Capítulo 1 - El hurón vuelve a Hogwarts.

En el despacho de la recién nombrada directora de Hogwarts, ese día se entablaba una discusión entre dos cuadros parlantes y una muy contrariada McGonagall que intentaba entender el punto de sus dos antiguos compañeros ya fallecidos.

-Minerva debes entender que Hogwarts es un sitio donde la igualdad debe perdurar y el perdón debe enseñarse- decía un apacible Dumbledore desde su retrato- sé que tú antes lo creías como yo, y también sé que será un año muy duro para ti debido a lo que te pedimos, pero sabes que es lo correcto.

La directora se revolvió incomoda en su asiento al escuchar a su antiguo mentor y compañero expresar como veía que su forma de pensar había cambiado a una más fría durante la guerra.

-Tú no sabes lo que pasó en el colegio después de tu muerte Albus, fue horrible, y todo empezó después de que ese chico nos traicionara.

-En eso no estoy de acuerdo directora McGonagall- terció con su siempre calmada voz el retrato de Snape- en aquel entonces ya sabíamos que tramaba mi ahijado, sabíamos que Voldemort le había ordenado matar a Dumbledore, buscamos soluciones, pero no vimos otra forma de poder infiltrarme de nuevo en las filas del señor tenebroso, requeríamos de alguien dentro para proteger a Potter, y aunque me duela decirlo, en realidad usamos al chico para nuestros fines sin que lo supiera.

-Es posible Severus, pero en un principio el buscaba la muerte de Albus, falló dos veces antes de conseguirlo, no puedo fiarme de alguien así de nuevo entre estas paredes.

-Ten en cuenta que estaba asustado Minerva, no tenía a quien acudir, las creencias enseñadas por su padre no le permitía pedir ayuda- Dumbledore hablaba recordando el pasado, mirando las baldosas de piedra del suelo- además, nunca me hubiera matado, ni en un millón de años, lo vi en sus ojos, él no quería eso, no quería ser un asesino, no fue sino por el sacrificio de Severus que ese chico está vivo, sino Bellatrix o cualquier otro mortifago nos habría matado a los dos aquella noche por no cumplir lo que le habían encomendado.

-Olvidando sus anteriores errores, estamos hablando de un chico que requiere protección- dijo Snape señalando desde lejos con sus ojos negros la portada de "El Profeta" en el escritorio de la directora- como ya sabes tengo un cuadro en la mansión, yo lo presencie Minerva, vi como los mortifagos huidos entraron en Malfoy Manior y mataban a Lucius por traidor, sino hubiera sido por los aurores Narcissa y su hijo habrían muerto también, y aunque de momento están a salvo en casa de Andrómeda Black, dudo que este ataque sea algo aislado, volverán a intentarlo.

McGonagall cada vez estaba más incómoda por la "bronca" que la estaba cayendo de los dos antiguos directores, pues aunque no la gustaba lo que escuchaba, sabia en su fuero interno que tenían razón.

-¡Bien, está bien! no es necesario que me sigan intentando convencer- atajó viendo como Albus abría la boca para volver a la carga- permitiré que Draco Malfoy vuelva a Hogwarts- sentenció al fin- y ahora antes de que vuelvan con este tema me gustaría hablar de otro problema que tengo respecto al nuevo curso, los Premios Anuales.


Días después en el Londres muggle, Hermione, esperaba a sus amigos en el andén del tren que los llevaría a Hogwarts de nuevo, iban a cursar juntos su 7º año, así como la gran mayoría de los alumnos que no habían podido hacerlo adecuadamente el año anterior debido a la guerra que se había librado contra Voldemort.

-¡Hermione!- escuchó esta desde lejos haciendo que se volviera para encontrar una larga cabellera pelirroja acercándose- ¡Ginny! -Las dos se habían hecho muy buenas amigas ese verano, y estaban muy contentas porque ahora estarían en la misma clase. Poco más atrás llegaban saludando los demás conformantes del Trio de Oro.

-¡Hola chicos, pensé que no llegaban, el tren está a punto de salir!- contesto Hermione.

-Ron se durmió, como siempre- dijo Harry con pesadez, seguramente le había costado despertar al pelirrojo.

-¡Hey!, yo no me duermo siempre, es solo que anoche pase mucho tiempo viendo ese aparato que tienes en Grimmauld Place con gente pequeña dentro haciendo teatro, ¡no tengo la culpa si es tan entretenido!- intentó explicar Ron.

Hermione con cara de desconcierto creyó saber de qué aparato hablaba -Se llama televisor Ron, y no es que tenga gente dentro, en realidad son actores que se graban y entonces- viendo la cara de su amigo pensó que mejor era dejarle con sus conclusiones- tienes razón, son gente pequeña haciendo teatro…

Ron simplemente se encogió de hombros y bostezo como dando a entender que le daba igual, estaba por responder cuando divisó un pelo rubio platinado -¡No puedo creer que tenga tanta cara de volver a Hogwarts!

-¿Quién?- pregunto Harry siguiendo la vista hacia donde miraba su amigo -Malfoy, no esperaba que regresara, leí en el Profeta que su padre murió hace menos de un mes en su casa, lo mató un grupo de mortifagos huidos por creerle traidor a la causa del Señor Oscuro.

-Una verdadera pena que no acabaran el trabajo, al final todos los tontos tienen suerte- comento Ron con asco.

-Supongo que tiene todo el derecho a estar aquí, quedó absuelto de todos los cargos gracias al testimonio de Harry- comento Ginny más para sí que para los demás.

-Algo que nunca llegué a entender, es cierto que no reconoció a Harry en la mansión Malfoy, pero permitió que Hermione sufriera a manos de su tía Bellatrix sin hacer nada, además fue su culpa que mataran a Dumbledore, y por si fuera poco tiene la marca tenebrosa en el brazo, todos la vimos!- exaltó Ron con rabia.

-Aun así nos ayudó de otras formas Ron, no podía dejar que fuera a la cárcel sabiendo que Dumbledore quería salvarlo incluso a costa de su propia vida, y menos después de la ayuda que su madre me dio, sin los Malfoy no estaríamos aquí hoy- concluyo Harry.

-Deberíamos subir al tren ya, antes de que se llenen todos los compartimentos- sentenció Ginny cogiendo la mano de su novio Harry y su baúl para intentar acabar con la discusión.

Hermione se quedó observando un rato a Malfoy, estaba bastante diferente del año pasado, en apariencia su mayor cambio estaba en su pelo, apenas era apreciable pero lo tenía algo más corto que antes y sobre todo despeinado, nada que ver con esas cantidades de gomina que usaba anteriormente. Ya no tenía esas ojeras típicas de cansancio que tanto se notaban en su blanquecina piel, además que sus ojos grises eran diferentes, no sabía exactamente que era pero habían cambiado, tenían otro brillo. Claro está su vestimenta nunca cambiaría, traje negro impoluto, que probablemente costaba más que la clínica dental de sus padres al completo, nunca entendería como alguien con un odio tan promulgado hacia los muggle como tenía el rubio usaba trajes diseñados por ellos, cualquiera hubiera pensado que preferiría una vestimenta de mago, túnica o capa, sin embargo allí estaba, altivo como nunca y con una sonrisa de medio lado mirando fijamente hacia donde estaba ella.

-¡Oh mierda!- Hermione desvió la mirada inmediatamente viéndose atrapada y sonrojándose al extremo, pensó que lo mejor sería seguir a sus amigos al interior del tren, ya se había descubierto bastante ante el hurón albino, que aunque cambiado en apariencia, seguro seguía siendo el mismo capullo.

Casi al final del tren los amigos encontraron un compartimento vacío y dejando los baúles se sentaron a hablar de sus respectivos veranos y de cómo pasarían este último curso en Hogwarts. Durante el trayecto se habían encontrado con algunos de sus antiguos compañeros, Neville y Luna entre ellos, y también con algunos Slytherin que no pensaban volverían a ver, como Blaise Zabini, Theodore Nott o Pansy Parkinson.

El viaje lo pasaron riendo, viendo como Ron ponía mala cara cada vez que Ginny le daba un beso a Harry mientras Hermione le echaba la bronca por enfadarse sabiendo que él, había hecho lo mismo con ella. Después de reconstruir la Madriguera habían estado saliendo durante una gran parte del verano viviendo allí, pero se dieron cuenta de que no podían verse como algo más que hermanos y decidieron dejar su relación, según Hermione, cuando se besaban le recordaba al incesto.

-Deberíamos ir cambiándonos, queda poco para llegar al castillo- comentó Hermione.

-Sí, es buena idea, tengo ganas de ver el castillo, dicen que lo han cambiado al reconstruirlo, espero que haya televisores de esos en las habitaciones- comento Ron en broma.

-No lo creo Ron, yo de lo que estoy más preocupada es de la elección de Premios Anuales y Prefectos de este año, que se sepa no le han enviado la carta a nadie.

-Tranquila Hermione, estoy seguro de que serás Premio Anual, todos sabemos que siempre ha sido tu sueño desde que entraste a Hogwarts.

-Eso espero Harry, necesito el pase directo al Ministerio que dan para estudiar leyes mágicas.

-Yo quiero ser Prefecta, nunca lo he sido, me iban a escoger el año pasado pero por razones obvias no pudo ser- comento Ginny saliendo del tren.

-Estaría bien que me tocase a mí también, así haríamos las rondas juntos- dijo Harry dándole un beso leve en los labios a su novia sonriendo.

-¡Que no estáis solos!- saltó Ron provocando las risas de todos.


Draco nunca pensó en volver a Hogwarts, odiaba ese lugar, le traía malos recuerdos, su antebrazo le picaba solo con ver la torre de astronomía desde lejos, sin embargo allí estaba de nuevo, subido en el carruaje que le dejaría a las puertas del castillo, su madre y su nueva tía Andrómeda, a la cual conocía desde hace un mes, habían insistido en que era lo mejor para su futuro y para el apellido Malfoy.

Después de la muerte de Lucius, Narcissa había quedado destrozada, no porque amara a su marido, eso ya había partido hace mucho, sino porque se encontraba sola, nadie de su anterior circulo quería volver a saber nada de ella, como si nuestra familia fuera una apestada, y tal como un regalo, de una apestada a otra, apareció su hermana, Andrómeda Black, con un bebe en brazos llamado Teddy, y una renovada esperanza de volver a ser una familia ahora que no estaba "el mortifago" en la casa.

-¿Sabéis que Lavender Brown ha vuelto a la escuela?, la vi antes en el tren con las Patil.

Escuché que decía Pansy a mi lado.

-Dicen que la mordió Greyback, y que ahora tiene que tomar matalobos, una poción que creo Snape hace años que evita perder el control al transformarse en luna llena- comento Theo.

-Bueno, ahora tendrá más razones para dejarme arañazos en la espalda cuando este en mi cama- se pavoneo Blaise riendo.

-A veces das asco Blaise.

-Tranquila Pansy, siempre tendré un sitio para ti también.

-¡Ni lo sueñes pulpo!

Buscando ayuda contra "el pulpo", la morena se dio cuenta de que el rubio platino hacía rato que estaba ausente con la mirada perdida hacia el carruaje de delante, donde iban Potter and friends riendo de alguna estupidez.

Pansy sabía que Draco ya no era el mismo que conocía antes, durante este verano se habían dado cuenta todos sus amigos, el rubio estaba destrozado por dentro, intentaba seguir aparentando orgullo y serenidad pero se le notaba a leguas que todo lo que había hecho durante la guerra le estaba pasando factura mentalmente, ver a Granger de nuevo le recordaba demasiado lo ocurrido en la mansión con su tía Bellatrix.

-¿Draco estas bien?- le pregunto Pansy zarandeándole un poco del brazo y sacándole de su ensoñación.

-Ah? Si si, solo me distraje pensando en algo, ¿Qué decíais de quién?

-¡Que Blaise quiere violarme!- soltó la morena aparentando ser una princesa en apuros.

-Entonces lo siento por ti Blaise, una vez lo hagas, Pansy jamás te dejara ir, es como las serpientes pitón, se te enroscan en el cuello hasta que mueres- bromeó el rubio.

-¡Yo no soy una pitón malditos, aunque quizá sí que os mate asfixiados!- gritó la chica roja de la furia mientras sus amigos reían.

Al bajar del carruaje Draco divisó al trio de Oro entrando por el portón del castillo, al ver a Granger no pudo evitar recordar como la había atrapado infraganti observándole obnubilada en la estación de tren, hace tiempo eso le habría dado asco, quizá hasta le habría cabreado, sin embargo esta vez solo le había parecido divertido, y en cierta medida, agradable, esa maldita sabelotodo y su cara roja y avergonzada le había parecido ¿bonita quizás?, ¿esa sería la palabra adecuada?, la verdad no conseguía descifrar estos pensamientos, ni quería hacerlo, era más fácil así.

-Creo que tengo que dejar el whysky de fuego- susurró negando con la cabeza y entrando también al castillo detrás de sus amigos.