Capitulo I: La fiesta y la chica nueva.

Sam se impresionó al entrar a la mansión, sin embargo en su rostro lleno de pecas no había ningún tipo de expresión. A pesar de estar asistiendo a una gran fiesta elegante y con invitados exclusivos, no estaba para nada contenta. Prefería estar en cualquier lugar antes que ahí. No conocía a nadie en Londres, la chica se había mudado hace dos semanas. Anteriormente vivía en Escocia y ya la extrañaba mucho.

Además estaba el hecho de que odiaba el círculo de amigos de sus padres, quienes anteriormente vivían en Londres pero por términos de trabajo se mudaron a Escocia. Los Walker tenían fama de ser brujos de sangre totalmente pura, con mucho dinero y con gustos especiales por las artes oscuras, Sam admitía con mucha vergüenza que de su familia habían salido varios mortifagos.

Sam era una chica buena, y odiaba todos esos estúpidos conceptos. Al mirar a sus familiares se preguntaba si es que había la mínima posibilidad de que ella fuera adoptada, la posibilidad de que la sangre que corría por sus venas no fuera la misma que la de sus progenitores. Pero el parecido delataba la verdad de la situación. Ella sí era hija de los Walter.

-Con que esta es la gran casa de los Black...

Llevaba semanas escuchando a sus padres hablar de esa familia, y de su lujosa y exclusiva fiesta. El padre de Sam conocía a la familia desde hace muchísimo tiempo, y ellos eran invitados de honor. Estaba segura que todos los miembros de esa familia serían tan odiables como los miembros de la suya propia.

En muy poco tiempo su padre la hizo saludar a mucha gente importante que ella nunca había visto en su vida entera, así que ya harta se dirigió a un balcón a tomar aire.
Al menos desearía que alguna de sus amigas estuviera ahí, pero no, no conocía a nadie y se sentía muy sola.

Sam era una chica de porte normal y muy muy delgada. No tenía ningún tipo de problema alimenticio, y su mayor complejo era el ser tan delgada. Pero también era cierto que cuando se deprimía no lograba probar la comida. Se veía un poco frágil y a veces eso la hacía verse más pequeña de lo que era. Tenía el cabello largo y liso de color negro, y unos hermosos ojos azules, encima de unas pecas que le daban en su rostro un toque infantil.

Tomo aire un poco mas contenta pero luego alguien le tomo el brazo. Era su padre.

-Samantha, ya va a comenzar la cena y estamos en la mesa de los Black...

-Pero papá...

-Nada de peros, Samantha ya hablamos de esto.

Sam de mala gana siguió a su padre hasta la mesa en que iban a cenar. Los Black ya estaban ahí y Sam divisó a quien debía ser el menor de Los Black.

Estaba sentado al lado de una silla vacía con un aire arrogante y por sobre todo aburrido. Su actitud altiva logró irritarla de inmediato. Él ni siquiera se tomó la molestia en mirarla, sino que clavaba sus ojos grises en algún lugar interesante de la mesa. A pesar de lo detestable que se veía, la chica no pudo dejar de notar que era guapísimo, con ese aire elegante que caracterizaba a todos los Black, y con un atractivo que estaba segura, dejaba a la mayoría de las mujeres locas.

Luego de saludarlos a todos Sam se sentó en la silla vacía, el chico ni se inmutó.
La comida fue aburrida para Sam ya que se abordaron temas que a ella no le interesaban y el chico Black parecía no estar de humor para hablar.

Pero luego el Sr.Black le preguntó a Sam:

-¿Entraras a tu último año verdad?

-Si.-contestó ella.

-¿Y en que quieres trabajar¿Qué quieres hacer?

Sus padres la miraron en señal de advertencia, sabían con tristeza que ella quería ser un auror.

-Eh..me gustaría trabajar en el ministerio.

-¿En el ministerio?

-Si, en el ministerio.

-¿ Y como te ha ido en los negocios?.-le preguntó el padre de Sam al Sr.Black para cambiar radicalmente de tema.

-¿Y en que quieres trabajar¿Dentro del ministerio?.-le preguntó el menor de los Black sonriendo, clavando sus ojos en ella, con una mirada intensa y traviesa.

Sam tuvo que admitir por segunda vez que el chico era impresionantemente guapo, era alto y fornido, con el pelo negro y ojos grises, tenía una sonrisa encantadora.

-Sabes, mis padres me castigan con solo mencionar el nombre, así que creo que no te lo podré decir.-dijo ella sarcásticamente y sonriendo.

-¿Quieres ser un auror?.-le susurró incrédulo.

-Si.

-Sabes chica Walker, empiezas a agradarme.

-Tú también ¿tienes nombre?

-Sirius, tu debes ser la famosa Samantha, creo que nuestros padres ya pusieron nuestra fecha de matrimonio.

-Es cierto, llámame Sam.-le dijo ella riendo.

-Sam¿vas a decirme que tú no piensas como tu familia?

-Exactamente.

-Valla, por fin te conozco, creo que ahora si podemos casarnos.

Sam rió y dijo:

-Prefiero contigo antes que con un tal Malfoy.

-Ese idiota...¿cuántos años tienes?-le preguntó Sirius.

-Diecisiete.

-¿De veras?-preguntó el sonriendo.

-Si.

-Sin ofender pero te ves mas pequeña.

-Lo se ya me lo habían dicho antes. ¿Y tú?

-Diecisiete, Oye Sam ¿no estas harta de esta estúpida fiesta?

-Mas que harta.

-Bueno, pues tengo una mejor idea.

-¿cuál?

-Fuguémonos.

-Pero estamos en la mitad de la comida Black.

-Tú Walker, fingirás ir al baño y yo te seguiré después¿de acuerdo?

-Esta bien, te espero en el balcón.

-nos vemos.

-Permiso, tengo que ir al baño.

Sam llegó al balcón y esperó a Sirius. De repente sintió como alguien la tomaba de la cintura y le decía.

-¿Estas lista?

-Si.

-Vamonos.

Sirius se acercó al balcón y pasó sus piernas por la baranda, luego saltó.

-¿Sirius?-dijo Sam acercándose al balcón.- ¿Te volviste loco?

-Estoy bien, es muy bajo. Vamos lánzate, yo te recibiré.

-Esta bien.-dijo ella nerviosa pasando sus piernas por la baranda.-Ahí voy Black.

Sam se tiró, y Sirius la sostuvo con facilidad.

-Vaya que no pesas nada.

-Me asuste un poco sabes…

-Perdóname, pero era el método mas fácil.

-Esta bien.

-Ven, sígueme.

-¿dónde vamos?

-Ya lo veras.

Se internaron en un especie de pequeño bosque, Sirius tomó de la mano a Sam para evitar que se perdiera. Llegaron a lo que parecía ser el centro del bosque, había un espacio en el que los árboles no tapaban el cielo y se podía ver perfectamente las estrellas.

-Mira.-le indicó Sirius.

-vaya, es hermoso...

-Ven aquí.

Sirius puso una manta que estaba a los pies de un árbol y los dos se acostaron boca arriba mirando el hermoso cielo. Se quedaron conversando mucho rato, rieron mucho, y tenían mucho tema en común. A Sirius nunca le había pasado algo, así, por primera vez en su vida no veía a una chica como su nueva conquista, no mas bien la veía como una nueva amiga, a la que seguramente la llegaría a querer mucho. Sam por otro lado nunca se había llevado tan bien con un chico en tan poco tiempo. Rieron, conversaron y hablaron muy mal de sus padres...Luego se quedaron dormidos bajo el cielo estrellado. Sam apoyada en el hombro de Sirius y el rodeándola con su brazo.

Era el primer día de clases en Hogwarts y mientras los chicos entraban al castillo, se produjo un gran ruido. Todos se saludaban entusiasmados.

Y ahí estaba el grupo más popular y admirado de Hogwarts. El grupo de amigos que las mujeres deseaban y los hombres envidiaban. Estaba James Potter, buscador del equipo de Quidditch de Gryffindor, idolatrado por eso. El era atractivo y carismático. Todo el mundo quería a Potter. Pero el tenía un problema, estaba enamorado de una pelirroja, muy especial, que además de ser muy buena, era la única chica del colegio que lo despreciaba.

Sirius Black era conocido particularmente por su "belleza". Era el chico más guapo e interesante de Hogwarts. Tenía unos ojos hermosos, una sonrisa encantadora y un porte perfecto. Tenía algo que hacía que todas las chicas voltearan a verlo.

Sirius solía salir con muchas chicas, para el las relaciones serias no existían. El problema de Black era su familia, quienes eran de sangre pura y noble, a Sirius no le gustaban las artes oscuras y tampoco era un seguidor de Voldemort.

Luego estaba Remus Lupin, quien era un hombre lobo, a pesar de sus ojeras y aspecto cansado, Remus tenía cierto atractivo, y era una muy buena persona, muy tierno, y eso a las chicas les encantaba.

Y luego estaba Peter Petigrew el mas bajito del grupo, que seguía e idolatraba al resto.

Estos cuatro chicos entraron al comedor, mientras que muchas chicas los miraban.

-Vamos muero de hambre.-exclamó Sirius.-¿Dónde estará Moss?

-Con el idiota de su novio. Deberíamos convencerla para que lo deje. Vamos, la selección.-exclamó James.

-Oí que hay una chica nueva.

-Parece que esta muy buena.-dijo James.

-¿Ah si? Genial, nuevas carnadas...-dijo Sirius y los demás rieron.

La selección empezó y los chicos esperaron pacientemente, hasta que Dumbledore anunció a una nueva chica que venía de Escocia.

La chica entró por el gran comedor, su pelo ondeando en su espalda. Sirius le clavó los ojos sin poderlo creer. Era ella, sin duda era ella.

-!Samantha Walker¡

El sombrero la dejo en Gryffindor, pero desafortunadamente la chica quedo lejos de Sirius en la mesa.

Sirius no la dejó de mirar, los demás sospecharon algo.

-¿La conoces Canuto?.-le preguntó James.

-No.

-¿Y por que la miras tanto¿Será una de tus nuevas conquistas?

-Puede ser.-mintió el nuevamente.

-Parece llevarse muy bien con Evans.-dijo Peter.

-Algún día...-murmuró James.

-Si, ya sabemos que algún día la conquistaras.

-Bien Sam, te mostrare el castillo.-le dijo Lily.

Sam se había echo muy amiga de Lily Evans, una chica de familia muggle que era muy amable y divertida.

-Bien, te sigo.

-Bueno ya sabes este es el comedor, ven te llevaré a los dormitorios.

Las chicas comenzaron a charlas mientras caminaban.

-Estas muy atractiva hoy Evans.-le dijo un chico mientras pasaban por ahí.

-Piérdete Potter.

-¿Y quien era ese?

-James Potter, buscador del equipo de Gryffindor, ídolo del colegio entero, yo por mi parte lo encuentro un estúpido, no lo soporto...Y ahí están su amiguitos.

Con el dedo apuntó a un grupo de chicos que reían.

-Remus Lupin, es muy simpático ese chico, pero el resto...Sirius Black-Sam dio un respingo-muy guapo como puedes ver, tal vez el chico mas guapo del colegio...pero no lo mires mucho, es el chico mas fresco que conozco, todo para el es un juego, ha salido con la mitad de las chicas de Hogwarts, y por ultimo Peter Petigrew, es muy inofensivo, solo los sigue todo el tiempo...

Sam se quedó pensando en la reputación de Sirius...y ella que había pensado que algo pasaba entre ellos, lo encontró tan parecida a ella, y en el fondo el era solo un Don Juan que andaba por la vida conquistando chicas. Juró que jamás se involucraría con el. Que pasara lo que pasara ella nunca caería ante él. Que a pesar de lo bien que se llevaron ese día en la fiesta, no volvería a hablarle. No sabía lo equivocada que estaba.