Nota: Estos dos drabbles de Defteros x Asmita los escribí para el evento «108 estrellas del amor» organizado en el foro Saint Seiya Yaoi por el club Santísimo Pecado (Géminis x Virgo). La idea era escribir un drabble por cada estrella maligna, tomando como inspiración el nombre de la estrella, hasta totalizar ciento ocho (entre todas las participantes, claro está).

Las mías fueron la Estrella espectral y la Estrella bárbara. Si les interesa, al resto las pueden encontrar en ese foro ^^ Cualquier cosa me mandan un PM y les digo bien dónde.

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ESPECTRO (Estrella espectral)

Te descubro.

Te veo con ojos que ya no duermen, que ya no existen, no más piel y temblorosa carne blanca sellada en órbitas de hueso, un desperdicio de azul.

Consumido por el día, tu cuerpo reposa en un lecho de piedra, se marca con las rudas estrías de la roca desnuda. Digo tu nombre, lo soplo en tu frente, lo soplo en tus labios, mi aliento te hiela y esculpe ese nombre en el marfil de tus dientes. Te acaricio con dedos invisibles que no quieren despertarte, por qué romper el hechizo, dicen, y trazan en tu pecho un riachuelo de escarcha.

Soy libre, por fin. He vuelto a mi esencia, a las infinitas sendas del ahora, es mía toda esta libertad y los caminos que llevan a todas partes, que hoy, de nuevo, me trajeron a ti. Duerme, no te dejes sorprender por mi nostalgia. Siénteme, pero no despiertes. Ya no soy Asmita.

La bruma de la noche se entreteje conmigo, perturba mi espíritu de pensamiento vivo; es hora de volver. Me escurro entre las sombras pero algo me detiene.

Un sollozo.

Me descubres.

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LA MÁSCARA (Estrella bárbara)

Es tiempo de silencio. Nada más escucho el ir y venir de tu pecho, nada más tú, en una ciega extensión de sombras, calladas, inabarcables.

Estás agitado, tomo conciencia de ello y sonrío. Para ti fue otro día de esfuerzo, de rabia, de cicatrices abiertas que ignoras y olvidas. Has de haberte herido los puños y el alma, clavado tu mirada bárbara en ojos que se rieron de tu tonta existencia. Tienes la certeza de que morirás, mañana o el mañana de otra noche, una tarde sin nombre, atravesado por un pensamiento asesino que cualquiera podría lanzarte. Te repliegas sobre ti mismo. Te siento cerca. Nos cubre un manto de estrellas.

Es tiempo de secretos. Crees que no puedo verte, nada más oír tu canción de músculos cansados, el palpitar de tus entrañas, que laten al compás de la tierra. Oler tu aroma ácido y febril, impregnado de sudor y soledad. Qué tanto ignoras, qué tanto sueñas, qué poco te han querido. Busco arrimarme a tu cuerpo brusco, a tus manos ásperas, que esculpen montañas, que no conocen el amor. Eres un bosque de afilados huesos. Quiero que me desgarres, ansío tu arisca confianza, tu feroz inocencia. Y tu lengua... tu lengua sellada que guarda tantas cosas.

Crees que me engañas. Que me detendrá esta máscara de atroz abandono. Acaso me subestimas. Te escucho susurrar tras el cuero que te amordaza, te avergüenzas de tus palabras...

Tus palabras, llenas de poesía.

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