Lo que nos une
Sinopsis: Jamás sintió este hermoso sentimiento por nadie. Era sublime, y al mismo tiempo aterrador, el estar completamente enamorada de su prima.
DISCLAIMER: Sakura Card Captors y sus personajes no me pertenecen. Todo es propiedad de las fantásticas CLAMP. No gano nada escribiendo, salvo traumar mentes sensibles en ocasiones, y hacer del mundo del fanon cada vez, un lugar mejor.
"Esta historia participa en el reto de la Comunidad Sakuriana: Lo que nos une."
ADVERTENCIAS: Incesto por donde vaya, insinuaciones y demás. No apto para mentes sensibles, aunque puede que a la final exagere con dicha advertencia, pero más vale prevenir.
Notas Finales: El fin del mundo se acerca, ya que Sthefy ha decidido publicar algo más de SCC. LOL, bueno, tenía bastante tiempo sin pasarme por el fandom, aparte que debo culminar una historia pendiente relacionada.
El Reto consiste en escoger primero el género de la pareja; yo, como cosa rara, escogí femslash y heme aquí.
Espero que les guste y que les alegre cuando lean.
Cap. 1 Su nombre
Si alguien le pidiera contar su historia desde el comienzo, probablemente no sabría por dónde empezar. Siempre había sido el tipo de persona neutral, carente de sentimientos, que sólo pensaba en su futuro proyecto de emprender su carrera como empresaria. Así siempre había sido Sonomi Daidouji, quién desde los ocho años de edad ya sabía lo que quería en esta vida y estaba dispuesta a comerse el mundo para conseguirlo, de ser necesario.
Ciertamente "El Fin justifica los Medios" era su lema y todas las personas que pensaban lo contrario a menudo solía pensar mal de ellos, "patético" sería la palabra ideal. Sabe que a menudo todo lo que dice y sus expresiones, puede ser usado en su contra, porque los demás no entendían en absoluto el sarcasmo y la ironía, eran bastante débiles de mente para poder entender su avanzado intelecto.
Excepto ella.
Siempre había sido la excepción a sus reglas, a su lógica, a su manera de pensar. Su vida antes de que ella llegara realmente no alcanzaba a recordarla, ¿tal vez porque se conocen prácticamente desde el jardín de infantes? Suspiró, mientras se acomodaba su corto cabello castaño rojizo detrás de la oreja.
—Nadeshiko… —Murmuró melancólica, con un corazón en el peso. Desde hace días ha querido decirle sobre lo que verdaderamente piensa, sobre sus ocultos y recelosos sentimientos. Por años se negaba a querer darle nombre a esa cálida sensación que aparecía cada vez que estaba con ella, hablaba con ella y pensaba en ella. Desde hace aproximadamente, cerca de diez años.
—Dime. —Le respondió alegre la chica de cabellos claros, antes de tropezar con sus propios pies y caerse al suelo.
Sonomi se sorprendió por un momento, y luego se carcajeó por su caída.
A ella no le hizo mucha gracia, como costumbre. No era dada a poner ambos pies sobre la tierra, en todo su sentido. Nadeshiko siempre había tenido esa fama de "abrazar" al suelo a cada rato.
Nadeshiko…
De sólo pensar en ella, en su nombre, hizo que esa cálida sensación en el pecho regresaba, mientras la veía levantarse y sacudirse su uniforme de secundaria.
—Venga bruja, llegaremos tarde a clases. —Le dijo ayudándole a sacudirse el polvo de su camisa.
Ella sólo sonrío y, con cierto toque sutil, le apretó sugerentemente la mano antes de emprender el camino.
Sonomi Daidouji no sabía que pensar al respecto. Pero una cosa la tenía bien clara: se armaría de valor para confesársele, porque ya no soportaba seguir callando sus sentimientos, como si fuese del todo malo sentirse de esa manera.
Pero, por supuesto, su inseguridad y parte de su pequeña conciencia no le ayudaban mucho
