PUES... POR MAYORÍA DE VOTOS HARÉ LA ADAPTACIÓN DE LA NOVELA DE COLLINS CON LOS PERSONAJES DE SONIC COMO PROTAGÓNICOS... SERÁ UN SONAMY Y TAMBIÉN UN SHADAMY, A VER SI LES GUSTA XD


Me despierto a primeras horas de la mañana, el sol está apenas comenzando a salir y siento cómo su calor me abrasa en esta temporada del año. Veo a mi lado el calendario y entonces noto que la fecha que menos quiero que venga, ha llegado… hoy es el día de "la cosecha". Escucho a Cream gritar en su habitación y corro rápidamente a través de la pequeña casa y la veo ahí, sentada en su cama mientras se abraza las piernas con fuerza. Su mirada se ve perdida y con mucho miedo… bueno, no esperaba menos viendo que tiene el calendario a pocos metros de sus ojos, seguramente notó lo mismo que yo. Es su primer año, cumplió la edad reglamentaria para ser cosechada hace apenas algunos meses, por lo mismo está aterrada.

-Era yo… -murmulla entre lágrimas de desesperación y tristeza –era yo… mi nombre… la urna… yo.

-Tranquilízate –le pido mientras la abrazo y la hago recargarse en mis hombros –tu nombre sólo está una vez, no te van a elegir, no pasará –en el fondo, sé que a ella se le hace un nudo en el estómago por el miedo que le retuerce hasta el alma, pero no le digo más… estoy segura, muy segura de que no la elegirán.

-¿Me cantas? –pide con su tono de voz jovial y educado. Del otro lado de la cama se encuentra su madre: Vainilla, una coneja igual de jovial, pero que tiene más años de los que aparenta. Ella es una de las mejores curanderas que he conocido en mi vida y le estoy eternamente agradecida por haberme acogido después de la muerte de mis padres en aquella explosión de mina cuando yo tenía nueve años. Pero eso no quita lo que ocurrió hace algunos años, a mis once años de edad, cuando su esposo igual falleció y nos dejó tanto a la conejita y a mí a la deriva por la depresión que sintió, sentada e inaccesible. Intento perdonarla por la pequeña conejita que hoy se encuentra a mi lado, pero… para ser sincera, no soy de las que perdonan.

Empiezo mi canto, con una voz que llega a romperse, una voz torpe y poco convincente sin embargo, eso no le importa a muchos, pues insisten en que saqué la voz de mi padre.

Deep in the meadow, under the willow
A bed of grass, a soft green pillow
Lay down your head, and close your eyes
And when they open, the sun will rise

Here it's safe, and here it's warm
Here the daisies guard you from every harm
Here your dreams are sweet–
–and tomorrow brings them true
Here is the place where I love you.

Espero hasta que ella se queda dormida y veo que ni Vainilla se ha alterado con mi voz pronunciar todas esas melodías que, para mi gusto, en algún punto se rompieron.

Caigo en la cuenta de que, a pesar de que sea temprano, en todos los días "especiales" como este, la calle adquiere un silencio que parece más que nada sepulcral. Los mineros trabajan con un ritmo muy flojo, eso lo puedo notar en el poco movimiento que veo de ellos a través de la ventana, la gente ha cerrado las ventanas y se pueden escuchar los latidos del corazón del vecino, los que, al parecer están muy alterados. La cosecha inicia hasta las dos, por lo que me enfundo en el cuerpo la chaqueta de caza de mi padre, una vieja, pero caliente, chaqueta hecha de cuero café, el que está ligeramente percudido por el tiempo y el uso… es lo único que me queda de él. Salgo y camino lentamente hasta llegar a los límites del distrito, los límites que se ven marcados por una cerca electrificada, mas descubrí que esa cerca podía ser penetrada y que el letrero que advierte sobre el "alto voltaje" no era nada más que una farsa. La cruzo desde entonces y saco de un árbol hueco mi equipo de cacería: un carcaj con flechas hechas a mano por mí, de excelente calidad siendo que mi padre me enseñó a hacerlas al igual que el arco… finamente tallado y sacado de una madera muy fuerte que reside en los bosques. ¡Ah, mi padre! Cuanto no me enseñó… de todas sus enseñanzas, absolutamente ninguna me ha sido prescindible, lo que me obliga a quererlo y extrañarlo más.

-¡Hey, Jamie! –me llama Shadow. Claro, mi nombre es Amy, Amy Rose, pero cuando nos conocimos después de que yo hubiera tomado la decisión de empezar a cazar, bufé mi nombre de manera imperceptible, como un susurro que parecía ser incomprensible, pues estaba ligeramente cansada y, de paso, me venía persiguiendo un animal salvaje al que tuve que matar para dejar de correr. Extrañé su compañía después, pero me pagaron muy bien en el mercado negro por la piel… ¡Ah, ese Shadow! Es la única persona con la que puedo ser yo misma –mira lo que he cazado –saca una lanza en la que encima lleva un trozo de pan fresco.

-¡No puede ser! –empiezo a decir mientras lo tomo de la punta, algo divertida por su broma, pero igualmente impresionada -¿es real? –lo huelo del orificio que ha dejado la lanza en el pan.

-Más nos vale, me costó una ardilla –me dice con jocosidad… Shadow, ese chico tan leal a mí, y yo a él… nos conocimos mientras yo cazaba. Recuerdo perfectamente que mientras yo caminaba con mi arco preparado, él chocó contra mi espalda y me apartó con una actitud malhumorada. Después yo me aparté y fue cuando la bestia me empezó a perseguir. Él, divertido con la escena, después de que maté al animal, fue y me preguntó mi nombre, entendiendo "Jamie" en lugar de Amy. Nos costó mucho tiempo el llevarnos bien, no soportaba mi actitud en un inicio ni yo la de él, por lo que regateábamos y nos volvíamos muy reacios a la hora de enseñarnos nuestros talentos, pero a la larga nos hicimos amigos –el anciano del pan se veía un poco sentimental, hasta me deseó buena suerte.

-Creo que todos nos unimos un poco más cada año –digo sin molestarme en sentir enojo –Cream nos ha dejado un queso.

Entonces lo toma y agradece a mi amiga, la que ha pasado a ser como una hermana para mí… la única persona a la que estoy segura de amar por completo. Saca un cuchillo y lo unta en su trozo de pan mientras imita el acento de Maddie Malone, la persona más exasperante que he conocido, la mujer de la capital del imperio Eggman que se encarga de llevar a los tributos cosechados de cada distrito a una muerte segura en la arena de los juegos.

-¡Ah, se me olvidaba! –Dice con la boca ligeramente llena -¡felices juegos del hambre!

-¡Y que la suerte esté siempre de su lado! –Añado, imitando de igual forma el acento de la chica de la capital –tenemos que burlarnos del tema, enfrentarlo con ironía, porque de otro modo, sólo moriríamos de miedo y eso no está en mis planes.

-¿Sabes algo? Podríamos lograrlo –dice Shadow, pero no le presto mucha atención.

-¿Hacer qué? –pregunto intentando captar su idea.

-Huir, tú y yo… en el bosque. Juntos podríamos hacerlo –dice, pero me sorprendo por su idea, la que se me hace demasiado absurda.

-Tenemos a nuestros niños –le recuerdo, llamando a sus hermanos y a mi "hermana" niños, como si fueran alguna especie de hijos, pero pareciera que lo son dado que dependen de nosotros para comer y fungimos como alguna clase de ejemplo en ellos. Por más que lo considere, no puedo permitir que esa idea me embargue, a pesar de que cazamos él y yo todos los días, la comida no es suficiente por tener que cambiar muchas cosas en el mercado negro… por lo que luego solemos dormir con los estómagos vacíos –no quiero tener hijos… -añado mientras veo hacia el frente, a un punto lejano donde mis ojos empiezan a perderse.

-Yo podría, si no viviera aquí.

-Pero vives aquí.

-¡Olvídalo! –me exige, pero no sé cómo salió a relucir el tema de los hijos. Entre Shadow y yo nunca ha habido romance alguno, y espero que nunca lo haya. Es un excelente compañero de cacería y sabe cuidarse solo, lo que me agrada y me hace sentir protegida cuando estoy con él. Además, para tener la edad que tiene, incluso cuando nos conocimos, se ve mayor, por lo que no le sería muy difícil encontrar a una mujer y tener una familia propia. Muchas chicas murmullan cuando lo ven pasar, añadiendo por sí mismas que él es un hombre muy guapo. La conversación no va bien.

Nos dirigimos después a nuestras casas y nos vamos al mercado negro para cambiar nuestras adquisiciones por cualquier cosa que sea buena, consiguiendo pan fresco a cambio de seis pescados y un puñado de fresas. Salimos de ahí y vamos directamente a la casa de la golondrina Wave, una chica púrpura que es la hija del alcalde de Station Square… Station Square está dividida en dos zonas: la zona comercial, y por lo mismo la más rica, y la mía, a la que solemos llamar Gray Hill dado a los matices de colores que lleva: muchos grises y un poco de negro carbón, donde vivimos todos los pobres y desolados que no tenemos donde caer muertos.

-Buena suerte, Amy –me desea la golondrina, una chica con la que no me llevo mal. No me gusta unirme a los grupos que se forman en los salones de clase, así que ella se me acerca y terminamos platicando muy poco de cosas que para nosotras son más trascendentes que el hecho de haber conseguido un par de zapatos nuevos en oferta… lo cual sería para mí un verdadero milagro.

-Lindo vestido –añade él con ironía. A pesar de ser un vestido bonito y blanco.

-Me tengo que ver bien para ir a la capital, por si ocurre –dice la golondrina, pero Shadow se enoja.

-¿Crees que tu nombre saldrá? De verdad que eres tonta… ¡a los doce años, mi nombre estaba seis veces!

-No es su culpa –intervengo.

-Ni la de nadie, Amy, las cosas son como son –añade fúrico y sale, no después de que ella le deseé buena suerte a él también y nos pague las fresas que su padre adora. Nunca he visto a su madre, pero siempre me dice que está en cama y que sufre de jaquecas incontrolables.

Tiene razón, a pesar de no haber sido la mejor manera de expresarlo. El sistema es demasiado injusto y nosotros nos llevamos lo peor de todo. Es un sistema de papeletas acumulable en la urna a partir de los doce años hasta llegar a los dieciocho, pero el problema erradica cuando pides teselas, que es lo mismo a suministros anuales de cereales y aceite, lo que nos obliga a meter nuestros nombres más veces, y las teselas también pueden pedirse por un miembro de la familia, lo que me ha dejado con veinte papeletas en la urna y a Shadow, contándose a él, su madre y sus tres hermanos, con cuarenta y dos. Todas las doce ciudades de la zona Green Hill participan de forma obligada a excepción de la capial. Lo que incluso hace el odio de Shadow justificable, pues Wave no tiene por qué pedir teselas y por ende, no saldrá sorteada.

Llego a mi casa y me despido de Shadow, quien ha despotricado contra las teselas enfrente de mí, a pesar de estar en medio de la ciudad. No se me hace raro viniendo de él, pues es muy impulsivo y muy iracundo cuando se trata de la integridad de su gente, pero para mí toda la energía que invierte en insultarlo todo es una pérdida.

Llego y veo a Cream con mi primer vestido para la cosecha de cuando tenía su edad: una camisa blanca y una falda con volados azules la hace ver como la niña más adorable del mundo, pero bajo esa belleza infantil aflora un miedo que me hace querer perder los estribos y ocultarla en lo más recóndito del planeta. No quiero que sufra el tener que ver a alguien a quien aprecia ir a los juegos.

Yo me meto a la bañera, la que tiene agua caliente y me restriego la cara para limpiarme todo aquello que se me haya impregnado; sudor, tierra e incluso me lavo el pelo rosado que tengo. Cuando salgo, veo el hermoso vestido rojo con volados blancos que combina perfectamente con mi pelaje rosa y mis ojos verdes. Me visto y me peina el cabello largo y rosado en una adorable coleta de caballo.

-Te ves hermosa, Amy –me señala mientras me miro en el espejo.

-Ya quisiera estar así –me dice Cream con admiración.

-No, yo ya quisiera estar así… pero debes esconder esa colita de pato –le digo mientras le meto lo que se le ha salido de la camiseta por la parte de atrás de la falda –listo, estás hermosa.

Ella y yo vamos acompañadas de Vainilla a la plaza, siendo que es la primera cosecha de la coneja, quien se estaba muriendo del miedo y de los nervios, en cambio, yo, confiada de que he hecho todo bien, le pido que se relaje y la sostengo bien de la mano. Casi pierde la respiración en muchas ocasiones, desmayando incluso en el intento de llegar a la plaza. En cualquier caso, no la dejo pedir teselas, su nombre está sólo una vez. Ella, por su parte, se preocupa más por mí y me abraza con mucha fuerza, puedo verla querer llorar, pero evito que lo haga. Teme que pase lo impensable, sin embargo, el sentimiento protector que tengo con ella cuando la veo callar y sufrir, amenaza con salir de mi garganta.

Ella se registra, le pinchan el dedo y sale poquita sangre de éste. Pone mueca y va con las chicas de su edad, las primeras en entrar al sorteo, las primeras que, como Cream, están más que muertas del miedo. Yo me acomodo con los chicos de mi edad y trato de ubicar su paradero. La encuentro, es la pequeña coneja con moñitos en los oídos que le caen atrás de la espalda como si fueran una cascada y después trato de localizar a Shadow, pero no lo veo por ningún lado… imagino que estará con los de su edad, los últimos, los que pueden librarse de este tormento después del día de hoy.

Llega Maddie Malone, la mujer encargada de Station Square.

-¡Bienvenidos! –dice con su extraño acento chillón, ese acento que caracteriza a la gente del gobierno de Eggman -¡Felices juegos del hambre! Y que la suerte esté siempre de su lado –añade con una risita feliz, pues es obvio que no comprende lo que esto significa para nosotros… "Felices…" pienso y resoplo ligeramente. Shadow se encuentra con mi mirada y me dice en mudo "el maldito video… a dormir" a lo que respondo con una risita silenciosa y volteo a la gran pantalla. En efecto, es el mismo video que la capital nos obliga a ver cada año, el mismo que dura cerca de tres horas, describiendo por qué tenemos que hacer esto. Green Hill antes era, según el video, una zona muy conflictiva, la que empezó a rebelarse gracias a la ayuda de una ciudad que ahora, al parecer no existe: Acuatic Ruin zone. Y como consecuencias de la derrota, todas las doce ciudades de la zona tenemos que enviar a un hombre y mujer que tengan entre doce y dieciocho años de edad para que compitan en una especie de juego mortal, en el que tienen que sobrevivir durante un tiempo incalculable y ser el único vencedor en pie… habiendo matado a los demás concursantes. Como recompensa, el ganador o ganadora de su ciudad recibirá una casa en la "privada vencedora" una calle hecha especialmente para aquellos que ganan la competencia. En toda la historia de nuestra ciudad, sólo ha habido una persona que ha ganado, su nombre es Jet el águila, pero después de ganar, se sumergió en el alcohol… me imagino que asesorar a los chicos de su ciudad para ir a una muerte segura lo mantiene con la tristeza a fondo, a pesar de ser un maldito como se muestra. Se acerca él al podio, por cierto y entonces cae precipitadamente, por lo que hago una mueca e intento contener la risa.

-¡Y ahora, el sorteo… primero las damas! –dice Maddie con esa voz que poco soporto. Cada año es lo mismo, el desafortunado nombre de un desafortunado chico de alguna desafortunada familia. Mete la mano y revuelve todas las papeletas para tomar nada más y nada menos que la que se encuentra hasta debajo de la urna de cristal. Saca el sobrecito y entonces lo muestra ante todos. Considero eso un acto muy ofensivo, porque se trata nada más y nada menos que de nuestras vidas en manos de alguien que ha sacado nuestros nombres en una especie de rifa. Vuelve al podio, alisa el trozo de papel y lee el nombre con voz clara; y no soy yo.

-La coneja Cream.

Mi estómago da un respingo, se tuerce y saca el aire de golpe. Como una vez sucedió mientras estaba dormida en los bosques. Caí y sentí cómo el suelo frío impactaba en mi espalda, dejándome sin aliento. Tuerzo mi cara de manera que se nota el dolor que siento, pero no se me hace que mi expresión pueda justificar lo que en realidad tengo adentro. Quiero llorar, quiero gritar… Todas las chicas voltean a ver a Cream, la niña más adorable que jamás he tenido el placer de conocer y los guardias van por ella, custodiándola. No lo entiendo ¿cómo pudo ser posible? Hice todo lo posible para que eso no pasara… pedí más teselas que nunca, evité que pidiera algo, su nombre estaba sólo una vez… ¡sólo una vez! Pero al parecer, esa vez fue la única que bastó. Me salgo de mi fila y me acerco a ella.

-¡Cream, Cream! –empiezo a gritar su nombre, pero los guardias me quieren detener… no, no me van a hacer parar, no con la vida de mi "hermana" en riesgo de ser perdida. Entonces los aparto de mi camino y siento todas las miradas sobre mí, pero no me importa. La tomo del hombro y la pongo atrás de mí, pero me quieren apartar -¡Soy voluntaria, soy voluntaria! –Grito con todas mis fuerzas y con mis ojos a punto de llorar -¡me ofrezco como tributo!

Todos me miran de manera perpleja… sólo un imbécil se ofrecería de voluntario, porque significa nada más y nada menos que una muerte segura. Puedo sentir los ojos carmesí de Shadow sobre mi cuerpo, "No…" lo puedo casi escuchar desde donde estoy, pero ya nada me importa. Las reglas dicen que cualquiera en edad elegible y que pertenezca al sexo del tributo elegido puede ofrecerse voluntario, y la haré cumplir.

-¡Vete! –le digo a Cream –vete…

-¡No, Amy! –empieza a gritarme. No me quiere soltar, está demasiado triste y asustada -¡no, no, no, no! –empieza a expandir sus gritos y se vuelve incontrolable. Shadow se acerca y la toma con sus fuertes brazos para alejarla de mí.

-Al parecer tenemos una voluntaria –dice Maddie con el rostro feliz… al fin algo emocionante pasa en su distrito, algo de lo que puede presumir. En las ciudades como Emerald Hill o Metropolis City, los voluntarios son muy comunes, al grado de discutirse su aprobación, pero en Station Square… soy la primera que ha tomado esa decisión -¿cómo te llamas? –me pregunta mientras me toma la mano para subir.

-Amy Rose –contesto sin creer lo que está pasando, sin poder creer todo lo que estoy viendo. Siento ganas de llorar, pero las contengo por el bien de mi familia, Shadow… por el bien de todos.

-Y puedo apostar que la chica… es tu hermana ¿cierto?

-No carnal, pero sí –respondo mientras la veo llorar junto a Vainilla…

La ciudad entera se queda muda, no pueden decir nada ni lo quieren hacer. Algunos miran para otro lado, otros se limitan a bajar la mirada y otros me miran como si nunca me fueran a volver a ver. Entonces, se llevan el puño al corazón y agachan la cabeza… una antigua señal del pésame. La situación me obliga a querer llorar, pues esa señal se les hace sólo a los que se les tiene un respeto alto y alguna estima ¿Quién inició? ¿alguien del mercado negro que me conozca aunque sea de vista? ¿Shadow? Duran así al menos un minuto.

-Bien, es un gusto tenerte como voluntaria, Amy. Y ahora… los varones.

Es en lo último que quiero pensar… con las altas posibilidades que tiene Shadow de salir sorteado, lo último que quiero es que eso pase, necesito que se quede para ayudarlas, para ayudar a su familia, para ayudar a los que necesite, sin importar lo que me pase a mí. Mete la mano en la urna y saca un papel, el que alisa y desdobla al llegar al podio.

-El erizo Sonic –grita y éste llega asediado de guardias a la tarima y se posiciona junto a mí… "¿por qué?" pienso de inmediato al verle los ojos verdes, casi tan verdes como los míos… "¿por qué de todos los posibles, tiene que ser él?"

-¿Voluntarios? –Sonic tiene dos hermanos, pero ninguno se ofrece. Sonia… el mismo nombre dice que no la dejarán, pero Manic… él es sólo menor que Sonic por un año, pero eso no le interesa, no quiere morir en la arena.

-Bien, tributos… dense la mano –extiendo mi brazo después de que él hace lo mismo y nos quedamos viendo por un par de segundos, entendiendo que este puede ser un "hola" y también un "adiós", nunca hablé con él antes, y no creo poder hacerlo, pero de algo estoy segura… tengo una deuda increíble con él, y con los juegos en puerta, jamás podré pagarle.


¿LES GUSTÓ? HEHE, SÓLO CUMPLO CON LO QUE ME DICEN... YA TENÍA LA ESPINA DE HACERLO, PERO NO POR ESTO ABANDONARÉ EL OTRO FIC ;D HAHA LOS QUIERO :3

ACTUALIZARÉ CUANDO PUEDA. EL SEGUNDO CAPI ESTÁ EN PROCESO, POR LO QUE LES PIDO SEAN PACIENTES, PUEDE QUE PARA EL MIÉRCOLES O JUEVES YA ESTÉ EN ;D