Ellos son humanos y los forman. Entonces porque cuando mueren el permanece.
Colombia acomodo su cabello café oscuro tras sus orejas y limpió con su pulgare de su frente requemada el sudor. En el espejo lo recibió su cara, dónde unos ojos verdes lo miraban (él odiaba sus ojos, recordaba que en su infancia habían sido del color del café que tanto amaba). A pesar de que su piel estaba enrojecida había palidez en su rostro.
Su hermana Venezuela lo había invitado a recorrer los lugares de Casanay, a pie.
Para Colombia eso había significado recibir más atención de la que él quería, gracias a que su entaconada hermana era la más bella mujer en todo el continente, y no lo decía solo porque fuera su pequeña, pero alta (por qué era ella de su estatura) hermanita.
Para acabarlo de arruinar ambos estaban en la calle cuando dos carros se estamparon, y Colombia pudo ver casi el cráneo de una persona asomandose por su piel sangrante. La escena casi lo hacía vomitar, pero Venezuela estaba más interesada en hablar con los otros caminantes de lo ocurrido, aunque apenas y cabian bajo la sombra de un árbol.
Él sabia que Venezuela podía sentir el dolor de los humanos que se llevaba la ambulancia, así como las emociones que tenían los curiosos testigos y había sucumbido, eso sí porque a su hermana le gustaba, ante los sentimientos de los segundos.
Eso era ser un país y disfrutarlo. El no pelear contra los extraños sentimientos que llegaban desde sus ciudadanos. Ni de los que morian ni de los que vivían.
Pero esa noche Colombia sabía que tendría pesadillas, soñando con los cuerpos muertos que había visto en los distintos campos de batalla, sintiendo en el cuello el último respiro de esos hombres, mujeres y niños que perecian cerca de él.
Algunos de ellos a manos de sus propios jefes. Y era eso lo que más odiaba Colombia, recordar que aunque en su corazón y muñecas sentía punzadas de dolor no podía (no quizo?no debía? No sabia cómo?) detener lo que estaba pasando.
Ellos también eran él, por Santo Dios incluso los criminales y los traidores eran de él, así que porque si todos ellos lo formaban, incluso cuando ellos morian a sus pies, el seguía continuando como si nada.
Colombia odiaba ser un país.
Una pequeña niña colombiana le sonrió en el aeropuerto mientras su hermana verificaba el equipaje.
Él devolvió la sonrisa, el amaba a esa niña de la forma que solo una nación puede amar a uno de sus ciudadanos. Solo por este sentimiento, Colombia sabía que jamás cambiaria ser un país por nada del mundo.
no soy de Colombia ni de Venezuela, pero cuando estaba haciendo todos los OC de latín hetalia Colombia fue el que más me gusto, sonriente y muy introspectivo de él mismo (como país, como humamo o como la representación de una una nación). Digamos que su naturaleza y su crianza hicieron esto posible.
Saludos.
