Disclaimer: Nada de esto me pertenece. Resident Evil le pertenece a CAPCOM y la historia le pertenece a snarryvader81. Yo solo me limito a traducirla.
Nota de la traductora: empiezo a engancharme al Chris/Wesker, y eso que me metí por curiosidad (por cierto, historia YAOI, si no te gusta, no sigas). Esta historia es toda una versión alternativa al Resident Evil 5 y a mí, personalmente, me gustó muchísimo. Espero que os guste tanto como a mí. Por cierto, veo los stats, sé que me leéis, no lo neguéis. Entiendo que dejar un review da pereza, pero pensad que es una especie de motor que nos motiva a ir más rápido y que, además, alegra muchísimo el día.
Nota de la traductora 2: Ahora que he acabado los exámenes, intentaré traducir por lo menos una vez a la semana.
Capítulo 1. No te preocupes, encanto
Escrito por snarryvader81
Traducido por Amidala Granger
Sentía… dolor. Se había convertido en su mundo.
Dolía moverse.
Dolía respirar.
Dolía pensar.
Sentía una palpitación horrenda en su cabeza, centrada en un punto alto de su sien. Algo cálido empezó a brotar de ahí, resbalando hacia sus ojos y su boca.
No podía saborear.
No podía ver.
El nuevo mundo en el que se veía sumergido estaba formado únicamente por dolor e imágenes borrosas. Podía ver cómo la oscuridad se cernía sobre él, rota únicamente por una luz allá a lo lejos. Esa luz era parte de algo grande, algo de lo que él apenas podía percibir un vago contorno. Sabía lo que era, pero la respuesta vagaba en el límite de su conciencia, incapaz de penetrar esa niebla mental que le envolvía.
Quizás estaba muerto. Quizás la luz fuera un ángel en lo que se suponía que era el cielo.
Quizás ella iba a venir pronto a por él, para guiarle allí.
De improviso, la imagen de una mujer apareció en su mente, una joven de pelo castaño que llevaba una chaqueta rosa. Le sonreía, se acercaba a él diciéndole algo.
La imagen le hizo sentirse feliz, lo que hizo que parte del dolor disminuyera.
¿Acaso era ella el ángel?
No, no. Era Claire.
Era su hermana pequeña.
Si al menos ella estuviera aquí con él, posiblemente no se sentiría tan confuso, tan asustado, con tanto frío. No quería estar solo.
- Claire – intentó decir, pero al igual que todo lo demás, hablar dolía. Los músculos de su boca eran incapaces de obedecerle, así que todo lo que salió fue un sollozo ahogado.
Claire nunca respondió. Alguien lo hizo en su lugar.
- Así que seguimos vivos, ¿eh, Redfield? – la voz era burlona y cruel, y le resultaba tremendamente familiar, pero el pitido en su cabeza le hacía imposible localizarla. – Y yo que estaba a punto de celebrar tu funeral – continuó.
Un rostro entró en su campo de visión. Era un hombre rubio de rasgos bellos y afilados. Unas gafas torcidas y medio rotas colgaban inestables en su cara, pero al segundo siguiente se las quitó y las lanzó lejos.
Bajo ellas, sus ojos eran rojos.
Chris Redfield recordaba que los ojos no deberían ser de ese color. También recordaba que los cortes no deberían pasar de estar abiertos a cerrados y de ahí a estar completamente curados en cuestión de segundos, pero muchos de los que el hombre tenía en la cara, tal y como pudo apreciar, hacían eso.
- Sin embargo, me parece que estoy más complacido con las cosas tal y como están ahora. - Chris Redfield recordó la traición. Recordó la furia, el odio y el miedo.
El hombre se inclinó, poniendo su mano en el maltratado rostro de Chris.
- Ya va siendo hora de que te introduzca a mi mundo, Christopher. - Christopher Redfield consiguió recordar entonces a Albert Wesker, pero cuando intentó gritar todo lo que salió de su boca fue un maldito gorgoteo.
