¿Cómo empezar sin sonar tan trillado?

"La sagrada locura, atentando con mentes cuerdas. Después del suplicio del encierro trae para ustedes su primer proyecto"

Y el escritor dijo: Hágase el computador.

Ahora sí, después de un cultivador patrocinio de mi ideas, traigo mi primera historia para fanfiction totalmente creada de 0, un tarde de agosto (es decir, ayer) mientras miraba Van Hellsing en WB. Tiene una graciosa mezcla de lo que siempre quise proyectar en una historia mía.

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¿Porqué elegí este anime/personajes para empezar aquí? Bueno, hace poco lo vi con las voces latinoamericanas y debo decir que me gustó. Incluso me motivó a terminarlo, cosa que no habría hecho de escucharlo en idioma original. ¿Por qué? No lo sé, solo pasó.

Lo que no me queda del todo claro es porque me gusta King por encima de Meliodas considerando que el protagonista es más de mi estilo de historias (intrépido pervertido que tiene poder sobre marginal seducida por encantos poco ortodoxos/acoso). Eso sí, Diane si es adaptable, coqueta y ávida por naturaleza, del tipo de personas que yo puedo escribir. Supongo que más por ella que Harlequin, he traído esta idea para ustedes.

Nanatsu no Taizai no me pertenece, todo ello corresponde a Nakaba Suzuki. Yo solo utilizaré los personajes por mero placer a la escritura y los fines de recreación que esta pueda traer, incluso esta historia no está ambientada en un tiempo definido del anime/manga y, como notarán es un conjunto de viñetas simples para probar si me animo a una historia completa.

¿Aún esta nota no termina? Si, solo queda decirles que disfruten mucho de mi primer proyecto, por lo menos anímense a darle una oportunidad y sobretodo, agradecería mucho si comentaran sus opiniones, me gustaría mucho saber que les parece.

Eso es todo.

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Meliodas sostiene la jarra, no tira de ella con fuerza, pero la balance efusivamente y en lo que sigue, canta con Ban. Este último apenas reconoce a su capitán, pero cree que se está aferrando a él mientras sigue entonando con voz pastosa. Lo que no sabe es que hace mucho terminó en el suelo y ahora asemeja un lombriz en un intento de incorporarse.

El rubio quiere creer que no pasará nada si lo deja en esa posición, en lo que él también distrae un poco su mente. A pesar del abarrotado Sombrero de Jabalí, tiene una perfecta vista del corte ajustado de la falda de Elizabeth, inclinada un poco cerca; incluso puede dejar caer su mano lo suficiente para apretar su trasero. Y no, se abstiene porque ella se incorporaría impidiendo su vista. Está a altura perfecta para ver el inicio de las bragas blancas moldeando el borde de sus glúteos. Sonríe indescifrable, con ese código que puede advertirle a Hawk de un posible "atentado a la princesa".

Aunque el cerdo parlante está ocupado con las sobras que Ban cocinó para él y son considerablemente muchas por la celebración de libertad. Sabe de sobra que el mínimo grito de la chica lo haría girar para amarrarlo. Elizabeth se incorpora concentrada en recoger las botellas, sonríe en su dirección contagiándose de la dulzura empalagosa que emana su bonito rostro. Se permite desistir, total puede tocarla mientras duerme y se supone que está atado.

Apretar sus senos puede esperar un poco.

-¿Se está divirtiendo señor Meliodas? -murmura cuando termina de apilar la basura en su sitio, unos minutos después. Diligente como de costumbre.

-Claro, hace mucho que no veía el sitio tan animado -jovial, bebe un poco- me alegra verlo.

-También me alegra estar aquí -musita ella con su habitual sonrisa.

No son los únicos que se sienten con esa extraña paz, aunque no ha terminado el enfrentamiento ese respiro les devuelve un poco de ánimo perdido, los renueva para seguir en su ideal. El resto de los pecados se encuentran divididos entre los caídos en combate y los que siguen de pie. Merlín está retirada prudencialmente con sus libros, investigando como de costumbre, Gowther conversa con ella, Ban ya está en un ciclo de sueño donde no se puede alcanzar y Diane, tiene una jarra en una de sus manos, la otra está ocupada apoyando la cabeza de King. Su cabeza apoyada en su piernas, está algo mareado producto de la bebida.

La chica ha tomado las pastillas de Merlín para estar en la fiesta con ellos y sobretodo por él, King suele ser pésimo asimilando el alcohol, por lo que ella se relega a cuidarlo. Porque sus recuerdos han vuelto y sabe el valor que tiene Harlequin en su vida.

-Diane… -murmura, la observa de forma borrosa- ¿Diane?

-Aquí estoy King -sonríe apoyando su mano en su mejilla- descansa, debes estar agotado.

-No, solo… -se toma su tiempo, su cuerpo está caliente- quiero tomar un poco de aire, ¿Podrías…?

Claro que puede. La castaña se permite apoyarlo contra su cuerpo para levantarlo. En el proceso el chico enrojece y no es precisamente por la bebida. Siente sus mejillas contra los senos de Diane, maldita comodidad en la que se encuentra. Quiere decirle que está mal, pero tampoco se siente del todo "mal" estando como lo está.

Mierda.

Cuando finalmente está de pie camina balanceándose con la castaña a su lado. Ella abre la puerta y su anhelado oxígeno le permite respirar para serenarse, está más despierto con el aire fresco. Después de tomar algo de agua fría traída por la gigante, ambos se sientan a observar la tranquilidad de Liones. King es el primero en sonreír a la nada, con una satisfacción que levanta interrogantes en Diane.

-¿Por qué sonríes? -consulta ella, algo de frío en su cabello castaño balanceándose contra el viento, trata de obviar que siente la temperatura descender sobre su cuerpo. No castañea pero se abraza con discreción. En cuanto escuche sus respuesta podrá entretenerse en ello. No lo había pensado, pero el uniforme de la taberna muy poco combate la temporada invernal.

Harlequin se toma su tiempo para mirarla. ¿Cómo no puede amarla si es preciosa? Cada vez que la ve es como volver a conocerla. Y aunque suene estúpido es así, ha recibido tantas piedras en la cabeza marca "amnesia instantánea" que la ha olvidado más de lo que quiere. Pero ahora está allí y sus recuerdos fluyen con el aire.

Le prometió amarla por la eternidad. Estaba tan pequeña en ese entonces y ahora, es toda una mujer, perfecta a su lado. Bueno, no de la forma que él desea: quiere más de eso, justo ahora desea acunar su cuerpo contra el suyo.

-T-Toma -balbucea extendiendo con torpeza su abrigo- está algo frío aquí.

-¡Gracias King! -musita con mejillas rojas no solo por las temperaturas bajas, su pecho se calienta con su voz. Termina colocándose la ropa para deleite de su cuerpo, es cálida, él es cálido.

Ojos avellana que se desvían de forma inmediata. Nunca lo piensa, solo actúa por ella; con ese propósito no se detiene a esperar lo obvio. Diane no solo ocupa su abrigo, lo moldea a ella, apretando su figura en él. King siente como la saliva baja por su garganta al tragar con fuerza, incluso pudo escuchar su sonido mientras trata de no ser obvio. Duraznos fijos contra la tela y sabe que tienen una suavidad de nirvana.

Solo basta con recordar su "ayuda" al intentar atrapar a Hawk.

Siente el calor deslizarse rápidamente en sus mejillas y el alcohol suprime el juicio mientras replantea como volver a tocarlos.

-¿No estarás congelándome si me lo prestas? -murmura preocupada.

-Oh no, estoy bien si tu lo estás -tarda un poco antes de sentir el rostro completamente rojo- e-es decir…

-¡Aww, King siempre tan dulce! -chilla.

"La serpiente de la envidia" cede contra esa atracción y se permite abrazarlo. Tampoco le es difícil considerando que su actitud es espontánea. Así que se deja llevar en lo que el calor corporal de él la invade. Caen en Chastiefol cuando King no puede soportar el peso que ejerce la figura femenina, su tesoro siempre a tiempo para socorrerlo.

-D-Diane -balbucea.

La nombrada se detiene para mirarlo, ojos claros fijos en lo que hará. King tiene un permiso tácito que le indica más de lo que tenía pensado hacer, pero no lo evita. Han vivido demasiado para volver a verse y ella, es egoísta. Envidia el tiempo que no se recuperará y pretende atesorar el que tiene ahora.

Recuerda su primer beso antes de volver a repetirlo. ¿Debería considerarse aprovecharse del borracho? Ban suele decir que todo es de provecho, pero no está segura en que categoría entra esto. No cuando Kin responde con nerviosismo, pero dispuesto. Diane lleva la mano al cabello castaño para inclinarlo, le permite mayor acceso en lo que se acomoda de forma favorable, está sobre él invadiendo su boca caliente.

El sombrero de jabalí está en alboroto, les permite la suficiente privacidad considerando a los alcohólicos arrojados y el resto dentro del vitoreo. La castaña jadea cuando King se arriesga a tocar su lengua con la suya interrumpiendo sus pocos pensamientos sobre el interior del local. Afianza el contacto, el chico sabe un poco a cerveza dulce y su lengua conserva ese toque algo amargo propio de la fermentación. Se permite disfrutar del efecto mientras se aventura.

Mentiría si dijera que no lo ha pensado y sobretodo el efecto que tiene en él. King sabe disimular muy poco o ella es demasiado observadora… lo último no, así que debe ser lo primero. Desde hace muchísimo contempla una situación como tal y esperarla durante mucho tiempo solo acrecentaba la tensión que existía entre ambos.

King separa el beso para respirar. ¡Wou! ¡¿La habitación da vueltas o solo es él?! Se siente estúpido y vivo, todo al mismo tiempo. Observa su preciosa castaña más idiotizado por ella de lo que puede estar. La chica tiene mejillas rojas, ojos considerablemente más oscuros de lo que puede recordar y, cree, que debe estar experimentando lo mismo. Inicia un segundo beso efusivo, rodando para dejarla por debajo, mullida en Chastiefol y apresada contra él.

Esta vez no se detiene a pensar que la culpa es del alcohol, tal vez está más desinhibido. No está seguro, pero lleva con algo de torpeza una de sus manos a la cintura femenina. ¡Hay, por la divina providencia! Diane tiene un curva ahuecada donde King siente calor al depositar sus dedos allí. Podría sangrar por la nariz y moriría con una lápida de "Descansa en verdadera paz".

-K-King -hay otra pausa, su voz suena ahorcada, un poco más dulzona tipo pasta- puedes tocarme más.

¿Qué? De seguro no ha escucho bien, porque eso no debió salir de labios de Diane.

-¡¿Eh?! -chilla el castaño cuando su cerebro le obliga a decir algo, aunque sea lo primero que arroje su estúpida mente.

-¿N-No quieres? -murmura en un habitual gesto dulce. Hace que sus mechones sueltos le tapen el rostro.

-¡N-no es eso Diane! ¡J-jamás sería eso! -siente su pulso, el frío recorriendo su columna. Lo ha tomado por sorpresa- e-es…

-¡Entonces tócame! -sonríe de forma alegre, pureza falsa en mejillas rosas. Aventura la mano para tomar la de él y entonces la coloca en sus senos.

Tal vez, todos los presentes en el Sombrero del Jabalí lograron escuchar el crujido que hizo la mente del rey hada antes de desconectar e iniciar un proceso de reinicio. O quizás podrían haberlo escuchado de no ser por las cervezas.

Elizabeth ya estaba en cama cuando se despertó, creía haber escuchado un pequeño grito o tal vez solo estaba soñando. Se aventuró a replantearse antes de abrir los ojos. Meliodas que "descansaba" a su lado cesó su toques nocturnos y volvió a atarse para disimular.

-¿Señor Meliodas, está despierto?

-Si, ¿sucede algo? -consultó.

-¿Escuchó un sonido hace poco? -preguntó de forma silenciosa por si volvía a repetirse.

-No, de seguro es tu imaginación. Vuelve a dormir -hace un amago de sonrisa perversa- yo velaré por tus sueños.

-Gracias sr. Meliodas.