Disclaimer: Yu-Gi-Oh!, sus personajes, incluído Seto Kaiba no me pertenecen, 14 años de fan y aún me cuesta aceptar eso.
Advertencia: Posible insinuación de shounen-ai, algún OOC por ahí tirado.
Notas del autor: Hace poco volví a ver la serie y decidí aventarme una maratón con las películas incluídas. Dark side of dimensions fue una de las que no había visto, y me dejó un mal sabor de boca el final, así que, aquí estoy, escribiendo el mío. Hace mucho tiempo que no escribo fanfictions, así que espero que lo disfruten tanto como yo lo hice haciéndolo.
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CAPÍTULO I
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Corría apresurado por el llamado Valle de los Reyes, mientras aquellos guardias seguían sus pasos de cerca -¡Kaiba! ¡Más te vale que estés aquí!- jadeó deteniéndose de golpe ante la figura que, a la luz de la luna, comenzaba a hacerse más conocida para él -¡Kai...!- la mano de aquel hombre, fuertemente colocada en su hombro para hacerlo a un lado le desconectó un momento de aquello que estaba viviendo. Sí, sólo él terminaba por meterse en ese tipo de problemas.
-¡Faraón!- la mirada gélida de aquel hombre les hizo detenerse -El intruso, él...-
-Es mi invitado, a partir de este momento yo me encargaré de él- no tuvo que dar más explicaciones.
-Sí, señor- aquellos hombres se arrodillaron, incorporándose casi al momento para levantarse y salir de la vista del ojiazul.
-¿Faraón? ¿Cómo es que...?- sintió escalofríos, los cuales se tradujeron en una cara exagerada, es que no esperaba que aquel tipo con coraza de hielo sonriera así.
-Mi nombre es Seth, fui sacerdote del faraón Atem antes de tomar el cargo del faraón, tú debes ser uno de esos amigos con los que vivió en el futuro- Joey se rascó la nuca sonriendo.
-Si... yo... mi nombre es Joey Wheeler- extendió su mano en un gesto por demás extraño para la época a la que había viajado, por lo que se limitó a recogerla de nuevo ante el aparente estado de estupefacción del que ahora era llamado 'faraon'.
Seth dio la vuelta y continuó su camino.
-Oye, espera... estoy buscando a alguien- el faraón se detuvo, dándole a él la pauta para continuar hablando -Kaiba, Seto Kaiba, es idéntico a ti, ya sabes, mismo peinado, mismo color de ojos, con la diferencia que él no sale mucho al sol-
-¿El forastero?-
-Ah... supongo que si- continuó su camino, no había pensado que las habilidades de comunicación y empatía pudieran trascender entre las diferentes reencarnaciones, empezaba a pensar que Seto Kaiba era la excepción a casi todas las reglas escritas, o como bien había dicho Mokuba antes de emprender aquel viaje, Seto Kaiba hacía sus propias reglas.
Tan pronto como terminó aquella maldición que el mismo Kaiba había desatado, su obsesión por traer de vuelta a su viejo y muerto amigo de la tumba no se había detenido, en palabras del menor, Seto no dejaba nada a la mitad, y no se detendría hasta librar la batalla final con el faraón Atem; considerando que la batalla "final" para Kaiba sería seguramente una en donde Atem no le pateara el trasero, todo el equipo a cargo de aquel proyecto en Kaiba Corp suponían que el amo lo estaba pasando bastante mal en el antiguo Egipto, por lo que no consideraron que pasar una semana pegado a aquella máquina sin respuesta pudiera ser algo de qué preocuparse, es decir, los signos vitales continuaban activos, y las ondas del cerebro se mantenían en una escala de funcionamiento normal, cosas de técnicos suponía Joey.
Por fortuna, Seto aún tenía de su lado a su hermano, quien ni bien le comentaron por tercera vez que no había nada qué reportar se preocupó y comenzó a movilizar a un equipo más sofisticado, quienes dedujeron que al parecer, su hermano se había quedado atrapado en un lapso de tiempo el cual, dado que el tiempo es relativo dependiendo del valor del movimiento que tuviera un cuerpo en el espacio, podría durar años, incluso décadas.
Es decir, si el experimento de Kaiba funcionaba, eso quería decir que ese engreído caprichoso posiblemente estuviera batiéndose en duelo con el faraón, y aquel duelo resultaría ser el más largo de su vida, literalmente hablando. El inconveniente no era si le dejaban o no jugar a las cartas nuevamente, el problema sería que el cuerpo físico de Kaiba podría no durar lo suficiente , a pesar de que las máquinas lo estuvieran asistiendo, el cuerpo suele ser caprichoso con el cómo y por qué hace las cosas. Pero no había manera de saberlo, detenerlo o solucionarlo a menos a que hubiese otro cuerpo que llegara hasta donde Kaiba estuviese e interrumpiera la transferencia, y el único idiota de buen corazón disponible era él, Joey.
No era que tuviera la mejor relación con el riquillo, pero Yugi se había vuelto un tanto más amargado, es decir había perdido a su "otro yo" dos veces, y luego estaba Tea quien decidió seguir sus sueños; la indiferencia que mostró ante un desesperado Mokuba fue lo que terminó haciendo que él, Joey Wheeler, se convirtiera en el héroe del día. Tenía cierta debilidad por los hermanos menores, así que, cuando Yugi le negó la ayuda a Mokuba, Joey se ofreció de buena gana para ser el conejillo de indias de una segunda máquina que viajaba en el tiempo.
Según lo que le explicaron, usarían los mismos parámetros que Kaiba utilizó en su última configuración, de modo que, si todo salía bien, llegaría al mismo punto al que Kaiba llegó, por desgracia Murphy no era muy entusiasta de la ciencia ni de los cambios con relación al espacio-tiempo por lo que ahora, mirando al "otro Kaiba", podía deducir que había llegado al mismo lugar pero en un tiempo diferente.
Suspiró mirando el disco de duelo, Mokuba dijo que Seto era tan orgulloso que probablemente no le escuchara a menos a que fuera en un duelo, así que Joey entraba con la presión de vencer o al rey de los juegos o al campeón mundial del duelo de monstruos. Para lo que, Mokuba y su poca fe, le otorgaron cartas nuevas que podrían competir al menos con las cartas de Seto Kaiba. Se estiró... -Oye amigo, ya sé que me salvaste y que eres un alguien importante aquí, pero de verdad, tengo el tiempo contado, necesito encontrar a Kaiba y largarme de aquí o todo...-
-Todo colapsará- la interrupción de aquel le hizo entrar en pánico, es decir, le habían controlado mentalmente al menos cuatro veces en toda la aventura, y lo que menos quería era que ahora un loco del antiguo Egipto también lo hiciera.
-Escucha...-
-Ya casi llegamos-
Joey corrió al mirar aquel paisaje. Si bien es cierto que no era entusiasta de la historia antigua, viajar si era algo que le encantaba, y poder apreciar aquellas pirámides en su -casi- máximo esplendor le emocionaba profúndamente -¡Órale! ¿Todo lo que toca la luz es tu reino?- una risilla soltada por el actual faraón le hizo sonreír, pero aquel instante no duró demasiado.
-Estamos en problemas, ¿ves ese horizonte?- Joey asintió, suponía que se refería a aquel cargado de nubes y truenos diabólicos -Son monstruos de duelo- bufó, lo suponía -Sígueme-
Obedeció de buena gana sin detenerse a pensar que quizá el hecho de estar dictando órdenes todo el tiempo era lo único que al parecer tenían en común Seto Kaiba y su contraparte egipcia Seth, sólo que Seth era más amable... llegaron hasta una cámara en donde el ex-sacerdote tomó una de las mechas de la pared para encender las otras, miles y miles de piedras como las que retozaban en el museo de Dominó se encontraban en su forma completa, sólo quizá estaban algo diferentes a como él las recordaba.
-Mira esta- Joey se acercó, de pronto, aquel sombrero de payaso mutó para dejar paso sólo al corte de cabello tan característico y falto de estilo de Kaiba, y los dioses egipcios por encima de aquellas dos figuras, debajo del rompecabezas, mutaron poco a poco hasta convertirse en lo que Joey reconocía como tres dragones blancos ojiazules. Se talló los ojos mirando de nuevo -No estas alucinando- un grito de sorpresa, más le valía no estarle leyendo la mente -Estas piedras cuentan la historia de Egipto, todas ellas fueron creadas en el momento en que aquellos sucesos tuvieron lugar para poder contar las historias del pasado en un futuro, sin embargo hace poco tiempo comenzaron a cambiar, y los monstruos comenzaron a surgir nuevamente de sus lápidas para provocar el caos... Egipto ya no es lo que era-
Joey lo miró con una expresión de extrañeza, no entendía, no entendía y no quería entender, él le prometió a Mokuba que entraría, agarraría a Kaiba de los huevos y lo llevaría de regreso a su época, en ningún momento comentó nada sobre agarrar el hobbie de Yugi y salvar al mundo -Escucha no sé lo que piensas pero yo no he venido aquí a salvarlos, quiero a mi amigo de vuelta-
-Y nosotros queremos devolvértelo- je... ni en el antiguo Egipto soportaban a Kaiba -Escucha, no entendíamos que era lo que pasaba hasta que llegaste tú, las visiones de Isis son difusas, nos han mostrado un pasado en el que un ente luminoso luchaba contra nuestro faraón, de continuar esto, puede que el pasado se dañe de tal manera que provoque que ninguno de nosotros exista, ni siquiera tú-
De acuerdo, aquello sonaba un poco más grave -Mira, no creo que el ente luminoso del que hablas sea Kaiba-
-Pero tú llegaste montado en un as de luz- el ego de Wheeler le hizo sonreír, aquello no podía negarlo -Si tu amigo llegó aquí de la misma manera puede ser que estemos hablando de la misma cosa-.
Joey se revolvió sus cabellos, aquello era demasiada responsabilidad pero, entre todo... -¿Dónde está Atem?- la negación de aquel hombre le hizo pensar lo peor -¿Hace cuanto?-
-Hace 10 años, cuando el faraón Atem derrotó por fin al ladrón, cedió su lugar y decidió descansar su espíritu- a Yugi no le haría nada de gracia escuchar aquello.
-Ya entiendo, es por eso que ahora tú eres el faraón- se recargó en aquellas piedras mirando a los ojos, si se lo llevara a él, estaba seguro que nadie notaría la diferencia con Kaiba, excepto claro, Mokuba. Talló uno de sus ojos y se rascó la nuca en un gesto de desesperación -Bien, dime entonces ¿qué hay qué hacer?-
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Notas finales: Sinceramente es la primera vez que escribo algo tan largo. Ojalá les haya gustado. Los reviews nos dan vida a los autores :)
