Se avecinaba una fecha importante. Y lo único que tenia del todo claro era que debía encontrar pase lo que pase un regalo para él. Lo intente, recorrí cada rincón del centro comercial busque en cada tienda, pero no podía encontrar el regalo perfecto para el. Y debía ser un regalo perfecto, después de todo, era navidad, y, debido a esto también, los mejores regalos se agotaban. A mi parecer. La gente en los centros comerciales se veía mucho más enérgica e histérica.

Pero nada, absolutamente nada, estaba a la altura. Nada me parecía lo suficientemente bueno para él. Llevo aproximadamente una semana recorriendo diferentes lugares de la ciudad, suelto otro suspiro, en realidad recorro sin nada en mente. He llamado más de una vez a Kuroo, preguntándole por un regalo digno para Akaashi.

"un llavero, un pantalón, zapatillas, un sombrero, accesorios para su cámara, un oso de peluche, una cena romántica, condones…"

Y entonces lo freno de golpe. El rumbo que llevaba la conversación no me ayudaría a encontrar un regalo para el y todas las sugerencias que me dijo no me parecían originales. Suspiro, le agradezco la ayuda decaída y finalizo la llamada.

Le regalaría algún accesorio para su cámara, pero la verdad, es que no conozco ni tengo idea nada sobre el tema de la fotografía, no es lo mío, él es el que sabe sobre eso y, aunque mas de una vez a intentado enseñarle algunas cosas, no termino por comprenderlo del todo, aunque continuo preguntando y dejando que me explique, me encanta la expresión que pone cuando habla sobre la fotografía y su cámara, es algo de verdad le gusta y se nota completamente.

Sonreí al recordar su expresión, me gustaría provocar una expresión así en él, que me mire de esa forma o, al menos, que mire de esa forma el regalo que termine por decidir darle. Pero por como iban las cosas, estaba lejos de llegar a eso.

Ya era de noche cuando salí del centro comercial, camine un poco por la ciudad y me senté en una plaza, al lado de una fuente de agua. Solo se me ocurría una solución, llamar a las personas del equipo. No, mejor usar el usual chat de grupo, aunque Akaashi también está ahí, tendré que crear un nuevo grupo sin el.

Lo cree de camino a casa y me pase el trayecto del tren considerando todas las sugerencias que me daban. Lo cual, fue algo largo, después de un tiempo nos desviábamos del tema principal y terminábamos hablando cosas que me distraían. La verdad es que más de una sugerencia me tentó pero no, terminaba de una forma u otra por descartarlo.

Suspire por milésima vez en el día y me sentí miserable, peor a como me sentía cuando fallaba un remate importante y sentía como decepcionaba al equipo y, por sobre todo, a Akaashi. Como sea, me puse la meta de que mañana, pase lo que pase, tengo que encontrar el regalo y arreglar todo para esta navidad. Si es necesario me desvelare viendo películas románticas de navidad, leer información por internet e incluso estoy dispuesto a abrir un foro. Todo con el fin de que Akaashi pase una excelente navidad.

Al otro día, por la tarde, le dije a Akaashi que lo sentía mucho pero que no podría acompañarlo hasta su casa luego de la escuela, el acepto y le resto importancia, antes de separarnos le dije un millón de veces que tuviese cuidado, de todas formas, tenia planeado llamarlo mas tarde para saber como se encontraba.

Me reuní con los chicos del equipo, ellos me llevaron por diferentes tiendas, las cuales yo no hacia visitado antes, la verdad, es que la mayoría de las tiendas que conozco son de deportivas o de comics.

- ¿Por qué no le cocinas algo? – dijo uno de los chicos del equipo

- ¿de verdad estas sugiriendo que se acerque a una cocina y manipule fuego? – dijo otro. Yo suspire, cocinar no se me daba, lo comprobé cuando intente cocinarle algo al cumplir el primer mes junto.

- A Akaashi le agrada el mundo de la fotografía – dijo otro. Ese hecho todos lo sabíamos de sobra – regálale algo que tenga que ver fotografías – entonces Konoha me miro con los ojos abiertos, pensé que se estaba muriendo

- ¿tienen fotografías juntos? – me pregunto, y la verdad es que no creo que eso sea algo muy importante en estos minutos.

- Akaashi se ha encargado de sacar algunas, cada vez que lo intento con mi celular estas salen algo borrosas – y todos comenzaron a reír.

- Tengo una idea – dijo – compraremos algunas cosas, se que no se te dan mucho las artes, pero te instruiremos para que no metas la pata – me sentí algo confuso y lo único que quería era saber cual era la tan genial idea, los detalles no importaban.

Y así fue como terminamos por ir a una papelería y comprar un millón de cosas que, la verdad, ni siquiera me ayudaban a hacerme una idea de lo que tenía planeado Konoha, pero se lo agradecía de todas formas, si no fuese por su idea, yo estaría aun dando vueltas por la ciudad sin rumbo y por poco llorando.

Bueno, me pase el resto de la tarde por poco llorando, es verdad, y es que a mi no se me dan mucho las artes, como ya se ha dicho, sin embargo, en cuanto me explicaron de que trataba la idea, me encanto y me negaba rotundamente a abandonar, sabia que este regalo seria perfecto para él, lo amaría, eso estaba seguro, pero estaba en mis manos, literalmente, el que esto funcionase.

Los chicos me ayudaron, me indicaban que hacer pero ellos, en realidad, apenas habían tocado mi obra maestra, solo me daban consejos o me decían el próximo pasó. Más de una vez me queje y golpee mi cabeza contra la mesa gritando lo horrible que era. Ese fue el resumen de esa tarde. Pero al fin y al cabo lo logre, lo hice y lo termine con sudor y lagrimas, a mi parecer había quedado hermoso, aunque yo no tenga un buen gusto artístico, pero sabía que mi creación era algo que debía ganar un premio. Me sentía orgulloso.

Ahora solo debía guardarlo y esperar hasta el día de navidad. O eso creía.

Era un día normal de escuela, estábamos algunos chicos del equipo reunidos en el pasillo, afuera de mi salón de clase, lo cual, es bastante raro, ya que, no suelen subir a este piso todos los chicos, solemos, más bien, reunirnos todos en el patio.

- ¿ya se lo diste? – pregunto un chico

- ¿le gusto? – pregunto Konoha. Cada minuto que pasa me siento más confundido.

- ¿de qué hablan? – dije rápidamente

- Sobre el regalo de cumpleaños de Akaashi – y me sentí aún más confundido

- El que pasamos el día de ayer completo ayudándote a crear - ¿eh?

- ¿hoy es cinco de diciembre? – pregunte, estaba en shock. No puedo creerlo, ¿Cómo pude olvidarlo? Estaba tan centrado en navidad que he olvidado por completo su cumpleaños, soy un caso perdido, no tengo remedio y moriré solo roído por los gatos.

- ¿no era por su cumpleaños? – pregunto de inmediato Konoha, yo me limite a negar con movimientos de la cabeza - ¿entonces para qué era?

- Navidad – dije. Y todos parecieron entender, yo tenía mi mente trabajando como maquina sin parar.

Me aleje del grupo y saque mi celular del bolsillo, debía hacer algo, no podía pasarme el día sin desearle un feliz cumpleaños y no entregarle nada de regalo, ¿Qué clase de novio seria? Entonces, me llego una idea fantástica. Podía ir a buscar el regalo a mi casa, traerlo y entregárselo como regalo de cumpleaños, luego ya se me ocurriría otra cosa para regalarle en navidad.

Estaba llamando a Kuroo, necesitaría de su ayuda, después de todo, lo que tenía planeado hacer requería de una mente perversa y calculadora como la de mi bro.

- Bokuto – contesto él

- Kuroo, necesito tu ayuda – dije rápidamente

- ¿paso algo?

- Me olvide del cumpleaños de Akaashi y necesito ir a buscar su regalo a mi casa, el cual, tenía planeado que fuese de navidad – dije con palabras atropelladas

- ¿quieres que vaya a tu casa a buscarlo y lo lleve hasta tu escuela?

- Claro que no – dije – está muy bien escondido y no lo encontrarías jamás

- ¿entonces? – dijo él

- Quiero que me ayudes a escapar de la escuela e ir a buscarlo – dije. No suelo hacer este tipo de cosas como escaparse de la escuela, esta sería mi primera vez y me siento emocionado.

- ¿has pensado que puede que yo también este en mi escuela? – contesto. No, claro que no se me había pasado por la mente – pero no te preocupes, íbamos a ir a un museo hoy pero los planes se cancelaron, tendré el día libre

- ¿entonces me ayudaras?

- Cuenta conmigo bro, te mandare un mensaje cuando este fuera de la escuela

- Bien – dije y terminamos la llamada.

Trazamos el plan mediante mensajes de texto. En si se veía bastante fácil, pero el repasar el plan en mi mente me hacía emocionar. Ahora el problema sería encontrarme con Akaashi por accidente, no quiero que él sepa sobre esto, y si el me viese en estos minutos de seguro se percataría de todo de inmediato, después de todo, no me puedo quedar quieto, sí, eso es algo común en mí, pero en estos minutos es como si cada parte de mi cuerpo vibrase por si sola.

En cuanto el timbre suene debo comenzar el plan, miro la hora en la pantalla del celular, solo dos minutos más. Entonces, suena el timbre, mi pulso se acelera un poco, como cuando comenzare un partido de voleibol y mi contrincante es alguien que me brindara una pelea disfrutable.

Camino por los pasillos de forma decidida, evito a los profesores y, al parecer, nadie me presta especial atención, bajo las escaleras y me muevo rápidamente, sé de memoria el camino que debo seguir, miro de vez en cuando hacia mi espalda, asegurándome de que no haya testigos. Me llega un mensaje de Kuroo, es la señal de que ya está esperándome.

Camino hacia la parte trasera de la escuela, la cual, cuenta con tantos árboles que podría ser un bosque, camino rápidamente, casi trotando, y me paro en seco cuando veo la reja alta que delimita el territorio de la escuela, ahí parado, del otro lado de la reja, esta Kuroo, sonriendo.

- Búho idiota – es lo primero que dice al verme.

- Oh cállate – digo irritado. Aun así le estoy agradecido por ayudarme.

- Ese árbol de ahí se ve firme, sube sobre las ramas y salta la reja – dijo el

- No lo digas como si fuese fácil – contesto, y es verdad, no subo un árbol hace mucho tiempo.

Me acerco al árbol, es verdad que este es firme, pero, me lleva más de un intento subir hasta una rama cercana a lo alto de la reja, esto es peligroso, lo sé, si caigo me llevare una herida grave, todo sea por amor, pienso, y continuo con cuidado. Contengo el aliento y avanzo de forma lenta, Kuroo me mira desde abajo con atención, escucho el crujido de las ramas bajo mío, espero un segundo, Kuroo intenta decir palabras para calmarme pero esto solo me hace ponerme más nervioso.

Decido que cuanto antes termine mejor, entonces avanzo rápido, arrastrándome sobre las ramas gruesas, llevándome más de un golpe, paso la reja y suelto el aire de mis pulmones. Ambos reímos, pase la reja y continuo vivo, entonces, escucho el sonido de ramas crujiendo, son los pasos de alguien, si me descubren ahora estaré muy frito. Miro a Kuroo con pánico y este mira hacia el bosque.

- Apresúrate, alguien viene – dice susurrando, entonces, me llega una duda crucial

- ¿Cómo bajo ahora?

- Solo salta - dice él, lo miro como si estuviese loco – has hecho saltos de más altura – dice

Los pasos se hacen más fuertes entonces decido solo lanzarme y esperar no romperme algo. Si algo he aprendido de hacer actividad física, es que cuando la caída es inevitable, debes caer como si tu cuerpo fuese un huevo, resguardar la cabeza entre los hombros y guardar las extremidades. Y eso hice.

Dolió. Y mucho, pero no me rompí nada, mi uniforme quedo lleno de tierra, pero eso es lo que menos me importa. En cuanto me puse en pie Kuroo me guio por el bosque, con la intención de salir de ahí rápidamente, esas pisadas que habíamos escuchado podían representar problemas.

Estaba emocionado, primera vez que escapaba, no lo repetiría, pero siento que es algo que necesitaba pasar en mi vida de escolar. En cuanto llegamos a las calles de la ciudad comenzamos a correr en direcciona mi casa, Kuroo no llevaba su uniforme de Nekoma, así que, las personas no se quedaban viéndolo como a mí. Me alegre de vivir algo cerca, sin embargo, debíamos usar el tren, no había de otra.

- Tenemos una hora desde ahora – me informo – si para el siguiente receso no estás en la escuela te descubrirán sin dudarlo

- Bien – ambos subimos a un tren, evitando que los guardias me vieras, pues, estos son bastante estrictos en cuanto a los escolares que están vagando en horas donde debiesen estar estos en la escuela.

Subimos al tren, solos dos paradas más y deberemos bajar. Lo malo es que cuanto más esperas atento a esto, pareciese, que el tren se demorase más, solo para molestarte un poco en la vida.

- Hubiese traído algo de ropa para prestarte y evitaríamos todo esto de los guardias – dijo

- Le quitaría emoción – dije de inmediato.

Llegamos hasta la estación donde debíamos descender del tren. En cuanto las puertas se abrieron Kuroo se asomó y miro con atención alrededor, buscando al guardia, me dijo "esta distraído" y salimos ambos corriendo como niños, atravesamos la estación y lo único que escuchamos fue un grito lejano, ese guardia se había dado cuenta, ahora no debíamos, por nada del mundo, dejar de correr.

Y así hicimos, no paramos hasta salir de la estación, atravesar las calles, donde Kuroo tropezó por accidente con un basurero, volteándolo, y llegar hasta la mitad del camino hacia mi casa. Paramos a retomar el aliento, nos miramos y ambos soltamos a reír.

- Casi nos atrapan – dije emocionado

- El problema será cuando tengamos que volver y él nos vea – dijo ya volviendo a caminar – pero de eso nos preocuparemos más tarde.

Llegamos a mi casa, abrí la puerta y entramos, subí las escaleras corriendo y me digirió de inmediato hacia mi cuarto. Me subí arriba de la cama y me acerque al closet grande que está al lado de esta, lleve mi mano hasta arriba y palpé buscando la bolsa que contenía el regalo de Akaashi. Entonces lo encontré, lo saque con más cuidado del necesario y solté una risa, ya lo tenía, ahí estaba, en mi mano.

- ¡nos quedan veintidós minutos! – grito Kuroo que me esperaba en el primer piso, junto a la escalera

- ¡voy! – dije bajándome de mi cama y corriendo hacia las escaleras

Otra vez me sentía nervioso, baje las escaleras en escalones de dos en dos, saltando, y, tal vez, los nervios me jugaron en contra, porque me caí, y mi trasero lo sintió, resbale dos escalones y pare en seco, Kuroo se rio de inmediato de mí, soltando sus carcajadas fuertemente, me tendió la mano, aun riendo, y me ayudo a ponerme en pie.

Salimos de mi casa aun riendo y corrimos de vuelta a la estación de trenes. Yo me reía en parte porque me sentía nervioso y en parte por mi estúpida caída ridícula. Pero cuando se presentó ante nosotros la entrada a la estación dejamos de reír. Ahora venía un gran reto.

Entramos, todo parecía despejado, hasta que llegamos al andén, ahí estaba, parado, aun no se percataba de nuestra presencia ahí, en parte me alegre, pero debíamos pasar por su lado para llegar hasta el tren, escuchamos por los altavoces la llegada de este. Kuroo se giró hacia mi serio.

- Yo lo distraeré – dijo él – tu ve y sube al tren – me ordeno.

- Pero, bro – empecé – no puedes sacrificarte.

- Lo hare – dijo él – tú debes entregar un regalo y no te sobre el tiempo, máximo puede que te queden quince minutos

- Eres un héroe bro – dije – te recordare

- Mas te vale – nos abrazamos y deje que el saliera de detrás del pilar donde nos escondíamos

Se acercó al guardia y comenzó a hablarle a este, le preguntaba cosas, hizo que este se girase y diera la espalda al tren, el cual, había llegado ya a la estación y comenzaba a abrir las puertas, salí de mi escondite y camine rápidamente, intentando pasar desapercibido, camine y entre al tren rápidamente, el guardia más de una vez tuvo la intención de girar en mi dirección, pero Kuroo no se lo permitía, preguntándole otras cosas.

Ahora solo faltaba que las puertas se cerrasen y estaría seguro, por el momento, entonces, vi como el guardia parecía reconocer a Kuroo, de seguro por su vestimenta. El guardia llevo su mano hasta su hombro con intención de llevárselo a algún lugar, yo iba a bajar del tren e ir en su ayuda, entonces, kuroo me miro y negó con la cabeza, me quede ahí de pie, dentro del tren. El guardia se giró y me miro, de inmediato me reconoció y tenía la intención de venir por mí, pero, gracias a algunas fuerzas divinas, las puertas se cerraron.

Las estaciones siguientes me dedique a enviar mensajes a Kuroo, el cual, no me contestaba y lo único que hacía era hacerme sentir culpable y mal amigo, debí haber bajado del tren y ayudarlo, aunque él haya negado al ver indicios de lo que haría. Suspire. Mire la hora, si continúo así, moriré, me descubrirán y Akaashi sabrá que olvide su cumpleaños, terminara conmigo y no volverá a hablarme en su vida, y mucho menos a levantar el balón para mí.

Y llegue a mi estación. Baje, mire la hora, tengo cinco minutos, nada más, sostuve con más fuerza el regalo de Akaashi y comencé a correr hacia la salida de la estación, no quería mirar hacia ningún lugar, ni siquiera me fije si había algún guardia cercano, mi tiempo ya estaba en el límite.

Estaba ahí de pie, al otro lado de la reja, mirando al árbol que hace, más o menos, una hora casi me mata. Pero ahora no veía una forma de pasarme de nuevo, de volver, mire la hora, tres minutos, es todo lo que me queda.

Recorro el bosque en busca de un árbol que me permita pasarme, estaba frustrado, nada me serbia y me repetí un millón de veces en mi cabeza lo mal novio que era. Hasta que lo vi, estaba iluminado y escuchaba el coro de los ángeles en mi cabeza, un árbol perfecto para poder escalar y volver a entrar a la escuela. Corrí hacia él, tome impulso y comencé subir, ahora no me llevo tanto trabajo pasarme, pero el golpe final al caer de las ramas dolió de igual forma.

Me encargue especialmente de resguardar el regalo de Akaashi contra mi pecho para no dañarlo, en cuanto me puse en pie lo examine, este continuaba perfecto. Camine por el bosque, esquivando ramas y hojas, entonces, escuche el sonido del timbre, el segundo receso de la mañana.

Me moví por los pasillos rápidamente y subí las escaleras, me encontré con la profesora que debía hacerme clase a la cual falte.

- Bokuto-san, no te vi en mi clase – dijo ella interesada.

- Estaba en la enfermería, no me sentía muy bien, pero ahora estoy de maravillas – dije nervioso

Ella me creyó y continúo su camino. Suspire y fui hasta el salón de Akaashi, debía buscarlo, abrazarlo y darle el mejor regalo del mundo. Pero no estaba en su salón, lo busque en el baño, los pasillos y mi propio salón pero no lo encontré. Entonces mi celular comenzó a vibrar en mi bolsillo, era Kuroo.

- ¿Cómo lograste escapar? – dije de inmediato

- Digamos que corro muy rápido – dijo él, notaba risas entre sus palabras – ya estoy bien, incluso, estoy en mi casa.

- Eso es genial – dije mientras continuaba caminando y buscando a Akaashi con la mirada

- ¿ya le diste el regalo?

- No encuentro a Akaashi – dije enojado.

- Estoy seguro de que le gustara, debo irme, luego me cuentas como te fue – dijo

- Bien - y termino la llamada.

Las personas se movían por los pasillos, esto me dificultaba aún más el encontrar a Akaashi, entonces lo vi, caminaba lentamente por el pasillo, se alejaba, así que, me moví rápidamente, por accidente empuje a más de alguna persona, murmure unas disculpas, apenas me fije en la persona que había empujado, y continúe mi camino, no quería volver a perderlo de vista.

- ¡akaashi! – grite, el me escucho y espero a que llegase a su lado.

- Bokuto-san – me llamo - ¿Por qué tiene su cabello con ramas y hojas? – entonces comenzó a quitármelas, yo me sentí avergonzado pero lo deje.

- Larga historia – dije, lo tome de su muñeca y lo guie hacia la azotea porque, vamos, no existe un lugar mejor para esto.

El lugar estaba vacío y lo agradecí enormemente. El me miraba con su típica expresión seria que me enamora y me pone nervioso.

- Akaashi, feliz cumpleaños – dije tendiéndole mi regalo, el envoltorio era gris con búhos dorados, en cuanto lo vi en la tienda supe que ese era el indicado.

- Gracias, Bokuto-san - dijo él, tomo mi regalo y me abrazo – no era necesario que me regalase algo.

- Si lo era – dije rápidamente, entonces vi como él tenía la intención de abrir el regalo de inmediato – no lo abras ahora – pedí nervioso, pero ya era demasiado tarde. Saco el regalo y lo examino, yo, mientras examinaba su rostro.

Era un álbum de fotos hecho por mí. En la portada habían dos búhos, dibujados por mí, sobre la rama de un árbol, todo esto hecho con diferentes materiales, dentro, decidí poner la colección de fotos de ambos que había sacado Akaashi con su cámara. El repaso las paginas lentamente, miro todo con suma atención.

- Entonces es por esto que tenías las manos pintadas – dijo, me mire las manos, en efecto, estas si tenían manchas de colores debido al trabajo del día anterior.

- Lo amo, Bokuto-san – dijo, se acercó y me regalo el beso más dulce que jamás me ha dado – es un regalo perfecto.

Entonces el levanto la vista y lo vi.

Pude ver lo que tanto había deseado. Esa mirada, esos ojos verdes que expresan lo mucho que ama algo, lo mucho que lo apasiona y disfruta de ello, esa mirada que envidie por mucho tiempo y anhele que fuese dedicada a mí, ahí estaba, me miraba de esa forma, por fin. Tenía una sonrisa leve. Tomo con fuerza el álbum, se acercó, puso una mano en mi mejilla y se inclinó para besarme.

GRACIAS POR LEER.