NOTAS DEL AUTOR:
¡Hola Minna-san! El mismo agradecimiento de siempre para todos aquellos que se dan un tiempo de dejar un review y apoyarme para seguir adelante con este proyecto. Sé que he demorado mucho tiempo en poner este capítulo, pero es que no me sentía con ánimos de escribir. Mi mami va a ser operada y pues en estos casos nunca nadie se puede concentrar. De todos modos me disculpo por no hacerlo antes. ^-^. Y si tienen un espacio en sus oraciones para pedir al señor por mi mamá, lo agradecería mucho...
Espero les guste este capítulo que será dividido en dos partes. Hay mucha plática y descansarán de mi narración y descripción un poco.^-^
DEDICATORIA:
Este
capítulo está dedicado a mi mami, la persona más importante
en mi vida. ¡Que te vaya bien en tu operación!
DISCLAIMER:
Lamentablemente
Rurouni Kenshin no me pertenece al igual que los derechos de este maravilloso
anime - que por supuesto no implica que no lo desee -. Cualquier otro personaje
ajeno debe ser considerado de mi propiedad. Si es que desean usar alguno mío
solo avísenme y siéntanse libres de hacerlo.
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CUARTO CAPITULO:
"Parte del
pasado"
- Parte 1 -
Kenshin llegó rápidamente al dojo. El enojo no se le había pasado en lo más mínimo y esto estaba traducido en el color áureo de sus ojos. Cruzó el umbral de la puerta que daba a la calle y se dirigió específicamente a su cuarto cuando sintió que un aura conocida se acercaba. Apresuró el paso porque no se sentía con ánimo para soportar alguna broma o comentario fuera de lugar de Sano. Entró a su pieza y se quedó sentado en una esquina abrazando su sakabato. Hacía mucho calor y el estar dentro de una habitación cerrada no aminoraba el problema. Pero qué le importaba el calor ahora si es que la molestia más grande que sentía no se encontraba en el ambiente ni en nada exterior. Todo el infierno lo llevaba por dentro. La misma sensación de rabia que lo embargó en el camino de vuelta al dojo persistía aún dentro de su pecho.
** Chikuso. Aquella sensación no era
por gusto, ese tipo es un peligro constante. ¿Qué creía que
estaba haciendo cuando abrazaba a mi mujer? ¿Cómo se atreve un extraño
a tan solo tocarla y mirarla de esa forma? No sabe el infeliz a lo que se expone
cuando se acerca con esas intenciones a ella. Kaoru ¡maldita sea! ¿Y
tú? ¿Por qué demonios no opusiste resistencia si es tan solo
un extraño? Lo que debí hacer es no alejarme de ese lugar. ¡Che!
Debí deshacerme de él en ese preciso instante y sacarlo del camino
de una sola vez. Todo coincide, tú últimamente has estado muy distante
y de repente aparece ese tipo con quien supuestamente te has encontrado en el
camino. Lo alojas aquí y lo tienes cerca sin causar sospechas ¿Kaoru,
qué diablos escondes? ¡`kuso! todo empezó el día que
te fuiste a dejar a Suzume y Ayame a la casa del Dr. Genzai, debí darme
cuenta antes.**
############## FLASH BACK ##############
El sol estaba comenzando a caer cuando Kenshin se acercó al comedor de la mano con las niñas para avisarle a Kaoru que se disponía a llevar a Ayame y Suzume a casa del Dr. Genzai. Kaoru estaba sentada en la mesa mirando hacia la nada y es así como Kenshin la encontró. Inmediatamente un gesto de preocupación se formó en el rostro del vagabundo. Kaoru no solía sentarse a solas, mantenerse callada y mirar al vacío. Definitivamente algo andaba mal. Kenshin se acercó a Kaoru no sin artes decirles a las niñas que siguieran jugando un rato más, pedido al que los infantes accedieron de inmediato. Se sentó cerca a ella y le habló:
- Kaoru-dono ¿pasa algo?
- ¿Eh? ¿Me dices algo Kenshin?
- Seesha preguntaba si es que usted se siente bien Kaoru-dono.
- Hai, estoy bien. ¿Por qué no habría de estar bien?
- No lo sé Kaoru-dono. Usted aquí sola y...
- Es que quería estarlo al menos por un momento. En esta casa difícilmente se puede encontrar tranquilidad, así que aproveché que Yahiko fue al Akabeko para descansar y pensar a la vez. No creo que eso sea un delito.
- Oh Gomen ne. ¿Seesha interrumpió su meditación Kaoru-dono?
- No te preocupes por eso Kenshin. Y ¿las niñas?
- Están jugando afuera; me disponía a llevarlas a su casa cuando
- ¡Pues yo las llevo Kenshin! ¡No te preocupes!- dijo ella cambiando de ánimo radicalmente.
- Demo, seesha puede hacerlo y así no interrumpiría usted su meditación Kaoru-donoNo Kenshin. Muchas gracias pero me gustaría hacerlo yo misma, además hace tiempo que no lo hago yo y he estado importunándote demasiado.
- No diga eso Kaoru-dono, usted no importuna a seesha; seesha lo hace con todo gusto.
- Arigato Kenshin pero por hoy puedes descansar. Ahora ya debo irme, se hará tarde y no quiero volver de noche.
- ¿No desea que seesha la acompañe Kaoru-dono?
- No Kenshin, preferiría hacerlo sola...- Kaoru le dedicó una sonrisa y se fue a buscar a las niñas.
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FINAL DEL FLASHBACK ############
** Ese cambio de ánimo,
el interés por ir sola con las niñas, la insistencia por que yo
no fuera, aquel tipo aparece justo ese día y lo invita a quedarse; hoy
ella sale de la casa con un buen pretexto para desaparecerse todo el día
y él sale después para no fingir. Luego están juntos en aquel
lugar sin gente, apropiado para esconderse del bullicio y los comentarios de la
gente. Esa clase de libertades no se pueden tomar dos extraños. Estoy seguro
de que esta no es una cadena de coincidencias. ¡Maldita seas Kaoru! ¿Quién
es ese tipo para ti?
------- Mientras que en la cocina del Akabeko ------
- ¡¡¡Tae-san!!!
¿Cómo quiere que haga eso? yo... yo... no deseo hacerlo...
- dijo Tsubame con la timidez de siempre
- Vamos niña no seas tonta, no estás haciendo nada malo.
-
- Tsubame-chan, ¿deseas ayudar a Kaoru-chan o no?
- Hai, pero...
- Nada de entonces. Ya está acordado- agregó volteándose para dejar la cocina.
- ¡Tae-san! ¡Ay! Bueno, supongo que no tiene nada de malo que vea cómo están las cosas por allá pero ¿con qué pretexto me voy a aparecer ahí? No me digas que voy a llegar a cenar como si nada, usted sabes que no es de buena educación llegar a una casa sin invitación, si es así sospecharán de que algo pasa
- Uhmm. Creo que tienes razón. Déjame pensar en algo. - después de unos segundos - ¡¡¡YA LO TENGO!!! - gritó Tae causando que todos los cocineros la miraran extrañados. Volteó a ver a Tsubame con una chispa en los ojos. Tsubame estaba asustada. Era la misma mirada que la asustaba más que la de Kenshin cuando se volvía Battousai. ** Ay Kami, solo tú sabes lo que está pensando. Solo espero que no sea nada inadecuado**
------------- En alguna parte
de Tokio -------------
Saito caminaba por una calle bastante
alejada del bullicio del centro de Tokio. El lugar era apacible y tenía
mucho verdor como en la mayoría de sectores de esta ciudad. El río
pasaba a una distancia no muy lejana y el sol resplandeciente de ese día
era el toque perfecto para sacar a relucir lo especial del lugar. Los caminos
no eran de tierra como en las calles comerciales y la mayoría de cuadras
de Tokio sino que era de piedra. Las casas estaban edificadas con una arquitectura
más fina aún. Aunque no se podía decir que el lugar era sumamente
elegante, este guardaba un encanto especial que se hacía describir como
tranquilo y encantador. El canto de las aves que retozaban en los árboles
y el juego de los niños a la distancia eran también un espectáculo
agradable.
Dobló en una esquina para encontrarse con un panorama parecido. La misma construcción de las casas y dentro de sí sintió la felicidad y sosiego de siempre que se acercaba a su casa. Es cierto que casi nunca llegaba a su hogar con preocupaciones. Prefería arreglar o deshacerse de los problemas antes de cruzar el umbral de su casa. Para qué preocuparse si es que dentro de esa puerta común y corriente estaba un mundo extraordinario al que casi ninguna persona más que él tenía acceso.
Se acercó a una casa de mediano tamaño y llamó a la puerta suavemente. Unos segundos después una hermosa mujer con una pañoleta en la cabeza y vestida en un kimono no muy lujoso abrió. Ella era un poco más alta que Kaoru y sus facciones eran bastantes finas. Sus lindos ojos negros se abrieron del estupor. En eso Hajime Saito habló:
- ¿Sorprendida de verme tan pronto?- preguntó con una sonrisa en los labios. Esta era una muy diferente a las que usualmente otorgaba, esas eran llenas de ironía y sorna, en cambio esta mostraba soltura y alegría.
- Hai. Hajime, me alegro de que hoy vinieras temprano. Pasa- respondió sonriéndole y abriéndole la puerta por completo.
- ¿Y eso es algo bueno?
- - le respondió ella rodeando de repente con sus brazos el cuello de Hajime. Este dilató su sonrisa y la abrazó fuertemente contra sí. Luego se separaron un poco y él la quedó observando. Se agachó un poco y la besó suavemente en los labios. Cuando terminaron Saito cerró la puerta que aún se mantenía abierta y se fijó nuevamente en ella.
- Pues déjame decirte querida que el placer es todo mío. - otra sonrisa adorable y un nuevo resplandor se vio en sus ojos. No hay duda que ella era la única que conocía ese lado de Hajime Saito.
Ella caminó tentadoramente hacia la cocina y logró que él siguiera sus pasos. Se acercó a los recipientes de la comida lista y empezó a servirle cuando sintió los brazos de Hajime brazos alrededor de su cintura y su aliento en su cuello. Él dejaba ligeros besos mientras le susurraba al oído: ¿Qué tenemos hoy de comer Tokio?
- - ella empezó a decir al mismo tiempo que se desenvolvía del abrazo y se disponía a coger el plato en el que pensaba servir la comida- hoy hice tenemos carne al vapor.
- Qué bien porque estoy hambriento - dijo con una mirada que le decía que su apetencia no era precisamente de comida.
- - respondió ella volteándose para mirarlo y dándole una mirada de la misma intensidad - eso me alegra porque de repente siento como si no hubiese comido en siglos y mi estómago me está matando.
- ¿Solo tu estómago querida?
- Uhmm no lo sé ¿qué tal si me revisa después Dr. Saito?
- Eso será un placer, paciente - dijo acercándosele como el buen lobo que es. Con agilidad, presteza y además deseo. En eso ella se hizo a un lado y caminó hasta la mesa dejando a Saito ahí parado. Cambiando la forma de su sonrisa a una más dulce y maternal, le dijo:
- Eso puede esperar querido; por el momento cómete el almuerzo que el postre viene después - Ella le guiñó un ojo y se le acercó nuevamente dándole un beso rápido en la mejilla. Él le sonrió otra vez y comenzó a comer mientras ella lo miraba hacerlo. No había duda de que Tokio era la mujer más especial del mundo. Solo ella lograba que un lobo experimentado como él se convirtiera en un lobezno frágil y obediente. Eso claro, al menos por el momento.
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Kaoru dejó de llorar y se separó
de los brazos de Matsue lentamente como dándose cuenta de lo que hizo.
Se ruborizó mucho y bajó la mirada para no enfrentar los ojos del
joven doctor que eran realmente hipnotizantes. Este tomó una de sus manos
entre las suyas y le dijo:
- Está bien Kaoru-san. No tiene porque sentirse mal, no hizo nada incorrecto. Además somos amigos ¿o no?- preguntó con una encantadora sonrisa.
- ** ¡Oh Kami! ¿Por qué me mira así?** Hai Matsue-san- Kaoru contestó esbozando una sonrisa en el rostro - Claro que somos amigos. - La sonrisa de Matsue se expandió.
- Me alegra oír eso Kaoru-san. No se imagina cuánto - ** ¿Qué tiene esta mujer que cada vez que veo su rostro empiezo sonreír?**
- ¿Pasa algo Matsue?- Kaoru se ruborizó ante tal confianza- Oh suminasen, Matsue-san...
- No. Mejor así. Odio aquellos sufijos de respeto. Hace que construyas una distancia innecesaria ¿no crees? Además los amigos se tienen confianza ¿cierto?
- - respondió Kaoru - Pienso lo mismo - Ella se contagió de la sonrisa del atractivo doctor.
- Bueno, bueno. Usted señorita tiene fiebre y como doctor debo decirle que no puede estar expuesta a que el aire empeore su situación así que...- dijo en un aire intelectual.
- Ja ja ja... -se río Kaoru.
- ¿De qué te ríes Kaoru?
- Ja ja ja...
- No me parece gracioso Kamiya-san. ¡Vamos dígamelo y deje de burlarse de mí! - le dijo actuando el papel de indignado.
- Es... ja ja... que ... ja ja cuándo dijiste eso... te pareciste mucho a Aoshi.
- ¿Aoshi? ¿Quién es Aoshi? ¿No me digas que un novio tuyo? - preguntó él esta vez frunciendo el ceño de verdad. **... no puede ser...** La carcajada de parte de Kaoru esta vez fue imparable. Se agarraba la barriga de tanto que le dolía por lo cómica que le pareció la alusión del doctor.
- ¿Kaoru? ¿Qué es tan gracioso?
- ¿Mi novio? - dijo mirándolo y señalándose a sí misma con el dedo- ja ja ja- y siguió riéndose.
- Vamos Kaoru, deja de reírte. ¿Por qué te ríes de la posibilidad? Una joven tan linda como tú debe tener muchos pretendientes - dijo serio ** ¿De dónde salió eso? Ahora sí me estoy convenciendo que algo raro me pasa**
Kaoru cortó en seco
su risa y sintió cómo la sangre se le subía a la cara. **
¿Me llamó linda?**
No, no es mi novio- dijo con la cabeza baja escondiendo su rubor - Aoshi es un un... ¿cómo decirlo? Bueno un conocido... eso es... él es un conocido mío.
- No te creo. Por la manera en que dudaste...- dijo escéptico Matsue observando que Kaoru quería volver a reírse pero trataba de controlarse.
- ¿Por qué? Es la verdad. Solo que me dio mucha risa que dijeras que era mi novio. No creo que me sentiría bien con alguien como él - se imaginó de la mano con Aoshi, quien tenía la estoicidad y frialdad de siempre -No... Definitivamente no. Él no es la clase de hombre que me gusta. - Matsue sonrió - **¡¡¡Kaoru no baka!!! ¿Cómo se te ocurre decir eso?** Ano, yo, yo solo quise decir que Aoshi y yo no nunca verás él y
- Y ¿qué clase de hombre te gusta?- preguntó él en un tono más bajo y acercándose a ella lentamente para ver mejor sus rostro.
- ** Ya ves Kaoru no baka** Pues... pues... no sé... no sé cómo responder eso... solo que ... solo que... no estaría feliz con alguien que no hable casi nada... es por eso que admiro a Misao-chan.
- ¿Misao-chan? y ¿quién es ella?
- Una amiga mía. Ella vive en Kyoto con Aoshi y...
- ¿Están casados?
- No, no. Eso quisiera Misao pero no es así. Es lamentable pero creo que Misao debería fijarse en otra persona ya que Aoshi...- Ella misma se calló al darse cuenta de sus palabras. Una sombra de angustia embargó su antes feliz rostro. ** ¿Acaso no sería también tiempo de que yo hiciera lo mismo?**
- - preguntó muy preocupado Matsue al verla divagar de la nada- Se acercó y le movió un poco el brazo...
- ¿Uhmm? ¿Qué pasa?
- Pues eso es lo que deseo preguntarte. Hace un momento estabas riéndote y de momento cambiaste de actitud. - Kaoru lo miró y él se dio cuenta que su mirada ya no estaba más resplandeciente, le tomó las manos y le dijo : Sea lo que sea, aquello que te pone así, no vale tanto como para que tu felicidad se desvanezca con tan solo recordarlo.
-
Onegai déjame terminar. Kaoru, tú no tienes por que estar triste. Alguien tan joven como tú no puede dejar que su felicidad sea opacada. Nada es suficientemente importante como para que te tenga así e impida que tus ojos ya no tengan el brillo natural que los hace aún más fascinantes de lo que son ahora. Aunque no desees decirme cuál es la causa de tu sufrimiento, lo cual respeto, puedo asegurar que nada en este mundo es digno de una lágrima de una mujer y menos de una tan buena como tú. Kaoru ¿me entiendes?- Kaoru solo lo miraba, estaba atontada por lo que él le dijo- ¿Me comprendes Kaoru? - preguntó cogiendo el lateral de su rostro y acercándolo lentamente hacia él.
------------------ Akabeko
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- ¡No! ¿Tae-san cómo cree que voy a llegar diciendo eso? - requintó una ruborizada Tsubame.
- Pero Tsubame si lo estamos haciendo por Kaoru-san. ¿Cómo
quieres que yo me aparezca ahí? Va a ser más sospechoso aún
ya que hace mucho tiempo que no voy por allá y además todos deben
saber que Kaoru vino a verme. ¿Cómo quieres que vaya? todos se darán
cuenta de que no estoy haciendo una visita social. En cambio tú sí
tienes un buen pretexto. Además piénsalo, eso haría muy feliz
a Yahiko - dijo Tae codeando y sonriendo a una avergonzadísima Tsubame.
- **No puedo decir que no, después de todo Kaoru-san siempre ha sido muy amable conmigo** Está bien, pero
-
- ¿Si Yahiko-chan malinterpretara las cosas?
- Tsubame-chan, después de todo a ti te gusta Yahiko ¿verdad?
- ¡Tae- san! Nosotros solo somos amigos, cómo se le ocurre que a mí...
- Pues es la oportunidad de conquistarlo niña. ¡Anda y hazlo! -dijo una animadísima Tae con estrellitas en vez de ojos.
- Tae-san, está bien, pero lo hago por Kaoru-san. - Tsubame tenía una gota MUY grande detrás de la cabeza.
- Sí. Solo trata de averiguar lo que te dije ¿sí?
- - dijo suspirando Tsubame.
- Entonces. ¿Qué esperas niña? ¡Anda!
-
- Tsubame ¿Cuándo pensabas hacerlo? ¿El día de tu matrimonio con Yahiko?
- Tae-san, no diga esas cosas, yo le preguntaba porque ya va a ser la hora en que Yahiko llega a trabajar y...
- ¿Hablaban de mí? - preguntó un sonriente Yahiko que entraba y estaba feliz porque oyó su nombre en labios de su adorada Tsubame, gracias a Kami que no había oído la pregunta de Tae.
- Sí Yahiko. Tsubame me decía que no veía horas de que llegaras.
- ¿Eso es cierto Tsubame?- preguntó un Yahiko muy pero muy feliz.
- No específicamente. - murmuró la tímida niña, pero Tae la interrumpió y comenzó de nuevo a hablar:
- Yahiko. ¿Por qué no ayudas a Tsubame a llevar esta orden? - pidió Tae mirando a Yahiko y dándole una charola, a la vez que evadía la mirada asesina que Tsubame traía. ( A.N : para que vean que todos tenemos un límite... inclusive Tsubame ^^)
- - respondió Yahiko muy sonriente - ¿Nos vamos Tsubame?
- Eh... hai... ** Solo lo hago por Kaoru-san... Kami ¿por qué a mi ?**
Ambos se fueron caminando charola en mano. Tsubame se ruborizaba cada vez que cruzaba miradas con Yahiko y este estaba con tanta algarabía que el rubor constante de la tímida niña pasó desapercibido. Cada minuto que pasaba Tsubame estaba más convencida de que esto iba a ser definitivamente difícil.
--------- En algún lugar alejado de Tokio ----------
Dentro
de una casa se podía distinguir las risas de dos personas debajo de un
par de sábanas blancas.
- Hey Saitou... - ja ja ja - onegai... - ja ja ja - deja de - ja ja ja - hacerme cosquillas... - ja ja ja - no ahora... - ja ja ja- por favor ja ja ja
- Muy bien, pero ¿qué me darás a cambio? preguntó a Tokio mientras la miraba a los ojos.
- ¿Pues qué no tienes suficiente postre ya?- respondió ella con una pícara sonrisa en el rostro. Saito sonrió más y tomó a Tokio por la cintura y la atrajo hacia él suavemente.
- Pues... creía... que... sabías... que... para... mí... nunca... nada... es... suficiente...- dijo mientras dejaba besos por su cuello y sus manos hacían maravillas por debajo.
- Uhmmm... pues... creo que tengo que reconsiderar lo que dije.
- Magnífico. Ah tengo una sorpresa. Hoy encontré a Matsue cuando...
- - preguntó Tokio incorporándose hasta quedar sentada. Saito por el brusco movimiento quedó tirado en el futon boca abajo. Luego levantó a Hajime por la espalda e hizo que él la mirara de frente.
- Hajime, ¿es eso verdad o
solo me estás jugando una broma?
- Si supiera que te ibas a poner así no te lo contaba Tokio- replicó él.
- Vamos Hajime, dime ¿es cierto o no?
- . - respondió en tono cortante.
- Hajime, eso es extraordinario; supongo que lo invitaste aquí ¿verdad? - preguntó ella ignorando el mal humor de Saito causado por una notoria muestra de celos.
- No, no lo hice. Ese tipo de muestras de consideración van más contigo que conmigo.
- ¡¿Hajime cómo puedes decir eso!? Pensaba que lo considerabas como un amigo.
- Yo no tengo amigos. Además estaba con unos ahous y no es bueno que gestos así sean vistos en mí.
- ¡Hajime Saito! Eres la persona más insensible y egoísta que conozco. Si es que tú no lo invitaste, yo lo haré...
- No sabes dónde está viviendo y además parece que mi propia mujer tiene más interés en extraños que en mí.
- ¿Extraño? ¿Recuerdas lo que ese extraño hizo por ti? - el tono de Tokio era nada amistoso para este momento - ¡Pues sí, debería no tenerle la menor consideración ya que salvó de morir al tipo más egoísta, egocéntrico, mal agradecido y ahou que hay!!! - Tokio se volteó molestó y quiso pararse para alejarse del tipo con quien momentos antes se sintió la mujer más dichosa del mundo. Comenzó sollozar. No podía creer cómo es que este tipo podía ser su marido.
- - dijo Saito después de un momento y en un tono de arrepentimiento - - tocó con una mano su espalda- No quise decir eso. Sabes que no es verdad; no quise decir eso de Matsue y tienes razón creo que debí invitarlo a venir. Tokio solo se volteó y lo miró seriamente.
- Más vale que sea la verdad lo que acabas de decir Hajime Saito. ¿Cuándo lo invitarás?
- Si es lo que quieres, cuando tú lo desees
-
- Está bien - le sonrió - Yo también quiero conversar con él Tokio. Después de todo han sido cinco años desde que pudimos tener una buena plática. Cinco largos años
----------------------- FLASHBACK -----------------------
Diez hombres vestidos
totalmente de negro y armados con katanas apuntaban a un solo punto: Un hombre
con cabello negro y corto, vestido con unos pantalones y una camisa. Atuendo bastante
raro para la época pero excepcionalmente bueno para esconder su identidad.
Este estaba parado al medio de sus atacantes y miraba a todos lados como esperando
el primer paso de una pelea de la cual se sentía seguro de ganar. Sacó
su espada y se puso en posición de ataque. La postura era una básica
ya que creía que ningún simple bandido era merecedor de morir bajo
la fuerza de un Gatotsu. Aunque en ese tiempo sus técnicas no eran tan
desarrolladas como lo eran ahora, no por gusto era considerado uno de los asesinos
más temidos de la era Tokugawa. Hajime Saito miraba alrededor y la sonrisa
de siempre, aquella que demostraba seguridad y que podía hacer sentir a
cualquiera un vulgar principiante, estaba presente.
- ¿Qué es lo que van a hacer? o debo preguntar ¿Qué es lo que en su ilusa y estúpida mente creen que lograrán con atacarme de esta manera tan sorpresiva?
Todos lo miraron y la sonrisa de los que creen que tienen todo seguro se vislumbraba bajo el pasamontañas negro que usaban en el rostro. Ninguno dijo palabra alguna hasta que una de las figuras dio un paso adelante y comenzó a hablar:
- Hajime Saito. Hemos sido enviados para hacernos cargo de tu perjudicial presencia.
- ¿Sí? Y ¿Quién es tan tonto de enviar a unos estúpidos ineptos para atacarme? ¿Acaso no saben quién soy? Al buscarme están aceptando morir bajo el filo de mi espada.
- Pues nosotros no creemos lo mismo Saito. Estamos más que seguros
de quién eres tú y esa es una de las motivaciones que tuvimos al
venir aquí. Quisiéramos divertirnos matándote lentamente
pero nuestras órdenes son otras.
- Y ¿Quién es el cobarde que envía sus perros para hacerse cargo de mí en vez de hacerlo él mismo como un hombre?- Miradas de odio fueron desprendidas por parte de todos ellos al oír la denominación que usó Saito. Todos ellos dieron un paso adelante, katanas en mano. Estaban dispuestos a cortarle el cuello al desgraciado para que su estúpida confianza en sí mismo dejara de molestarles.
- Eso no tiene nada que ver contigo, quién nos mandó no nos autorizó a revelar su identidad. En realidad ¿De qué te servirá si es que estarás muerto igualmente? o ¿es que quizá quieres saber quién es él para que una vez que te mandemos al infierno esperes el momento de encontrártelo ahí?- esto causó la risa general.
- Asumen demasiado ahous. Lo único que puedo decir es que espero estén disfrutando sus últimos segundos de vida porque... - una sonrisa malévola - lo último que oirán será el sonido de el cuerpo de sus camaradas partidos en dos.
En eso uno de ellos
dio un paso adelante y se colocó en posición de pelea. Saito esperaba
que todos se le abalanzaran encima pero fue todo lo contrario. Mientras peleaba
con ese hombre los otros permanecieron inmóviles y con un gesto de dominio
absoluto en sus rostros. Definitivamente estaban estudiando sus movimientos y
cansándolo para que después fuera una presa fácil. Y así
fue. Por una ligera distracción su contrincante pudo hacerle un corte en
el estómago que lo debilitó en gran cantidad. Era hora de usar el
Gatotsu y acabar con todo de una vez por todas. Se habían acabado los juegos
infantiles. Hajime separó sus piernas - una delante de la otra - y estiró
su brazo izquierdo mientras el derecho formaba un arco perfecto cargando la espada
cuya punta lograba rozar el extremo de su otra mano. La posición estaba
lista y era tan solo unos momentos los que necesitaba para recuperarse de aquel
corte. La cólera crecía en él a cada segundo.
¿Cómo era posible que Hajime Saito pudiese haber siso herido fácilmente? Avanzó a una velocidad excelente y logró quitarle la vida a su atacante antes de que pudiera pestañear. En su estado era normal que se cansara. El corte estaba sangrando y con esto drenaba la energía que le quedaba. Pero como el lobo acostumbrado a pelear que era se mantuvo firme aun cuando el aliento le faltaba. Los otros hombres de negro fruncieron el ceño al realizar que tenían una baja. A la orden de su jefe todos se movieron asombrosamente rápido de sus lugares para atacarlo. Por primera vez en su vida Hajime Saito vio la muerte tan de cerca. No tenía miedo sino cólera y frustración por morir antes de haber asesinado a Battousai. Mientras se lanzaba al último ataque pensó: ** Te espero en el infierno Battousai. Tenemos una pelea pendiente** Cuando se preparaba a hacer su último Gatotsu la voz de un hombre detuvo en seco el avance de sus atacantes y con esto el suyo mismo.
- ¿Creen que es honorable pelear de esa forma? - preguntó un alto y joven hombre que estaba vestido en un pantalón negro y una camisa larga, blanca y cerrada con mangas anchas. Su cabello estaba arreglado en una cola alta. Tenía un bolso al hombro y la mirada que estaba dirigiendo a los hombres vestidos de negro no era nada amigable pero a la vez no era la de un asesino. La mirada asesina característica de aquellos sedientos de sangre no estaba presente. En vez de esta estaba una tensa y desafiante.
-
Y ¿Quién eres tú para interferir en nuestra pelea?
- Nadie para interferir si fuera una pelea limpia, pero como las condiciones de este encuentro difiere de una pelea justa decidí intervenir. En las condiciones de este hombre ¿creen que tendrá la suficiente fuerza para defenderse? Además ya ganó la primera pelea...
Y
¿Por qué habríamos de hacerte caso? Acaso quieres ayudar
a esta basura porque si es así puedes venir y recibir su misma suerte.
- Yo no necesito ayuda de ahous como él. Nunca pedí que esta pelea terminara y mucho menos que este tipo interviniera - dijo orgullosamente Saito- y además - esta vez fijó su mirada en el extraño - si no quieres morir por mis propias manos desaparece. No necesito de seudo moralistas que no son más que estúpidos que quieren probarse a sí mismos que son mejores que el resto. Nunca me gustaron los idealistas y tengo razones para decir que eres un imbécil más perteneciente a ese grupo.
- Pues va a tener que disculparme por la intromisión señor pero usted no está en condiciones de seguir esta pelea y permítame contradecirlo pero ni soy idealista ni moralista. Para la gente que ha vivido entre sangre durante toda su vida no hay lugar para estúpidos intereses como lo que usted llama moralismo e idealismo.
- O por favor dejen los romanticismos para otro tiempo. Quizá y puedan morir juntos. Estoy seguro que eso los haría muy felices. Y tú extraño, mas te vale que te largues sino quieres correr la misma suerte que...
No pudo terminar la frase porque antes de que pudiera pronunciar algo el extraño sacó de su bolso una katana. Se puso en posición de pelea y sin pensarlo dos veces hizo una serie de ataques que dejaron inconscientes a todos los atacantes. Saito miró la pelea y se dio cuenta de la habilidad del muchacho. Tenía una velocidad y técnica excelentes. Después de que hubo discernido sus últimas impresiones sobre el muchacho, un extraño dolor empezó a extenderse desde su corte. No era el mismo dolor natural que produce la piel cuando está abierta y expuesta al aire, era algo como un ardor que se expandía por todo su cuerpo. Antes de que su mente pudiese reconocer el porqué de esta sensación una sombra tiñó su visión e inmediatamente su conciencia quedó nula.
Continuará...
-----------
Notas
finales de la autora:
Sé que para ahora ustedes, mis queridos
lectores, deben estar muriéndose de las ganas de asesinarme porque he dejado
muchos cabos sueltos en esta historia. Pues bueno he de reconocer que tienen el
derecho de sentirse así. Pero he decidido dividir este capítulo
porque creo que siempre es bueno dejar algo de suspenso ¿verdad? Sé
que es cruel hacerles eso después de que han esperado mucho por este capítulo.
Gomenasai pero hay quienes dicen que la espera hace mejor la sensación
de aquello que se desea con ansias. Pues onegai confíen en esto y prometo
que trataré de poner pronto el otro capítulo que no los defraudará...
tengo que trabajar en ese.
Pero bueno, ¿Qué te
pareció este capítulo? ¿Te gustó la aparición
de Tokio? ¿Qué crees del otro Saito (me refiero al que vive con
su esposa ya que definitivamente es muy diferente al normal)? ¿Es necesario
matar a Shiomei por la escena entre Matsue y Kaoru? ¿Qué se trae
Tae entre manos? ¿Será Tsubame capaz de sobreponer su timidez para
ayudar a la causa de Tae?
Espero tus comentarios, sugerencias y críticas... vamos... solo tienes que apretar ese botón rectangular aquí abajo y escribir todas tus apreciaciones. Me harías realmente feliz con eso y así hay muchas más probabilidades de que el siguiente capítulo será puesto más pronto. ^-^
Arigato
Shiomei.
-------------------- Agradecimientos particulares ------------
Antes de empezar con los agradecimientos de este fic quisiera dar las gracias a las siguientes personas que muy amablemente me dieron sus comentarios al último fic que hize (" La libertad que me diste"): Mer- san, Seles-san, Nakuru-san, Pamky-san, Sakura-san, Kary-san, Mimi-san, Hitokiri Hatokou-san, Aoshi-san y Hitokiri Lady-san. Muchas gracias por el apoyo y muchos abrazos y besos.
Ahora a los de este fic...
Pamky-san: Arigato por decir que mi fic
es lindo. ¡¡¡No sabes cuánto me alegra!!! ¿Te
gustó este capítulo?
Karura-san: Gracias por tu
apoyo. Aquí está el nuevo capítulo.
Kary-san:
Y ¿qué tal ? ¿te gustó? Espero que sí.
Gracias por el apoyo de siempre.
Nakuru-san: Espero de todo corazón
que este chappie te parezca bueno. Gracias por el apoyo.
Smcg2-san:
Concuerdo contigo. También me irrita que Kenshin se dé indigno siempre
pues creo que su mentalidad está evolucionando. Veremos lo que pasa después,
por el momento espero tu review.
Mer-san: Uy... pues creo que
no satisfago toda tu curiosidad. Tomémoslo con calma onegai. Espero que
me ayudes dejándome un review escribiendo tus comentarios.
Gaby-san:
Gracias por los cumplidos y sí pienso terminarlo aunque al paso que voy
creo que demoraré pero prometo hacerlo ^^
Patricia-chan:
Gracias por tus lindos reviews, siempre me dan ánimos. Djame uno aquí
también please!
Angel-san: ¡¡¡ARIGATO
GOZAIMASU!!!
Mei-Ikari: Pues nee-chan. ASÍ QUE AL FIN ME DEJAS UN REVIEW. EL FIC ESTÁ DEDICADO A TI Y TE DEMORASTE MUCHO!!! Pero no importa. Más vale tarde que nunca.
H@si-san: Gracias.
Tu comentario me da ánimos para seguir adelante.
Buffy-san:
OK. No se peleen por Matsue que hay para todas. ^-^ ( je je je). Gracias por tus
alentadores reviews.
Franceli-san: ¡ARIGATO!!!
Hitokiri-lady-san:
¿Excelente? no es para tanto, pero muchas gracias. Eres muy amable al decir
que te gusta el fic... ^^
Laie Himura-san: ¡¡¡
Domo arigato por tus comentarios!!! Eres la primera que se fijó (o al menos
me lo dijo) en la redacción. Me esfuerzo mucho en eso y me da gusto que
hay quién cree que está bien. Gracias nuevamente por tus comentarios.
Espero un review tuyo en este capítulo.
MUCHAS GRACIAS TAMBIÉN A TODOS LOS QUE ESTAN LEYENDO ESTE FIC Y POR ALGUNA RAZÓN NO HAN DEJADO UN REVIEW. ¡¡¡SI TIENEN TIEMPO, HÁGANME LLEGAR SUS COMENTARIOS, LO APRECERIARÍA MUCHO!!! ¡¡¡ DOMO ARIGATO DE GOZARU YO!!!
" Hay un límite
más allá del cual la tolerancia deja de ser virtud " ( una
de mis frases favoritas ^^ )
Edmund Burke
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HASTA EL PROXIMO CAPITULO.................
