Dije que haría una historia de reencarnación si se me dan las ideas, y surgió algo nuevo. Tengo un poco de temor de dañar esto, pero bueno, lo intentare. Este fanfic no tiene nada que ver con la pequeña historia llamada "Mikaela" aunque se parezca al inicio (?)
Advertencias: Posible BL (Aún no lo decido XD), Reencarnación, Universo Alterno, Algunas malas palabras e.e, contiene SPOILER del manga, así que si no os gusta, abstenerse a leer. Owari no seraph jamás en mi vida me va a pertenecer, pero bueno… déjenme soñar.
Siete estrellas en la magnitud del cielo
— ¿Sabes?, el cielo debería tener solo siete estrellas — ¿Por qué? — Porque somos los Hyakuya. —Pero somos ocho… —Lo se, tú serás la luna. (Reencarnación)
Capítulo I
-Año 2016- Mikaela Hyakuya muerto en acción.
Cuando empezó la batalla, Mikaela comprendió tarde que ya era la guerra, puedes perder miles de batallas más, pero no la guerra.
Lo primero que buscó sus ojos era el cuerpo de Yuuichirou con la esperanza de encontrarle sano y salvo, para protegerle de todo el caos que amenazaba con sucumbir, si es que no había empezado ya.
Corrió entre los cuerpo caídos a gran velocidad, hasta encontrar a Yuuichirou intentando matar a un noble.
— ¡Yuu-chan, aléjate!
De sus labios salió lo que parecía una súplica. ÉL no podía matar a un noble como Crowley, pese a tener una de las espadas Demoniacas de la serie Negra. Un humano no podría matar a un vampiro y definitivamente no iba a dejar que Yuuichirou arriesgase su vida en el intento.
— ¿Mika…?
Y el peor error que pudo cometer el pelinegro era distraerse, en la guerra tan solo diez segundos de debilidad puede suponer una muerte segura.
— ¡Yuuichirou, cuidado!
El pelinegro escucho al Teniente coronel advertirle cuando sintió como su cuerpo caía al suelo, Mikaela le había empujado y como consecuencia había recibido el golpe.
— ¡Mika!
—Yuu-chan, todavía metiéndote en problema sin Mikaela-sama… — un susurro suave emano de los labios del rubio.
El tiempo le pareció detenerse. No, no, no… ¡Él no puede morir!
— ¡Idiota, no digas esas cosas! — un halo de rabia empezó a apoderarse del pelinegro. — ¡Los mataré a todos, Mika! Así que… espérame un momento, por favor…
— ¡N-no, no puedes contra ellos! — intentó tomar su mano en la desesperación, pero una punzada de dolor le atravesó al pecho, instándole a sujetarse la zona afectada.
¿Moriría así como así? Sin poder salvar a la persona que más quería, no, no solo eso, era también su motivo de vivir, su pequeña luz en ese podrido mundo.
—Yuu-chan…
Su mente se debatía entre la inconciencia y las ganas de aferrarse al mundo, ¿Por qué?
Había creído que hace mucho perdió las esperanzas de seguir vivo. El dolor, la fatiga y la falta de sangre empeoraban su condición, y que la herida no sanarse era de grave preocupación. Tan solo pudo escuchar una serie de explosiones, gritos y ver mucho rojo a su alrededor, la vista se le nublaba a segundos. Algo le llamaba, le gritaba que lo dejase ya, no había forma de seguir en esa terrible oscuridad.
Morir como hace mucho había preferido.
— ¡Mika!
Y pudo escuchar una voz lejana que le parecía de lo más dulce, antes de dejarse llevar por la inconciencia.
Para siempre.
-Año 2016- Yuuichirou Hyakuya muerto en acción.
Debía ser un sueño, seguro era un sueño.
Sus ojos no podían enfocar nada, a cada respiro una lagrima más, a cada respiro una grieta más.
— ¡Mika no juegues conmigo y levántate! ¿¡Acaso ya no quieres irte conmigo!?—la impotencia, la desesperación, un tumulto de sentimientos que le destrozaban, y a cada palabra, estás eran sofocadas por el llanto — Huyamos juntos, pero por favor… vuelve.
No había siquiera una palpitación en el cuerpo del rubio.
— ¡Mikaaa…!
Y gritó, como si eso pudiera aliviar la presión en el pecho, como si pudiera borrar la historia y poder reescribirla a su gusto, como si eso pudiera regresarle a la vida…
—Los mataré… los mataré… ¡Los mataré! — y sus ojos se llenaron de fuego ardiente, la adrenalina, la rabia, la ira, el enojo, la desesperación, tantos sentimientos dañinos.
— ¡Yuu! — el teniente no podía creer lo que sus ojos veían. Allí estaba otra vez ese monstruo.
— ¡Los mataré a todos!
Y uno de sus ojos se torno en negro, un aura oscura empezó a apoderarse del cuerpo del pelinegro.
— ¡Yuuichirou, no te dejes controlar!
Pero no escuchaba nada, en su mente solo había tres palabras: Matarlos a todos.
— ¿Qué es eso? — Crowley estaba tendido en el suelo, había sido atacado brutalmente por el chico, pero su gran poder regenerativo le mantenía con vida.
"— ¿Mika? ¡Mika, no te vayas!
—Yuu-chan, te estaré esperando, así que por favor, apúrate y venga mi muerte."
Vengar su muerte. Va a vengar su muerte. Los matará a todos y podrá estar con Mika por siempre.
— ¿Qué está pasando con Yuu? — Shinoa y el resto se acercaron con pasos apresurados.
—Ha perdido el control…
— ¡Voy a abrazarle!
Corrió hacia el pelinegro. Antes había funcionado, debía volver a funcionar.
— ¡Yuu, soy yo, Shinoa! ¿Puedes escucharme?
Le abrazo con mayor fuerza intentando reprimir las lágrimas.
—Escúchame, por favor, vuelve, ¡Tienes que volver!
Y Shinoa sintió un golpe que le empujo hacia el piso.
¿Volver? ¿Para qué?... El tenía que matarlos a todos e ir con Mika y su familia.
Y dejo que su cuerpo tomase el control de sus acciones. Debía matarlos a todos, eso es lo único que importaba.
"—Bien hecho, Yuu- chan, ahora, vámonos con nuestra familia."
—Mika... — y esbozo una sonrisa antes de dejarse caer pesadamente junto a ese cuerpo que conocía perfectamente.
Estaba agotado, parecía que su cuerpo había sido traspasado con miles de dagas, como si miles de vampiros le hubiesen apuñalado o robado cada gota de sangre.
Su mano buscó la ajena, estrechándola en una débil caricia.
"Allá voy"
Y dejo que toda la abrumante oscuridad le llevase.
Para siempre.
-Presente-
El invierno empezaba a congelar sus manos descubiertas. La próxima vez se tomaría la molestia de llevar guantes.
Un suspiro salió de sus labios. Era tan aburrido observar a través del ventanal del bus en plena noche. Se dirigía hacia la estación central de Tokio, ya era tarde y esperaba llegar antes de que el último tren marchara.
Cuando llegó, lo primero que hizo fue comprobar que aún había un tren para ir hacia Nagoya, soltó un suspiro de alivio cuando la respuesta fue positiva.
Lo único que le quedaba era esperar al susodicho tren. Realmente el día había sido agotador, así que se sentó en un asiento cualquiera mientras bostezaba.
—Pasajeros con destino a Nagoya, por favor abordar el tren.
Y la voz de la chica del megáfono le sobresalto. Debía tomar el tren.
Con pereza se levanto del asiento, pero tuvo que correr cuando vio que el tren ya estaba por marchar. Realmente ese día apestaba.
Al entrar observo unas cuantas personas, lo que le agrado, dado que odiaba la multitud conglomerada. Cuando busco un asiento apartado sintió como sus palpitaciones se aceleraban.
Unos ojos azules le observaban fijamente.
Durante el trayecto un montón de pensamientos llenaron su mente.
—Señores pasajeros, en breves momentos llegaremos a su destino, por favor prepárense para el descenso.
La voz le sobresalto. Cuando volvió la vista hacia el chico solo noto el asiento vacío, así como su corazón se torno.
Empezó a caminar hacia la casa con paso autómata. Al llegar solo pudo arrojarse a la cama y dejarse llevar por Morfeo.
Esa noche, soñó con unos ojos azules.
FIN…
Ok No… miento, miento, pero no me maten, que si lo hacen no habrá continuación.
En fin, ¿Qué les pareció? ¿Les gusto? ¿Lo odiaron? ¿Me odiaron?... Háganme saber sus opiniones mediante un preciado Reviews.
Ja na!
