Resumen: Quién diría, perro pulgoso, que te enamorarías del murciélago grasiento...
Diclaimer: Los personajes no son míos, de lo contrario, ninguno de los personajes habrían muerto y Severus, Sirius, Lucius y Harry serían gays.
Nota: La historia se sitúa después de la guerra y obviamente los protagonistas estan vivos. McGonnagall es la directora y Sirius el cabeza de casa (no se como se dice) de Gryffindor.
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Severus desvió la mirada de su libro para ver a un Sirius sonriendo inocentemente al parecer. Severus alzó una ceja.
"¿Qué es lo que quieres, Black?" Sirius nunca se acercaba a las mazmorras, menos a su despacho, por voluntad propia, y las veces que iba era para decirle que Dumbledore lo buscaba o que alguno de los Slytherins se había metido con alguno de sus leones.
"Es Navidad" dijo Sirius acercándose al escritorio de profesor de pociones.
"¿Y?" sabía perfectamente que era Navidad; la carta de Remus, el tarro de caramelos de limón de Dumbledore, las especias de McGonagall y los libros del trío dorado (tenía que admitir que eran muy interesantes) lo demostraban.
"Bueno, vine a traerte tu regalo" rió por lo bajo al ver la cara de estupefacción y sospecha de Severus. "No va explotar, ese regalo ya se lo he dado a Filch." aseguró mientras le daba una caja de color negrocon plateado
Severus logró ocultar su sonrisa mientras recibía el regalo y con cuidado lo abrió sus ojos se abrieron en sorpresa al ver loque había adentro de la caja.
Era la bufanda que Lily le había regalado en su segundo año en Hogwarts, de los colores de Slytherin y sus iniciales al final de esta. James y Sirius le habían quitado la bufanda y la habían escondido, y nunca la encontró. Y ahora la tenía en sus manos de nuevo. Recordaba haber puesto Hogwarts patas arriba cuando la buscaba.
Sus ojos se le aguaron un poco y maldijo por lo bajo. Sirius dio la vuelta al escritorio y se agachó para ver a Severus.
"¿Estás bien?" preguntó preocupado, como no hacerlo si la persona que más quería estaba a punto de llorar. Sí, Sirius estaba enamorado de Severus pero no podía decir nada por temor a perder la ralción que habían construido; habían logrado tener una conversación racional sin terminar arrancándose los cabellos ni maldiciéndose.
"Si, si es solo que... esta bufanda..."
"Estaba en la Sala de los Menesteres pensando en tu regalo y me acordé que fue ahí en donde escondí la bufanda. Me acordé de porque lo hice, y pensé que la querrías de vuelta. No es nada en realidad" dijo encogiéndose de hombros.
Seveus sacudió la cabeza mientras se secaba los ojos.
"Es el mejor regalo que me has podido dar. Gracias" dijo mientras sus ojos negros miraban a los azules de Sirius, que se sintió derretir ante las palabras sinceras de Severus, pero con extraño sabor amargo en la boca. Le decía eso porque era un regalo de Lily y él todavía la amaba. Ante el pensamiento sintió como algo punzante atravesaba su corazón.
Tenía que olvidarse de Severus, por más dolor que eso conllevara. Tenía que aceptar que él nunca lo amaría. No a él.
Miró a Severus que se ponía la bufanda y sonrió tristemente. Cuando sus ojos se conectaron fingió una sonrisa más feliz. "Bueno... creo que ya me tengo que ir" se acercaba a la puerta del despacho pero sintió que unos brazos un tanto inseguros rodeaban su cintua. Se tensó levemente.
"Gracias... Sirius." murmuró Severus mientras que apoyaba su cabeza en la espalda del animago.
Sirius recogiendo todo su valor Gryffindor (de algo tenía que servir la casa) de volteó y plantó un suave y ligero beso en la mejilla de profesor de pociones.
"Feliz Navidad." susurró mientras abría la puerta y salía.
Severus se tocó la mejilla con sus dedos mientras dejaba que una sonrisa adornara su cara y cerró la puerta.
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¿Qué tal? Ya sé que es muy corto, este es como el prólogo.
¡Dejen un review diciendo que tal les pareció!
Hasta la próxima.
