LOCURAS DE UN MAGO DESESPERADO
FAIRY TAIL ©HIRO MASHIMA
Sinopsis: Nunca pero nunca, ignores a Natsu Dragneel. Es capaz de patear traseros de todo un gremio por ignorarlo, ¿entiendes Sting-kun?
Nota de la autora: Editando otra historia de este rincón de escritos. Esta vez un yaoi. De pasó les comentó que visiten la historia Aventuras desde las sombras pues trabajo también allí en grupo al autor y otra escritora. Les gustara esa aventura.
Sin más notas aburridas y extensas, disfruten de la historia.
Joder.
Joder.
Joder.
— ¿¡Que hizo Natsu-san!? — exclamó un muy atónito maestro de Sabertooth. Y debía estar atónito. Su estudio y una cuarta parte de su gremio estaban hechos cenizas y un Natsu lo seguía mirando con ¿Reproche?
— ¡Esto te ganas por ignorarme! — dicho eso el dragón slayer de fuego salió corriendo quebrando en ¿Llanto? O eso fue lo que pudo ver Lector.
— ¡He, al parecer tienes mal amores Sting! — disertó Orga.
— Es deplorable que no puedas lidiar con un idiota como ese — comentó Minerva de una esquina-no destruida-del gremio.
— ¡Sting-kun puede lidiar con lo que sea! ¡Incluso con Natsu-kun! — defendió el exceed rojo a su dueño —. ¿Verdad Frosch?
— ¡Frosch dice que sí!
Ajeno a los comentarios de sus compañeros del gremio. El mago de la luz contemplaba de donde había estado el apodado Salamander hace apenas unos instantes. Estaba confundido.
— Creo que ya sabemos quién había hecho estas horribles caricaturas de ti con corazones alrededor — interpretó Rogue llegando al lado. Sting sonrió de compromiso y volvió a ocultar su cabeza entre sus piernas —. ¿Estas apenado por Dragneel?
— Lo he olvidado — siseó en susurró.
— ¿Qué?
La cara del dragón slayer se puso roja. Ok, podía lidiar con los deberes de maestro de gremio, pelear contra vándalos de gremio oscuros, pero no podía lidiar con cosas como Natsu Dragneel y sus compromisos con él mismo.
Era un dragón slayer idiota. ¿Qué diría su padre al verlo?
— Eres idiota, Sting, eres idiota...
Oh sí, el muy jodido dragón blanco diría eso.
El maestro se Sabertooth sacudió su cabeza. No tenía que pensar a su padre ahora, debía contestarle a Rogue que era lo que carajos se había olvidado para que Natsu se pusiera así.
Volvió a ponerse rojo. Suspiró. Debía decirlo o Rogue lo mandaría a Crocus de una patada en el trasero.
— Nuestroaniversario — dijo rápidamente.
— ¿Qué? — indagó el dragón slayer oscuro confundido.
Sting habló desde sus labios nuevamente y repitió, pero en susurró:
— Nuestroaniversario.
¿Podría mandarlo a Crocus de una patada en el trasero? No, lamentablemente, no. Yukino le haría la ley de Fullbuster sí hacía eso y por él, y solo por su amistad con la maga estelar, no podía permitirlo.
— ¡Joder, habla bien!
— ¡Nuestro aniversario! — expresó el rubio gritando cuán fanática de un personaje y tras un leve suspiró se desmayó.
A Rogue le corrió una gotita de sudor. No podía creer que medio gremio estuviese despedido porque el dragón slayer de la luz se olvidase de su aniversario con el slayer de fuego.
— Por Kami-sama... ¿Acaso estuvo bien aliarme con este ser idiota? — se preguntó a sí mismo.
— ¡Sting-kun! — exclamó Lector llegando a la escena seguido por un gato-sapo. — ¿Rogue que le pasó?
El mago oscuro suspiró.
— Frosch quiere saber — expresó el exceed de Rogue.
— ¿Recuerdan las cosas raras que pasaron en estos días?
— Hai — repitieron ambos exceed.
— Bueno, digamos que Yukino tenía razón — y ambos gatos se miraron confundidos y también al desmayado maestro. Era cierto, esa semana había sido algo rara.
Día 1
Era temprano en la mañana y-como era de esperarse-él único ausente en el desayuno era el maestro de gremio Sting Eucliffe. Yukino suspiro al oír la puerta.
— ¿Otra vez? Bueno. De acuerdo, ten tu paga y te veo en un rato.
— ¿Qué sucede? — inquirió Rogue a la maga.
— Estas flores llegan cada media hora y desde las siete atiendo al mismo repartidor, Rogue-sama — le explico.
— ¿No será que tienes algún admirador secreto, Yukino? — inquirió Rufus mirando pícaramente al dragón slayer que estaba tan rojo como el pelaje de Lector.
— ¡Deja de joder!
Yukino volvió a suspirar.
— En realidad no son para mí. Son todas y cada una para Sting-sama.
Minerva- quien casi no se inmutaba por las idioteces de su gremio- escupió tu té de yerbas ante lo dicho por la albina. Orga casi cae de pies al suelo, Rufus no paraba de reír al igual que Lector y Rogue suspiró agradecido.
— Frosch dice quien enviaría flores a Sting-kun.
— Tu rubia amiga de Fairy Tail seguro. — contestó Rogue ya serio. Yukino negó con la cabeza —. ¿No es ella?
— No, es bastante…poco creíble…de quien sospechó que son Rogue-sama — la albina parecía algo nerviosa.
— Oh, ¿Quién puede ser tan mala para Sting? ¿el demonio Mirajane? — expuso el god slayer del rayo.
— No es mala, es malo…
— ¡¿Qué?!— exclamaron exceed y magos. Incluso Minerva.
— Kami-sama, ¿Qué hombre le enviaría flores a ese maestro que tenemos? — indagó Minerva con ironía.
— Natsu Dragneel. — declaró Yukino provocando una reacción en cadena de desmayos —. Oh, lo siento.
— No, descuida — expresó Rogue quien fue él único que no cayó —. ¿Y por qué crees que es Salamander?
— Casi todas..., digo, todas las flores están quemadas — explico la maga estelar señalando lo evidente de las flores.
— Oh, pero no es sorpresa. Toda cosa que venga de Fairy Tail vendrá quemada o congelada — dijo el exceed de Sting reaccionando.
— Como digan…— y Yukino se retiró cuan robot a su cuarto donde cierta persona lo esperaba.
— ¿Y? — indagó.
— Lo siento Natsu-san, no lo creen probable.
— ¡Tsk, tendré a aumentar la apuesta! — expresó Natsu pensativo, no obstante, sus palabras transmitían determinación —. De todas formas, gracias Yukino.
La susodicha asintió y le deseo suerte al mago de fuego que desapareció por la ventana.
— Natsu-san, por favor no destruya nada solamente — pensaba la maga albina viendo su gremio. Un escalofrío la recorrió en ese instante.
Día 2
Después de inusual situación de las flores de Salamander a su maestro de gremio. Rogue sugirió sacar al rubio de paseo y evitar lo que pasase aquel día, pero, nada salió como esperaba.
— ¡Mira Sting-kun! ¡Han llenado el gremio con dibujos tuyos! — Lector llevaba varias caricaturas de su amigo entre sus manos y le entregó una a él y Rogue.
— Eh…— el dibujo era la cara de Sting-si se podía decir- con corazones y la escritura de "Un día" debajo de la caricatura.
— ¿Quién cree que sea Rogue-sama? — inquirió Yukino quien había acompañado al par de dragones. Sabía quién era, pero quería probar si ya se habían percatado sus camaradas de gremio —. Yo insisto en que Natsu-san podría...
— Digo que es Mirajane, solo ella dibuja así según Gray Fullbuster — exclamó Rogue mirando uno de los miles de dibujos que adornaban el gremio —. Natsu es un destructor por naturaleza, jamás podría crear semejante cosa y que durase sin salir encendida.
— Rogue-sama... ¿Acaso es tan iluso? — pensaba la albina con decepción. Los hombres podían ser idiotas —. Yo no limpiare esto — advirtió Yukino de pronto al ver quien se acercaba al gremio.
— Digo lo mismo — secundo el mago de las sombras.
— Frosch no sabe limpiar.
— Lector tampoco — y sin más los cuatro acompañantes de Eucliffe se retiraron de allí.
— ¡Traicioneros! — gritó Sting saliendo de su trance y viéndolos como huían. La hija del ex maestro de gremio reía con deleite de su sufrimiento desde un rincón —. ¿Qué quiere, señorita Minerva?
— ¿Yo? — se preguntó haciéndose la desentendida y luego frunciendo el ceño —. Quisiera que este gremio fuese el número uno y que estas aberraciones del demonio salgan de mi ventana. — la pelinegra le arrojo unas bolsas de residuos —. Cumple con tus deberes de maestro y termina pronto.
Sting suspiró. Si no fuese buena en el combate y él tan bueno como pan, quizás…quizás…le diría que no. Pero mejor le obedecía, ¿no?
— ¡Achus! — exclamó una albina camarera.
— Mira-nee, desde ayer que estas así — expresó su hermana menor, preocupada.
— Lo sé Lisanna, alguien debe estar hablando de mí.
— Sí, pero, ¿Quién?
Día 3
Fue una sorpresa para muchos que ese día el maestro estuviese en el desayuno, no obstante, claro, estuvo toda la noche recolectando los dibujos y bebía café a mares por ese hecho. El resto de magos lo echaba un vistazo con compasión.
— Sigo diciendo que es Natsu Dragneel — reiteró la maga estelar.
— Si fuese ese dragón de segunda generación le cortaría el dragón que tiene por…
Rogue recibió un golpe.
— ¡Hay niños aquí, Rogue-sama! — recrimino Yukino.
— ¡Me tiene harto todo esto! — gritó Orga —. ¡Maestro por favor, debe una ración de sexo Dragneel antes de cometa una locura!
— ¡Tú no me ordenas que hago con Natsu-san! ¡y es él quien da!
El recién servido té de yerbas de Minerva salió nuevamente de sus labios, Rufus y Orga directamente de desmayaron y Rogue se alejó-prudentemente según él y su trasero-de su amigo. Yukino permaneció allí, pero notablemente acalorada.
— Bueno, no era necesario saber eso… — declaró Lector tapándose la cara. Entendía que su camarada dragón tuviera gustos sexuales particulares, pero un exceed no necesitaba tanta información de las relaciones humanas amorosas.
— Tsk, resulta que nuestro maestro de gremio es un dominado — acotó Minerva vuelta ya en sí. Un poco incomoda y sorprendida de la sumisión del tigre mayor.
— ¡Estúpido Dragneel! ¿qué más quieres? — gritó el dragón slayer oscuro. En pocos instantes, se arrepentiría de esa provocación.
No muy lejos de Sabertooth, un joven dragón slayer gimoteaba como colegiala rechazada junto a un río. Había metido la pata muy al fondo, incluso traspasando el mismo infierno donde debería estar retorciéndose por la idiotez que tenía encima.
— Soy un idiota…
— No es cierto, eres genial Natsu-san — el mencionado se giró con sorpresa, era Sting.
— Sting…eh…yo…— expuso algo nervioso el mago de fuego —. El viejo pagara tu gremio ¿vale?
El rubio solo sonrió.
— No importa, al menos no destrozaste el cuarto de la señorita Minerva — le dijo el mago de luz al de cabellera rosada quien suspiró aliviado —. Quería disculparme, te ignoré completamente y olvidé nuestro aniversario. No quería que te sintieras así.
— Por eso destrocé tu gremio —declaró el apodado Salamander a lo que Sting lo miro confuso.
— ¿Qué?
— Tus deberes de maestro son cabrones y no me alabas como antes — le confesó inquieto y molesto —. ¿Crees que es fácil? Por eso destruí tu gremio…
— Natsu-san ¿por qué?
— ¡Oe, un hombre requiere atenciones! — expresó un poco sonrojado y dándole un casto de beso en los labios al rubio —. Feliz aniversario.
— Te entiendo, un hombre requiere sus atenciones — sonrió socarronamente —. Feliz aniversario, Natsu-san.
Ambos se quedaron allí apreciando el atardecer que les ofrecía aquel día Fiore. Para la noche, ambos jóvenes tomados de la mano se dirijan a la ciudad.
— ¿Así que esos idiotas quieren que me des una buena ración de sexo? — indagó Natsu al desprevenido mago quien se puso rojo de vergüenza.
— Igual admití que tú eres quien llevan los pantalones — Sting habló algo coqueto. Natsu sonrió con picardía y cargó al mago estilo princesa.
— ¡Estoy encendido!
Quizás no era malo ignorar a Natsu, pero debía ser precavido.
O se quedaría sin gremio.
