Burbuja de cristal

Ginny se despierta por la mañana y Harry no está a su lado. Extrañada revisa la habitación de los niños, tan solo para descubrirlas vacías. Baja las escaleras y entra a la cocina.

Harry esta en pantalones de chándal y una playera blanca, descalzo. James está encima de una silla, sacando frascos de las gavetas, Albus acomoda cinco platos y cinco vasos, uno con chupón rosa. Lily observa a sus hermanos con una cuchara en la boca. Ginny puede jurar que esa cuchara batió la mezcla de los panqueques que Harry cocina.

—¡Mami! —gritó Albus. James y Harry brincan en su lugar ante el grito, o la presencia de Ginny.

James sacude la cabeza y sonríe antes de bajar de la silla en un salto.

—¡Mamá! ¡Papá no irá a trabajar hoy! ¡Estará con nosotros todo el día! —Ginny le sonríe y alza la mirada a Harry, él no le devuelve la mirada, se mantiene concentrado en los panqueques.

—Eso suena genial, ahora, no vuelvas a subir a las sillas ¿de acuerdo? —James se encoge de hombros y ayuda a Albus a llevar cubiertos a la mesa.

—Papá dijo que podía —murmura a Albus. Ginny hace una mueca y camina hacia Harry.

Ginny besa el hombro de Harry y le sonríe.

—¿No irás a trabajar? —preguntó con cariño. Harry niega y saca el panqueque de la sartén.

En un movimiento rápido toma el rostro de Ginny y la besa cortamente antes de seguir con la labor. Ginny ríe y se recarga en la encimera, observando a Harry.

—Al parecer una plaga invade nuestro departamentos —se encoge de hombros y sonríe—. Los Inefables dijeron que se harían cargo de cualquier riesgo entre los magos —Harry parece recordar algo ya que se ríe y niega.

—¿Qué? ¿Son unos malditos arrogantes? —dice Ginny con gracia. Harry ríe y asiente.

—¡Al, Al! Mamá ha dicho una mala palabra —ambos niños la miran con ojos entrecerrados y apuntan al duende de plástico junto al fregadero. Lily imita a sus hermanos, Harry también apunta al duende. Ginny los observa indignada antes de meter un galeón en el duende.

—Suficiente de palabras, tienen que desayunar, porque mamá si tiene trabajo —dice Harry, acomodando el último panqueque.

El desayuno transcurre tranquilo entre relatos de los niños y su plan para pasar el día con Harry, Ginny los escucha con atención, Harry parece concentrado en ella y en su desayuno. Ginny no le dice nada, quizá piensa en su trabajo o en los niños, no sabe, pero Harry le dirá cuando esté listo.

Ginny termina de dictarle a la pluma y ésta se detiene justo cuando la cabeza de Hermione aparece por la chimenea. Ginny se agacha a su lado y le sonríe.

—¿Sucede algo Hermione? —saluda la pelirroja. Hermione hace una mueca y asiente.

—Ron me dijo que seguías aquí —su tono es tranquilo, lo que enciende todas las alarmas en Ginny.

Comienza un rápido repaso de las conversaciones que tuvo últimamente, intentando recordar si quedó con alguien precisamente ese día. No, no lo hizo.

—No había quedado con Ron —explica Ginny, Hermione frunce los labios y vuelve a asentir antes de suspirar, cierra los ojos y parpadea ante la ceniza.

—Ginny, Ron está en San Mungo con Harry —sus labios se vuelven a fruncir y espera unos segundos para terminar de hablar—. Albus chocó contra James en la escoba y ambos cayeron. James se rompió un brazo. Perdona, creí que lo sabías.

Ginny está de pie antes de que la castaña termine de hablar, toma su reporte y lo envía a su jefe. Toma su capa y desaparece, aparece frente al hospital.

James está en una sala repleta de camillas, hay varios magos más allí mismo, todos con algún hueso roto o sin hueso. Su hijo está con la mano entre dos tablillas sobre una almohada.

—¿Te rompiste un brazo también? —pregunta James con asombro. Harry asiente con una sonrisa.

—Jugando Quidditch, pero valió la pena, ganamos —Albus suelta virotes y brinca junto a James, Lily lo imita con entusiasmo, trepándose a la cama de James—. No me rompí el hueso, mi hueso desapareció.

Los tres niños se asombran y miran el brazo de Harry, como esperando que no estuviera ahí.

—James —Ginny suspiró aliviada porque James está sonriendo, a pesar de su brazo entablillado.

—¡Llegó mami! —Celebra Lily.

Los tres niños la reciben con muchas explicaciones y movimientos de manos. Ginny se inclina sobre James y lo abraza, besa su frente y acaricia su rostro. Cuando ve su brazo inmóvil siente algo caliente bajar por su garganta. Los niños continúan explicando cómo sucedió. Ginny no quiere cualquier explicación, quiere la de Harry.

—Ahora vuelvo niños, iré a preguntar si puedes comer helado cuando salgamos de aquí —les dice Ginny.

—¡Si! ¡Helado! —grita Lily. Sus hermanos la siguen y celebran, Ginny acaricia sus cabezas por última vez antes de caminar a la salida.

—Harry —lo llamó, pero no hace falta, Harry está incluso abriendo la puerta antes que ella. Se alejan un poco de la sala y Ginny suspiró— ¿Qué sucedió?

—Los llevé a jugar un rato, sus escobas chocaron y…

—James se rompió el brazo —Ginny es consciente de su brusquedad al hablar—. Se rompió el brazo, Harry —reclamó con enfado.

Harry la observó por unos segundos antes de asentir.

—Es parte de ser un niño ¿sabes? Caerse, rasparse, romperse algún hueso, tiene que pasar —dice Harry, observando a Ginny con indiferencia.

—Si, eso pasa, pero no cuando su padre está cuidándolos ¿qué estabas pensando? Dejándolos volar solos, Lily no sabe volar ¿quién estaba con ella? ¿Haciendo qué? Ellos no pueden cuidarse solos, se supone que para eso estás tú. Ellos no pueden ser como tu, siempre en problemas, siempre en riesgo, nunca viendo por ti, ellos si tienen… —Ginny cae en cuenta de que está elevando su voz y de lo que estaba a punto de decir, Harry también lo hace.

Su mirada es triste, Ginny ve a su manzana subir y bajar un par de veces antes de suspirar y encogerse de hombros.

—Dilo —murmura.

Ginny presiona sus dientes y mira sus manos.

—Tienes que ser responsable, Harry. Esta mañana pudieron tener muchos accidentes, los tres. Ahora ves por ellos, no solo por ti —dice bajito. Harry sonríe con burla y asiente pesadamente.

—Lo sé, pero tú no puedes tenerlos en una burbuja de cristal toda su vida —sin intención de decir algo más, Ginny gruñe y se gira en la dirección a la que va Harry.

—No pretendo eso, Harry. Solo quiero que los cuides como se debe —Harry se detiene y gira, sus ojos están cristalinos pero Ginne está segura de que su voz saldrá firma.

—¿Estás decepcionada? —pregunta tal y como Ginny esperaba: brusco y firme.

—¿Qué?

Harry se acerca a ella y suspira.

—Has estado actuando decepcionada las últimas semanas, no sabía si de tus hijos, tu trabajo, de mi, de tu vida —el aire se detiene por unos segundo es sus pulmones ante las palabras de Harry, es incapaz de decir algo—. Pretendía arreglar algo, lo que fuera que estuviera mal para que fueras feliz, lo que fuera que te tuviera decepcionada —sonríe sin gana y retrocede unos pasos—. Ahora entiendo que era yo.

Ginny pierde completamente el habla, y no está segura del por qué.

Le dan el alta a James por la noche, su hueso está entero pero débil así que lo vendan y le dan una paleta a la hora de irse.

Harry desaparece durante la cena. Su lugar en la cama está intacto antes y después de su ducha. Sale de la habitación y entra a la primera del pasillo, la de su hija, está dormida y envuelta entre las cobijas, en la segunda está Albus, igualmente dormido y totalmente descobijado, por último está la habitación de James, él está dormido con su brazo estirado, las cobijas hechas un revoltijo y la almohada en alguna parte de la cama.

El corazón de Ginny se estruja cuando ve a Harry en la silla al lado de la cama de James, sus gafas están en la mesita de noche, lo que quiere decir que Harry es consciente de que está dormido en una silla en la habitación de James.

Suspira y va a su habitación después de apagar todas las luces. Algo dentro de ella no le permite llamar a Harry para que vaya a su habitación.

¿Qué tan distinta hubiera sido su vida sin Harry?

Cuando despierta a la mañana siguiente entra al baño y encuentra un montón de cremas y perfumes en la superficie del lavabo. Bufa y guarda todo en la gaveta, abajo hay un poco más de jabones, desodorante y máscaras. Hay solo un par de cosas de Harry al fondo de la gaveta, realmente muy pocas.

Ginny frunce el entrecejo y decide dejar la ducha para más tarde. Hace sus necesidades y sale de su habitación y entra a la primera del pasillo.

La habitación de Lily es un desastre de su ropa y zapatos. Es como un armario gigante.

—Harry tendrá que resolver todo esto —masculla.

Harry adora consentir a sus hijos, y Lily adora su ropa. La varita de Harry puede hacer que su ropa se multiplique hasta llenar la habitación de Lily. No le sorprendería que la habitación de sus dos hijos también fuera un desastre.

Efectivamente.

La habitación de Albud es una gran colección de fotografías. Está su familia, sus hermanos, Hogwarts, profesores, amigos, diarios, libros y muchos artefactos extraños. Ginny cierra la habitación porque no está segura de cuantas cosas extrañas hay allí dentro, Albus siempre estaba interesado en la historia. La habitación de James era un desastre de escobas, pelotas, equipo de Quidditch, uniformes y equipo de limpieza para escobas.

—¡Tendrás que limpiar todas las habitaciones, Harry! —Gritó Ginny, un sorprendente eco la recibe como respuesta. Cierra la habitación y baja la escalera.

Le sorprende no encontrar el uniforme de Harry, incluso su capa, por ninguna parte. Todo está en orden en la sala. En la cocina hay un par de comida del día anterior. Ginny toma un vaso de agua y recorre la casa con la mirada.

Harry debió salir con los niños, porque no están por ninguna parte.

Sube a su habitación de nuevo para no posponer más su ducha. Grita cuando encuentra en su cama a una pelirroja, su cabello es largo y lo tiene en una coleta alta, su cintura es estrecha y las caderas no están anchas, su pecho no es grande pero tampoco pequeño. Ginny está en shock. La pelirroja que se estira es ella. Es Ginny.

Se estira y camina al baño, Ginny permanece quieta e invisible ante ella misma. Cuando su otra yo desaparece por el baño, se le ocurre una idea. Corre a la habitación de Albus y rebusca entre los diarios. Saca uno que muestra a Harry en el Ministerio de Magia, marcaba la fecha de hace cinco años.

Sus manos tiemblan y despliega el diario.

"Jefe del departamento de Aurores, Harry Potter, consigue terminar con el tráfico de huevos de dragón de la ruta Gran Bretaña a París"

El codiciado Auror ha presentado en Azkaban a los últimos traficantes libres del país. Sus Aurores aseguran que no descansaría hasta lograr atrapar al último. Muchos lo comparan con Alastor Moody.

La revista Corazón de Bruja sigue reconociendo el esfuerzo del hombre más guapo y soltero de todo el mundo mágico. Con esta última noticia…

Ginny no es capaz de terminar de leer. Suelta el periódico y sale disparada a la habitación de James, su corazón latiendo con rapidez en su pecho. Recorre las paredes con la mirada y descubre que su hermano Ron no está con Hermione y que Harry aparece en una sola fotografía, dándole la mano a Ron frente al departamento de Seguridad. Es todo.

Ginny encuentra los trofeos en las repisas y los observa con de rendimiento. Son de campeonatos, nacionales y mundiales. 2000, 2001, 2002, 2003, 2004, 2005, 2006, 2007, 2008, 2009 y 2010. Ginny no ve más. Hay lágrimas cayendo por sus mejillas.

Baja las escaleras y abre la puerta donde se supone es el estudio de Harry. Está vacío y repleto a la vez. No hay nada de Harry. Pero todo es una biblioteca con sillones y un escritorio. Pero Harry no está. Vuelve a la cocina y las llaves de Harry no están. No hay juguetes ni ropa pequeña.

Ginny gime y observa la escalera al escuchar pasos. Es ella. Baja con unos shorts y una playera floja. Se acerca a ella con lágrimas y.desesperación.

—¿Dónde estoy? ¿Dónde están todos? ¿¡Dónde están mis hijos!? ¿¡Dónde está Harry!? ¿¡Dónde está mi familia!? —grita con desesperación. Sus gritos rebotan a sus oídos sin embargo.

Y su otra yo sigue caminando a la cocina.

Ginny respira con dificultad e intenta tocar el hombro de la otra Ginny. Su mano nunca lo logra. Algo no se lo permite, como una barrera. A Ginny se le seca la garganta de sólo pensar y recordar.

Esta es su vida sin Harry, y puede verla a través de una burbuja de cristal.