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¡Hola! .o./ Pues, obviamente este fic está basado en la premisa de Fairy Tail: City Hero, este spin off nos presenta a Erza como una policía y a Jellal como co-dueño y pastelero de la cafetería Crime Sórciere durante el día y un ladrón enmascarado como identidad secreta, junto con sus dos socias, Ultear y Meredy. Desde que vi esto en el manga ―en los spoilers de diciembre― escribí un one shot solo para Vita ―luego de fangirlear hardcore y chillar de la felicidad como toda buena fan del Jerza lol―, pero luego quise expandir más esa historia, principalmente porque Vita lo quería xDDD y ¡Tarán! Surgió esto que están por leer... NwN
Trataré de lograr la atmósfera del mundo mágico e ir incorporando alguna que otra cosa importante sobre este mundo alterno que aparezca en este manga, pero ante todo, llenar de amor a mis amados. Lol. Obvio, ya saben como soy con ellos. No me juzguen, los amo demasiado. QwQ
¡Espero les guste! Y si me apoyan con sus comentarios, me harán una escritora feliz que escribe más rápido. xDD
Disclaimer: Fairy Tail y sus personajes pertenecen a Hiro Mashima. La premisa de FT City Hero pertenece a Ushio Andou. Yo solo trato de darles más amor a mis amores.
Referencias De Lectura:
Narración.
«Pensamientos»
Diálogo.
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Crónicas De Una Policía y Un Enmascarado
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] 001 [
ENCUENTRO.
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La primera vez que la vio, fue bastante inesperado.
Pero para nada una casualidad.
Al principio lo había tomado por sorpresa, luego se había sentido admirado al verla. Su cabello escarlata era apenas movido por el tímido viento de la mañana, como si el mismo viento respetase la presencia de la hermosa mujer que parecía brillar bajo la luz del sol.
Ahora, en cambio, sabía que ella brillaba siempre, sin necesidad del sol.
Pero bien, después de su embelesamiento inicial, había sentido una punzada de miedo y nerviosismo al ver a una muy seria policía de alto rango ―como indicaban las estrellas de la placa en su uniforme―, en frente de la cafetería que iban a usar como tapadera para sus verdaderas transacciones. Por su mente pasaron las mil y una discusiones que él y sus dos aliadas habían tenido antes de decidir establecer ese negocio en Magnolia, sabían de la alta efectividad de sus policías y de lo peligroso que sería, pero también sabían que Magnolia era el mejor lugar para mantener seguros sus planes debido a su alta densidad poblacional y a que sus objetivos principales podían ser espiados y encontrados fácilmente en esa ciudad.
Magnolia era la ciudad perfecta para ellos.
Y ahora se daba cuenta también que Magnolia era la ciudad perfecta para él.
Para que ellos dos se encontrasen.
Para conocerla a ella.
Había pasado mucho tiempo desde esa mañana.
Y ahora, tendido en un callejón oscuro llenó de bolsas negras de basura, sin ninguna mascara que lo ocultase del mundo mientras su sangre se escapaba y el frío se apoderaba de su cuerpo, no podía hacer otra cosa que no fuese recordar ese día.
Si lo pensaba bien, no era para nada una mala forma de morir.
...Recordando el día en que la vida le mostró su luz...
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] J & E [
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Las tareas de limpieza siempre lo relajaban.
Ver lo sucio volverse limpio se había convertido en una especie de motivación para continuar su día a día, el hombre observó insatisfecho el suelo y pasó por décima vez la escoba debajo de las sillas cerca de las puertas y luego ―cuando por fin quedó satisfecho― barrió todo hasta la pala; luego, echó el poco polvo que quedaba de toda la reconstrucción del local en la bolsa negra de basura que estaba llena a medias. Terminada esa limpieza, tomó la bolsa, la escoba y el recogedor y salió a limpiar el frente del local mientras las pruebas para elegir el menú se horneaban.
Aún le faltaba decidir que pondría en el menú de apertura.
Lamentablemente para eso no podía contar con sus socias.
Primero, porque ambas dejaban todo para lo último y andaban completando sus respectivas mudanzas. Segundo, porque a una los postres no le hacían nada de gracia y le daba igual el menú del local. Y tercero, porque su otra socia era tan adicta al chocolate que solo elegía los que tenían grandes cantidades de tal ingrediente.
Suspiró.
Por el bien de mantener en secreto las verdaderas acciones que él y sus socias ejercían, había aprendido a hacer muchas cosas, hornear era una entre tantas, pero realmente no sentía un particular gusto en hacer postres.
Suspiró de nuevo.
Ahora tampoco estaba seguro de lograr un buen menú por sí mismo.
«Tal vez la tapadera como cafetería no fue la mejor idea»
Con ese pensamiento rondando su cabeza, el joven de cabello azul con los implementos de limpieza en sus manos salió del local y fue recibido por el sol matutino, no frunció el ceño ni entrecerró sus ojos a pesar del gran cambio de iluminación y temperatura, en los últimos años las cosas ni le terminaban de molestar ni de agradar, simplemente las aceptaba y continuaba con la misión que había jurado llevar a cabo. Frío o calor daba igual, dolor o placer ya no los entendía, y entre tristeza o felicidad, ya se había acostumbrado tanto a esconder la primera y fingir la segunda que ya no estaba seguro como se debían sentir correctamente la una o la otra.
Ni tampoco le importaba mucho.
Él sentía que con respirar y cumplir las misiones secretas auto-impuestas era suficiente para vivir.
Sus socias pensaban diferente.
Ultear le decía casi diariamente que estaba olvidando el valor de vivir.
Meredy le decía que debía recordar agradecer el vivir cada día.
El "vivir", al parecer, tenía muchas formas de ser interpretado y valorado.
¿Algún día le importaría a él tanto como a los demás?
―Disculpe, ¿la apertura no era hace media hora?
El joven apenas pudo contener un brinco al escuchar la pregunta.
Su corazón latió desbocado al verla a unos pasos frente a él.
Algo casi sin precedentes.
Y quizá su corazón latió como loco porque desde hacía mucho tiempo él se había acostumbrado a estar alerta ante cualquier sonido a su alrededor y por eso tomarlo por sorpresa era prácticamente imposible ―aún para Ultear y Meredy quienes compartían su sigiloso oficio―.
Quizá latió como loco porque era un aviso de la vida de que la hermosa mujer frente a él vendría a cambiar su percepción de lo que era "vivir".
Quizá su dramática manera de filosofar sobre el "vivir" y concentrarse en limpiar lo dejó más vulnerable de lo que pensó.
Quizá fueron todas las opciones.
Quizá solo fue por ella.
―¿Disculpe? ¿Está bien?
Él solo asintió.
Controlada la sorpresa, sus dotes de observación y análisis volvieron solo para evidenciarle lo obvio, el que esa mujer era hermosa, muy hermosa; y que, a pesar de haber viajado por casi todo el mundo durante la mayor parte de su vida, nunca había visto un cabello con esa tonalidad de rojo.
Intenso, fuerte, pasional.
Vivaz...
«¿Qué tipo de rojo era ese?»
Esa absurda pregunta llenó su mente.
Ella le miró preocupada.
―Lo siento... ―dijo él de pronto―, me tomó por sorpresa ―decidió usar la verdad para excusar su extraño comportamiento.
―¡Oh, no...! ―ella negó con sus manos enguantadas, un rojo llenó sus mejillas y de inmediato él pudo identificarlo como un rojo carmín―. Es mi culpa por hablarle así de pronto ―con total seriedad y segura de su falta, la mujer realizó una muy educada reverencia que hizo deslizar su largo cabello hacia el frente de su cabeza, las puntas del mismo llegando a tocar el suelo.
A él le pareció casi criminal ver un cabello tan hermoso tocar ese sucio suelo.
Y de nuevo se preguntó que rojo sería ese.
―Es lógico que si de pronto un policía se presenta repentinamente frente a alguien las personas se sorprendan ―continuó ella luego de terminar de presentar su disculpa, y ante esto, el joven con la escoba y el recogedor volvió a sorprenderse.
¿Cómo no había notado el uniforme y la placa de ella?
Como hacía mucho tiempo no lo había sentido, una punzada de miedo y nervios se encajó en su pecho.
«Policía...» dijo para sí «Una capitán...» agregó al ver las estrellas en su placa. «Tan rápido se dieron cuenta de nosotros...»
Mil y una formas de actuar llenaron su mente.
Escapar, entregarse, capturarla, mentirle, avisarles a sus compañeras y luego dejarse atrapar para darles tiempo de huir.
Miles y tantas opciones.
Hasta que finalmente su capacidad de raciocinio y mente fría volvió a él, y le permitió ver el volante en las manos de la policía y recordar la primera pregunta que le hizo ella.
"¿La apertura no era hace media hora?"
Decidió seguir su instinto.
―En eso le doy la razón, pero puedo preguntarle ¿acaso vino usted a la apertura de nuestra cafetería? ―ella asintió con un brillo en la mirada que él encontró de cierta manera infantil, y con esa respuesta de ella, él finalmente pudo colocar la cara amable que solía usar para atender a los clientes en todos sus anteriores negocios de fachada―. ¡Oh, me siento aliviado de que sea por eso! ―soltó un falso suspiro de alivio―. Hace unos días vi en las noticias que unos ladrones robaban locales en esta zona, y por un momento pensé que había quedado en medio de una peligrosa persecución, por suerte para mí no es así. Aunque de todas formas, estoy seguro que con usted aquí todo habría salido bien, pero eso sí ―agregó con fingido y sutil pesar―, debo informarle que la apertura de nuestra cafetería es mañana, como indica el panfleto, el último día del mes, el veintinueve, que es mañana.
Ella se sonrojó, observó el panfleto y apenas contuvo un suspiro apenado al darse cuenta de su error
Él sintió unas extrañas ganas de aliviar la pena de la joven policía.
―Oh... yo... olvidé que este año es bisiesto y el último día del mes era el veintinueve y no el veintiocho... ―luego, con un respiro profundo, se colocó en posición de firme, el sonrojo se perdió y una mirada determinada tomó su lugar―. Lamento mucho la confusión, no era mi intensión interrumpir su trabajo o asustarlo.
―No tiene por qué disculparse, es culpa de mi socia por poner eso de "último día del mes" en lugar de la fecha ―negó con la cabeza, se inclinó hacia la policía y agregó en voz baja, como compartiéndole un secreto―, pero la verdad es que a ella le gusta jugar con la cabeza de las personas, no permita que le afecte, logre lo que yo no he podido y sálvese de ella ―le cerró un ojo de manera juguetona por puro instinto y le gustó el sonido de la risa que salió de ella.
Clara, dichosa, verdadera.
―Le agradezco la advertencia ―aún sonriente, la policía guardó el volante en la bolsa de su enagua―, me aseguraré de recordarlo cuando pueda venir a su cafetería.
―¿Vendrá mañana? ―salió la pregunta de él, demasiado curioso para su forma de ser, miró hacia otro lado cuando ella lo observó atenta.
«¿Acaso me apené?»
Se preguntó y negó.
Solo se había descolocado de nuevo.
―Mañana no podré ―contestó ella con algo de desánimo―, tengo patrullaje en otra zona y me será imposible estar en este lado de la ciudad en mis horas libres.
―Ya veo ―el joven de cabello azul volvió a poner su máscara amable para clientes―, sea cuando sea que decida honrarnos con su visita, le aseguro que trataremos de hacer que valga la pena.
―Estoy segura de que así será ―sonrió con una sinceridad que él había olvidado que existía en el mundo torcido en el que él había aprendido a vivir desde niño―. En fin, no deseo quitarle más de su tiempo ―él iba a negar tal cosa pero ella puso de pronto una cara tan seria que lo silenció―. Y le aseguro que el cuerpo policial de Magnolia siempre estará para proteger a sus ciudadanos, así que por favor no tema por esos rumores, los bandidos en las noticias fueron capturados cuando recibimos la primera llamada informándonos de sus fechorías, mientras la policía Fairy Tail exista, no permitiremos que la oscuridad llene esta ciudad.
Una voz llena de firmeza, certeza y orgullo por lo que decía.
A cada momento esa mujer se le hacía más y más intrigante.
Y lo único en lo que pudo pensar es en que quería conocerla más.
Al menos un poco más.
―Entonces ―dijo sin detenerse a pensar en lo que estaba por decir―, no me queda más que agradecer su compromiso y arduo trabajo invitándola en este momento a degustar del menú que estrenaremos mañana ―la policía le miró sin entender―. ¿Aceptaría?
―Oh, pe-pero yo... de verdad no es necesario, además, no quiero interrumpirle más.
―Para nada ―él negó―, de hecho ―le miró curioso― ¿a usted le gustan los postres? ―los ojos de ella volvieron a llenarse de un brillo de emoción y sus mejillas se sonrojaron tenuemente, esa fue suficiente respuesta para él―. Me sería de mucha ayuda una persona como usted, aún no elegimos los que estarán en el menú, justo ahora estábamos por hacer una prueba de degustación entre mis socias y yo, pero una consultora externa nos vendría de maravilla. ¿Le gustaría ayudarnos?
―Es que yo...
―¿No tiene tiempo?
―Sí tengo, pero...
El azulado intentó una cosa más al verla dudar por la pena.
―De verdad que sería una ayuda para nuestro menú de postres, estoy seguro de que mis socias solo elegirán bocadillos salados y pudín y dejarán de lado todos los pasteles... ―era mentira que Ultear y Meredy le ayudarían a escoger, pero la policía no tenía que saberlo. Soltó un largo suspiro y la observó atentamente―. Si eso sucede no sé qué haré con todo el chocolate que compramos ―ella no reaccionó como esperaba―, ni con tanto caramelo, helado y crema pastelera ―ninguna reacción especial―, ni con toda la crema batida y fresas que...
―¡Fresas! ¿¡H-hay postres con fresas...!? ―ilusionada preguntó, la reacción que esperaba él se hizo presente, había descubierto de que se componían los postres favoritos de la señorita policía.
―Sin duda, ¿cómo podrían faltar los postres de fresas? Tendremos éclairs, canelonis, tartas, muffins...
―¿Y cheese cake de fresa? ―interrumpió la enumeración de postres de fresa, si alguien hubiese oído el tono ilusionado de la pelirroja al preguntar por ese postre en especial, la hubiesen tomado como una niña en lugar de una mujer policía, y por eso fue que, aunque ese postre no estaba ni por asomo entre las opciones del menú, el joven de cabello azul asintió.
―Justo es el que quiero que más aprueben mis socias ―mintió―, es una receta especial y secreta ―argumentó en tono confidente―. ¿Me ayudaría con eso?
La policía ya no tuvo ninguna duda en aceptar.
―¡Acepto! ―sonrió entusiasmada―. ¡Y le aseguro que recomendaré esta cafetería a mis conocidos!
―¿No debería probar primero nuestros postres antes de asegurar eso? ―preguntó con una sensación de diversión brotando desde un lugar en él que pensaba olvidado.
―Estoy segura de que serán deliciosos ¿Usted los prepara, verdad? ―alzó su dedo pulgar cuando él asintió―. Las personas de buen corazón hacen los mejores postres y puedo darme cuenta enseguida de que usted lo es ―de nuevo él se sintió descolocado al escucharla, más al ver como ella lo observaba sin ninguna duda en lo que decía.
Pensando en lo equivocada que estaba.
―Me alegra mucho haberme equivocado de día ―continuó ella, algo que él agradeció pues no supo que contestar luego de la afirmación que ella hizo sobre su "buen corazón"―. Me alegra haberle conocido hoy, y creo que lo correcto sería que nos presentemos ya que creo que a partir de hoy nos veremos mucho ―solemne, extendió su mano―. Me llamo Erza, Erza Scarlet...
Él no estaba seguro por qué en ese momento sintió que el mundo se detuvo o por qué el sol parecía solo iluminarla a ella.
―El gusto es mío ―respondió sin duda alguna de tal afirmación, y dejando contra la pared las cosas que traía en las manos, limpió sus palmas en el frente de su delantal antes de tomar la cálida y firme de ella―. Mi nombre es Jellal Fernandes, señorita ¿Scarlet?... ―con una sinceridad que sintió tan confusa como agradable, no pudo evitar reír.
Ahí tenía una de las respuestas en ese día lleno de extrañas preguntas y sensaciones.
Scarlet.
Su cabello era de un tono rojo escarlata.
―¿Sucede algo? ―le miró extrañada.
―No, nada ―soltó su mano y tomó una de las hebras de cabello que el viento apenas y se atrevía a mecer―, su apellido como su color de cabello ―ella le miró confusa y sonrojada por su acción―, sin duda nunca lo olvidaré...
Ellos dos escogieron el menú de postres ese día.
...Y la vida escogió para ellos dos un camino muy curioso...
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¿Review?
Sus reviews animan a escribir más rápido.
xD
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Rincón De La Escritora En Proceso:
Bueno, el primer cap está acá... ¡Qué emoción me da iniciar este fic! *-*)8
Por cierto, por supuesto que tomaré en cuenta lo que sucedió en el manga, pero luego de ahí, agregaré cosas por mi cuenta que quizá luego en el manga se contradigan pero esas cosas suelen pasar y la verdad no quiero esperar a que el manga termine para contar esta historia. NwN ¡Quiero mucho amor para la policía y el enmascarado que le prepara deliciosos dulces!. xD Además, este fic se centrará en Jellal y Erza y Jerza, otros personajes y ships aparecerán, pero no con mucho participación ya que no quiero que sea un fic muy largo, más que todos serán pequeños guiños.
Otra cosa importante, este fic lo pondré en T, pero quizá luego pase a M por alguna situación limonera. Quizá...
Y... pues nada más: ¡Mil gracias por leer y espero que les haya gustado! .o./
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¡Adieu!
.o./
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