Disclaimer: los personajes no me pertenecen, son usados aquí con fines de entretener.
¡Hello~! El cerezo ha llegado a unnuevo fandom, esperaba poder esribir sobre esta ship cuando la serie termine ¡simplemente los amo! Dipper me parece el chico ideal para bajarle dos rayas al ego de Pacifica. También shipeo el WenDip pero eso me parece casi imposible.
Sin más que decir, les dejo el drabble.
.Mariposas.
Pacifica Northwest nunca ha necesitado de nada ni nadie, ella tenía dinero y el dinero es mejor que cualquier insípido campesino. O eso creía ella.
Personas como Mabel Pines, hacían que dudara si realmente existía ese tal Dios allá afuera. ¡Nadie podía ser tan optimista! Su irritante sonrisa ante cualquier situación en la que se encontrase, le ponía los nervios de punta. Ella no era el tipo de chica a la cual deseaba hacer su amiga por interés propio, no tenía nada que ofrecerle, bueno, nada material.
Hace mucho que el hermano de Mabel le causaba cierta curiosidad, siempre tenía la cabeza en las nubes, prefería pasar el día encerrado con ese libro que afuera, ¿que le vería de divertido a la lectura? Supo que estaba perdiendo la cordura cuando días después de la fiesta del año en su mansión, le sonreía al recuerdo de Dipper abrazándola. ¡No! Simplemente no, ella no podía sentir nada por él, ni nadie de hecho.
Se sorprendió cuando se dio cuenta de que las mariposas de las que tanto había escuchado hablar, revoloteaban libremente en su estomago cuando veía a Pines sonreír. Ella sonreía también, pero no era de felicidad, era de pura rabia contenida y para mantener las apariencias, Candy se había vuelto muy cercana al castaño gracias a Mabel y eso no le gustaba en absoluto. ¿Que clase de amigos van al cine juntos a ver una película romántica? ¡A ella no la engañaban! Esos dos eran novios, simplemente no querían que nadie supiera, y Pacifica se iba a encargar de separarlos.
Los días se convertían en semanas, las semanas en meses y los meses en años. Pacifica aún no lograba su cometido a pesar de haber pasado dos años desde su promesa. No lograba separarlos, lo único cercano a eso era cuando el verano terminaba y el castaño debía volver a casa, dejando a la rubia con un gran agujero en el corazón, sin saber porqué.
«Yo no estoy enamorada de él, ¿verdad?» se preguntó a si misma boca abajo en su cama. De un momento a otro, las mariposas volvieron al pensar en la sonrisa de Dipper, Pacifica sonrió tontamente, pero al instante se jaló de los cabellos «¿¡Pero que pasa conmigo!?» pensó con frustración, empezando a llorar.
Ella sabía que pasaba, pero no quería admitirlo, las mariposas imaginarias que la ahogaban cada vez que lo veía o pensaba en el, sus celos irracionales hacía Candy y su repentina alianza con Mabel eran un claro signo de algo obvio: se había enamorado de Dipper Pines.
—Pacifica Northwest, te has enamorado del peor... —murmuró apretando las sabanas de la cama.
Ella podría no tener tanto dinero como antes, pero de algo estaba segura; no cedería. No lo admitiría y haría todo lo posible para ocultar sus sentimientos hacia Pines. Aunque se le fuera la vida en ello.
Su labio inferior tembló, sus manos apretaron con fuerza la tela del vestido y luchando por no llorar dio media vuelta y se dirigió hacía su casa con la frente en alto. Tiró la carta que iba a darle al castaño a la basura, ya no era necesario intentar ganar una guerra perdida luego de la escena que acababa de contemplar. «Supongo que ya no hace falta preguntarle a Mabel si Dipper y Candy son novios...».
Pacifica Northwest nunca ha necesitado de nada ni nadie, ella tenía belleza y la belleza es mejor que cualquier insípido campesino.
