Gracias a Jackie de Black, la responsable de todas las mentes dañadas
durante el fic. A Haron, a Hoen, a Etha, y a la Divina Providencia. También
a June, que ya regresó.
Esto es un universo alterno, osease, que no tiene casi nada que ver con la historia original de Harry Potter, más que los nombres. Y también es un slash (relación hombre-hombre) así que si no te gusta, favor de no leerlo.
Espero que les guste, y dejen reviews.
............................................................................ .....................................................................
-Llegada-
Y ahí estaba yo, en la prisión estatal. Me alegró un poco la idea de pasar allí 40 años, ya que no tendría que pasar hambre.
Después de haber sido acusado por homicidio en primer grado, fui enviado a St. Mary; una pequeña cárcel donde se aceptan a los criminales más peligrosos nada más. Me sorprendió que me creyeran peligroso...digo, matar a tu amigo quemándolo vivo en su propia cama....cualquiera lo hace. El punto es que estaba en el lugar más custodiado de la nación y eso no me preocupaba para nada.
Tendría tres comidas al día, un techo donde vivir, ropa, y todos esos lujos que en algún momento nunca tuve.
Cuando llegué a St. Mary apenas tenía unos veinte años. Mi cabello todavía era negro, mis ojos azules aún brillaban y los músculos no me fallaban, no como ahora después de 40 años, pero regresemos a ese momento.
Mi celda contaba con una litera, un escusado, un lavabo, una ventana con barrotes con el lujoso paisaje del muro de seguridad y...ya. ¿Pero eso que importaba? Tenía un lugar donde vivir.
Mi primer mes en St. Mary no fue algo de lo que esté orgulloso. En la primera semana me peleé con un tipo más grande que yo, vaya madriza que me dio, pero eso no fue lo peor, tuve que lavar los baños como castigo. Aquellos cuerpos gordos y desnudos aún me persiguen en mis sueños.
A los quince días después traté de robar comida, pero yo de imbécil no me la tragué cuando me dijeron: "¿Qué tienes en la boca, Black?". Otra semana en los baños..
Mis relaciones con los demás presos no era muy buena, me gustaba tener mi espacio y no tenía compañero de celda, así que podía hacer lo que quisiera. Bueno, casi todo.
En el segundo mes fue cuando tuve mi primer compañero de celda, su nombre era James Potter. No era más alto que yo, pelo negro y con lentes. Pobre tipo, no duró ni un mes en St. Mary. Lo encontraron colgado de los barrotes de la ventana, no aguantó el encierro. Creo que lo habían acusado de violación. Las pocas palabras que crucé con él fueron:
-¡¡SOY INOCENTE!!- bueno, no fueron exactamente palabras, sino gritos. Yo sí le creí. Me explicó que sólo había golpeado un poco a su mujer y también le había metido un palo, supuestamente porque querían sexo salvaje. Uno pone y la mujer dispone.
Ese fue el fin de mi compañero. Otra vez sólo, aunque me daba miedo ver hacia los barrotes, aún recuerdo su cabeza ladeada y sus pies flotando. Mejor no hablo de ello. Como alguien alguna vez diría: "Miedito tengo yo."
A las tres semanas de que muriera James tuve mi segundo compañero de celda. Remus Lupin.
Recuerdo el día en que llegó. Fue un 29 de febrero. Yo acababa de salir de los baños cuando veo a los policías llevando a un chico a mi celda. Parecía de mi edad, aunque en el cabello tenía ya algunas canas. En ese momento no vi su rostro ya que lo llevaba agachado. Era extrañamente delgado, la ropa de la prisión le quedaba holgada y estaba muy pálido.
Al pobre lo llevaban técnicamente arrastrando. Abrieron la reja de la celda y lo empujaron dentro de ella. Cuando iba por el pasillo uno de los policías me dijo:
-Ahí tienes a otro lunático, Black, a ver si este no se mata también.- Lo miré con reproche, ¡ahora me iban me iban a culpar por la muerte de James!
Entré a la celda y vi al muchacho sentado en la cama de abajo con las manos tapando su cara.
-Puedes quedarte en esa cama, yo dormiré arriba.- le dije. Levantó el rostro. Me miró con sus ojos dorados, un poco rojos, como si no hubiera dormido en días, y me sonrió.
-Muchas gracias- lo dijo con un sentimiento de agradecimiento tan profundo que hasta los ojos se le llenaron de lágrimas, y también un poco a mí.
Le devolví la sonrisa y me subí a la cama. Me recosté y vi las sombras de la luna hacia el techo.
-Y...¿por qué estás aquí?- pregunté.
- Por una mentira- su voz se oía apagada.
-Todos estamos aquí por una mentira.- le dije en forma de broma – Dicen que yo maté a mi amigo.
-¿Lo mataste?
-Algo así. Sólo prendí el cerillo cerca del bote de gasolina que estaba cerca de su cama. -¿En serio?- preguntó algo asustado.
-No, no es cierto. Fue alcohol. Primero se lo eché encima y luego prendí el cerillo.- comencé a reír. Aún hoy en día me da risa recordar como lo mate.
Remus se levantó de la cama y se paró junto a la reja.
-¿Cómo te llamas?
-Sirius Black.- contesté - ¿ Y tú?
-Remus Lupin.
-Mucho gusto Remus- le dije mientras me sentaba en la cama.
Hubo un silencio incómodo de unos 5 minutos. No sabía que decirle. Me di cuenta de que no quería hablar del porque estaba allí, y al parecer había tenido un día difícil, así que decidí no fastidiarlo.
-¿Cómo se llamaba tu amigo?- preguntó sin quitar la mirada del pasillo.
-Peter Pettigrew.
-¿Por qué lo mataste?
M encogí de hombros. Era yo un cínico a esa edad. Tal vez lo siga siendo , pero ya un poco menos.- Me enojé con él porque me había robado y porque ya estaba harto de su cara.
-Ah- dijo un poco sorprendido.
Yo me comencé a reír, me di cuenta de que me tenía miedo, y me gustaba verlo así.
-Bueno, ya es muy tarde, y debo de poner el jabón en el baño antes de que los demás se levanten. Buenas noches.- bostecé y me levanté de la cama.
-Buenas noches Sirius.
Esto es un universo alterno, osease, que no tiene casi nada que ver con la historia original de Harry Potter, más que los nombres. Y también es un slash (relación hombre-hombre) así que si no te gusta, favor de no leerlo.
Espero que les guste, y dejen reviews.
............................................................................ .....................................................................
-Llegada-
Y ahí estaba yo, en la prisión estatal. Me alegró un poco la idea de pasar allí 40 años, ya que no tendría que pasar hambre.
Después de haber sido acusado por homicidio en primer grado, fui enviado a St. Mary; una pequeña cárcel donde se aceptan a los criminales más peligrosos nada más. Me sorprendió que me creyeran peligroso...digo, matar a tu amigo quemándolo vivo en su propia cama....cualquiera lo hace. El punto es que estaba en el lugar más custodiado de la nación y eso no me preocupaba para nada.
Tendría tres comidas al día, un techo donde vivir, ropa, y todos esos lujos que en algún momento nunca tuve.
Cuando llegué a St. Mary apenas tenía unos veinte años. Mi cabello todavía era negro, mis ojos azules aún brillaban y los músculos no me fallaban, no como ahora después de 40 años, pero regresemos a ese momento.
Mi celda contaba con una litera, un escusado, un lavabo, una ventana con barrotes con el lujoso paisaje del muro de seguridad y...ya. ¿Pero eso que importaba? Tenía un lugar donde vivir.
Mi primer mes en St. Mary no fue algo de lo que esté orgulloso. En la primera semana me peleé con un tipo más grande que yo, vaya madriza que me dio, pero eso no fue lo peor, tuve que lavar los baños como castigo. Aquellos cuerpos gordos y desnudos aún me persiguen en mis sueños.
A los quince días después traté de robar comida, pero yo de imbécil no me la tragué cuando me dijeron: "¿Qué tienes en la boca, Black?". Otra semana en los baños..
Mis relaciones con los demás presos no era muy buena, me gustaba tener mi espacio y no tenía compañero de celda, así que podía hacer lo que quisiera. Bueno, casi todo.
En el segundo mes fue cuando tuve mi primer compañero de celda, su nombre era James Potter. No era más alto que yo, pelo negro y con lentes. Pobre tipo, no duró ni un mes en St. Mary. Lo encontraron colgado de los barrotes de la ventana, no aguantó el encierro. Creo que lo habían acusado de violación. Las pocas palabras que crucé con él fueron:
-¡¡SOY INOCENTE!!- bueno, no fueron exactamente palabras, sino gritos. Yo sí le creí. Me explicó que sólo había golpeado un poco a su mujer y también le había metido un palo, supuestamente porque querían sexo salvaje. Uno pone y la mujer dispone.
Ese fue el fin de mi compañero. Otra vez sólo, aunque me daba miedo ver hacia los barrotes, aún recuerdo su cabeza ladeada y sus pies flotando. Mejor no hablo de ello. Como alguien alguna vez diría: "Miedito tengo yo."
A las tres semanas de que muriera James tuve mi segundo compañero de celda. Remus Lupin.
Recuerdo el día en que llegó. Fue un 29 de febrero. Yo acababa de salir de los baños cuando veo a los policías llevando a un chico a mi celda. Parecía de mi edad, aunque en el cabello tenía ya algunas canas. En ese momento no vi su rostro ya que lo llevaba agachado. Era extrañamente delgado, la ropa de la prisión le quedaba holgada y estaba muy pálido.
Al pobre lo llevaban técnicamente arrastrando. Abrieron la reja de la celda y lo empujaron dentro de ella. Cuando iba por el pasillo uno de los policías me dijo:
-Ahí tienes a otro lunático, Black, a ver si este no se mata también.- Lo miré con reproche, ¡ahora me iban me iban a culpar por la muerte de James!
Entré a la celda y vi al muchacho sentado en la cama de abajo con las manos tapando su cara.
-Puedes quedarte en esa cama, yo dormiré arriba.- le dije. Levantó el rostro. Me miró con sus ojos dorados, un poco rojos, como si no hubiera dormido en días, y me sonrió.
-Muchas gracias- lo dijo con un sentimiento de agradecimiento tan profundo que hasta los ojos se le llenaron de lágrimas, y también un poco a mí.
Le devolví la sonrisa y me subí a la cama. Me recosté y vi las sombras de la luna hacia el techo.
-Y...¿por qué estás aquí?- pregunté.
- Por una mentira- su voz se oía apagada.
-Todos estamos aquí por una mentira.- le dije en forma de broma – Dicen que yo maté a mi amigo.
-¿Lo mataste?
-Algo así. Sólo prendí el cerillo cerca del bote de gasolina que estaba cerca de su cama. -¿En serio?- preguntó algo asustado.
-No, no es cierto. Fue alcohol. Primero se lo eché encima y luego prendí el cerillo.- comencé a reír. Aún hoy en día me da risa recordar como lo mate.
Remus se levantó de la cama y se paró junto a la reja.
-¿Cómo te llamas?
-Sirius Black.- contesté - ¿ Y tú?
-Remus Lupin.
-Mucho gusto Remus- le dije mientras me sentaba en la cama.
Hubo un silencio incómodo de unos 5 minutos. No sabía que decirle. Me di cuenta de que no quería hablar del porque estaba allí, y al parecer había tenido un día difícil, así que decidí no fastidiarlo.
-¿Cómo se llamaba tu amigo?- preguntó sin quitar la mirada del pasillo.
-Peter Pettigrew.
-¿Por qué lo mataste?
M encogí de hombros. Era yo un cínico a esa edad. Tal vez lo siga siendo , pero ya un poco menos.- Me enojé con él porque me había robado y porque ya estaba harto de su cara.
-Ah- dijo un poco sorprendido.
Yo me comencé a reír, me di cuenta de que me tenía miedo, y me gustaba verlo así.
-Bueno, ya es muy tarde, y debo de poner el jabón en el baño antes de que los demás se levanten. Buenas noches.- bostecé y me levanté de la cama.
-Buenas noches Sirius.
