Disclaimer: Los personajes de esta historia no son propiedad mía, sino de J.K Rowling. Yo solo los tomo prestados...

Tendrán que disculparme han pasado demasiados años sin que publicara nada por lo que temo ya no recordar como hacerlo bien. Espero que les guste. Contiene Lemmon

Capítulo 1

Pasaban las nueve, sus pasos resonaban por el largo pasillo. Caminaba apresuradamente, pues quería llegar temprano a casa. Estaba cansada, y odiaba quedarse horas extras, pero el trabajo tenía que estar listo; no se podía retrasar. El Ministerio dependía de ella.

El edificio estaba totalmente vacío, al ser domingo y tan tarde, todos tenían mejores cosas que hacer. Eso no le preocupaba. No era la primera vez que trabajaba de esa forma. Los borradores se veían durante la junta mensual, el primer lunes de cada mes.

Llego ante las enormes puertas del despacho del Director del Departamento de Cooperación Mágica Internacional. Se detuvo. Respiró hondo… y abrió. Sabía que no habría nadie, pero era una reacción automática. Entró más tranquila, solo tenía que dejar el borrador sobre el escritorio y su trabajo estaría terminado.

El despacho estaba a oscuras, se dirigió con cuidado al escritorio y colocó delicadamente el borrador sobre él. Giró; algo le impidió avanzar.

Una mano grande y fuerte se cerró entorno a su muñeca. Contuvo la respiración. Su cuerpo se paralizó. La mano la atrajo hacia un costado de la silla; ahí fue cuando lo vio. Su jefe se encontraba con la butaca de espalda a la puerta, por eso no lo notó al entrar.

Mucho más tranquila soltó el aire que había retenido, lo más seguro es que quisiera saber si todo estaba listo, tenía que ser eso. Se disponía a darle los detalles cuando el la colocó frente a él. Ella sonrió cortésmente. Abrió la boca, lista para explicarle, pero no pudo decir nada.

Todo su cuerpo la alerto de que algo no iba bien, no era normal; se tensó. Y sin apenas notarlo él ya la había sentado sobre sus piernas. Hermione intentó levantarse, pero él se lo impidió colocando una mano firme sobre su espalda. La tenía aprisionada entre su mano y su cuerpo, aún así ella intentaba con todas sus fuerzas alejarse de él para poderse parar, pero sus intentos eran inútiles.

Al leer sus intenciones él la tomo más firmemente, inmovilizándola; ella tembló. No era capaz de hablar, su voz no llegaba a su garganta. Lentamente sin dejar de mirarla colocó su otra mano sobre su hombro izquierdo. Hermione contuvo el aliento, mientras cerraba fuertemente los ojos.

Él fue bajando lenta y suavemente su mano, acariciando su brazo. Llego a su mano, la giró y volvió a subir por la cara interna, tocando apenas con la yema de los dedos. Hermione no sabía que hacer, aún intentaba quitarse de ahí. Sorpresivamente sintió la mano sobre su cuello, envolviéndolo. Cuadro los hombros y apretó los labios.

Delineó el contorno de su seno, instintivamente ella intentó alejarse. Al notarlo la apretó y tomó su seno, lo estrujó sobre la ropa, Hermione soltó el aire entre los dientes. Siguió bajando lenta y tortuosamente. Llegó al límite entre la blusa y la falda, posó la mano sobre esa parte de la cintura, la acarició sobre la tela. Uno de sus dedos se escapó bajo la blusa. Ella brincó asustada al contacto con la fría mano. Poco a poco fue introduciendo la mano, acaricio su cintura, dejando que Hermione se estremeciera, siguió recorriendo su cuerpo hasta llegar a su abdomen, colocó la palma sobre él, disfrutando del calor que emanaba el cuerpo de ella.

Hermione recobró el habla, estaba a punto de protestar cuando sintió la mano entre su pecho, tomo aire. El aprovecho su aturdimiento para acariciarle el pecho sobre el sostén, lo estrujó de nuevo. Antes de que pudiera protestar coló su mano bajo este. Lo acarició lentamente, haciendo pequeños círculos que iban aumentando de velocidad al acercarse al pezón. Al llegar a este lo apretaba suavemente para después invertir el proceso una y otra vez. Desde el primer contacto de su mano con el pezón este comenzó a reaccionar, quedando erecto ante las primeras caricias. Al sentirlo duro bajo su mano aumentó la intensidad de las caricias.

La respiración de Hermione se fue volviendo entrecortada; él sonrió mientras sacaba su mano de debajo del sostén para dirigirla al otro pecho, falto de atención hasta ese momento. Introdujo, a su vez, la otra mano por la espalda sin dejar de hacer presión. Acarició su espalda, la masajeó con suaves círculos. Mientras que la otra se colaba bajo el sostén, tomando el pecho olvidado. Hermione respiraba entrecortadamente, su cabeza colgaba hacia atrás por momentos. Aprovechó el éxtasis en el que ella se encontraba para desabrocharle el sostén, aunque no se preocupó por quitárselo, ya lo haría más tarde.

Al verla extasiada fue descendiendo la mano que se encontraba en su espalda hasta llegar a sus caderas, las acarició. Tomó su pierna derecha de la rodilla y la acomodó para tener un mejor acceso a ella. Hermione estaba tan excitada con lo que su otra mano hacia que ni siquiera noto esto, mucho menos, la falta de presión sobre su espalda. Comenzó a ascender con intensas caricias desde la pantorrilla hasta los muslos. Ahí se entretuvo un poco estrujándolo. Giró suavemente su mano teniendo acceso de esta forma a la cara interna del muslo, lo acarició mientras su mano se perdía bajo la falda de Hermione.

Ella salto hacia atrás asustada, pero antes de que pudiera levantarse él ya la tenía sujeta de nuevo de la espalda. Acercó sus caras; dirigió su boca a su oído y le susurro con voz ronca y profunda:

- No te muevas, Granger. - Ella se paralizo.

Tras lo cual le mordió lenta y sensualmente el lóbulo de su oreja, para acto seguido introducir su lengua en ella; mientras abajo, su mano, rozaba por encima de su ropa interior. Comenzó ha hacer patrones, pequeños círculos cada vez mas rápido, y ejerciendo más presión. Hermione gimió quedamente ante dichas caricias.

Sin dejar de morderle el lóbulo, ni de acariciarla, la mano que descansaba de nuevo sobre la parte baja de su espalda fue subiendo, llevándose con ella la blusa de ella, hasta topar con uno de sus hombros lo rodeo y siguió subiendo por el brazo, quitándole de esta forma, parte del sostén y de la blusa. Al haber sacado uno de los tirantes de uno de los hombros procedió ha llevar el mismo ritual en el otro brazo. Inmediatamente el sostén cayó quedando entre sus cuerpos. Acarició levemente el contorno de uno de sus senos y subió por su pecho hasta su cuello y de la mima forma en que se deshizo de los tirantes lo hizo de la blusa en su totalidad.

Bajo de nuevo su mano por la espalda, mientras iba creando un camino de besos y mordidas por su cuello, hasta llegar a la clavícula. Ella gimió un poco más. Su mano se interno un poco por debajo de la cadera, y con cuidado sin dejar de acariciar con su otra mano la vulva sobre la tela; la elevó un poco. Muy lentamente sorteó la prenda íntima, corriéndola un poco hacia un lado. Presionó uno de sus dedos sobre su sexo. Hermione al sentirlo no pudo evitar gemir más fuerte.

Mientras su boca se entretenía con los senos de ella, comenzó a jugar con su clítoris; presionándolo, masajeándolo. Hermione ya se encontraba húmeda y excitada, disfrutaba del contacto; a pesar de que sabía que no debía, que estaba mal. Repentinamente, él introdujo uno de sus dedos y comenzó a moverlo circularmente, ejerciendo cada vez una mayor velocidad. Ella estaba desenfrenada, no podía reprimir sus emociones.

Sacó su dedo. Al percatarse de que Hermione inconscientemente había tomado los reposabrazos de la silla y mantenía los brazos tensos; sonrío, pues esto dejaba su otra mano libre para dedicarla a otras cosas. Sin dejar lo que estaba haciendo, la dirigió rápidamente a su seno izquierdo para estrujarlo, pellizcarlo; mientras su boca se encargaba de no descuidar el otro. Ella no tubo tiempo de protestar por la falta de atención en su zona intima, porque tan rápido como lo sacó lo volvió a meter.

Lo metía y lo sacaba haciendo movimientos circulares. A ese dedo se le unió uno más, haciéndola gritar; repitió lo anterior. Hermione ya se encontraba muy mojada y en un éxtasis tal que le era imposible no mover sus caderas acoplándolas a los movimientos circulares de él. Ella flexionaba un poco sus codos y los volvía a tensar para tener un mayor contacto; más profundo.

Hermione comenzó a hiperventilar. Sus venas tenían vida propia, la delataban al palpitar furiosamente donde más concentración de sangre había. Su corazón se sentía desbocado y jadeaba más y más. Y de un momento a otro, todo su cuerpo se tensó, dejando atrapados los dedos de él dentro de ella. Comenzó a temblar, él tuvo que dirigir su mano derecha hacia su cadera para sostenerla, para ayudarla. De pronto todo culminó con un grito fuerte y ronco de ella.

Ella aún jadeaba quedamente cuando él retiro su mano del interior; la escuchó ronronear mientras bajaba sus caderas buscando un mayor contacto con él. El la tomo en brazos suavemente y se paró. Giró con ella. Se acercó a su oreja y mordió su lóbulo, para después dejarla con cuidado sobre la silla y dirigirse sin más hacia la puerta.

Ella lo siguió intensamente con la mirada. Estaba confundida, y quería más. Esperaba que regresara a donde estaba, no sabía que debía hacer, si debía hablar o detenerlo. Lo veía alejarse más. El llegó ante las puertas cerradas del despacho y sin mirar atrás, salió.

- Maldito Malfoy - murmuro Hermione, todavía con el corazón desbocado y las piernas temblando. Respiró varias veces para recuperar el control y se vistió apresuradamente. Al llegar a la puerta ordenó todo con un toque de su varita y salió ella también.