Disclaimer: CCS y sus respectivos personajes no me pertenecen. Estos pertenecen a las CLAMP.
Summary: A Sakura le gusta Eriol Hiragizawa, quien no parece tener interés en nadie, ignorando lo que su mejor amigo siente por ella. ¿Las consecuencias? Un Syaoran con novia y a ella con un conflicto de sentimientos.
. . .
Y el karma dijo
"Amarás a quien no te ama, por no haber amado a quien te amó…"
. . .
— I —
Lo miraba desde lejos, como siempre lo hacía. Para ella, Eriol Hiragizawa era la persona perfecta. Proveniente de Inglaterra, más específico: Londres, él era un chico caballeroso, apuesto, amable, culto, inteligente, servicial, capitán del equipo de Basquetbol, pianista del coro de la preparatoria… ah, simplemente perfecto.
¿Y ella?
Bueno, ella, Sakura Kinomoto, era una simple adolescente de diecisiete años. Nacida en una ciudad que se encontraba cerca de Tokyo; Tomoeda había sido el lugar que la había visto crecer, allí había vivido su niñez, lo que llevaba de adolescencia y, lo más probable, también viera su adultez, vejez y, seguramente, su muerte. Sin contar mucho eso, ella no se consideraba alguien tan perfecto como lo era Eriol Hiragizawa.
No era tan inteligente, odiaba las matemáticas y cualquier otra asignatura que se viera involucrada con ellas. Era torpe, lo cual muchas veces se lo debía a sus propios pies. Era mala para despertar temprano y siempre se la hacía tarde. Era parte del grupo de porristas, pero el bastón siempre se le caía en las prácticas (a veces justo en la cara). No se consideraba una belleza como lo eran Tomoyo Daidouji (su mejor amiga y voz principal del coro de la escuela), Meiling Li (la capitana del equipo de atletismo) o Sayuri Natsume (su compañera en el grupo de porristas); pero su madre, Nadeshiko Kinomoto, le decía todo lo contrario… en cambio, su hermano Touya le decía que era un monstruo.
Además, no se consideraba el tipo de chica que estaba al alcance de él. Por eso se limitaba a verlo desde lejos, sabiendo que era imposible que Eriol se fijara en ella de alguna manera. Sus gustos eran obvios y ella no encajaba en ellos. De ninguna manera. Aunque quisiera todo lo contrario.
La primera vez que lo había visto, fue cuando estaba en quinto año de primaria. Pero no fue ahí cuando se empezó a interesar en él, a esa edad ella aún no estaba muy consciente de esas cosas. No fue hasta que entró a la preparatoria que se empezó a fijar más en los chicos; en Eriol, lo empezó a notar más desde segundo año, cuando habían vuelto a compartir clase; pues solo habían estado juntos durante la primaria.
No sabía qué era lo que sentía realmente por él. No podía asegurar que era amor, pues apenas y habían intercambiado alguna que otra palabra. Syaoran Li, su mejor amigo, le decía que solo era algo físico y/o admiración.
Las pocas veces que había logrado intercambiar alguna palabra con él, su lengua (y de pasada sus manos) parecía querer burlarse de ella y se trababa lo máximo posible –o tiraba alguna cosa–, logrando que se avergonzara mucho; detestaba la idea de que Eriol llegará a creer que era una chica torpe (algo que en ocasiones era cierto, ¡pero no es como si fuera intencional!). Lo bueno era que después Syaoran llegaba a su rescate, logrando así sacarla de apuros y de situaciones vergonzosas.
Syaoran a veces era tan bueno. ¿Qué es lo que haría ella sin él?
Él tenía tantas cualidades como Eriol Hiragizawa. Inteligente, siendo el primer lugar en la clase (ella pensaba que también lo podía ser de la escuela, pero aún no lo confirmaba). Deportista, pues era el capitán de futbol y practicaba artes marciales desde pequeño. Y él también tenía talento musical, recordaba que Syaoran gustaba de tocar la guitarra y muy pocas veces lo había escuchado cantar (tenía bastante suerte de convencer a su amigo para dejarla escucharlo). Un chico serio y que se atreve a sonreír delante de pocas personas, pero que cuando lo hace, es –sin duda– una de las sonrisas más bonitas que pudieran existir. Amable a su modo. Educado. Responsable. Con una puntualidad sorprendente y un excelente tutor; si no fuera por él, no lograría pasar matemáticas y llegar –en algunas ocasiones– temprano.
Y así podía seguir diciendo más cosas de él. Sin duda, Syaoran era alguien igual de perfecto que Eriol y el mejor amigo de todos.
Lo conocía desde cuarto año de primaria, cuando Syaoran había llegado de Hong Kong para instalarse a vivir en Tomoeda. Al principio fue difícil entablar una amistad con él, pues en esa época él era más serio de lo que era actualmente y parecía no gustarle tener algo que ver con alguno de sus compañeros. Si no fuera porque el profesor Terada lo hubiera asignado como su tutor durante un tiempo, ante lo mal que iba en matemáticas, posiblemente ahora sólo serían unos simples compañeros de clase. Cuanto agradecía haber reprobado esos exámenes durante la época de sexto grado, porque gracias a eso, tenía aquel lazo tan bonito que compartían.
En muchas ocasiones, Tomoyo le decía que era posible que sintiera algo más por Syaoran que una simple y bonita amistad. Ella no creía eso, pues era imposible, jamás vería –mejor dicho, no quería ver– a Syaoran como otra cosa que no fuera como un amigo. Pues no deseaba verse nunca en el riesgo de deteriorar lo que ellos tenían. Además, sabía que también era imposible que Syaoran se fijara de esa manera en ella.
Ante todo, tenía en claro la realidad.
.
Y entonces volvía al inicio, con el hecho de que estaba mirando a Eriol desde lejos (en ocasiones se empezaba a asentirse como una acosadora). Tenían clase de educación física y profesor había separado el grupo en chicos y chicas. Ellos jugarían un pequeño partido de basquetbol y ellas uno de voleibol.
Suspiró, Eriol se veía tan apuesto con el uniforme deportivo. Le apoyaría mentalmente para que él ganara. Aunque sabía que no lo necesitaba, él era tan bueno jugando.
—Sakura, ¿has visto a Syaoran? —le despertó de sus pensamientos la melodiosa voz de su mejor amiga.
Sakura volteó a mirarla con una pequeña sonrisa de disculpa, dándole a entender a su amiga cual era la respuesta. Eso provocó que un suspiro saliera de los labios rosados de Daidouji.
—Iría a los vestidores para ver si está ahí, pero la verdad no estoy muy segura de que vaya a asistir a esta clase…
—Syaoran había dicho que tenía unos asuntos que atender con el consejo estudiantil, pero no sé si realmente fue —comentó Sakura, recordando lo que su amigo había mencionado hace algunas horas y retirándose un mechón castaño detrás de la oreja.
Syaoran había sido el presidente del consejo estudiantil, pero como estaban a punto de pasar a su último año, había cedido el puesto a otro estudiante, por lo tanto, le ayudaba al nuevo en lo que necesitaba.
—Lo sé… Lo que pasa es que tengo su celular y desde hace un rato a sonado dos veces.
Tomoyo iba a comentar quien había sido la persona que había marcado a Syaoran, pero prefirió no hacerlo. Hace un tiempo había empezado a sospechar algo y aún no se había atrevido a hablarlo con el mismo Syaoran, mucho menos con Sakura.
—Si quieres podemos ir a buscarlo, no creo que le moleste al profesor.
—Tienes razón, vamos a… —Tomoyo se interrumpió a sí misma—. Creo que no será necesario, ahí viene él.
Sakura giró inmediatamente su vista hacia donde estaba Syaoran, sonrió al notar que él ya las había visto y se dirigía hacia ellas.
La castaña pudo darse cuenta como varias chicas se le quedaban mirando como bobas a su amigo. No las culpaba, Syaoran era un chico apuesto y alto, con los cabellos color chocolate totalmente revueltos y dueño de una mirada ambarina muy profunda.
—Pensé que estarías ocupado y que no entrarías —fue lo primero que dijo Tomoyo, sobre todo al verlo con el uniforme deportivo—. Ah, por cierto, gracias por prestarme tu celular y toma, parece que alguien necesita hablar contigo.
La oji-verde se extrañó ante la manera en la que Tomoyo dijo lo último, pero aun así no menciono nada. Sólo se quedó viendo como su amigo tomaba su celular de las pálidas manos de su mejor amiga.
—De nada, espero que hayas podido comunicarte con tu madre —dijo Syaoran a Tomoyo, a lo que ella sonrió y asintió con la cabeza—. Entonces, anda —«andando» es lo que él iba a decir, más sin embargo se vio interrumpido por el timbre de su celular.
Syaoran observó el número y después a sus amigas, ellas asintieron por lo cual él se apartó un momento para poder contestar.
—Sí, ¿qué sucede Sayuri? —Sakura frunció el ceño desconcertada al saber quién le había llamado, Tomoyo soltó otro suspiro; a este paso me quedare sin aire, fue su pensamiento. A pesar de la distancia, ellas lograban escuchar sin querer su conversación—. No, no lo estoy y perdón por no responder, pero no tenía mi celular conmigo. ¿Lo de hoy? Claro que sí, si gustas te puedo esperar…
Sakura mordió levemente su labio inferior, ¿desde cuándo Syaoran y Sayuri Natsume eran tan cercanos, como para que ella tuviera su celular, él la llamara por su nombre y se vieran después de la escuela?
La respuesta le llego de inmediato a la mente, Sayuri era la mejor amiga de Meiling Li, la prima de Syaoran.
.
Tomoyo observó cómo su amiga mordía su labio inferior y bajaba lentamente la cabeza. Negó con la suya y desvió su mirada amatista hacia el otro lado de las canchas. Inmediatamente sus ojos captaron al dueño de los pensamientos de su prima: Eriol Hiragizawa
El joven se encontraba encestando el balón sin ninguna dificultada, estaba un poco apartado de los demás, pues el partido amistoso empezaría en algunos minutos más (posiblemente cuando Li al fin se dirigiera con ellos).
Ella entendía por qué Sakura últimamente estaba tan impresionada por el peli-negro, la mitad de las chicas de la preparatoria también se encontraban así, pues lo consideraban un chico perfecto (la otra mitad estaba del lado de Syaoran) y no las culpaba. Caballeroso, apuesto, inteligente; eran unas de las tantas cosas que las chicas opinaban de él. Pero a pesar de eso, ella era una de las pocas que no estaba deslumbrada por el inglés… pues ella era lo mismo que él: una fachada de perfección creada por su propia familia.
—Tomoyo —la voz de Sakura la sacó de sus pensamientos, volvió su cabeza hacia ella y se encontró con los ojos verdes de su amiga—, vamos con las demás, el partido pronto va a iniciar —sonrió, pero Daidouji pudo notar que era algo forzada.
Giró su cabeza hacia Li y pudo ver que el chico aún continuaba con su llamada.
Tenía que hablar con él.
—¿Podrías adelantarte, Sakura? —preguntó sonriendo—. Yo te alcanzaré en un momento.
Sakura asintió distraídamente y pronto ya se encontraba en dirección de las demás chicas que jugarían voleibol.
Unos segundos después de eso, Syaoran colgaba su teléfono y giraba con la intención de encontrarlas a las dos. Notó su leve confusión al darse cuenta de la ausencia de Sakura.
—Ya se fue con las demás —habló antes de que él dijera algo—. Syaoran, tengo que hablar contigo.
Syaoran la miro largamente antes de suspirar, sabía perfectamente lo que Tomoyo le quería decir.
.
.
.
Tomoyo se encontraba cruzada de brazos y lo miraba directamente a la cara; Syaoran pensó que esa era una de las pocas ocasiones en la que ella lo había visto con esa seriedad expresada en rostro.
Ambos se encontraban en otro de los patios, debajo de su árbol favorito de Seijo, se habían saltado la clase de deportes.
—Ya te disté cuenta, ¿verdad? —susurró, después de estuvieran varios minutos en silencio.
Una parte de él quería evitar la conversación que vendría, porque era claro que ella ya se había dado cuenta, Tomoyo era una de las personas más perceptivas que conocía y sólo era cuestión de tiempo para que le dijera algo.
—Sí, lo sospechaba desde hace unos días, pero lo confirmé hoy ante las insistentes llamadas que recibías a tu celular cuando yo lo tenía, y después con esto.
Aparentemente, ese tiempo ya había llegado.
—Estas saliendo con Sayuri Natsume —no era una pregunta, lo estaba afirmando.
Y él lo enfrentaría.
—Sí, estoy saliendo con ella.
Todo se quedó en silencio mientras ambos se miraban directamente a los ojos, Syaoran entendió la pregunta muda en la mirada de Tomoyo.
—Pronto se lo diré.
Ella suspiró.
—Yo soy tu amiga y sabes que me gustaría apoyarte, pero… ¿estás seguro de estar con una chica cuando amas a otra?
¿Qué si él estaba seguro?
«Y-Yo quería decirte que… estoy enamorada de ti.»
—Yo…
«¡Ella merece una oportunidad, Syaoran! Por favor… debes dársela.»
Syaoran bajó la mirada.
¿Lo estaba?
«Quería decirte que e-está bien… podemos intentarlo.»
Apretó sus puños y frunció el ceño.
—¿Syaoran…?
«La sonrisa de ella no podía ser más grande, pudo notar como sus ojos azules brillaban debido a las lágrimas de felicidad. Ella se lanzó a abrazarlo, dejándolo a él sin saber cómo responder a ese gesto.
—¡Muchas gracias, ya verás que no te arrepentirás!
Él correspondió lentamente al abrazo, espera que fuera así.»
Levantó nuevamente su ambarina mirada y Tomoyo se sorprendió al ver tanta seguridad en ella.
—Sí, Tomoyo. Tal vez al principio no tanto, pero ahora estoy seguro que sí.
—¿Y qué pasa con Sakura?
Syaoran sonrió tristemente.
—Creo que llego el momento de que empiece a olvidar mis sentimientos por ella —ese dejo consternada a Tomoyo, sobre todo por la leve tristeza que percibía en su voz—, ella ya se ha interesado por alguien y a pesar de que yo quiera creer que es pura admiración y algo que no durará mucho tiempo, no puedo seguir así. No sé si llegue a olvidarla, no puedo asegurarlo, pero tengo que hacer el intento. Nunca seré algo más que el mejor amigo de Sakura Kinomoto.
No, no, no… Tomoyo negaba con la cabeza. Syaoran no se podía estar rindiendo sin hacer nada, sin siquiera decirle a su prima lo que sentía y lograr que al fin Sakura aceptara sus sentimientos; por qué ella sabía que la castaña sentía algo por él, solo que era tan despistada y distraída (y tenía que aceptarlo, terca) que no se daba cuenta.
—Necesito que me apoyes en esto, Tomoyo.
Syaoran sabía que para Tomoyo eso no era fácil, ella siempre se había imaginado a sus mejores amigos juntos, pues decía que estaban predestinados. Y que de repente le dijera que quería dejar a un lado sus sentimientos hacia su mejor amiga y, además, que estaba saliendo con Sayuri Natsume (alguien que no era de su total agrado, todavía no acaba de entender por qué) debía ser un fuerte golpe para la peli-negra.
—Sólo necesito que me prometas una cosa —habló después de algunos minutos. Aunque sabía que quizá la precipitada decisión de su amigo no trajera nada bueno, ante todo, Syaoran era su mejor amigo y ya hace algún tiempo le había prometido que lo apoyaría cuando él la necesitara.
—¿Cuál?
Tomoyo suspiró.
—Si te das cuenta que no pudiste enamorarte de Natsume, déjala —el castaño la miro desconcertado—. Créeme, para ella será peor si se da cuenta que Sakura sigue en tu corazón.
Li titubeó un poco.
—¿Lo prometes, Syaoran?
Él asintió —Lo prometo.
—Entonces, cuenta con mi apoyo —dijo Daidouji con una sonrisa resignada.
.
.
.
Sayuri Natsume se encontraba sentada en su puesto, llevaba su largo cabello rojizo en dos coletas bajas y tenía puestas sus gafas con armazón negro que utilizaba para leer. Se suponía que estaba estudiando para el próximo examen de historia que tendría en unos días, pero su mente se hallaba en otra parte, todos sus pensamientos se dirigían precisamente en dos personas.
Syaoran Li y Sakura Kinomoto.
Estaba preocupada, y mucho. Llevaba alrededor de un mes saliendo con Syaoran y él aún no se atrevía a decirle a Kinomoto, la chica de la cual se encontraba enamorado, lo que ocurría entre los dos. No mentiría: tenía miedo. Y, ¿si él pensaba que su relación no tenía caso y que no había nada que le hiciera olvidar sus sentimientos hacia Kinomoto? Syaoran desconocía que ella estaba al corriente de sus verdaderos sentimientos, los cuales Meiling le había confirmado después de un largo periodo de ruegos.
Su relación estaba siendo increíble para ella, habían salido a unas cuantas citas en las que ella se la había pasado de maravilla. Los besos no pasaban de la mejilla y las ocasiones eran contadas (con eso pudo confirmar su teoría que Syaoran era un chico tímido), pero esperaba que pronto eso cambiara.
Se quitó sus lentes de lectura y soltó un suspiro mientras cerraba el libro que se encontraba en su banca. Debía de empezar a dejar de pensar en Kinomoto como un obstáculo en su relación. Además, los rumores que circulaban por los pasillos de Seijo afirmaban que a la castaña le interesaba Eriol Hiragizawa, así que las posibilidades de que ella tuviera algún problema con su noviazgo eran pocas.
Muchas de las chicas del grupo de porristas, e incluso Meiling, afirmaban que Kinomoto era una persona muy agradable, quizá lo que tenía que hacer era empezarla a tratar más y llevarse bien con ella. Ante todo, estaba consciente de que era alguien importante en la vida de Syaoran y no deseaba estar en malos términos con ella cuando al fin el castaño se atreviera a decirle algo sobre su relación.
¡Bien! Eso es lo que haría. En la siguiente practica empezaría a acercarse más a Kinomoto, sólo esperaba que Daidouji no fuera un obstáculo para eso.
—Sayuri —escuchó que la llamaban. No tenía que voltear para saber que se trataba de Meiling, reconocía muy bien su voz.
Meiling tomó lugar en el banco que se encontraba frente a ella y le sonrió, pero frunció un poco el ceño al ver el libro que se encontraba sobre su banca.
Sólo pudo sonreír con un poco de nerviosismo, ya se imaginaba que es lo que le diría.
—¿En serio te vas a quedar estudiando? —preguntó la peli-negra—. Mira que tenemos suerte de que no haya venido nuestro profesor de cálculo y los demás ya hasta se fueron debido a que era la última clase.
—Sabes que no me puedo ir, hoy tengo una reunión con las porristas —le recordó con una sonrisa—. Además, no está de más estudiar, sirve que así estaré lista para cuando sea el examen.
Meiling lanzó un resoplido.
—Ya suenas como Syaoran, se nota que te ha pegado mañas —ese comentario hizo sonrojar levemente a Sayuri, logrando que Meiling embozará una sonrisa—. Hablando del responsable de mi primo, ¿siempre si te acompañará a comprar los ingredientes para el pastel que le quieres hacer a tu mamá?
—Hoy no he tenido oportunidad de verlo y ya le llamé dos veces, pero no me contesto —respondió algo desilusionada.
—¿Por qué no le marcas de nuevo?
—¡Quizá está muy ocupado! —contestó de inmediato la peli-roja—. Tampoco es como si quisiera que él piense que lo estoy obligando a que me acompañe…
—Xiao Lang dijo que te enseñaría como se hace un pastel de chocolate, así que irá a verificar que compres los ingredientes adecuados —dijo Meiling, llamando a su primo por su nombre en chino, una costumbre que hacia sin darse cuenta—. Así que anda, llámale de nuevo —le motivó con una sonrisa.
Sayuri dudó un poco antes de tomar su teléfono, continúo dudando mientras buscaba el contacto de Syaoran y seleccionaba la opción de llamar, ¿y si él llegaba a pensar que era una hostigosa?
No pasaron más de dos timbres para que pudiera escuchar la voz de Syaoran.
—Sí, ¿qué sucede Sayuri?
—Syaoran, hola —sonrió un poco, era algo que no podía evitar cuando hablaba con él—. ¿Te encuentras muy ocupado? Es como te estuve llamando hace rato y no contestabas…
—No, no lo estoy y perdón por no responder, pero no tenía mi celular conmigo…
—No te preocupes. Y bueno… te llamé para preguntarte si me acompañarías hoy a buscar lo necesario para el pastel —se mordió un poco el labio inferior.
—¿Lo de hoy? Claro que sí —sonrió al escuchar su respuesta—, si gustas te puedo esperar, ¿tienes practica hoy, no?
—Es más que nada una reunión para aclarar unos detalles, no creo que nos lleve mucho tiempo…
Mientras Sayuri continuaba hablando con Syaoran, Meiling no pudo evitar sonreír. Meses antes de que ellos empezaran a salir, Sayuri había tenido un leve cambio de ánimo y actitud, y esas últimas semanas con Syaoran habían hecho que su amiga estuviera más feliz. Aún no sabía que había provocado ese cambio en Sayuri, pero confiaba que ella pronto se lo diría. Era por eso que le estaba realmente agradecida a su primo por aceptar los sentimientos de Sayuri, pues ella más que nadie sabía que eran sinceros.
Además, esa relación no sólo ayudaba a Sayuri, también lo hacía a su primo. Syaoran llevaba mucho tiempo enamorado de Kinomoto y lo mejor para él era que dejara ir ese sentimiento, ella lograba notar como a su primo le dolía el notable interés que Sakura le tenía a Eriol. Hubo un tiempo en el cual ideo algunos planes en compañía de Tomoyo para que Syaoran y Sakura estuvieran juntos, pero ahora ya no era así. Xiao Lang tenía derecho de ser algo egoísta y empezar a buscar a otra persona; y si Kinomoto se percataba de sus verdaderos sentimientos demasiado tarde, lo sentía por ella, pero había tenido mucho tiempo para lograr corresponderle a su primo.
Bueno, eso en caso de que él lograra olvidarla. Pero si no era así… ¿Syaoran la seguiría prefiriendo?
—¿Meiling? —sintió la mano de Sayuri sobre su hombro, logrando que así despertara de sus pensamientos —. ¿Estás bien? Te quedaste mirando a la nada con una cara de preocupación.
—No te preocupes —agitó una mano para restarle importancia, lo mejor sería dejar de pensar esas cosas—. Pero dime, ¿qué dijo mi adorado primo? —le sonrió pícaramente, sabía que con eso lograría distraerla.
Sayuri sonrió un poco sonrojada.
—Dijo que me acompañaría.
—Ya ves, te dije que lo haría —le dijo sonriendo con suficiencia.
Observo su salón de clases, el cual se encontraría vacío si no fuera por ellas y mentalmente se cuestionó lo que harían para esperar a que fuera la reunión de Sayuri; repentinamente, una idea llego a su mente y no tardo nada en comunicársela a su amiga.
—Syaoran tiene Educación Física a esta hora, ¿verdad? —Sayuri asintió, el castaño lo había mencionado poco antes de colgar—. ¿Qué tal si vamos a ver? Sirve que nos entretenemos con algo.
Y antes de que pudiera dar siquiera una respuesta, Sayuri se encontraba siendo llevada por Meiling a los campos de Seijo.
.
Cuando llegaron al campo pudieron percatarse que los chicos se encontraban jugando basquetbol y las chicas voleibol, Sayuri busco a su novio entre la multitud de muchachos que trataban de arrebatarle el balón a Eriol Hiragizawa –buena suerte con eso, pensó el par de amigas– pero no logró encontrarlo.
—Xiao Lang no está aquí —escuchó la voz de Meiling. Giró para observarla y pudo notar que la peli-negra miraba en dirección de las chicas que jugaban voleibol— y no es el único, Daidouji tampoco se encuentra con las demás.
Rápidamente trato de comprobar lo que su amiga y trato de buscar a Daidouji entre las chicas, después de unos minutos no la encontró. Entonces, sin poder evitarlo, Sayuri embozó una mueca. ¿Acaso ellos dos estarían juntos?
—¡Eriol! —gritó Meiling, logrando captar la atención de todos. Cuando el peli-negro se giró a mirarla, Meiling le hizo una seña para que se acercara a ellas. El joven suspiró, le entregó el balón a su compañero más cercano, sin verificar si estaba en su equipo o no, y se acercó a donde se encontraban ambas jóvenes.
—¿Qué ocurre, Meiling? —cuestionó rápidamente. Eriol miro en dirección de Sayuri e hizo un asentamiento como saludo, a lo que ella respondió con un gesto un poco titubeante.
—¿Sabes en donde se encuentra Syaoran? Él no es de faltar a sus clases, al menos que se le presente algo importante.
Eriol no tardó en responder.
—Sabes que no soy el niñero de Syaoran, es más, a él le molesta la mínima idea de que eso sea realidad —respondió con una sonrisa—. Pero tienes suerte, pude notar que tanto él como Tomoyo Daidouji se dirigieron al patio donde se encuentra el árbol que a Syaoran le encanta escalar.
Sayuri bajó levemente la mirada, desconocía por completo que Syaoran tuviera esa costumbre.
—Gracias por la información —logró escuchar que le decía Meiling a Eriol. Entonces sintió que su amiga la tomaba de la mano y la empezaba a llevar –nuevamente– a otra dirección.
—¡Espera! ¿A dónde vamos? —pregunto algo sorprendida, pero en el fondo conocía la respuesta.
—Con Syaoran y Daidouji —masculló.
—P-Pero… ¿y si están hablando de algo importante y los interrumpimos?
Meiling giró levemente su cabeza para mirarla y le sorprendió que en su rostro se encontrara una expresión de seriedad.
—Justo por eso vamos.
Antes de que su amiga empezara a acelerar su paso, Sayuri volvió a mirar en dirección de Eriol Hiragizawa. Notó que el chico seguía en el mismo lugar y sólo las observaba irse, además pudo percatarse que más atrás de Hiragizawa se encontraba Sakura Kinomoto y que las miraba con una expresión que no lograba definir.
.
Meiling caminaba lo más deprisa que podía y motivaba a Sayuri a lo mismo. Tenían que darse prisa. Conocía a Daidouji y lo más probable es que la pelinegra ya se haya dado cuenta de la nueva relación de su primo y ahora se encontrara cuestionándole algo a Syaoran, y si era posible, trataría de hacerlo cambiar de opinión.
Bueno, eso ultimo sólo sucedería si ella lo permitía.
El árbol –un cerezo, cabe mencionar– que Syaoran acostumbraba a escalar se encontraba detrás del edificio donde se encontraban las aulas para los distintos clubs de Seijo y ya no les faltaba mucho para llegar, de hecho, ya solo les faltaba dar un giro a la derecha para estar en el mismo lugar que su primo y Tomoyo. Fue entonces cuando se detuvo abruptamente, lo que provocó que Sayuri tropezara levemente contra ella.
—¿Mei —iba a hablar la peli-roja, pero Meiling llevó su dedo índice a sus labios, indicándole que guardara silencio por un momento. Confundida por ello, Sayuri asintió levemente.
Después de eso, lograron empezar a escuchar la conversación que Syaoran Li y Tomoyo Daidouji mantenían.
—…¿estás seguro de estar con una chica cuando amas a otra? —esa era la voz de Daidouji.
Sayuri se tensó al escuchar las palabras de Daidouji, pero rápidamente tuvo que reaccionar para detener a Meiling, tomándola del brazo, pues ésta estaba a punto de salir de su escondite. Debido a su acción, la peli-negra la miró y ella negó varias veces con la cabeza.
Quería, necesitaba, escuchar la respuesta de Syaoran.
—Yo… —al escuchar la voz de Syaoran, Sayuri presionó levemente el brazo de Meiling.
Meiling continuó mirando a su mejor amiga, era obvio que muy en su interior compartiera la misma duda que Daidouji.
¿Cuánto tiempo llevaras torturándote con esa misma pregunta?, pensó Li.
—¿Syaoran…?
—Sí, Tomoyo —habló por fin Li, y la seguridad de sus palabras provoco que las tres chicas quedaran paralizadas por un momento—. Tal vez al principio no tanto, pero ahora estoy seguro que sí.
La presión en el brazo de Meiling disminuyó hasta desaparecer, pues Sayuri había llevado sus manos a su pecho, logrando sentir los fuertes latidos de su corazón.
—¿Y qué pasa con Sakura? —Tomoyo no era la única que se cuestionaba lo mismo, esa era la misma pregunta que pasaba por la cabeza de Meiling.
—Creo que llego el momento de que empiece a olvidar mis sentimientos por ella —no tuvieron que esperar mucho para oír la respuesta del castaño. Meiling se impresionó nuevamente por sus palabras, ya que estaba consciente de lo difícil que debía ser para él decir eso, además de que se notaba la tristeza en sus palabras y podía asegurar que Daidouji también se había percatado de eso—, ella ya se ha interesado por alguien y a pesar de que yo quiera creer que es pura admiración y algo que no durará mucho tiempo, no puedo seguir así. No sé si llegue a olvidarla, no puedo asegurarlo, pero tengo que hacer el intento. Nunca seré algo más que el mejor amigo de Sakura Kinomoto.
—Meiling, vámonos —escuchó susurrar a Sayuri.
La miró de inmediato con incredulidad.
—¿Qué…? ¡Pero —y no pudo terminar de hablar, debido a que Sayuri la interrumpió.
—Ya escuchamos lo suficiente, vámonos antes de que se den cuenta que estamos aquí.
Meiling titubeó un poco antes de asentir y empezar a alejarse rápidamente del lugar con Sayuri, pues sabía que si su primo las descubría ahí las cosas se pondrían mal. Aun así, logro captar una última frase de parte de Syaoran:
—Necesito que me apoyes en esto, Tomoyo.
No lograron saber la respuesta e internamente, al igual que Sayuri, se cuestionaba cual habrá sido la respuesta de la peli-negra.
Cuando se detuvieron, a una buena distancia de donde se encontraba su primo, Meiling no pudo evitar arrepentirse un poco de haberse perdido el resto de la conversación.
—Quizá debimos quedarnos —susurró mientras miraba al frente, al mismo tiempo que se recargaba en un árbol.
—No lo creo —contestó su amiga, quien se había sentado en el pasto y ahora se encontraba abrazando a sus piernas —. Con lo que escuchamos fue suficiente.
La peli-negra agachó la mirada para observar a Sayuri y pudo notar que ella embozaba una pequeña sonrisa. Fue cuando se dio cuenta: las palabras de Syaoran habían provocado que su amiga confiara más en su relación.
Sólo esperaba que todo entre ellos funcionara bien.
—Supongo que tienes razón… —sonrió levemente al mismo tiempo que miraba hacia el cielo.
Ojalá todo esté bien.
.
.
.
Sakura sabía que era una chica despistada más sin embargo no se consideraba tonta, todo le parecía muy sospecho: la reciente amistad que acaba de averiguar sobre Syaoran y Sayuri Natsume; que Tomoyo se haya quedado a hablar con él y que después ninguno de los dos entrara a clases; la presencia de Meiling y Natsume, el llamado de ellas a Eriol y como después se fueron corriendo a la misma dirección hacia donde habían ido sus amigos (porque si, logró notar cuando se fueron y de la ruta que tomaron).
Todo eso le hacía pensar que algo estaba ocurriendo y que sus amigos no la consideraban lo suficientemente importante como para saberlo. Eso le dolía terriblemente viniendo de Syaoran y Tomoyo, pues ellos eran las dos personas a las que era más cercana, sus mejores amigos.
O quizá, sólo estaba creando una tormenta en un vaso de agua y nada estaba ocurriendo en realidad.
No lo sabía.
Le confundía.
Definitivamente tenía que ir y cuestionarles.
Y Sakura hubiera seguido pensando en todas las posibilidades de lo que muy posiblemente sus mejores amigos le ocultaban, pero justo en ese momento sintió algo muy similar.
Su cabeza, específicamente su rostro, acababa de ser golpeada por algo.
Llevó inmediatamente las manos a su nariz, que era de donde el dolor era más fuerte, ella sabía lo que eran los golpes, pero principalmente con bastones no con un balón de voleibol, que aparentemente sí que se había lanzado con más fuerza de la necesaria.
—¡Kinomoto! —fue el grito en conjunto de todas sus compañeras.
—¡Por Dios!, ¿te encuentras bien? Te juro que no pretendía lastimarte —la que se había acercado a ella era Rika Sasaki y, como la conocía, sabía que lo que decía era verdad, además no solo era culpa de Rika, ¿quién la mandaba a ella a tener la mente en otro sitio cuando estabas en un juego y en cualquier momento podía suceder algo así?
—No te preocupes —sonrió temblorosamente. No quería empezar a preocupar a nadie, pero empezaba a sentir un poco de líquido entre sus dedos—no fue tu culpa, no debí andar distraída. Estoy bien —ahora les dijo a todos los que se habían acercado rápidamente a ella y que ahora la rodeaban.
—Kinomoto, ¿estás bien? —escuchó que le preguntaban nuevamente, sólo que esta vez se trataba de su profesor —. Quizá debas ir a la enfermería, Sasaki se encargó de darte en un gran golpe —dijo logrando avergonzar más a Rika. Y al notar que Sakura iba a decir algo, volvió a hablar —. Nada de peros. Sasaki, acompaña a Kinomoto a la enfermería.
—Profesor, yo la acompañaré —y para sorpresa de Sakura, habló la persona que ella menos se esperaba.
.
.
.
Cuando Tomoyo ingresó a los vestidores con la intención de cambiar aquel uniforme deportivo, pudo percatarse que todas las chicas a su alrededor la miraban de una forma nerviosa. Prefirió ignorarlo y mejor se dedicó a buscar a Sakura, para poder preguntarle si se había perdido de algo interesante.
—Tomoyo, ¿qué haces aquí? —le cuestionó Chiharu Mihara al verla llegar al pequeño locker donde había guardado su uniforme formal.
Tomoyo le dirigió una sonrisa.
—Cambiarme, como todas ustedes —respondió con un poco de gracia, ante la obviedad de su intención al estar ahí—. Por cierto, ¿sabes en donde está Sakura?
—¿Acaso nadie te dijo? —cuestionó sorprendida la castaña.
La peli-negra la observó con duda.
—¿Decirme qué?
Chiharu miro nerviosa a su alrededor, ella conocía bien lo protectora que Tomoyo era con su prima y sabía que, aunque no fuera algo grave, se preocuparía enormemente. Aunque viendo el lado positivo, al menos no era a Li a quien le tenía que decir que Sakura se encontraba en la enfermería.
—¿Chiharu…? —le habló confundida Tomoyo.
Y justo cuando Chiharu iba a hablar, una chica las interrumpió.
—Daidouji, Li te está buscando afuera.
Tomoyo, aun sin cambiarse y alentada por Chiharu, se dirigió a la puerta, donde se encontró a Syaoran con un semblante de preocupación.
Él ni siquiera le dio tiempo de decir nada, pues habló antes que ella.
—Sakura se encuentra en la enfermería.
Tomoyo ni siquiera lo pensó: tomó a Syaoran del brazo y rápidamente hizo que se dirigieran hacia donde se encontraba su querida prima.
—Ahora entiendo el comportamiento de todas —habló para sí misma mientras caminaban rápidamente, Syaoran la observo de reojo, quizá con ella también se pusieron nerviosos al informarle sobre donde se encontraba Sakura—. ¿Cómo fue que te enteraste?
—Hiragizawa me lo dijo, creo que le causaba gracia ver como nadie se atrevía a decirme nada por temor a mi reacción —el castaño suspiró, ocasionando una pequeña risa en su amiga.
—Creo que todos piensan que somos capaces de ponernos paranoicos con cualquier cosa que le pase a Sakura.
Syaoran miró a la peli-negra y le dedicó una pequeña sonrisa ladeada.
—¿Acaso podemos culparlos?
Y la verdad era que no podían, todos en Seijo sabían lo importante que Sakura Kinomoto era para Syaoran Li y Tomoyo Daidouji. Muchos sospechaban de los sentimientos del castaño hacia la despistada porrista, además de la adoración que la peli-negra le tenía a su prima.
—Ni un poco —correspondió Tomoyo a la sonrisa de su amigo.
Una vez que llegaron a la puerta de la enfermería, Tomoyo abrió rápidamente la puerta encontrándose con otra persona, quien estaba a punto de salir.
—Tardaron más de lo que pensé —habló la joven, sonriéndole a los dos—. ¿Acaso todos temían de cómo podrían reaccionar?
—Tu primo nos pudo haber ahorrado tiempo, pero prefirió divertirse del temor de los demás —contestó Syaoran—. ¿Dónde está Sakura, Akizuki?
—Se encuentra adentro, obvio. Yo que tú, aprovecharía mi tiempo a solas con ella —le dijo con picardía, a lo que Syaoran frunció el ceño y Tomoyo sonrió con diversión—, iré a marcarle a mi futuro novio así que no sé cuánto tiempo tendrás con ella.
—¿Acaso no te das cuenta que no vengo solo? —preguntó señalando a Tomoyo.
Nakuru hizo un gesto con su mano, restándole importancia.
—Estoy segura que después de que la dulce Tomoyo vea que su querida prima se encuentra bien, te permitirá tener un tiempo a solas con la pequeña Sakura, ¿o no? —se dirigió a la peli-negra.
—Siempre y cuando Syaoran le diga a Sakura sobre lo que hablamos hace rato, por supuesto —contestó sonriendo, mirando de soslayo al castaño.
Li suspiró con cansancio.
—¿Podemos pasar de una vez? —cuestionó con algo de irritación.
La prima de Eriol se rió nuevamente y procedió a hacerle a un lado para permitirle la entrada a los dos jóvenes.
—La pequeña Sakura se encuentra en la camilla que está cerca de la ventana —les informó—. Su nariz ya no se encuentra sangrando como cuando llego, pero aun así vigilen que no haga su cabeza hacia atrás. Si necesitan más algodón, puse en la mesa al lado de ella si no, hay en la primera gaveta del escritorio.
Ambos asintieron, haciéndole entender a Nakuru que entendían sus indicaciones. La castaña les sonrió una vez más y salió de la enfermería.
Fue entonces cuando ambos empezaron a dirigirse al fondo de la enfermería, siendo Syaoran un poco más rápido que Tomoyo.
Cuando pasaron la cortina blanca, se detuvieron pues finalmente pudieron ver a Sakura. La castaña se encontraba sentada, con la cabeza hacia adelante y sus dedos, que sostenían un algodón blanco levemente manchado de rojo, presionando un poco la parte baja de nariz.
Syaoran observó con preocupación a Sakura, a pesar de la distancia podía apreciar un leve moretón y unas pocas raspaduras en el lado derecho de su frente y mejilla.
Sakura, quien había escuchado los pasos dirigiéndose a su lugar, levantó la vista (lo máximo que la posición de su cabeza se lo permitía) y pudo notar que Syaoran y Tomoyo se encontraban parados frente a ella.
—¿Qué fue lo que paso? —cuestionó el castaño, avanzando rápidamente a la camilla y sentándose en el lado derecho de la camilla, donde las piernas de Sakura le dejaban un espacio libre.
Tomoyo, en cambio, se sentó en el banquillo que se encontraba a su izquierda, sus ojos parecían realizarle la misma pregunta.
—Y-Yo… —se sonrojó y se dijo, no era porque Syaoran se encontraba acariciando levemente la raspadura en su mejilla—, me distraje.
—Parece que ya no nos tendremos que preocupar solamente por bastones —comentó el castaño, mientras tomaba más algodón y le ayudaba a Sakura a cambiarlo por el que mantenía en la nariz.
—Me encargaré de agregarlo en la lista de "Objetos que no pueden estar cerca de Sakura" —dijo Tomoyo con un poco de diversión.
—¡Ey! —se quejó la castaña, provocando una sonrisa en sus amigos. Entonces recordó algo y observó a sus amigos con sospecha, primero a Tomoyo y después a Syaoran—. ¿Por qué no entraron a la clase? —preguntó, sorprendiéndolos.
—Estoy segura que Syaoran te explicará porque —contestó la peli-negra después de varios segundos de silencio. Sakura no se daba cuenta, pero el castaño sí: Tomoyo se encontraba mirándolo con un claro mensaje en sus amatistas.
"Dile la verdad", decían estos. Syaoran suspiró y miro a Tomoyo directo a los ojos quien, al ver la negación en su expresión, sólo pudo suspirar con decepción.
—Tomoyo se encontraba ayudándome a terminar con unos detalles del informe que debo dejar al nuevo presidente estudiantil, ¿acaso olvidas que ella fue la tesorera? —pudo mentir rápidamente. Le sonrió a Sakura, en un intento de que ella no lo descubriera, siempre le costaba mucho mentirle, pero desde hace algunas semanas podía hacerlo un poco mejor.
—Oh, ya veo… —musitó Sakura sintiéndose un poco tranquila de que todo había sido solo ideas de su mente.
—Sakurita~ —escucharon la voz de Nakuru acercándose—. Ya le llamé a tu hermano, dijo que venía para acá inmediatamente.
—No era necesario que mi hermano viniera —murmuró Sakura, imaginando lo que este le diría al verla—. Además, tengo entrenamiento hoy.
Nakuru negó con la cabeza y su dedo índice.
—Ni creas que te permitiré ir a la práctica, debes descansar al menos hoy, a menos de quieras volver a sufrir del sangrado en tú nariz. Tuviste mucha suerte que no fuera una fractura o algo peor.
—Eso es cierto, Sakura —habló Tomoyo.
—P-Pero… —Sakura no sabía que decir para que le permitieran al menos asistir, entonces miró a Syaoran, formando inconscientemente un pequeño puchero con sus labios, y lo miró de forma suplicante, pidiéndole un poco de su ayuda.
El castaño tragó saliva ante la expresión de Sakura, sus ojos verdes brillaban en suplica de su ayuda y a él le siempre difícil negarse a algo cuando la castaña le pedía algo de esa manera.
—Creo que no hay nada malo en que asista —habló, recordando su plática con Sayuri. Sus palabras ocasionaron una sonrisa en Sakura y que las otras chicas lo observaran de forma picara, logrando un pequeño sonrojo en sus mejillas—. Tengo entendido que no tendrán entrenamiento en sí, si no que aclararan algunos asuntos.
Sakura lo observó confundida.
—¿Cómo sabes eso, Syaoran? —le preguntó con curiosidad, ella no sabía que la practica trataría de eso.
Tomoyo ya sospechaba quien se lo había dicho, sin embargo, no dijo nada.
—Sayuri Natsume me lo dijo —contestó.
Sakura lo observó con sorpresa.
—Bueno, entonces puedo asistir, ¿o no, Nakuru? —Sakura miró directamente a Nakuru, importándole muy poco que en el proceso levantará más la cabeza contradiciendo las indicaciones que anteriormente le habían dado. Quería evitar mirar a Syaoran, ya que, si lo hacía y observaba esos profundos ojos ambarinos, estaba segura que empezaría a cuestionarle sobre su relación con Sayuri Natsume, cómo era que de la noche a la mañana ya parecían tan buenos amigos y, sobre todo, porque no le había dicho nada de eso.
Se supone que eran los mejores amigos y que se confesaban todo.
Entonces sintió como su cabeza volvió a estar inclinada hacia el frente, miro de reojo hacia su derecha y ahí se encontraba Syaoran observándola con el ceño un poco fruncido. Él, con su mano, se había encargado que volviera a agachar la cabeza.
—Quieres que te dejen quedarte y antes de eso no puedes seguir una pequeña indicación —fue lo que el castaño le dijo.
—Si no vas a realizar actividades físicas, entonces te podrás quedar un rato —se escuchó la voz de Nakuru—; eso sí Li, por favor trata de vigilar que no se vaya a tropezar con algo.
—No lo dudes —murmuró Syaoran, mirando a Sakura con advertencia.
Las dos chicas restantes sonrieron ante la escena frente a ellas, sin embargo, la sonrisa de Tomoyo cargaba un poco de pesar.
.
.
.
Sayuri contempló con detenimiento el grupo de chicas frente a ellas que en ese momento se encontraban murmurando cosas, lo más probable era que ya supieran el motivo de la reunión: El semestre estaba a punto de terminar y ya era momento de seleccionar una nueva capitana para el grupo de porristas.
Observó la hora en su celular y pudo notar que llevaban cinco minutos de retraso, la antigua capitana, Yoriko Nakamura quería esperar a que llegara Kinomoto para dar por iniciada la reunión.
No le sorprendía que la castaña no llegará a tiempo, por lo que Meiling una vez le había dicho, la chica tenía un gran problema con la puntualidad y ella lo había notado al ver como en algunas ocasiones, Sakura llegaba entre dos a cinco minutos retrasada a la práctica.
Después de haber escuchado, sin querer, la practica entre Syaoran y Daidouji, se sentía más tranquila. Ella sabía que el castaño era una buena persona, y era por ello que pensaba que él había aceptado los sentimientos que le profesaba; era justo por eso, que dudaba de lo que Syaoran pudiera sentir sobre ella, sobre todo conociendo la clase de cariño que él tenía hacia Kinomoto. Pero ahora sabía que Syaoran haría lo posible para que lo de ellos funcionara, pero sobre todo, quererla a ella. Por primera vez lograría sentirse como la primera de opción.
—¡¿Qué te pasó Kinomoto?! —logró escuchar a una de sus compañeras decir.
Levantó la mirada y pudo notar que Sakura Kinomoto se iba acercando acompañada de su novio. La chica sonría con pena a sus compañeras, tenía un notorio golpe en parte de la frente y mejilla, además de que en su nariz se notaba levemente de un color rojizo. Al lado de ella venía Syaoran, quien iba cargando su mochila y parecía estarle diciendo algo a la castaña.
—Estoy bien —escuchó que contestaba Kinomoto—. Fue un accidente en una clase —siguió diciendo mientras sonreía.
—Es un gusto saber que te encuentras bien —dijo mientras se acercaba. Primero hizo contacto visual con Kinomoto, quien la observó profundamente, lo cual le extrañó, la castaña nunca la había visto de esa forma; después miro a Syaoran y le dirigió una pequeña sonrisa, la cual fue correspondida, ocasionándole un poco de tranquilidad a su alma.
—Es una fortuna que hoy no sea una práctica igual a las otras, Sakura —habló Yoriko, consiguiendo que todos dirigieran sus miradas hacia ella—. Como recordaran, pronto acabará este año y con eso vendrá mi graduación, así que ha llegado el momento de seleccionar una nueva capitana.
Se inició a escuchar el murmulló de sus compañeras, ella los ignoró y dirigió su mirada levemente hacia la derecha, que era el lugar donde se encontraba Syaoran con Kinomoto. Ella escuchaba con atención a Yoriko y el parecía estar muy concentrado en su celular escribiendo algo.
Justo después de que dejo de escribir, sintió una pequeña vibración en su bolsillo.
Cuando lo observó, pudo notar que se trataba de un mensaje de Syaoran.
"Acompañaré a Sakura a su casa, cuando la deje iré inmediatamente a la tuya para que vayamos a comprar los ingredientes."
Sonrió con un poco de resignación, después de ver el estado de Kinomoto no le sorprendía que su novio le mandara ese mensaje.
"No te preocupes, yo lo entiendo. ¡Te preparé algo para comer antes de irnos!", escribió como respuesta.
Levantó inmediatamente la vista y notó que Syaoran se encontraba mirándola, ella sonrió y movió en su mano su celular, para recordarle que tenía que leer su respuesta.
Entonces él agachó la vista y leyó el contenido. No tardó mucho en recibir la respuesta.
"Entonces ya tenemos una cita."
Levantó la vista y esta ocasión no pudo evitar dirigirle una sonrisa más grande mientras se sonrojaba y asentía con la cabeza levemente.
Y cuando él estaba a punto de sonreírle, Kinomoto se giró levemente para cuestionarle algo al que era su mejor amigo, logrando que así se acabará su pequeña conversación.
—…la última ocasión que realizamos la votación, quedó en un empate entre Natsume y Kinomoto, así que el día de hoy decidiremos quien debe heredar mi legado —continuó hablando Yoriko, causando que volviera a prestarle atención—. Todas escribirán en un papel el nombre de la que ustedes desean sea su nueva capitana, como te encuentras aquí presente Li, me ayudarás con el conteo, así verán que no hay favoritísimos de mi parte.
Las chicas del equipo asintieron, incluso ella, sabían que a pesar de que Syaoran era el mejor amigo de Kinomoto, eso no le influenciaría al momento del conteo.
Todas, con excepción de Kinomoto, Yoriko y ella, iniciaron a escribir en una hoja el nombre de la nueva capitana que deseaban. Después de diez minutos –algunas parecían no saber qué decisión tomar–, las hojas dobladas dentro de un contenedor.
—Vamos Li, ayúdame —le dijo Yoriko a su novio. Él farfulló algo y Kinomoto se encargó de darle un pequeño empujón mientras se reía de él.
No pudo evitar pensar, que hubiera deseado ser ella a quien todos vieran tener ese tipo de interacción con él.
Sacudió su cabeza, se había prometido no tener ese tipo de pensamientos, pero como siempre, fallaba un poco con ello.
No queriendo dejar que su mente la empezará a llenar de pensamientos negativos, decidió que era momento de llevar a cabo la idea que tuvo hace algunas horas.
—¿Qué nervios, no? —le dijo a Kinomoto en cuanto se acercó a ella.
La castaña realizó un pequeño salto y la observó confundida, como respuesta a esa reacción le sonrió.
—La verdad, es que si estoy un poco nerviosa —le respondió la chica de ojos verdes.
—Cualquiera que sea la decisión que se tome, hay que respetarla —le comentó.
—Por supuesto —le contestó sonriendo.
Quizá su corazón se decidió por ti hace tiempo, pensó sin poder evitarlo, pero me encargaré de hacerlo cambiar de opinión… Sólo espero que eso también seas capaz de respetarlo.
.
Observó hacia el frente con nerviosismo, llevaba ya varios minutos haciéndolo. Ver a Sakura y Sayuri juntas, platicando, le parecía algo insólito.
Ante eso, no pudo evitar sentir culpa una vez más.
Llevaba un mes saliendo con Sayuri, y de alguna u otra forma había podido ocultárselo a Sakura sin que eso afectará su amistad con ella.
Sinceramente, no tenía claro cómo es que lo había logrado.
Sin embargo, lo que sí tenía claro era que la plática con Tomoyo le había hecho ver varias cosas. La primera era que no podía seguir ocultándose a la que él llamaba su mejor amiga y la segunda era pensar seriamente si quería seguir con una chica cuando amaba a otra.
Pero eso también le hizo darse cuenta que Sayuri no le era del todo indiferente: se avergonzaba cuando ella se acercaba mucho a él, no podía evitar sonrojarse con lo que ella a veces solía decir, en ocasiones se encontraba sonriendo al recordar sus momentos juntos y últimamente se cuestionaba que se sentiría besarla.
Había tenido muchas oportunidades para besarla, pero cuando se decidía a tomar el paso, su mente recordaba a Sakura y se alejaba con un sentimiento de culpa en su corazón.
Suspiró, le pasó la parte de sus resultados a Nakamura, sabiendo que Sayuri le ganaba a Sakura por con dos votos.
¿Acaso el destino le querrá decir algo con eso?, pensó con ironía.
—Vaya, en mi cuenta es Kinomoto quien lleva la ventaja —escuchó que la chica decía, obteniendo así su atención—, y sumado los resultados, nuevamente es un empate.
—¿Qué es lo que harás?
—Yo tendré que tomar la decisión —Nakamura suspiró con cansancio—. Dime, si tuvieras que elegir entre ellas dos, ¿a quién seleccionarías?
Sin poder evitarlo y sin que ella lo notara, pues seguía viendo las hojas entre sus manos, la observó con sorpresa.
Desde hace un mes, prácticamente se la pasaba tomando esa decisión.
—Ni siquiera sé porque te cuestiono eso —escuchó que la chica se reía. El volvió a mirar hacia el frente una vez más, donde las dos chicas continuaban hablando—, es obvio que seleccionarías a Kinomoto.
Hace un mes hubiera pensado lo mismo, hoy ya no estaba tan seguro de eso.
.
—¿Entonces el golpe no fue muy grave?
—No, sólo que Nak… la señorita Akizuki me recomendó no realizar actividades físicas por el día de hoy —le respondió Sakura a Natsume. La castaña moría de ganas de preguntarle qué clase de relación tenía con Syaoran, pero afortunadamente había logrado contenerse.
—Y espero que realmente hagas caso de las indicaciones que te dieron —escucharon la voz de Syaoran detrás de ellas.
—¡Syaoran! —Sakura hizo un puchero cuando volteó a verlo.
—Sólo te digo la verdad, sueles ser muy olvidadiza.
—Realmente se conocen muy bien —comentó Natsume, cuando Sakura se giró a verla pudo notar que la chica tenía la cabeza gacha y acariciaba el brazo izquierdo con su mano derecha. De haber prestado un poco más de atención, como Syaoran, pudo haber notado el leve tono amargo que había adquirido la voz de la chica.
—Muy bien, se ha tomado una decisión —se escuchó que Yoriko hablaba, logrando llamar la atención de las chicas—, quiero que todas feliciten a su nueva capitana: Sayuri Natsume.
Las chicas aplaudieron y Sakura no tardó en hacerlo mientras sonreía. A pesar de las sospechas que pudiera tener de que ella tuviera algo con su mejor amigo, sabía que el equipo quedaba en buenas manos.
Sayuri observó a sus compañeras con sorpresa, no podía creer que la hayan preferido a ella. Sin esperarlo, sintió un par de manos empujarla levemente hacia delante, cuando miró hacia atrás, notó que se trataba de Kinomoto, quien le sonreía y alentaba a caminar al lugar donde se encontraba Yoriko. Dirigió su vista a la izquierda de Kinomoto, donde pudo notar que Syaoran le sonreía y que con sus labios pronunciaba una pequeña frase que le provocó una gran sonrisa: "Adelante, capitana".
—Sólo quiero agradecer a ustedes por confiar en mi —empezó a decir cuando estuvo al lado de Yoriko—, prometo corresponder a su confianza y dar mi mayor esfuerzo para que las cosas en equipo salgan bien. ¡Muchas gracias!
Después de tanto tiempo, Sayuri empezaba a creer que por fin las cosas iban a salir bien para ella.
Sólo esperaba que esta vez si fuera para siempre.
.
.
.
—No entiendo por qué el mocoso debe acompañarte, ¿acaso Tomoyo no puede? —escuchó Sakura la exigente voz de su hermano.
—No Touya, Tomoyo tiene practica con el coro. ¡Y deja de decirle mocoso a Syaoran!
Syaoran observó a Sakura discutir con el troglodita de su hermano a través del teléfono. Cuando estaban a punto de salir de la enfermería, Touya le había marcado a Sakura para decirle que debido a una emergencia en su trabajo no podría recogerla en la escuela, pero la que vería en un punto medio. A pesar de saber eso, él había decidido en acompañar a Sakura hasta la puerta de su casa, sin embargo, no esperaba que Kinomoto volviera a llamarle a su amiga.
Por lo que había entendido, Touya no podría ni siquiera ver a Sakura en donde habían quedado y definitivamente no le agradaba la idea de que fuera él quien acompañara a Sakura hasta su casa.
—Syaoran me va a acompañar a casa y fin de la discusión.
—¡Pero monstruo…! —y no le dejo terminar, ya que colgó la llamada.
—Ya nos podemos ir —le sonrió al castaño, quien la veía con una expresión de resignación en su rostro.
—Por ese tipo de cosas no puedo culpar a tu hermano por odiarme.
—¡Touya no te odia! —exclamó Sakura, mientras iniciaban a caminar—. Es sólo que no le agradas del todo… aun no entiendo del todo el por qué —eso ultimo lo susurró.
Creo saber muy bien por qué, pensó Syaoran. Y es que él pensaba que Kinomoto estaba consciente de los sentimientos que profesaba por su hermana y lo más probable es que fuera por eso el desagrado que solía mostrar hacia él.
Obviamente no le diría eso a Sakura.
—Algún día te lo dirá, no te preocupes —le dijo para evitar que ella no se fuera a preocupar mucho.
Y continuaron su camino en silencio, cada uno de ellos perdidos en sus propios pensamientos. Él pensaba en las recientes decisiones de su vida y que tanto le podrían afectar en la, hasta ahora, relación más importante que tenía. Ella, por otro lado, empezaba a cuestionarse que tanto era el nivel de confianza entre ellos y si la promesa que se habían hecho hace algunos años aún continuaba fijante, le daba miedo pensar que su persona ya no era relevante para su vida.
—Bueno, ya estás aquí salva y sana —le dijo Syaoran una vez que estuvieron afuera de la casa de Sakura—. Trata de no golpearte con nada ahí adentro —le advirtió con una sonrisa mientras posaba una mano sobre su cabeza y le revolvía un poco el cabello.
La castaña sonrió, pero no con la misma emoción de siempre y el ambarino pudo darse cuenta de ello.
—¿Te sucede algo? —preguntó con preocupación.
—Yo… Syaoran… —titubeó un poco. Carraspeó para aclarar su voz un poco y lo miro directo a los ojos— Tú no me ocultas nada… ¿verdad?
Li la observó con sorpresa, lo último que esperaba que fuera a suceder era tener a Sakura realizándole justo ese tipo de cuestionamiento en ese momento. Ella continuaba mirándolo directamente con esos ojos tan verdes que él amaba tanto y si continuaba así, sabía que no podría callarlo más, terminaría diciéndole todo: desde los sentimientos que tenía hacia ella hasta la decisión que había tomado hace algunas semanas.
—Sakura… —murmuró—, la verdad es que…
—¡Chicos! —se escuchó detrás de ellos la voz alegré de Nadeshiko, la madre de Sakura— Que bueno que están aquí, ¿me podrían ayudar a bajar algunas de las compras? —les preguntó sonriendo.
—Hola, señora Nadeshiko —saludó con una pequeña inclinación Syaoran cuando volteó a ver a la madre su mejor amiga salir de su auto—. Deje le ayudo con eso.
—Que amable eres Syaoran, pero ya sabes que no me tienes que decir señora —le regañó con una sonrisa. Syaoran a veces pensaba que a Nadeshiko Kinomoto jamás se le acababan las sonrisas— ¿Ocurre algo, cariño? —le cuestionó a su hija al verla aún de pie en el mismo lugar, con la mirada agachada.
Sakura pareció reaccionar a la voz de su madre y levantó rápidamente la mirada para dedicarle una sonrisa.
—No pasa nada —respondió—. Deja les ayudo con eso.
Entonces su madre al fin pudo notar los golpes en su rostro y se acercó rápidamente a ella.
—¿Qué fue lo que te paso? —preguntó angustiada mientras checaba su rostro.
—No fue nada, mamá —le dijo con algo de vergüenza—, fue un accidente en la escuela. Nakuru ya se encargó de checarme en la enfermería —parece que lo último calmó un poco a su madre, quien confiaba mucho en Nakuru Akizuki. Viendo que su madre se calmaba, la tomó de la mano y la llevó a la parte trasera del auto—. Vamos por las cosas.
Debido a que no eran muchas bolsas, con un viaje fue suficiente, llevando cada quien dos bolsas.
—Muchas gracias —les dijo la pelinegra a los dos—. ¿Te quedas a cenar hoy, Syaoran?
El castaño le sonrió con disculpa.
—Lo siento, tengo un pendiente que realizar.
—Es una lástima —comentó Nadeshiko con algo de tristeza.
—Será en otra ocasión —dio una pequeña reverencia como despedida y después volteó a ver a su amiga, quien también lo miraba— Sakura, ¿podemos hablar?
La castaña asintió.
—Regreso en un momento, mamá.
Nadeshiko asintió y despidió al castaño con una sonrisa, haciéndole prometer que pronto los acompañaría a cenar.
—Sé que debes tener muchas preguntas —inició a hablar Syaoran una vez que estuvieron fuera de la casa—, sobre todo porque esa pequeña cabecita tuya es demasiado paranoica —le sonrió mientras golpeaba su frente con un dedo, causando que Sakura hiciera un mohín.
—¡Syaoran! —se quejó, causando que él riera un poco.
—Lo pensé y sí, hay algo que no te he dicho —admitió frente a ella, causando que la castaña lo mirara con algo de sorpresa —, pero decidí que esté no es el mejor momento para decírtelo como se debe.
—¿Qué? ¡Pe-ero!
Colocó un dedo sobre sus labios, impidiendo que Sakura dijera algo más y logrando que un pequeño sonrojo cubriera las mejillas de ambos.
—Mañana hablaremos sobre eso, ya debes ir a descansar.
Y justo cuando empezaba a caminar para irse, sintió como Sakura lo detenía, pues había tomado la parte trasera de su camisa.
—¿Prometes que mañana me dirás todo? —preguntó insegura.
—Lo prometo —contestó de inmediato.
Entonces, ella al fin pudo soltarlo.
.
.
.
—¿Realmente se lo dirás? —preguntó la chica con notoria sorpresa.
El castaño la miro por un segundo antes de volver a dirigir la vista al estante frente a él.
—Así es, Sakura es mi mejor amiga y ya está iniciando a sospecharlo —suspiró—. Lo último que quiero es tener un malentendido con ella.
Sayuri mordió levemente su labio inferior.
Syaoran había pasado a buscarla a su casa para que pudieran ir a comprar los ingredientes del pastel que ella deseaba prepararle a su mamá, él rápidamente había detectado que era lo que necesitaban, ya solamente les hacía falta un molde, debido a que no tenía uno en su casa. Iniciaron platicado en cómo les había ido durante el día y en los planes que ella tenía más tarde.
Lo último que imaginaba que Syaoran le diría era que Kinomoto le había cuestionado sobre algo que él pudiera ocultarle.
Por ejemplo, su relación.
—No te preocupes —le dijo sonriendo, en un intento de dejar atrás sus nervios—. Creo que al principio se sorprenderá, pero al final sabrá entenderlo.
—Más que nada se molestará conmigo por haberme tardado tanto en decírselo.
—Bueno, entonces no la puedo culpar del todo —dijo, para después reír suavemente. Al ver lo que Syaoran acaba de tomar, cuestionó—. ¿Piensas que si es el tamaño correcto?
—Claro —respondió con seguridad—. Me mencionaste que era para tres personas, ¿no?
Ella se sonrojó, algo que el castaño no notó debido a que seguía observando el molde.
—A todo esto, ¿por qué sólo tres? ¿sólo serán tus padres y tú? —preguntó por curiosidad.
Sayuri llevo sus manos atrás de su espalda, mientras las estrujaba levemente debido a la vergüenza que le conllevaba decir lo siguiente:
—Yo... te iba a decir a ti si nos querías acompañar —murmuró.
Syaoran inmediatamente la miro, con un gesto de sorpresa en su cara y con un leve sonrojo llegando a él.
La chica se encontraba mordiéndose levemente su labio inferior, con las mejillas notablemente sonrojadas y mirándolo con la ilusión de que la acompañara en ese día tan importante.
La duda lo embargó, ¿no era demasiado pronto para que le presentará a su mamá? Además, le parecía extraño que el padre de su novia no estuviera presente.
—Yo... —musitó sin saber que contestar.
—¡Es sólo si tú quieres! —dijo la chica llena de vergüenza, quizá se estaba acelerando y terminaría asustando al castaño. Tomó el molde de las manos de Syaoran y lo echó a la pequeña castaña que llevaba—. Será mejor ir a pagar esto o se hará tarde.
Sayuri empezó a caminar por el pasillo, dejando atrás a un pensativo Syaoran. La chica se regañaba mentalmente por sus impulsos, quizá debía esperar más tiempo antes de que el castaño conociera a su mamá.
Justo cuando estaba a punto de dar la vuelta para ir al pasillo principal, pudo sentir como la detenían de su brazo izquierdo.
—Espera —le dijo Syaoran. Giro a verlo aún con un poco de vergüenza. se sorprendió al ver que él la miraba con pequeña sonrisa—. Te acompañaré esta noche.
Termino de girar por completo y le dirigió una sonrisa tan grande que, por un segundo, Syaoran no pudo despegar su vista de ella.
Sobre todo, de aquellos ojos azules tan brillantes.
—Gracias —susurró. Lo tomó de la mano y lo obligó a andar—. ¡Vamos, si no se nos hará más tarde!
Y Syaoran, ante la sonrisa de ella, no pudo evitar corresponderle y apretar más la mano que los unía.
—Vamos.
.
.
.
Miro la lista entre sus manos y sonrió con algo de resignación, su madre había olvidado ciertos ingredientes para el postre que le deseaba realizar a su padre y para evitar que se retrasará más, ella se propuso para ir por ellos. Bastante renuente, su madre había aceptado, con la condición de que viera bien donde pisaban sus pies, ya que ella sabía perfectamente lo que era tropezar de la nada.
Era justo por eso que en muchas ocasiones su papá le decía que se parecía mucho a su madre y sinceramente a veces no podía evitar darle la razón en ello.
Para su fortuna, no muy lejos de su casa había una tienda donde podría comprar lo que su madre necesitaba y a su parecer, no había nada que pudiera provocar un accidente mayor en su nariz, sin embargo, estaba atenta a cualquier cosa.
Justo cuando dio la vuelta en la calle donde se encontraba la tienda, saco su celular de su bolsillo para verificar la hora y saber si alcanzaría a comprar las cosas y regresar a casa en el mínimo tiempo posible.
Era importante para ella no tardarse demasiado, su padre regresaba esa noche de una excavación y quería ayudarle a su madre en preparar algo delicioso.
Porque, ¡hasta Touya iría ayudar!
Levantó la vista y pudo notar, no muy lejos de la siguiente esquina, una cabellera castaña y una mochila que se le hacía terriblemente familiar.
Era Syaoran, sin duda, ella tenía un detector cuando se trataba de él.
Además, ella le había obsequiado esa mochila.
Sonrió y aceleró el paso, pronto lo alcanzaría. Si era él, volvería a invitarlo a cenar esa noche en su casa; su madre planeaba realizar un postre de chocolate que era el favorito de él y además a su padre le encantaba platicar con Syaoran. Estaba segura que con eso lo podría convencer.
Lo vio girar el rostro hacia la derecha y decir algo, fue entonces cuando se percató el que no iba precisamente sólo.
Sayuri Natsume lo acompañaba.
Calló a la pequeña voz en su cabeza que le decía que era muy extraño que esos dos anduvieran juntos y decidió detenerse y observar el panorama frente a ella.
Caminaban lentamente e iban muy cerca. Ella hablaba animadamente con una sonrisa y él la miraba con atención mientras le dirigía una sonrisa un poco más pequeña. Pudo notar que ellos también habían comprado unas cosas, pues traían un par de bolsas con el logo del supermercado y era Syaoran quien las cargaba.
A pesar del sentimiento amargo que brotaba en su pecho, sonrió un poco, eso era típico en él.
Agachó la mirada y apretó el celular entre sus manos.
No debería tener ese sentimiento recorriéndola, ella sabía perfectamente que Syaoran es una persona sumamente amable, era muy posible que se hubiera encontrado a Natsume y le ofreciera su ayuda.
Asintió levemente y suspiró, esa debería ser la única explicación.
Los sentimientos extraños que la recorrían sólo tenían que ver con que ella no estaba acostumbrada a ver tratar a su amigo de esa forma, sonriendo con tal calidez,con alguna chica que no fuera Tomoyo, Meiling… o ella.
Tomando la decisión de seguir con su plan de hablarle a Syaoran e invitarlo a cenar, levantó la vista.
En los siguientes segundos se arrepintió de eso.
Ambos se habían detenido debido al semáforo y, justo ese momento, Sayuri Natsume aprovechó el tiempo para besar a Syaoran.
La presión del agarre de su celular disminuía conforme seguía apreciando la escena frente a ella: Sayuri se encontraba de puntillas y tenía sus manos sobre el pecho de él; Syaoran, quien antes tenía sus ojos abiertos por la impresión, ahora los mantenía cerrados y pasaba ligeramente su brazo libre por la cintura de ella.
Su celular terminó por caer, y debido al escaso ruido en la calle, el sonido del golpe causó que la pareja frente a ella se detuviera y la observara con sorpresa.
—¿Sakura?
Notas: ¿Por qué publico otra cosa cuando tengo otras dos historias (de las cuales, una está pausada)? Ni yo misma puedo dar una respuesta concreta. Creo que es más que nada porque no me gustaba la idea de mantener esta historia sin publicar (?).
En fin, son las 2:01 a.m. y debería estar durmiendo en lugar de seguir en internet haha así que espero que me digan sus opiniones respecto a lo que acaban de leer, créanme que serán bienvenidas.
La meta es regresar antes de año nuevo, pero por si acaso: ¡Feliz navidad y que tengan un gran inicio de año!
PD: La mitad de este capítulo fue escrito en el 2012, para que vean cuanto tengo con esta idea haha.
PD2: ¿Han escuchado You In Me de KARD? La tengo ahorita en mi spotify y la amo (y a ellos también).
