Disclaimer: Todos los personajes y lugares conocidos son propiedad de J K Rowling
Respuesta al reto "Cinco Cosas" de la Comunidad Weird Sisters. En mi caso, cinco cosas que pudo haber hecho Albus Dumbledore antes de morir.
En cuanto la puerta del despacho se cerró, Albus Dumbledore suspiró pesadamente y recostó la cabeza sobre el respaldar de la silla.
Nunca le había preocupado el enfrentarse a la muerte, lo había hecho ya más de una vez. Sin embargo, reconocía que el saber con antelación cuanto tiempo le quedaba de vida no era una sensación muy agradable.
- Curioso – susurró con una sonrisa torcida.
Sí, esa era una palabra más que apropiada para explicarse a si mismo el porqué sus emociones siempre hábilmente contenidas parecían haberse rebelado luchando por aflorar, como si estuvieran aterradas de quedarse allí dentro en su pecho y no salir nunca más, hasta el fin.
¿Cuándo fue la última vez que se permitió recordar a Ariana? Ah, allí estaba el dolor; reconocía ese aguijón en el corazón sin problemas, no es que no lo tuviera allí siempre, claro, pero hacía mucho que no lo sentía tan punzante.
Abeforth, el pobre e incomprendido Abeforth. Casi le aliviaría pensar que su muerte pudiera producirle algún tipo de alegría, pero su hermano era un buen hombre, rencoroso y con razón, si, pero bueno e iba a extrañarlo.
¿Y Él? Hizo una mueca de impotencia cuando todos los recuerdos se abrieron paso. Siempre le ocurría lo mismo si pensaba en Él; la única persona que había logrado despertar toda clase de emociones en su corazón, las más extremas, las que probablemente nadie imaginaría siquiera que Albus Dumbledore pudiera albergar; nobles como el amor, la añoranza, la alegría, y las más ruines, las que lo avergonzaban pero no podía evitar, el rencor, el desprecio y una gran decepción.
Merlín sabía que su vida estaba poblada de cabos sueltos, tantos años en la tierra y cuántas cosas iba a dejar a la deriva.
Si tan sólo pudiera…no, no era posible, debía reservar todas sus energías para encontrar los Horrocrux faltantes y preparar a Harry para continuar su misión; aún si le quedaba casi un año como Severus había pronosticado no era suficiente tiempo. No podía pensar en sí mismo, no estaba bien.
Pero muy dentro de sí, allí dónde aún vivía sólo Albus, una vocecita le recordó aquella frase que alguna vez le dijera a Harry para intentar explicarle los misterios de la vida.
"Después de todo, para una mente bien organizada, la muerte no es más que la siguiente aventura"
Él tenía muchos defectos, miles, pero siempre fue un hombre muy ordenado y le encantaban las aventuras; no obstante, antes de enfrentarse a esta tenía algunos asuntos pendientes que atender.
De modo que con una sonrisa expectante y una buena dotación de caramelos de limón en los bolsillos, Albus Dumbledore se dispuso a iniciar el viaje más extraordinario de su vida, el del adiós.
N.A. Esto parece más un drabble que una viñeta, pero como no tenemos límites se puede escribir sin la angustia de ser mucho o poco. Espero que les haya gustado y perdonen los posibles errores, pero el buen Dumbledore es un personaje complicado y estoy tratando que resulte lo más IC que se pueda. Gracias por el apoyo, va una y faltan cuatro. Besos, Aglaia.
