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Damon conducía su Ferrari negro con rumbo al bar de Fall's church's. Tenía que ir a casa para verse con Stefan y discutir algunos asuntos, principalmente la ida de Damon a Florencia. Pero eso le importaba un cacahuete. Estaba entretenido escuchando la radio mientas sonaba "I hate myself for loving you"

"Muy apropiada" pensó Damon.

..I think of you every night and day,

You took my heart and you took my pride away...

I hate myself for loving you,

Can't break free from the things that you do.

I wanna walk but I run back to you

Thats why I hate myself for lovin you..

-cómo diablos lo supiste Joan...- dijo Damon con una mueca de dolor.

Daylight spent the night without you

But I've been dreamin' 'bout the lovin' you do

I won't be as angry 'bout the hell you put me through

"¡diablos! realmente sabes de lo que estabas cantando..." pensó Damon.

*Bissss Bisss* vibro el iPhone de Damon interrumpiéndolo mientras hacía segunda voz a Joan. Era el perrito de Stefan otra vez, el interpelado hizo caso omiso a la llamada y oprimió colgar mientras retomaba la letra, deseando que Joan fuera su copiloto, llegar al bar y ambos beber hasta el amanecer.

-contesta, contesta... estúpido Damon, espero que no estés metiéndote en problemas que después yo tenga que solucionar- dijo Stefan reflexionando que sería mejor salir a buscarlo, ya que este no tenía ni la más mínima intención de contestar. Tomo las llaves el auto y se dirigió a la puerta.

Damon se la estaba pasando en grande, pero como todo, la canción termino, nunca le había gustado lo de fijarse horarios, así que llegaría a casa a la hora que le apeteciera, primero iría a tomarse unas cuantas copas en el bar y charlaría sobre cosas estúpidas y sin importancia con algún pedazo de idiota que se encontrara por ahí, no le importaba con quien estuviera, ni que tomará, el alcohol lo tenía ningún efecto sobre él, desde luego, todo era para distraerse un rato, alejarse de todo y de todos, encontrar a algún idiota a hacerlo hacer lo que él quisiera que hiciera.

Finalmente llegó al bar, apagó el Ferrari y suspiro -un minuto, ¿suspiro?-, eso no iba con Damon, él simplemente no era de ese tipo, no le iba en lo más mínimo, él era un chico malo y apuesto, no un sentimental y llorón.

Se miró al espejo, "hermoso, claro" pensó y sonrió sin dejar de observar su bella sonrisa.

Ninguna chica se resistía a él, podía ser dueño de lo que quisiera y de quien quisiera.

Era simplemente un apuesto príncipe, pero, como todo príncipe... necesitaba a su princesa... pero Elena se seguía negando a aceptar que lo amaba, y que era mucho mejor que Stefan, claro, mientes que Stefan existiera, él solamente podía esperar que Elena se diera cuenta por sí sola, él ya había hecho casi todo lo que estaba a su alcance y de su parte para convencerla, estaba empezando a darse por vencido.

La sola idea de que una mujer no le hiciera caso lo molestaba y lo enojaba, pero que prefiriera a Stefan sobre él lo enfurecía aún más.

Finalmente decidió olvidarse de sus penas, aunque fuera por un rato, el pensar en Stefan y Elena por separado, era molesto, pero pensar en ellos juntos, era peor.

Bajo del Ferrari, se colocó las Ray-Bans y observó su reflejo en la ventana del bar, luciendo esa chaqueta de cuero y su cinturón, era un auténtico bad boy.

Estaba camino a la puerta de edificio cuando, una chica se atravesó en su camino, le paso justo por enfrente, tan cerca como para tocarse, pero ella ni siquiera lo noto ni volteo a verlo, ni siquiera se disculpó, solo le paso rápida y distraídamente, mientras la mente de Damon trabajaba rápidamente, era alta, no tanto como él, le pareció que le llegaba a la altura de le nariz, complexión delgada, piernas largas y bien formadas, piel bronceada, cabello suelto muy largo color castaño que terminaban en puntas más claras, con el pequeño vestido de verano que lucía, su cuerpo era una obra de arte.