Hasta ayer, Hermione se creía y se sentía perdidamente enamorada de Ron. Hasta ayer, notaba mariposas en el estómago al verlo, su pulso se aceleraba incontrolablemente, y una sonrisa se le escapaba pese a los muchos intentos que hacía por evitarlo. Ansiaba sus besos, sus caricias, incluso las discusiones estúpidas por razones aún más estúpidas.

Hasta ayer, Hermione estudiaba y Ron se sentaba a su lado, desconcentrándola, y ella fingía que eso le molestaba. Hasta ayer eso nunca le molestó realmente. Estudiaba esperando que Ron apareciera, para pensar en algo que, por primera vez en su vida, le importaba más que los estudios. Hasta ayer, Hermione nunca se había sentido decepcionada al verlo atravesar el umbral de la puerta.

Hasta ayer, Hermione creía tener las cosas claras. Saber con exactitud qué quería, qué deseaba, qué quería conservar por el resto de su vida. Hasta ayer, no tenía la cabeza hecha un lío con un sinfín de dudas que jamás pensó que tendría alguna vez. Con dudas que, ahora que lo piensa, debió haber empezado a tener hace mucho tiempo.

Hasta ayer, Hermione amaba y deseaba a Ron con verdadera locura. Hasta ayer, ella no imaginaba que alguien podría acabar con eso. Que alguien podría metérsele tan hondo que dejaría de pensar en Ron.

Pero hasta ayer, Hermione no sabía que otros labios podían antojársele igual de deliciosos, si es que no más. Que otras pecas podían resultar cientos de veces más adorables. Que otro cabello pelirrojo podía hacerle delirar hasta perder completamente la cordura al enredar sus dedos en él. Que podía sentir infinito placer al escucharse gemir el nombre de otra persona.

Hasta ayer, Hermione veía a Ginny sólo como su hermana pequeña.


Notas de la Autora:

Primer femslash que escribo, y único hasta ahora.

Espero que les haya gustado.

Isa.