Disclaimer: los personajes no me pertenecen a mí sino a JK Rowling y/o a Setephenie Meyer. La trama es mía.

Es mi primer crossover, espero que no me haya quedado mal.

La historia está escrita desde el punto de vista del autor. Solo cuando ponga Pov estará escrito desde el punto de vista de alguno de los protagonistas.

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1. PREPARATIVOS.

- Vamos! Todo el mundo en pie! – dijo Hermione, entrando en el dormitorio de Ron, despertándole a él y a Harry, que seguían durmiendo.

- Relájate, Hermione, ya nos levantamos. – dijo Ron, tapándose la cabeza con la colcha, volviéndose a dormir, mientras que Harry se levantaba de la cama, en busca de sus gafas,

- Que ocurre? A que viene tanta prisa? – preguntó Harry, bostezando, mientras iba en busca de su ropa. – Hermione, te importa? – dijo mientras se desabrochaba el jersey del pijama.

- Claro, pero venga, en diez minutos tenemos que estar listos.

- Vale.

Hermione miró con mala cara hacia la cama de Ron.

- Yo me encargaré de despertarle. – dijo Harry, con una sonrisa.

- Genial. Nueve minutos. – dijo señalando su reloj de pulsera.

Hermione salió del dormitorio, dejando a Harry a medio vestir y a Ron en la cama, roncando. Harry se acercó, destapó a Ron de un tirón, le cogió de los pies y tirando de él.

- Ya me levanto! Ya voy! – gritó intentando deshacerse de las manos de su amigo, dando patadas en el aire.

- Venga, tenemos cinco minutos.

- Para que?

- No lo se. Pero Hermione estaba de lo más nerviosa y ansiosa. Venga, que seguro que si no bajamos tú madre subirá a buscarnos.

- Que? No! Ya estoy! – gritó levantándose de la cama de un salto y quitándose el pijama a toda prisa.

Harry se estaba peinando mientras Ron acababa de abrocharse la camisa blanca que le había regalado Hermione por su cumpleaños.

- Como estoy? – preguntó Ron, acabando de peinarse.

- Muy elegante – dijo Harry con una sonrisa. – venga, vámonos.

Los dos salieron del dormitorio de Ron y, mientras bajaban pudieron oír una serie de voces desconocidas. Los dos bajaron con rapidez, oliendo el delicioso aroma del desayuno que estaba preparando la señora Weasley.

- Al fin estáis en pie – exclamó la señora Weasley al verlos entrar en la cocina – vamos, a la mesa, que el desayuno ya está listo.

En la mesa de la cocina ya estaban sentadas Hermione y Ginny, que ya habían empezado a desayunar. Ron se sentó junto a Hermione, y Harry junto a Ginny.

- Quien hablaba? – Preguntó Harry cogiendo un trozo de pan y empezando a comer un par de huevos fritos – oímos unas voces cuando bajábamos por las escaleras,.

- Papá ha recibido una llamada y se lió poniendo el manos libres a todo volumen.

- Qué?! – preguntó Harry, mirando a Ron, divertido.

- La semana pasada papá envió una carta a un amigo suyo, dándole el número del teléfono que le habías regalado y le ha llamado hoy.

- Ah!

- Al parecer, vais a tener visita éste verano. – dijo Hermione, que tenía la mano de Ron entre las suyas.

- Al final van a venir? – dijo Ron, con un trozo de tarta en la boca.

- Solo una persona, aunque no alcancé a oír quien – dijo Ginny, mirando ausente por la ventana – me pregunto quien será.

- Bueno, yo no conoceré a esa persona- - dijo Harry, en medio de un bostezo.

- Sigues queriendo marcharte?

- Si. Necesito volver, ahora que todo ha cambiado y las cosas están más calmadas.

- Puedo acompañarte? – dijo Ginny, rodeando el cuello de Harry con sus brazos.

- No creo que tus padres permitan que nos vayamos los dos solos.

- Yo podría acompañaros – dijo Ron, mirando con esperanzas a su amigo y a su hermana.

- De eso nada! – dijeron los dos, mirando a Ron como si éste hubiera alguna especie de enfermedad contagiosa. Hermione los miró y se puso a reír.

- Ocurre algo, chicos? – preguntó el señor Weasley, que acababa de entrar en la cocina, con el periódico El Profeta en las manos.

- Papá, puedo marcharme con Harry unos días? Nos gustaría ir a la casa en la que vivió de pequeño – dijo Ginny, aprovechando el buen humor de su padre.

- Que?! No se, Ginny. Solo tienes dieciséis años. No sois muy jóvenes para iros de vacaciones juntos?

- Papá, Harry ya es mayor de edad y no pasará nada. Ya no hay peligro.

- Bueno, por mi vale. Pero Ron irá con vosotros.

- No! – exclamaron Harry y Ginny a la vez, al igual que cuando Ron propuso incorporarse al viaje.

- Ésa es mi condición – dijo el señor Weasley, abriendo el periódico y escondiéndose tras él.

- Mierda! – exclamó Ginny por lo bajo. Por suerte su padre no lo oyó, al menos eso pareció – Vamos a probar con mi madre – al ver la cara que puso Harry, cambió la expresión de su cara – es nuestra única esperanza.

- Vale, por probar…

- Vamos. – Ginny se levantó y cogió a Harry de la mano, tirando de él hacia el jardín, donde estaba la señora Weasley tendiendo la colada. Ginny se acercó a su madre, mientras que Harry se quedaba a cierta distancia. Estuvieron cerca de diez minutos hablando, hasta que Ginny volvió hacia donde la esperaba su chico.

- Qué, que ha dicho?

- Lo mismo que mi padre.

- Jo! – se quejó Harry, dándose la vuelta.

- Si quieres ir solo… te esperaré aquí.

- No. Quiero que vengas, aunque también tenga que venir Ron.

- En cuanto sea mayor de edad podremos marcharnos de vacaciones solos. – dijo abrazando a Harry y dándole un suave beso en los labios.

- Más te vale – dijo Harry, sonriendo, mientras volvían a la cocina cogido de la mano de su chica.

Fueron a sentarse de nuevo a la mesa, delante de Ron y Hermione, que los miraron inquisitivamente..

- Que os ha dicho tu madre? – preguntó Hermione a Ginny, mientras que ésta tomaba un gran trago de zumo de calabaza.

- Lo mismo que mi padre. Que asco!

- Eh! – se quejó Ron, con un rastro de tristeza en los ojos.

- No es por ti, es que me hacía ilusión marcharme con Harry, a solas, pero bueno, habrá que aceptar la situación. Tú también vendrás Hermione?

- Porque no? Llamaré a mis padres más tarde. Alguien deberá controlar a Ron – dijo Hermione con una sonrisa, dando un beso a Ron en la mejilla.

- Genial. Cuando nos vamos? – preguntó éste, emocionado.

Los cuatro subieron a sus respectivos dormitorios para empezar a preparar las mochilas para salir al día siguiente por la tarde.

Ese día, los chicos Weasley y Harry estuvieron, buena parte de la mañana, jugando a quidditch, hasta que la señora Weasley salió al jardín para avisarles de que la comida ya estaba en la mesa.

- A ver Hermione, porque se supone que nos hemos levantado tan temprano y nos hemos tenido que arreglar tanto? – preguntó Ron mientras se acercaban a una parte del jardín en la que había una larga mesa preparada.

- Ah! Es que sino os hubiera metido prisa, os hubierais pasado toda la mañana durmiendo.

- Que?

- Relájate. A que al final no ha resultado tan malo madrugar? – dijo Hermione con una gran sonrisa en los labios.

- Bueno, no. – dijo Ron a regañadientes, mientras se sentaba a la mes a junto a su chica. – donde están los demás? Se han perdido por el camino?

- Ya estamos aquí. – dijo George, seguido de sus hermanos, Harry y Fleur.

Todos se sentaron a la mesa y comenzaron a comer con ansiedad, sobretodo los jóvenes, que se habían pasado toda la mañana jugando y ahora estaban hambrientos.

Ginny, Fleur y Hermione se quedaron mirando a los chicos, sorprendidas al ver la cantidad de comida que ingerían. Las tres se levantaron de la mesa en cuanto hubieron terminado de comer y, después de pedir permiso a los señores Weasley, se fueron hacia el interior de la casa, hacia el salón, donde las tres se sentaron a hablar.

- Quien creéis que va a venir? – preguntó Hermione, que ya tenía un grueso libro de historia muggle en sus manos.

- No tengo ni idea. Mi padre no ha dicho nada, lo cual es bastante extraño en él. – dijo Ginny, mientras buscaba en su bolso en busca de algo.

- Tal vez… tal vez os quiera dar una sorpresa – dijo Fleur, quien casi hablaba el inglés sin que se le notara el acento francés, a la vez que se peinaba sus dorados cabellos.

- Tal vez, no se. – Ginny había sacado un chupa-chups del bolso y había empezado a comérselo.

- Hola chicas! – dijo el señor Weasley, que acababa de entrar en la casa. – como va todo? Casi no habéis hablado durante la comida.

- Papá, va a venir alguien éstos días a casa? – dijo Ginny sin andarse por las ramas, como era típico en ella.

- Si, cielo. Creo que ya puedo contároslo, ya que vais a estar fuera y no vais a estar cuando llegue. – el señor Weasley respiró hondo y, a los diez segundos, habló de nuevo. – me ha llamado un antiguo amigo. Su nieta va a empezar a ir, éste curso, a un colegio en Londres y me ha pedido, como favor, si podíamos permitir que se quedara en casa éste verano, para que empiece a acostumbrarse a las costumbres inglesas, básicamente.

- Ah! – dijeron las tres. – y que edad tiene la nieta de tu amigo? – preguntó Ginny.

- Creo que la tuya – dijo mirando directamente a su hija. – bueno, no me ha aclarado muy bien ese punto. Él vendrá a acompañarla y hablaremos sobre ello.

- De acuerdo.

- Oye, Ginny. Se que es muy precipitado pero, que te parecería…

- Papá, no sigas. – dijo Ginny poniéndose en pie, interrumpiendo a su padre. – no pretenderás que la llevemos con nosotros?

- Ginny, hazlo por mí. Esa chica solo necesita algún amigo. Así podrá ir con gente de su edad y verá parte de Inglaterra.

- Papá! – se quejó, mirando a sus cuñadas, en busca de ayuda.

- Ginny, tal vez no sea tan mala idea – dijo Hermione, poniéndose al lado de su mejor amiga.

- Hermione! – volvió a quejarse.

- Tal así tu hermano se controle un poco si hay alguien más. – dijo Hermione guiñándole un ojo, acabando d convencerla.

- Vale, papá, cuando van a llegar? – dijo Ginny, rindiéndose.

- Pasado mañana.

- De acuerdo. Tendremos que retrasar la salida un día.

- Genial. Gracias pequeña. – dijo el señor Weasley, abrazando a su hija, y guiándole un ojo a Hermione, agradeciéndole lo que había hecho.

Éste se marchó, seguido por Fleur, dejando a solas a Hermione y Ginny. Éstas se miraron y se sentaron de nuevo en el sofá.

Esa tarde, las chicas se marcharon a la ciudad a comprar algo de ropa muggle y fueron a tomar un helado a una concurrida heladería/cafetería. Estuvieron cerca de dos horas hablando y planeando lo que iban a hacer durante el viaje.

A las seis de la tarde decidieron que ya era hora de volver a casa, ya que pronto iba a estar lista la cena y la señora Weasley las estaría esperando. Fueron a coger el tren y esperaron a que el señor Weasley las fuera a buscar en coche. Querían haberse aparecido directamente en La Madriguera, pero Ginny era menor de dad y no querían arriesgarse a que las detuvieran.

En cuanto llegaron a La Madriguera, la cena ya estaba en la mesa, y todos las estaban esperando. Todos comieron con mucha hambre.

En cuanto hubieron terminado, el señor Weasley se puso en pie y habló en voz alta y clara a todos los presentes.

- Bueno, familia. Ésta tarde he recibido una llamada. – vio que todos ponían cara de confusión y sorpresa – si, es que éste amigo mío utiliza los teléfonos y no las lechuzas, como nosotros. Pues mañana legará un amigo mío con su nieta, que viene a estudiar a Londres y pasará unos días con nosotros.

- No venían pasado mañana? – preguntó Ginny, mirando a su padre, confusa.

- Al final han tenido que adelantar el viaje. Mañana por la mañana llegarán desde los EEUU e iremos a buscarlos.

- Quieres que te acompañemos? – preguntó Charlie, mientras comía un trozo de pastel de carne, al igual que los demás.

- Si, será mejor que me acompañe alguien. Harry, Hermione, vosotros entendéis de esto.

- Claro – dijeron los dos, sonriendo. Dejar solo al señor Weasley en un aeropuerto era un suicidio. Seguro que se perdería y no lograría regresar sin hacer uso de la magia.

Todos ayudaron a quitar la mesa y Hermione, Ginny, Harry y Ron subieron al dormitorio que ocupaban estos últimos. Se sentaron sobre las camas y comenzaron a hablar en voz baja.

- Me pregunto quien será ese amigo de mi padre. – dijo Ron, pasando un brazo sobre los hombros de Hermione y acercándola a él. – ni siquiera ha dicho su nombre.

Ninguno de ellos dijo nada. Realmente era extraño que el señor Weasley no hubiera hablado nunca de ese amigo suyo.

- Bueno, no le demos más vueltas al tema- dijo Hermione y miró a Harry – mañana tenemos que levantarnos temprano y será mejor que nos vayamos a dormir – dijo mientras se levantaba de la cama. Dio un beso a Ron y se marchó de la habitación llevándose a Ginny con ella. – Buenas noche!!

Harry y Ron se miraron y rieron.

- Bueno, la verdad es que estoy bastante cansado – dijo Harry, se levantó y fue hacia la parte del armario, que la señora Weasley dispuso para su ropa, para buscar el pijama y comenzar a ponérselo, mientras que Ron hacía lo mismo. – buenas noches Ron.

- Buenas noches – dijo éste, sentándose de nuevo y empezó a leer un libro que su madre le había comprado por su cumpleaños.

Esa noche fue una noche muy tranquila en la casa de los Weasley. Todos estaban ajetreados por la mañana tan ajetreada que habían tenido y todos habían caído rendidos en la cama.

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Hola!!

Espero que os haya gustado.

Espero vuestra opinión, ya que es muy importante para mi saber que opinais sobre la historia y saber la gente que la ha leído.

Mil Gracias!!

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