En los tiempos de la antigua Shurima, en su máximo esplendor, existió un emperador que se atrevió a desafiar las leyes de los hombres y de los dioses; Azir era su nombre.
No fue el sol lo que sus alas quemaron, fue la arrogancia de su persona, fue la alevosía de quien a su hermano consideró. Fueron sus ambiciones y ansias de poder lo que le arrebataron a él y a todo su imperio la gloria que tanto le costó conseguir.
Quiso ser hijo del sol y terminó siendo vástago de la traición, consumido entre los rayos del astro rey contempló como su imperio se convertía en ruinas. Shurima se hizo cenizas y polvo, los palacios se derrumbaron, de sus habitantes ya nada existía; solo el desierto.
Nadie recordaría a Shurima y a su grandeza, nadie recordaría a los ascendidos Nasus y Renekton; guardianes del emperador. Nadie se acordaría de Azir y su magnificencia, ni de de Xerath; el causante de aquella desgracia. Solo la sangre de un descendiente de aquel imperio caído en el olvido podría devolverle la vida a aquel infortunado emperador, solo el último linaje podría darle la inmortalidad.
Notas finales: Escribí esto para un concurso, pero ya tenía la idea desde que oí "Son of the sun" de Therion, así que escuché la canción, leí la letra, dí una leída rápida al lore de Azir y esto salió. Quise que fuera corto pero conciso. Era todo, gracias por leer.
