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Cuando Anya la ve por primera vez, ella gruñe con desaprobación.
Porque ella no ve a un guerrero como todos prometieron que seria, ella no ve a la fuerte hija del comandante y una valiente sanadora que luchó al frente de la batalla sin importar que su extenso vientre se interpusiera en el camino.
Ella no ve a un próximo comandante,-porque la niña a nacido con la sangre nocturna.-
Ella solo ve a una niña pequeña de dos años de cabellos rubios al igual que su padre y un par de ojos tan similares a un cielo estrellado. Ve a una niña que se oculta detrás de los pies de su padre, un hombre imponente.
Anya tiene cuatro años cuando la ve por primera vez. El comandante ha cabalgado hasta su pueblo como una patrulla rutinaria para asegurar las líneas de la frontera, y con el trae a su hija, para mostrarla a su clan y vean a un posible Heda en ella.
Cuando cae la noche, Anya va a hurtadillas por el bosque, para ver al hombre imponente. Ella lo encuentra sentado en solitario mirando al cielo, y sobre su regazo, descansa la figura pequeña de su hija, el murmura en voz baja palabras amables, en ocasiones señalando al cielo y mostrando a su hija las estrellas más brillantes, contando las historias que otros ya conocen pero la niña en sus regazo desconoce.
Anya ve a un padre amoroso que nunca tuvo y una niña que no puede ser ella.
Ella siente la punzada en su pecho, al ver como el hombre fuerte, es blando solo para su hija.
Anya es llevada a la casa de huérfanos cuando su madre finalmente muere por la enfermedad, ella tiene cuatro años y llora la pérdida de su madre, porque ella fue testigo de su último aliento, ella estaba junto a su madre moribunda, sosteniendo su mano temblorosa y débil, sintiendo como la piel se enfrió en su tacto cuando los minutos se convirtieron en horas y nadie vino en ayuda.
El hambre en su estómago solo la hace más débil y el frio que golpea sus huesos la hace titiritera y encogerse más profundo en sus ropas desgastadas en busca del calor.
Y ella recuerda a la niña de cabellos rubios, como su padre la sostuvo con afecto y adoración, envolviendo su cuerpo en la capa roja de su hombro cuando la niña mostro un pequeño indicio de frio.
Y ella siente los celos burbujeando en su interior.
El clan se convierte en un alboroto cuando el diez de octubre finalmente llega, todos ellos hablan con entusiasmo el cumpleaños del pequeño guerrero, pues el hijo del comandante, está festejando su tercer cumpleaños, todos ruegan a los espíritus por la seguridad de la niña, que la enfermedad nunca llame a su puerta y su vida sea larga y prospera, que no pase el frio por las noches y su estómago sea satisfecho con los alimentos.
Todos susurran sus plegarias a los espíritus del bosque, y Anya los mira y escucha, ninguno de ellos recuerda que su cumpleaños fue hace dos días atrás, ninguno de ellos dio palabras de aliento u ofreció un trozo de pan para calmar su hambre de días sin comer.
Y Anya siente un pequeño pinchazo de ira hacia la niña.
Cuando el comandante pasa por el pueblo, todos salen a recibirlo, inclinando sus cabezas con respeto, Anya es cinco años ahora, ella se abre paso entre los cuerpos emocionados hasta llegar a la primera fila para ver al comandante montar sobre una gran bestia negra que resopla el aliento frio.
Y detrás de él, su hija cabalga.
La niña cubre su cabeza con la gorra de su chaqueta, es abrigada del frio, ocultando la mitad de su rostro en una brillante bufanda roja larga que se envuelve con seguridad alrededor de su cuello para brindar el calor tan necesario.
Ella no ha crecido demasiado desde la última vez que Anya la vio, la bestia debajo de ella es tan grande que la hace ver mucho más pequeña mientras monta por su propia cuenta un caballo blanco.
Anya ve el destello de azul brillante cuando ella levanta la cabeza por un momento para ver a la multitud, y por un momento mira a los niños que con entusiasmo gritan a su comandante.
Anya frunce el ceño cuando la niña la mira directamente, La mirada de Anya es fría y pesada, intimidante de una forma que hace que la niña se encoja y aparte la mirada de ella, ocultando su rostro en la seguridad de la bufanda.
Anya se siente victoriosa.
Cuando el convoy finalmente pasa, dejando atrás solo las huellas de los caballos, las personas comienzan a dispersarse y murmurar.
"La has visto? Ella es preciosa!"
"No cabe duda que será un gran guerrero y un comandante tan grande como su padre! Si los espíritus la eligen no hay guerrero que la detenga!"
Anya siente la ira comenzar a burbujear, ella no vio a un guerrero, solo es una niña demasiado temerosa paras sostener la mirada por más de un par de segundos, porque nadie lo ve?
"Ella también está vistiendo el rojo"
"..."
"…"
El pueblo cae en silencio, regresando a sus tareas con un rostro ensombrecido.
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Anya es seis años cuando conoce a Indra.
La mujer es estoica y el rostro marcado por las cicatrices de la guerra, es joven pero sus ojos fríos deslumbran y cuentan tantas batallas y tantos seres queridos perdidos por las garras de la guerra.
Ella la observa en completo silencio, barriendo sus ojos por su cuerpo escuálido y delgado, centrando su mirada por más tiempo en los ojos castaños de Anya, ella trata de pararse más derecha de una forma desafiante.
Indra se ha convertido en el líder de Ton DC, la mujer es joven, con una agilidad para la espada y una mente brillante en la batalla, inflando su pecho con orgullo, defendiendo el territorio de los enemigos. La mujer dedica un par de miradas a ella cuando la encuentra por las calles de Ton DC dando un rígido movimiento de cabeza en saluda cada vez que se encuentran.
Anya tiene ocho años cuando ve por primera vez a los reapers, son bestias, las sombras de los hombres que un día fueron, los ojos ciegos de ira y violencia, de alguna manera encontraron la manera de penetrar en Ton DC, masacrando a todo el que se interpone en su camino, con la saliva goteando de sus bocas con cada grito que rasga sus gargantas abiertas.
El miedo es un sentimiento que paraliza el cuerpo de Anya, manteniéndola oculta detrás de un árbol que brinda seguridad con las sombras de la noche, puede escuchar los gritos de guerra y los heridos, el choque de espadas y los gritos violentos inhumanos de los reapers.
Al asomarse desde su escondite, es capaz de ver a Indra, la mujer lucha sin miedo alguno en sus ojos, con el rostro contraído en una mueca de ira y una promesa de matar a todos los enemigos, la espada en su mano, parece estar pegada a su brazo y ser parte de ella, cortando los cuerpos del oponente.
Pero la mujer está demasiado concentrada en mutilar el cuerpo de su oponente, siendo ciega al segundo que se acerca desde su punto siego en la espalda. Anya grita una advertencia, dando tiempo a la mujer para girarse y degollar el cuello del reaper. Indra la mira por un segundo demasiado largo, antes de continuar su lucha.
Anya tiene once años cuando Indra finalmente se acerca a ella, la mujer se levanta en toda su estatura, con la mano apoyada en la espada de su cintura, más por una costumbre que intimidación.
"Tú eres Anya." Dice en voz fría y cortante, no es una pregunta y tampoco da tiempo para responder si así fuera "Sabes lo que es un segundo?" Y Anya no lo sabe, porque su pueblo es mayormente de agricultores y no de guerreros. Desde que fue llevada a la casa de huérfanos, posteriormente fueron movidos a Ton DC. Así que niega.
"Un segundo es alguien a quien se entrena y si muestra valía, alguien de confianza. Puedo enseñarte a luchar, pero debo advertirte que no será fácil, normalmente, un segundo no se escoge hasta que es doce o trece años, en tu caso, es distinto, te e vito y pareces ser uno de pensamiento rápido, diferente al resto."
Y Anya acepta.
Indra es cortante, ella la despierta cada mañana antes que el sol se levante y Anya protesta cada vez que lo hace, gimiendo por la falta del sueño pero aprendido la lección, si no despierta a la primera advertencia, Indra regresara con un balde de agua fría y lo echara en su cara sin importar si es demasiado frio.
Indra la obliga a correr cada mañana alrededor de un claro mientras Indra se sienta al centro del lugar con la espada en mano mientras afila con calma y murmura.
"Correr te ayuda a mejorar tu condición, sí no eres capaz de correr, no serás capaz de sostener una espada, y morirás." Indra repite las mismas palabras cada vez que Anya se queja. "Levántate y corre hasta que tus piernas se sientan entumecidas o simplemente dejes de sentirlas. Y si tus piernas cede, corre con tus brazos."
"Es imposible correr con los brazos!"
"Nunca lo sabremos si no lo intentamos Anya, Ahora continua corriendo!"
Los primeros dos meses, Indra se encarga de formar el cuerpo débil de la niña, la obliga a correr cada día más y más hasta que su piernas cede por completo y ella se queda mirando al cielo despejado con el pecho agitado y sus pulmones ardiendo.
"No es justo" Murmura entre gruñidos cuando Indra la obliga a ser sentadillas
"No es justo que?" Murmura Indra sin apartar los ojos de su segundo "Continua, aun te faltan diez"
"Por qué nosotros tenemos que esforzarnos para luchar las guerras de otros."
Indra parece sorprendida en un momento.
"El mundo es así, aprendes a luchar o mueres."
"No lo hace la hija del comandante" Gruñe Anya con esfuerzo para levantar su peso del suelo. "Tal vez ella está dormida a estas horas..." Y ella mira al cielo oscuro de la mañana, es tan temprano y fresco, con las estrellas brillando aun sobre sus cabezas.
Indra se burla, es cortante y sin humor.
"Klark?" Ese es su nombre.?
"Probablemente, no conozco su nombre y no deseo asarlo. Ella no me agrada!"
"La has visto?" Pregunta Indra levantando la ceja lentamente.
"Solo dos veces" Gruñe Anya con las piernas temblorosas.
"Como puede desagradarte si solo la has visto dos veces?"
"Ella parecía débil, no puede ser la hija del comandante sí parece tan débil, no sería un buen comandante y solo deshonra el nombre de su padre y su madre."
"Estas celoso?"
"No"
"Tú lo estás. Porque celas?"
"No lo hago!"
"Celas su vida-
"Si! Celo porque tiene lo que yo no tengo y deseo! Tiene una cama caliente por las noches, la comida! Y un padre amorosa que la protegería de todo y todos!"
Indra la estudio en silencio, centonase frente a su segundo mientras limpiaba su espada. Y Anya se siente tan débil por decirlo en voz alta, se siente avergonzada y enojada con sigo misma.
Indra toma una respiración profunda, apartando la mirada y ver el cielo sobre ellas.
"El comandante no luchara una sola batalla por su hija, Anya."
"p-pero el es el comandante-
"Y por tal razón no puede ser egoísta y pensar primero en su hija antes que su pueblo. Alguna vez viste la capa roja que cubre la niña?" Y Anya recuerda la brillante bufanda roja y asiente "Es entrega como una muestra de protección, cualquiera que la vea se dará cuenta que pertenece al comandante y servirá como un escudo de todo daño... pero, es una espada de doble filo, los enemigos del comandante lo ven como una bandera alentadora para ser tomado por ellos, una debilidad del comandante."
"Al ser el hijo del comandante, su vida está en constante riesgo."
"Y si un día es tomada por el enemigo, el comandante tendría que darla por muerta si no desea mostrarse débil para todos nosotros y su enemigo." Indra guardo silencio, observando a su segunda.
"Ella no posee una comida caliente cada noche antes de dormir... su menor es Tito" Murmura Indra, como sí al decir el nombre del hombre, lo dice todo.
Indra la observa y una sonrisa burlona aparece en sus labios fríos. "Si no te das prisa... la hija del comandante terminara pateándote el trasero."
Y algo en Anya se enciende, una chispa de fuego y determinación que la obliga a entrenar más duro cada día, despertar antes que Indra y correr más lejos y más rápido.
Anya tiene trece años cuando ve a Klark otra vez.
Klark tiene once años ahora, y viaja con el comandante a Ton DC . Ella monta detrás de su padre, con la bufanda cubriendo su cabeza, el comandante desmonta de su cabello con elegancia y así lo hace su hija, la niña ha crecido notablemente, el cabello más largo, recogido con intricadas trenzas que solo manos expertas son capaz de hacer, con un cuerpo se a construido, lentamente tomando el cuerpo de un guerrero. La niña no lleva un arma en su cuerpo, y Anya endereza la espalda y pone su mano en la espada que cuelga de su cadera, un regalo de Indra cuando cumplió trece años.
Se baja de un salto ágil que sorprende a Anya, la niña se mueve detrás de su padre, un par de pasos atrás y permanece en silencio mientras su padre habla con Indra.
El comandante planea quedarse un par de días mientras espera a su segunda escolta, rápidamente las tiendas son formadas y en cuestión de minutos un campamento temporal está en Ton DC.
"Klark es bueno verte otra vez." Indra es fría en su saludo y voz cortante, pero sus ojos brillan con una chispa silenciosa al ver a la niña.
"General Indra" Saluda Klark y ella es feliz al ver a la mujer, con una amplia sonrisa en sus labios rosas infantiles.
Anya la encuentra en el lago más tarde ese día. La niña tira rocas en él una y otra vez, con su atención absorta en las piedras que revotan sobre el agua, do o tres y cuatro veces antes de hundirse en el lago. Ella no parece percatarse de la llegada de Anya.
El viento silva cuando Klark arroja las rocas con una gran fuerza y velocidad sobre el lago, como el chasquido de una flecha siendo disparada.
"Asustaras a los peses" Gruñe Anya, apretando el agarre en el balde que utilizaba para llevar agua todo el tiempo, la niña salta asustada por la repentina voz de Anya y ella se burla por la niña distraída.
"Si yo fuera un enemigo te habría matado más de una vez" Escupe Anya, acercándose a la orilla del rio para tomar el agua en su balde.
Cuando no obtiene una respuesta, Anya resopla en voz alta, acercándose a la orilla del lago, colocándose en cuclillas para sumergir el balde tratando de evitar que la basura flotante entre en el.
Ve a la niña retroceder un par de pasos, saliendo de su punto de vista, y ella la ignora.
Es rápido sin darle tiempo a reaccionar, siente al precio repentina en su esplenda, empujándola con fuerza al frene y pierde el equilibro, dejando escapar un grito extraño por la sorpresa de caer al agua, y el lago la abraza con su aguas frías, ella gruñe y jadea, saliendo a la superficie, no es demasiado profundo, pero aun así la sorprende.
Ella ve el destello de rojo y dorado desaparecer entre las sombras del bosque verde y siente la ira calentar su cuerpo, porque la niña simplemente la empujo al agua sin alguna advertencia.
Anya sigue siendo trece años cuando siente el tierno beso en sus labios, los labios de Klark son suaves, tan diferentes de sus manos callosas, la niña tiene que pararse de puntillas para besar con reverencia sus labios en un beso casto y de despedida, el corazón de Anya late con fuerza en su pecho amenazando con salirse de su pecho y saltar a las manos de Klark para que lo lleve con ella a Polis y no ser abandonado.
Siente sus piernas débiles, una sensación que solo a sentido cuando corre demasiado. Pero ella no está corriendo ahora, está de pie, con la planta de sus pies echando raíces debajo de ella sin atreverse a moverse un segundo.
Anya siente sus ojos picando en lágrimas que no desea derramar por vergüenza, por parecer débil ante la niña que ha robado su corazón sin su consentimiento. Pero las lágrimas ignoran sus intentos por no parecer débil, y ruedan por sus mejillas calentando su camino hasta la mandíbula y regar el suelo de musgo con su agua salada.
"Por qué me besas... porque lo haces ahora cuando te marchas..." Susurró Anya con pesar, viendo el rostro sonriente de la niña que un día odio y celo y ahora ama con reverencia.
"Porque tal vez no tenga la oportunidad de hacerlo nunca más..." Susurra, con un dolor oculto entre sus palabras. "Eres especial para mí, Anya..." Susurra, tomando la mano de Anya para besar los nudillos blancos, Anya siente su rostro calentarse y su vergüenza solo aumenta cuando ve la sonrisa burlona de Klark.
La ve alejarse sin decir una palabra más.
Anya ve montar a la niña en su caballo junto al comandante, la ve mirarla con un extraño anhelo y amor que nunca antes vio en alguien más, la ve partir y ve como su corazón viaja entre sus manos, y ella ruega a todos los espíritus para que Klark trate con cuidado su joven y tierno corazón.
Cada noche se acuesta mirando al techo de la tienda, orando a los dioses por la seguridad de Klark, para que ella duerma sus noches tranquilas y piense en ella al menos una vez al día, se siente débil al pensar de tal manera y eso la enfurece y avergüenza, aprieta los puños con tanta fuera e intenta odiar a la niña otra vez como antes, pero entonces recuerda la sonrisa infantil y el brillo de sus ojos azules y la forma en que dice su nombre y su pecho se contrae en un dolor sordo y profundo.
Cuando Indra le dice que estarán viajando a Polis. Anya intenta con todas sus fuerzas para mantenerse tranquila y no estallar en una sonrisa gigante y pedir cundo se marcharan, ella asiente con firmeza y se marcha a su tienda para empacar todas sus cosas sin saber exactamente qué día partirán.
El viaje a polis es una tortura, Indra los guía de forma rápida pero no lo suficiente para Anya, es la primera vez que viaja a polis y la excitación que muestra en su cuerpo confunde a los guerreros por su entusiasmo de conocer la capital el clan por primera vez. Y no por el entusiasmo que siente al saber que vera una vez más a Klark luego de dos meses.
El viaje es un total de dos días, durmiendo las noches completas, a pesar de que Anya cuestiono a Indra diciendo que estarían mucho antes si tan solo corrieran todo el tiempo sin dar descanso a los caballos.
Al llegar ella no toma la ciudad en lo absoluto, sus ojos están puestos solo en la gran torre donde sabe que Klark está, ella sigue a Indra en el interior al ascensor que se muerte tan lento, en un principio el movimiento extraño la aterra y la hace mareada, aferrándose con fuerza al costado de Indra, Pero finalmente llegan a la sala de tronos y Anya siente su cuerpo débil.
Porque finalmente está viendo a Klark.
La niña permanece en silencio a la izquierda de su padre, de pie de forma estoica y sin mirar a nadie.
Su cabello a crecido y se trenza con elegancia a un lado de su cráneo dejando al descubierto su piel, la ropas son limpias y elegantes, con una camisa de manga larga gris y a su cintura un cinturón que cuelga a su derecha una pequeña bolsa de cuero, con la bufanda en su cuello.
Ella no presta atención cuando Indra se presenta, en ella no se encuentra la amabilidad que mostro hacia Indra la última vez, y no parce tomar la presencia de Anya en lo absoluto.
Es que se a olvidado tan pronto de ella?
Ya no son los amigos?
Ella no presta atención a la conversación, centrándose todo el tiempo en Klark, la niña que no parece reconocer la presencia de nadie.
Anya a tenido suficiente, si Klark no quiere verla o registrar su presencia, ella tampoco lo hará. Y por primera vez mira a su alrededor.
Ella ve a un hombre, alto y estoico y sinceramente aterrador.
Con el cráneo rapado y tatuado con una larga tunca que besa el suelo bajo sus pies. El permanece silencioso y frio a la derecha de Heda, con las manos detrás de la espalda reflejando la posición de Klark.
Anya ve su rostro arrugarse con irritación por algo de la conversación, pero en ningún momento habla. Es solo cuando mira por el balcón que parece darse cuenta del tiempo.
"Heda, es tiempo de retirarme" El comandante asiente y el hombre se inclina con reverencia a su comandante, Klark finalmente reacciona, imitando al hombre y comenzar a caminar detrás de el sin mirar a nadie aun cuando pasa junto Anya.
"El hombre es el mentor de Klark" le dice Indra cuando finalmente salen de la reunión, es tarde ahora, con el crepúsculo brillando sobre sus cabezas. Cuando salen a pasear a las calles de la ciudad. "El no es muy amable y toma la formación de Klark muy enserio, el no perdona las distracciones"
Y mientras más Indra habla de Tito, más le desagrada a Anya.
Ellas los encuentran en el campo de entrenamiento, el hombre infla su pecho con orgullo cuando ve a su alumno derrumbar a un guerrero formidable, golpeando con fuerza bruta en el pecho del hombre con un bastón, girando en sus manos y detrás de su espalda y golpear la mandíbula del hombre sin alguna vacilación en su cuerpo, y un sonido sordo que estremece al guerrero golpeado.
Es fascinante y casi salvaje, y Anya no puede apartar la mirada de la niña. Porque ella solo tiene once años de edad y ella se mueve como un guerrero experimentado para la guerra.
Klark corre detrás del hombre, golpeando la parte trasera de la rodilla con la punta de su bastón, obligando al hombre a caer en su rodilla frente a ella, y con fuerza, golpea el bastón en la nuca del guerrero, con una fuerza bruta que rompe el bastón por la mitad.
El hombre gime y se tambalea al frente utilizando sus manos para recuperar el equilibrio a cuatro patas en el suelo.
"Es suficiente Klark" Corta Tito cuando ve a la niña levantar la mitad que aun sostiene en su mano para golpearlo por segunda vez en la cabeza del hombre como sí intentara decapitarlo. El cuerpo de Klark se congela en el comando de su mentor, deteniendo el bastón en el último momento.
Y Tito infla su pecho en orgullo cuando su aprendiz lo obedece.
"Regresemos a la torre, Klark. Continuaremos con tus lecciones de estrategia" El joven guerrero asiente, inclinándose para recoger el trozo de bastón faltante, rodeando el cuerpo del guerrero aun aturdido para seguir a su mentor.
Y por segunda vez, Anya siente el dolor y la ira en su interior.
Pero entonces Klark pasa junto a ella, teniendo el más pequeño de los roses fugas con sus nudillos en la mano de Anya y siente su cuerpo calmar el miedo de sentirse abandonada. Porque el gesto es pequeño y casi fantasmal, pero Klark la reconoce.
Y entonces sus miedos se calman una vez más.
