Bueno, estoy con una nueva historia, me encantaría decir que es de mi autoria pero esta basado en el fanfic del mismo nombre, un NARUSASU de HikaruWinter, cabe mencionar que claramente no será igual ya que ambos mundos son muy distintos y ella me dio autorización para ir modificando algunas cosas en el futuro a medida que avance el fic ya que este tiene un final cerrado.
Este trabajo va dedicado a:
Gema Talerico
Kasandra Potter
Sakura7893
Alexis
Liube
Los cuales me apoyaron en mi trabajo anterior.
Espero que les guste
Hermione cambió las flores y se sentó de nuevo en la incómoda silla que velaba la cama de la enfermería.
Estaba agotada después de la intrusión del equipo de quiditich la habitación. En serio, normalmente tenía las manos llenas con Ron, pero todos juntos eran como un huracán de fanáticos.
Bueno, hasta que Madame Pomfrey les echó.
Miró al techo de nuevo.
Ya llevaba siete días visitando aquella habitación, siempre con un lirio rojo en mano y aún no podía creerse lo que había vivido.
¿Quién podría creer que un solo expelliarmus destruyera el ejército de enemigos e hizo que finalmente Voldemort muriera? Nadie, ella aun no lo había asimilado del todo, aunque la imagen de Harry transformado en un soldado, aquella imagen de meses atrás, aun la perturbaba en sueños y estaba segura que a Ron también.
Y lo peor era que eso no era todo.
Antes de que Vodemort se desvaneciera del lugar, Malfoy apareció, intentando llevarse por delante a cuantos pudiera con él para salvar a su madre que había sido torturada en las mazmorras de la mansión. Pero no esperaba a un furioso Harry Potter que lanzo un "fractis ossibus" el cual partiera los brazos y piernas.
Ron había sido gravemente herido por una maldición cortante pero pronto le darían el alta, ya no tendría que visitar sola a Harry nunca mas.
Hermione descansó de nuevo su mirada en la cama, Harry tumbado inconsciente en ella, lleno de vendajes y piel dañada, pero ningún otro daño aparente. Sin embargo, tanto él -o eso había dicho Pomfrey- estaban profundamente dormidos, intentado recuperar su núcleo mágico induciéndose un coma a sí mismo.
Sabiendo esto, es de suponer que la castaña, al saber que su amigo no está al borde de la muerte, fuera a velar a su otro compañero. Pero ella ya había cuidado de Malfoy una vez. Y lo único que había conseguido era que sus esfuerzos y su preocupación cayeran en oídos sordos y que el Malfoy le gritara e insultara y se marchara.
Hermione sabía que ni Harry ni Ron nunca la dejaría sola. Esos chicos siempre habían estado a su lado, y eran uno de los pocos en los que la chica confiaba. Eran como un hermano para ella, bueno al menos lo era Harry y él lo sabía y la quería de la misma manera.
Nunca se había enamorado de ella como muchos rumores dijeron, ese amor había pasado a otro nivel para considerarla una hermana pequeña de la que debía cuidar, a la que debía proteger y soportar, con la que tenía que quedarse y no abandonar. Ella lo sabía, y no podía agradecer suficiente al chico por ello.
Acarició los mechones negros de la frente del chico, saco su varita y dijo tempus.
Marcaba las 14:35
Hermione suspiró y se levantó de la silla para sentarse en el borde de la cama, también blanca. Todo era demasiado blanco para su gusto. Blanco y gris.
"Harry" dijo, en un susurro dulce y paciente, pero a la vez directo, como ella "Tengo que irme un rato. Volveré a las seis y me quedaré a hacerte compañía, ¿está bien?"
Recibiendo como respuesta la respiración tranquila y acompasada del chico, Hermione se levantó y, con una última mirada a la cama desde la puerta, salió de la habitación, cruzándose con Luna, la cual ayudaba de vez en cuando en la enfermería, por el pasillo, que se dirigía, seguramente, a revisar a Harry.
Subió dos pares de escaleras, cruzándose con algunos profesores algún que otro apresurado doctor hasta llegar a otra habitación que se le había hecho familiar en aquella semana.
Dos aurores vadeaban la puerta, y la castaña sabía que otros cuatro vigilaban el interior, pero no importaba. Ellos solo hacían su trabajo, vigilar al 'Malfoy'.
La castaña golpeó la puerta dos veces y la abrió.
"Malfoy"
Brazos vendados y piernas escayoladas el hechizo de Harry era antiguo y no permitía la cura a través de la poción crecehuesos, el pelinegro llevó su vacía mirada a la puerta antes de devolverla a la blanca pared frente a él. Cuatro aurores en las cuatro esquinas de la habitación con sus ojos clavados en el joven.
"Granger" respondió, monótono y carente de vida.
La castaña sonrió y sacó una manzana y una flor de su espalda, avanzando hasta una de las dos butacas grises de la habitación.
A Hermione aún le molestaba un poco que Harry, el niño que vivio, el salvador del mundo magico, aquel que había acabado con la guerra, estuviera en la enfermeria pequeña y normalmente compartida sin privacidad ni una mísera estantería para poner flores mientras Sasuke disfrutaba de una habitación de lujo, individual, con todas las comodidades y la mejor atención.
Le repateaba, pero no podía quejarse.
Aun guardaba el viejo resentimiento, pero el hecho de que su madre los hubiera salvado, salvando a Harry y luego ser secuestrada por mortifagos y torturada hasta casi la muerte la llenaba de compasión, el chico era como Harry , obligado a cumplir con un destino que no escogio y haciendo lo mejor posible.
"Veo que tus amigos han pasado por aquí" rió por lo bajo, dejándose caer en el incómodo sillón.
"Hn" musitó el rubio, mirada todavía pegada en el yeso blanco.
"Te traje una manzana" informó la ella, y comenzó a pelarla con un cuchillo que había transfigurado "¿Sabes? La Profesora Mcgonagall dijo que pronto comenzaran las clases, no sé cómo lo hare con Ron y Ha-Harry para que vuelvan al colegio, quizás deba convencerlos con que quidditch…"
Dolía. Le dolía tanto... pero debía ser fuerte, debía esforzarse, como siempre, para no preocupar a otros, para no preocupar a Ron y, en el pasado, para no preocupar a un Harry al que ella misma había acompañado en sus aventuras.
"Granger" interrumpió Malfoy, voz todavía monótona, pero firme y algo molesta.
"¿Hm?" preguntó, terminando de pelar el último trozo, tomando uno ella y preguntando, más con la mirada que otra cosa, si algún auror quería, recibiendo una negativa.
"Cállate"
Granger abrió los ojos con una mezcla de sorpresa y enfado, dejando los gajos manzana con forma de perfectos conejitos en la mesilla.
Tomó aire, con paciencia, y lo expulsó antes de hablar.
"¿Por qué? "preguntó, con una sonrisa más falsa que verdadera "Si estás preocupado por lo del grupo de mortifagos, algunos sobrevivieron pero se los llevo el ministerio y los muertos serán llevados a fosas comunes y purificados…
"¡Granger!"
La castaña se paralizó en mitad de un mordisco, y el grito también sorprendió un poco a los aurores de la habitación, pero lograron mantener la compostura.
"¿Ma- Malfoy?"preguntó la joven, en un silencioso susurro, instigándole a continuar.
El rubio clavó sus penetrantes ojos en la joven, con un sentimiento que iba desde la desesperación a la ira, pasando por la preocupación, aunque nada de ello se mostraba en su rostro.
"¿Voy a sobrevivir siquiera?" murmuró, en un susurro que tan solo Hermione logró escuchar "Por ser un Malfoy todos los del ministerios desean mi muerte ¿no lo entiendes? Volver, después de lo que he hecho, lo que quiero hacer... estoy atrapado, solo me espera mi muer..."
El golpe resonó en las paredes y ni siquiera los aurores lograron detener a la airada joven. ¿Morir? ¡Claro que merecía morir! ¡Por su culpa habían muerto tantos! ¡Y Harry! ¡Toda su vida para salvarle a él y a todos! No era de extrañar que le diera un bofetón, pero aun así... quería pegarle hasta que perdiera el sentido.
"¡Idiota! ¡¿De quién es la culpa de todo esto? ¡Tú eres el que se marchó y escogió la marca tenebrosa y se fue con su familia! ¡Y lo único que conseguiste fue matar a tu padre y a muchos otros magos que tenían familia propia, gente a la que querían!"
Malfoy levantó la mirada, sorprendido, al igual que los aurores, pero Hermione no se dio cuenta, ni siquiera prestó atención. Llevaba demasiado tiempo conteniéndose, guardándose su dolor y preocupación para sí misma, y ya no podía más.
"¡ Harry te salvo porque él sabía que tu no querías eso para ti, porque NOSOTROS sabemos que ese no era el camino para ti, porque SABIAMOS que estabas asustados ¿ o crees que no sabemos que nos salvaste cuando nos capturaron los carroñeros? Hasta Ron apelo por ti para que no te llevaran con los otros mortifagos y tú hablas como un idiota!" gritó, levantándose bruscamente y saliendo de la habitación.
Uno de los aurores silbó, voz femenina tras la máscara de dragón.
"¿Qué? "Preguntó Malfoy, irritado, mirada ahora desviada a la ventana.
La auror se señaló a sí misma, en una silenciosa pregunta. Malfoy levantó una ceja y se cruzó de brazos, mirándola de refilón.
La mujer rió antes de responder.
"Esa chica tiene razón, muchacho. ¿Querer morir cuando hasta el salvador del mundo mágico quiere que vivas?. Bastante idiota"
"¿Quién ha pedido tu opinión?"musitó el rubio, volviendo a desviar la mirada.
La auror se acercó lentamente y le obligó a mirarla a la cara, pulgar bajo su mentón.
"Tú. ¿Tienes mala memoria a corto plazo o algo?" rió ligeramente, apartándose del chico que ahora la miraba con más molestia que enfado, y ¿puede ser? Algo de vergüenza. "Mira chaval. El Ministro es como una abuela con el pequeño león. Le adora. Bueno, yo también, es adorable... Pero eso no viene al caso"
"¿A qué quieres llegar con todo esto?" musitó el rubio, veneno en sus palabras.
"Te creía un listillo" rió otro auror, mientras su compañera volvía a su puesto "Piensa chico. El Ministro adora al chico es como un hijo para él, adora a Harry. Harry NO te quiere muerto. Da igual lo que los carcamales digan, El Ministro manda. ¿Cual puede ser el resultado?"
"...¿Creía que los aurores eran profesionales y me equivoqué?" murmuró Malfoy, recibiendo un sonido indignado del hombre y una risa de otro.
"No morirás, aunque muchos te queramos muerto" acalló otro de los cuatro, otro hombre, y, por su voz, mayor que sus otros dos compañeros "Solo estarás... más vigilado. Y se restringirán tus ascensos como cabeza de la Casa Malfoy y tus movimientos por el mundo mágico."
Draco miró al auror carnero y miró sus manos, brazos vendados y escayolados, sin poder sacarse lo que había dicho Granger de su cabeza.
Potter...¿no despierta?
