¡Hola! Aquí les dejo esta nueva historia.

Nota1: Originalmente la había puesto como NaLu pero comienza con un NaLi, así que técnicamente es Infidelidad. Tiene Viajes en el tiempo, OoC y OC. Así que si son sensibles a la infidelidad les recomiendo que no lo lean o lo lean bajo su propio riesgo, no quiero que luego digan que los engañé o algo así.

Nota2: Lo que está al inicio y en negritas es pasado/futuro, está especificado en la fecha al inicio. Está escrito como si fuera una especie de diario y cada uno es contado desde la perspectiva de un personaje, espero no se pierdan.

Nota3: Gracias a los que se toman el tiempo de leerla :D


Disclaimer: Ni Fairy Tail ni sus personajes me pertenecen, pertenecen a Hiro Mashima. Yo solo los uso para satisfacer mi imaginación. Disfruten.


Capítulo 1: Una boda...


Hargeon. 9 de diciembre – año x808 / Bodega abandonada en el muelle.

- ¿Qué es esto? – preguntó Marcus con enojo mientras veía como un portal dorado se cerraba frente a ellos.

- La mujer de Dragneel ha escapado – André soltó esas palabras con calma, como restándole importancia al hecho de que la otra persona que conocía el verdadero paradero de Luna ya no estuviera con ellos.

- ¡¿Qué?! – volvió a enfocar sus ojos en el último vestigio dorado que se desvanecía en el aire de esa bodega abandonada y apretó los puños con furia.

- No te preocupes Marcus, el viaje en el tiempo debilita al usuario – le mostró una daga ensangrentada – y no podrá lograr nada, morirá antes de salir del portal y su cuerpo se destruirá. No hay de qué preocuparnos – obvió la mirada de enojo de su compañero. A Marcus no le preocupaba si lograba el viaje o moría en el portal, le preocupaba no tener más poder sobre el Dragneel para que confesara o no tener a alguien más para extraerle la información si es que este moría.

André se enfocó en el pelirrosa que estaba colgado sujetado por sus muñecas, tenía los ojos anegados en lágrimas, acababa de ver como el amor de su vida había sido herido y lanzado al portal sin poder hacer nada. El collar negro en su cuello evitaba que usara su magia de dragon slayer haciéndolo completamente vulnerable a todo – Dragneel… ¿Dónde está tu hija? – el pelirrosa solo lo miró con odio.

- ¡Jamás lo sabrás! – le ladró la respuesta antes de que el golpe le llegara de lleno sobre el estómago haciéndole escupir sangre.

- Una vez más – habló André con una sonrisa de superioridad - ¿Dónde… está… tu hija?


Magnolia. 17 de febrero – año x793 / Casa Strauss

Lisanna se sentía como en un sueño, no podía creer que en verdad estaba pasando, tocó la delicada organza del velo tipo catedral que descasaba en una cima del maniquí y sintió ganas de llorar de felicidad. Mirajane entró en la habitación en el momento justo para evitar que las lágrimas le arruinaran el maquillaje. La menor de los Strauss se giró, encaró el espejo de cuerpo entero que tenía en su habitación y contempló el vestido que tenía puesto, era una exquisita obra de arte hecho especialmente para ella, los encajes, brocados y listones estaban distribuidos de manera tan elegante que la hacían ver como si de una princesa se tratara, la seda acariciaba su suave piel y la sola imagen mental de ella caminando al altar la hacía sonrojarse de una manera encantadora.

No sintió cuando su hermana le colocó el velo de novia, se sentía todo tan irreal pero las mariposas en su estómago le decían que todo era real. – El coche nos espera – escuchó decir a Mirajane momentos después y se dejó llevar hacia el coche tirado a caballos que las llevaría a la catedral. Durante todo el camino estuvo estrujando con ansias una servilleta hasta que la había hecho polvo. La leve presión de la mano de su hermana mayor sobre la suya y esa sonrisa tan encantadora la hizo serenarse, era real, se iba a casar con el hombre de su vida, aquel que le había robado el corazón desde que lo había conocido, aquel con el que habían jugado a ser una familia cuando eran pequeños. Ese juego se había tornado en una realidad que se hacía segundo a segundo más certera, una realidad que cubría sus mejillas con un delicado tono rosa y anegaba con lágrimas traicioneras sus hermosos ojos azules. Era la mujer más feliz de Magnolia.

Magnolia. 17 de febrero – año x793 / Casa de Natsu

Gray había llegado a la casa de Natsu tres horas antes de la ceremonia, estaba acompañado por Happy que lo había ido a buscar cuando notó que el pelirrosa se estaba comportando de manera extraña. En cuanto llegó cerca de la casa del pelirrosa notó que el exceed tenía razón, Natsu estaba parado fuera de su casa con la vista perdida en algún punto del horizonte, estaba con su ropa habitual y con muestras de haber estado sudando por cada poro disponible de su cuerpo

- ¡Hey cabeza de lava, reacciona! – le gritó mientras le daba un golpe en la espalda que el pelirrosa no esquivo recibiendo el impacto de lleno y cayendo de bruces sobre la tierra sin siquiera reaccionar ante la agresión de su amigo.

El mago de hielo se quedó estático por esa reacción, jamás en su vida había visto a Natsu recibir un golpe y no hacer nada, mucho menos quedarse en piso como si fuera un costal de papas. Vio como Happy se acercó al pelirrosa e hizo lo mismo

- Ven Natsu, tenemos que arreglarte – le dijo de forma queda mientras lo levantaba del piso y lo llevaba adentro de la casa. El reguero habitual les dificultó el avance hacia el baño pero lo lograron, Happy empezó a llenar la bañera mientras Gray le quitaba la ropa sudada a Natsu y lo metía en el agua tibia.

- Happy, ¿me harías un favor? – El exceed asintió en silencio, ninguno de los dos entendía lo que estaba pasando – ve a mi casa y trae mi ropa, creo que aquí me voy a arreglar – el exceed asintió y salió volando del lugar.

Gray bañó a Natsu como si fuera un niño pequeño, estaba preocupado por su amigo y algo le decía que no eran nervios por la boda. Estaba por terminar cuando el pelirrosa fijó su vista en el mago de hielo.

- Gray – habló de una manera queda – ¿no sientes que algo está mal? – preguntó en un tono neutro pero al alquimista le pareció que había una nota de miedo oculta.

- ¿Mal? – repitió como si no entendiera la palabra

- No sé, siento como si algo malo fuera a ocurrir, es un sentimiento extraño, aquí – se señaló el pecho – pero no sé qué es.

Magnolia. 17 de febrero – año x793 / Catedral de Magnolia

Makarov estaba parado en la puerta de la catedral esperando a que llegaran los novios, estaba preocupado por Natsu. Gray había salido corriendo del gremio dejando a medias las decoraciones en cuanto entro Happy por la puerta, por la cara de preocupación del exceed intuyo que algo no andaba bien pero no podía hacer nada, tenía que terminar de arreglar el salón del gremio y el pelirrosa estaba en buenas manos, nadie mejor que Gray para ayudar a Natsu, fuese lo que fuese que le sucediera.

Todos los del gremio ya estaban dentro de la catedral cuando a lo lejos vio dos figuras que venían corriendo, eran Natsu y Gray. Makarov los recibió y preguntó qué era lo que había pasado a lo que el pelirrosa respondió que eran los nervios por la boda, que ya todo estaba bien y no había nada que preocuparse. No le creyó. La expresión de felicidad de Natsu podría ser la de siempre pero en sus ojos se podía ver algo más, como una sombra de miedo. La expresión de Gray era similar, intentaba parecer el de siempre pero algo en sus ojos le decía al master que algo le estaban ocultando.

Gildarts llegó en el momento justo cuando el maestro iba a cuestionarlos sobre lo que en realidad pasaba, vio como el pelirrojo abrazaba a Natsu y lo arrastraba hacia su posición en el altar y fueron seguidos de cerca por Gray dejándolo con la duda en la garganta.

El coche que traía a la novia llegó momentos después, Makarov, como todo un caballero, ayudo a Mirajane y a Lisanna en la misión de bajar de éste. Se sentía orgulloso de que dos de sus mocosos fueran a contraer matrimonio, le parecía que apenas ayer llegaron al gremio, los veía como los niños que habían dejado de ser hacia demasiados años, le costaba visualizarlos como los hombres y mujeres hechos y derechos en los que se habían convertido pero quince años no pasaban en vano, claro, contando con los siete que pasaron congelados en la isla Tenroujima. Felicitó a la novia y vio como Elfman ofrecía galantemente el brazo a su pequeña hermana para llevarla al lugar donde Natsu la estaba esperando.

-F. T.-

Mirajane estaba parada junto a su hermana durante la ceremonia así como Gray lo estaba junto a Natsu pero, no pudo dejar de notar que había alguien desconocido en el lugar. Una rubia estaba sentada al final de la iglesia, en una esquina solitaria mientras contemplaba la ceremonia, vio cómo ésta se obligaba a sonreír y como se limpiaba discretamente las lágrimas que escapaban de sus enormes ojos chocolate. De tanto en tanto volteaba a ver al Fullbuster que también se había dado cuenta de la extraña en el lugar, se dedicaban una mirada interrogante, fijaban sus ojos en la pareja que se juraba amor eterno y luego en la extraña que jugaba con un guardapelo que colgaba de su cuello.

La mayor de los Strauss pasó la mayor parte de la boda pendiente de la extraña en el lugar, fue consciente del mundo nuevamente cuando el padre pidió que Natsu besara a Lisanna para terminar la ceremonia. En ese momento, Mirajane podría jurar haber visto a la rubia tener la expresión más dolida que podría tener una mujer, como si viera al hombre que ama casarse con alguien que no fuese ella; un pestañeo después, la rubia ya no estaba y los nuevos esposos eran bañados por una lluvia de arroz mientras salían de la iglesia.

- ¿Sabes quién era la rubia? – le preguntó a Gray momentos después de que los novios se subieran al carro que los llevaría al gremio.

- No, pero desapareció tan rápido que no me di cuenta.

-F. T.-

Juvia estaba sentada en una banca frente a la catedral en donde se realizaba la boda, tenía una excelente vista de la entrada de esta y solo esperaba que la rubia supiera lo que estaba haciendo. Se quedó contemplando a los invitados que entraban a la iglesia, al que era el novio y el padrino, a la novia y demás gente, los veía pasar, no conocía a ninguno, solo al pelirrosa porque su amiga le había mostrado una foto de él. Vio el tiempo correr como el las hojas que caen al suelo, consultaba su reloj de vez en vez hasta que vio salir a su amiga corriendo del lugar tan rápido que parecía que dejaba una estela de luz a su paso y temió por que alguien lo notara.

A la distancia pudo distinguir el estado de animo de la rubia, no hizo falta más que extender los brazos en el momento justo para abrazarla y consolarla así como lo había hecho la rubia antes, cuando la lluvia vivía en ella – Lucy-san, no llores – le diecia con cariño y ternura mientras apretaba más el cuerpo de su amiga entre sus brazos – no lo podías evitar, no es tu culpa – la abrazaba mientras ignoraba a las personas que las miraban y la conducía lejos de la catedral, hacia su habitación de hotel. Lucy no pudo hacer más que llorar.


Gracias nuevamente por leer :D ¿Reviews?