la aldea.

—Creí que habías entendido la última vez—. Sentí un escalofrío al escucharle tan cerca y voltee encontrándome de nuevo con los ojos ámbar que me veían con interés. — ¿Qué haces aquí? —. Me preguntó, mientras escalaba un poco más, después bajo de un salto hasta donde yo estaba para sentarse a mi lado, a una distancia prudente, lo cual agradecí bastante.

—Ese es mi problema, mocoso.

—Me llamo Eren, no mocoso—. Comenzó a balancear sus pies y miró a nuestro alrededor, como alerta.

—Y eso debería importarme ¿Por qué…?—. Sonrió divertido, me dedicó una mirada fugaz y después volvió su vista al cielo despejado.

—Eres el único que pasa el límite del río—. Me enderecé sin moverme demasiado para no caer. — ¿Por qué?

—No tengo porque darte explicaciones de lo que hago, no te conozco, ni siquiera debería hablar contigo.

—Eso fue cruel—. Se quejó pero no borró su sonrisa, su mano le retiró de la cabeza la capa que lo cubría y volteó a verme.

En ese momento tuve una sensación extraña en el pecho al observarle, como si me hubieran estrujado el corazón. Su cabello castaño estaba un poco largo y desordenado, una cicatriz que cruzaba su rostro, difícil de ignorar. Comenzaba en la sien izquierda, bajaba por su mejilla y llegaba hasta sus labios. Las dudas me asaltaron de inmediato, algo completamente nuevo en mí, ¿Qué le había ocurrido? Mis manos cosquillearon con la necesidad de pasar mis dedos por sobre la cicatriz, por lo que crucé los brazos para contenerme.

—Ya me conoces ¿Me dirás ahora? —. Me preguntó con tranquilidad, poniéndose la capucha de nuevo, yo no pude sentirme más incómodo.

—Me gusta aquí, el aire es limpio—. Fue todo lo que dije, mirando al cielo, ya iba a ser hora de volver.

Deje que el balde cayera al suelo y después baje de ahí, sin dificultad, y comencé a andar, sin molestarme en despedirme. Escuché el sonido de algo caer y al voltear lo vi alcanzarme en un par de pasos, maldije internamente al notar que él era jodidamente más alto que yo, mucho más alto.

—En las montañas se respira un aire más puro, es frío pero vale la pena—. Comenzó a contar mientras me seguía por el lugar. —Pero no vayas en invierno, o morirás congelado.

—De cualquier forma, no creo ir nunca—. Sin poder evitarlo soné demasiado nostálgico y molesto. —Nadie sale nunca de la aldea.

—Deberías darte una oportunidad—. Me incitó, mientras se estiraba de forma extraña y soltaba un bostezo.

—Oportunidad ¿Para qué?

—Para conocer el mundo en el que vives.

— ¿No eres tú el que me obligó a volver a la aldea la última vez? —. Volteó a verme, por su mirada pude descifrar que se había asustado por lo que dije.

— ¿Intentabas escapar? Lo lamento, de haberlo sabido te habría ayudado—. Detuve mis pasos en ese momento y lo estudié, extrañado.

— ¿Por qué? —. Pregunté, siendo lo único que había quedado en mi mente en ese momento.

Sus ojos me evitaron y comenzó a buscar algo interesante en el lugar, jugaba con sus dedos, obviamente nervioso y balbuceaba un montón de estupideces en voz baja. Suspiré y me cruce de brazos, en espera de una respuesta.

—Nadie merece vivir encerrado—. Dijo finalmente, reanudando su caminata.

No supe que contestar en ese momento, era de lo más extraño que me ofreciera su ayuda siendo que yo apenas le conocía, pero también era bueno saber que no era el único que pensaba de ese modo, de repente el mocoso comenzaba a agradarme, pero él no tenía por qué enterarse y yo no tenía por qué decírselo.

— ¿Por qué vives en el bosque? —. Pregunté, claramente interesado, en cuanto lo alcancé.

—Mi familia siempre ha vivido en el bosque—. Se encogió de hombros. —Y nunca me dieron deseos de acercarme a la aldea, son demasiado…rígidos en sus creencias—. Hice una mueca y me detuve al lado del río.

Lo llené de agua, lo enjuague y deseché el agua en las raíces de un árbol cercano. Lo volví a llenar y me enderecé, dispuesto a volver.

—Ya deberías irte, se preocuparán por ti—. Suspiré y asentí a medias, no tenía ganas de volver para escuchar a Kenny hablar sobre Mikasa y el compromiso. — ¿Volverás mañana? —. Me preguntó, sonando levemente ansioso.

—Tal vez, ¿Por qué?

—Te enseñaré un lugar donde el aire es realmente agradable—. Su tono de voz me sonó a promesa y volvió a sonreírme, se veía entusiasmado.

—Bien, adiós.

Emprendí el camino hacia el pueblo y sentí un escalofrío, al voltear de forma disimulada y descubrir que él seguí ahí, observándome. Al entrar a la aldea, Hannes me regañó por haber tardado tanto y porque mi tío me esperaba en casa con una sorpresa. Maldije en voz baja y me fui directo a mi casa, deseando que ya fuera el otro día.

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Sin quererlo comencé a escaparme más seguido y a librarme de mis labores, Eren siempre tenía un lugar al que llevarme y le daba tiempo suficiente para regresarme antes del toque de queda. Me agradaba su compañía y él respetaba mi privacidad, no hacía preguntas molestas y tampoco era necesario hablar todo el tiempo, su presencia silenciosa era más que suficiente…y yo comenzaba a sentirme extraño cada vez sus ojos se cruzaban con los míos.

Era una combinación de sensaciones completamente desconocidas para mí, mi corazón se aceleraba en su presencia, mis manos sudaban y en mi estómago parecía que algo revoloteaba en mi interior, muchas veces creí que me estaba enfermando pero se me pasaba al volver a casa. Comencé a cuestionarme entonces sobre lo que me estaba ocurriendo y pensé en preguntarle a Kenny, pero no quería que anduviera divulgándolo con todos en la aldea.

Por otro lado, el lobo había dejado de atacar en la aldea desde hacía un par de semanas, no había muertos ni ganado desaparecido, era una excelente noticia para todos y decidieron que celebraríamos esta noche, Kenny me informó que debía pasar la noche con Mikasa pero yo le dije que me quedaría a dormir porque no me sentía bien, claro que se molestó conmigo pero no me interesa, porque aprovecharé que todos tomarán hasta desfallecer para ir a la casa de Eren y volver a la mañana siguiente.

Esperé a que la oscuridad cubriera por completo la aldea y que solo las pocas antorchas alumbraran el lugar donde el festejo se realizaba. Y mientras todos danzaban, comían y bebían, yo salí por la entrada principal de la aldea hacia el río, todo lo que debía hacer era seguir río arriba y encontraría su casa, realmente no estaba tan lejos pero nunca nadie se alejaba tanto del pueblo.

Me sentí ansioso al divisar una luz, mis piernas aceleraron el paso y mi corazón se aceleró, ¿Realmente estaba bien venir a visitarlo ahora? Tal vez…estaba ocupado. Suspiré y me pasé una mano por la frente, sintiéndome estúpido por mi comportamiento tan infantil y por preocuparme por estupideces ¿Qué podría estar haciendo Eren cuando vive solo?

Toque la puerta un par de veces y escuché ruido proveniente del interior, Eren abrió la puerta y me vió sorprendido para después sonreírme, hacerse a un lado para dejarme pasar y cerrar en cuanto entré.

—No te esperaba—. Me dijo invitándome a sentar, con un ademán de su mano. —Creí que bromeabas ayer.

—Claro que no, mocoso—. Rodó los ojos divertido, pues él era 3 años mayor que yo. —Yo siempre digo la verdad.

—Y a veces eres demasiado sincero.

Fue a una habitación contigua a la sala y estudie el lugar. Era pequeño, la habitación estaba un poco más elevada que la sala y las habitaciones las dividían unas cortinas delgadas, la fogata calentaba todo el lugar y el olor a té negro me hizo voltear hacia donde supuse estaba la cocina.

Eren salió de la cocina con una bandeja, traía dos tazas y un plato con galletas. Se acomodó a mi lado y recostó la cabeza en mi regazo como últimamente se le hacía costumbre, yo ya no me quejaba pues en realidad no me molestaba y bajé una mano a su cabello, para enredar mis dedos. Me extrañaba mucho mi actitud cuando estaba con él, usualmente era arisco con los demás, muy hiriente y prefería la soledad a la compañía de gente indeseable. Pero al lado de Eren siempre estoy sereno y aunque sigo expresándome como siempre, a él no parece incomodarle ni un poco.

—Este lugar es agradable… ¿Por qué nunca me lo habías enseñado?

—Estaba seguro que me dirías que era un chiquero—. Comentó divertido, llevando su mano a la mía, me estremecí levemente al contacto, él siempre era cálido.

—No está mal, mocoso.

Me sonrió y cerró los ojos, acerqué mi mano libre y deslice mis dedos por encima de la cicatriz, a Eren no le molestó y entonces creí que era el momento para preguntar por el origen de ese feo recuerdo.

—Eren—. Le llamé sin dejar de recorrer la herida. — ¿Qué te ocurrió?

Él suspiró pero no se movió, solo frunció levemente el ceño y detuvo mi mano.

—Era un niño cuando…unas personas de tu aldea vinieron y discutieron con mi madre, un hombre se puso agresivo con ella e intenté defenderla, pero me golpeó hasta que quede casi inconsciente…después la asesinaron y a mí me hicieron esto, me dijo que era para que no olvidara lo que ocurrió ese día—. Volvió a suspirar y se enderezó, un poco incómodo. —Aún no sé porque la asesinaron.

Mi corazón se oprimió en el pecho, sabía que la gente con la que convivo es cruel pero jamás me imagine que lo fuera tanto, nuevas dudas asaltaron mi mente, ¿Por qué habían hecho eso? ¿Qué mal pudo haber hecho la madre de Eren como para que llegaran a ese extremo?

—Lo lamento.

—Fue hace mucho y tú no lo hiciste…no te preocupes.

— ¿Aún te duele? —. Pregunte y enseguida me sentí estúpido, ¿Cómo le iba a doler algo que sanó hace años?

—A veces—. Acarició el dorso de mi mano.

Se enderezó sin soltarme, con la mano libre acarició mi mejilla, sus ojos buscaron los míos y mi cuerpo entero tembló. Sus orbes parecían desnudarme el alma por la intensidad con la que me veían, jamás me había sentido tan débil y vulnerable ante alguien. Me sonrió, mis dedos se entrelazaron con los suyos y él pasó su pulgar por mis labios con lentitud. Tragué saliva y tuve la imperiosa necesidad de acercarme más a Eren.

—Levi—. La manera en que dijo mi nombre me volvió un manojo de nervios, estaba seguro de que en cualquier momento me derretiría por su toque. —Quiero…quiero decirte algo muy importante—. Relamió sus labios, demostrándome que estaba nervioso, ¿Qué ocurría? Di un ligero apretón en su mano para inspirarle confianza.

—Te escucho—. Le insté, la posición en la que nos encontrábamos era demasiado íntima, pero me sentía en total confianza.

—Levi…te has convertido…en una persona muy importante para mí y…—. Su tono de voz tembló y yo de inmediato temí por lo que me fuera a decir. —Prométeme que me escucharas hasta el final, después puedes decirme lo que quieras…y si no deseas que me acerque a ti de nuevo, lo entenderé.

— ¿Vas a salirme con que el lobo es tu mascota? —. Pregunté divertido, intentando aligerar un poco el ambiente pero él no se rio, en cambio, su expresión se tensó. —Eren—. Le llamé serio al darme cuenta de la situación, esperando porque me contara.

— ¿Has escuchado…esas viejas historias sobre hombres…transformándose en lobo? —. Mi cuerpo entero tembló y negué en mi mente la idea que surgió al escucharle.

—Solo son historias, Eren—. Dije más para convencerme a mí que a él. —Son falsas—. Dije y contuve la respiración al verle negar con la cabeza.

—No, no lo son—. Me aseguró sosteniendo mi mano con fuerza. —Yo…soy uno de ellos—. Lo último me lo dijo en voz baja.

Mi mano se zafó de su agarre y me alejé de inmediato, como si quemara al contacto, su mirada se entristeció un poco, yo luche contra mis instintos que me gritaban que saliera corriendo y me quedé ahí sentado.

—Mientes—. Mis puños temblaban en mi regazo

—Me encantaría que fuera una mentira.

La mescolanza de emociones me abrumó, sentía cierto alivio porque confiara en mí para contármelo pero también estaba inseguro, ¿Por qué me decía esto? ¿Por qué ahora? ¿Qué quería de mí?, al intentar comprender la magnitud de todo eso más preguntas perturbaron mi mente, pero solo de una me aterraba la respuesta. ¿Era él el lobo que atemorizaba a la aldea?

Quise preguntarle, quise cuestionarlo con todo lo que había en mi cabeza pero por el repentino silencio pude escuchar las campanas de la pequeña iglesia de la aldea, eso solo significaba una cosa, problemas. Me puse de pie y él me imitó comprendiendo lo que ocurría, caminé a la puerta y abrí, dispuesto a volver para saber que pasaba. Eren me detuvo colocando una mano en mi hombro, al sentir el contacto giré de una forma un poco brusca y a la defensiva.

Él hizo una expresión triste, melancólica, tomó la capa roja que siempre usaba para taparse durante el día y me cubrió, la capa era enorme. Me retiré en silencio y salí corriendo de la cabaña, en dirección a la aldea, por la adrenalina que recorría mi cuerpo, llegué al pueblo en menos de lo que esperé y ví todo el lugar envuelto en un caos como nunca antes. Pensé en mi tío y mi prima Petra por lo que intenté buscarlos.

A lo lejos pude distinguir a mi prima correr aterrada, me acerqué a ella para guiarla a la iglesia, que era el único lugar donde el lobo no podía entrar. La tomé del brazo y la jale conmigo, pero pronto sentí la atemorizante presencia de la enorme criatura detrás de nosotros. Mi prima viró en una esquina, jalándome con ella y dejándonos en un callejón sin salida, maldije en mi mente y ambos volteamos a ver al lobo de pelaje castaño oscuro con ojos dorados de mirada intensa.

Nos gruñó a ambos, Petra gritaba por ayuda mientras yo intentaba comprender lo que estaba pasando… ¿Ese…era Eren? No, no podía serlo, Eren se había quedado en su casa. La criatura era enorme, en cuatro patas tenía mi altura pero seguro era mucho más grande. Me olfateó y arrugó la nariz, como si le desagradara algo.

Hueles como él—. Mi corazón se aceleró y no supe si fue por el miedo o la confusión ¿El lobo había hablado?

El lobo bufó y después de gruñirle a mi prima se giró para salir corriendo. Petra se deslizó por la pared, sus piernas le habían fallado e intentaba respirar con normalidad, voltee a verla y me hinqué junto a ella, quería estar seguro de lo que había ocurrido.

— ¿Lo escuchaste? —. Le pregunté un poco desesperado, ella me miró confundida. —Petra, ¿Escuchaste? El lobo habló.

—N-no…no habló—. Me respondió con dificultad.

—Petra, tú lo escuchaste, me habló—. Negó con la cabeza y se cubrió el rostro con sus manos.

Suspiré y me pase una mano por el cabello, la tomé en brazos y me encaminé a la iglesia, para mantenernos seguros en caso de que el lobo decidiera volver. La sentía temblar y me preocupe bastante pues no estaba seguro de si se había herido durante la huida o era solo el trauma que le había ocasionado la situación anterior.

Cuando me paré en las puertas de la iglesia mi prima se bajó de un salto, corrió por el lugar hasta llegar a los brazos de su prometido y comenzó a gritar de nuevo, señalándome.

— ¡Es un hereje! ¡Habla con el monstruo! ¡Es un demonio! —. Me sorprendí al escucharla y todos voltearon a verme, comenzando a susurrar entre ellos. — ¡Él ha traído al lobo a la aldea! ¡Es su culpa que esté asesinando a toda la gente!

Suspiré, comprendiendo por donde iba todo esto…y no me gustaba nada.

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Me sentaron en la piedra de los sacrificios y me encadenaron, mi tío había sido detenido para que no intentara salvarme y mi prima seguía acusándome de hereje. Al ver a la multitud que me rodeaba distinguí algunos rostros que me miraban confundidos y con lástima. El pastor Nick me pidió que me arrepintiera de mis pecados y yo asegure que no tenía nada de que arrepentirme, me miró indignado y se fue…todos se fueron, a excepción de Petra que me veía fijamente a una distancia corta.

Su expresión cambió a una que jamás había visto en ella, tomándome por sorpresa.

—Finalmente tienes lo que mereces.

— ¿Qué? —. Pregunté completamente confundido, Petra me sonrió con malicia.

—Todos…todos en esta maldita aldea te querían, Levi es un buen sobrino, Levi es un gran partido, Levi, Levi, Levi—. La ví apretar los puños. —Todos…incluso mi prometido te prefieren sobre mí…bueno, no eras tan perfecto después de todo.

Giró sobre sus talones y se fue, yo intenté analizar toda la situación y lo que ocurriría en seguida. Mis manos habían sido vendadas para que no intentara quitarme las cadenas que lastimaban mis muñecas y tobillos. Bajé un poco el rostro e inhalé el aroma de Eren que aún estaba impregnado en la capa, no iba a volver a verlo y lo único que había hecho hace unas horas había sido pelear con él. Mi cuerpo tembló por el frío y el miedo que me invadió, cerré los ojos para ignorar la realidad.

Imaginé a Eren a mi lado, abrazándome, intentando reconfortarme, ayudándome a escapar. Yo estaba en mis últimos momentos y solo podía pensar en Eren, en él y lo especial que me hacía sentir. Escuché un alboroto en la entrada de la aldea y apreté mis parpados para no saber lo que ocurría, escuché un bufido cerca de mí y mi cabello revoloteó por la exhalación de la criatura enfrente mío.

Levi—. La voz de Eren retumbó en mi cabeza y abrí mis ojos, encontrándome con los orbes ámbar que conocía tan bien. —Cálmate, no te asustes—. Su voz se escuchaba como un susurro en mi oído, aunque sabía que estaba en mi cabeza. —Te sacaré de aquí.

Con su hocico jaló las cadenas que me sujetaban, arrancándolas del suelo y con sus garras rasgó las vendas en mis manos, el alboroto en las casas nos alertó y él se echó en el suelo.

Sube—. Me ordenó y yo no dude en obedecer.

Me senté sobre su lomo y enredé mis dedos en su suave pelaje, de inmediato se enderezó y comenzó a correr, esquivando disparos como si no hubiera un mañana, las cadenas tintineaban por el movimiento pero Eren no se detuvo hasta haber pasado el río y llegar hasta mi árbol favorito.

Cuando me dejó bajar aún estaba abrumado por la impresión de su lobo, era grande pero no tanto como el otro, su pelaje se veía mejor cuidado y aún en esa forma se podía distinguir la cicatriz que atravesaba su rostro. Levanté mi mano temblando y él cerró los ojos, esperando por el contacto y se sobresaltó un poco cuando mis yemas rozaron su piel, pero no se retiró.

Al abrir sus ojos de nuevo se toparon con los míos que le estudiaban con insistencia, hizo algo parecido a un suspiro y se acercó a mí para rozar su nariz con mi mejilla, sentí escalofríos al contacto y me abracé a él, ya sin duda alguna de que era el mismo Eren de siempre.

Lamento haberte involucrado en esto—. Se disculpó y su pata me rodeó, en una especie de abrazo. —Quise contarte antes para evitar esto…pero no podía—. Intentó alejarse pero mis brazos se lo impidieron, el miedo y la adrenalina que había sentido me hacían aferrarme a él con fuerza. —No debí involucrarme contigo, no debí darte mi capa…pero si no lo hacía, mi padre probablemente te hubiera asesinado.

Me separé de él de una forma un poco brusca y tomé su hocico entre mis manos, para que me viera a los ojos y no me sintiera extraño de hablar así.

— ¿Tu padre? ¿Él es quien ha atormentado a la aldea por años? —. Él asintió una vez.

Sí, cuando asesinaron a mi madre porque la acusaron de bruja él enloqueció y ha vivido tomando venganza de todos los que le asesinaron y sus descendientes—. Le acaricié y él cerró los ojos. —Levi, papá no te hará daño mientras te mantengas fuera de la aldea.

Consideré lo que me había dicho e hice una mueca, me preocupaba mi tío pero, de ahí en fuera, todos me habían dado la espalda y no le encontraba gran sentido a regresar a donde me quisieron matar. Me separé de Eren, me quité las cadenas y las dejé caer en el suelo. Me puse de pie y miré al lobo que me veía expectante por mi decisión, le regalé una sonrisa leve y acaricié su nariz con cuidado.

— ¿Me dejarías quedarme contigo? —. Pedí y él movió la cabeza, asintiendo de nuevo.

Esta vez me guio hasta su casa de donde salía un olor agradable y la idea del cálido ambiente me embargó, haciéndome desear el entrar, todo había ocurrido tan rápido que ahora solo quería descansar un poco. Me detuve al pie de la escalera y giré para asegurarme que Eren me seguía, sin embargo, el lobo había tomado el rumbo por el que llegamos.

— ¡Eren! —. Le llamé para detenerle, ¿Qué pasaba? ¿A dónde iba?

Aunque me encantaría, no puedo quedarme—. Di un paso hacia adelante y él retrocedió.

— ¿Por qué no?

Aún no puedo controlarme…debo aprender si no quiero lastimarte—. Mis labios se volvieron una línea y mi cuerpo tembló, ¿Cuánto le tomaría eso?

Suspiré, meditando sobre todo lo que él me había prometido mostrarme, sobre el tiempo que pasamos juntos y todo lo que yo quería hacer a su lado. Tragué saliva y di otro paso.

—Te esperare—. Declaré seguro y el lobo soltó un suspiro, parecido a una risita.

Sabía que dirías eso—. Dijo él y desapareció en la oscuridad de la noche.


Hola! Vengo a dejar este pequeño twoshot nwn que le debía a Patatapandicornio desde Peculiares x) en fin~ aquí esta Patata hermosa~ espero que te guste y me tengas paciencia con la segunda parte xD espero les guste y con respecto a mis fics, veré si ya esta semana puedo comenzar a retomar las actualizaciones nwn gracias por esperar!

Ja ne!

Rave-chan