Hola mis queridisimas Fanfics... como sabran muy bien, llevo meses y meses con este fic abandonado. la verdad perdi toda la inspiracion con la historia original, asi que ahora esta en un proceso de reestructuracion y edicion.

la esencia de la historia seguira siendo la misma pero muchas cosas han cambiado. muchas de las cosas que leyeron en la version anterior siguen aqui, otras no. dentro de este mundo algunas de las cosas que lean son experiencias personales.

queria sentirme mas conectada con la historia para poder seguir escribiendo, mi intencion nunca fue abandonarlo, asi que esta a sido la manera en que logre sentarme frente al ordenador y teclear...

Ojala les guste los cambios... saben que siempre estoy abierta a sus consejos... pero si no es asi, siempre volvere a publicar la version original y trabajare con lo que habia dejado para darle un final.


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Deberia cobrar horas extras – pense mientras avanzaba por la avenida. Las 12:00 pm y yo todavia en la calle. Debia llegar a casa y pronto. Cada musculo de mi cuerpo, especialmente los de la espalda, pedian a gritos una cama y un buen masaje.

Mis pasos caían pesados y no quería seguir caminando en busca de mi auto, pero no tenía opción, este se encontraba a cinco cuadras en el maravilloso parqueo privado que mi ex jefe me había conseguido hace dos años atrás, por desgracia este quedaba en el cuarto piso de un viejo edificio.

-Vamos, vamos – me dije después de pararme y apreciar las instalaciones en las cuales mi humilde corolla 2002 se encontraba.

Tenía un calor horrible por haber caminado esa distancia. El lugar, era "exclusivo" para los autos de los "empleados más importantes" de la empresa Global Services, claro que eso era mejor que nada. Gracias al cielo siempre he sido una simple empleada del área administrativa que ha tenido la suerte de trabajar lo suficientemente bien para ser ascendida hace ya más de un año. Mi trabajo es entre muchas otras cosas el de contratar personal para los diferentes servicios que la empresa brinda. Día tras día veía a personas que buscaban trabajo, cualquier trabajo y yo era la que los entrevistaba y juzgaba si eran lo que buscábamos o no. Un trabajo difícil, daba gracias por estar donde estaba y no del otro lado.

Finalmente llegue al tercer piso, unos pasos más y estaría sobre el asiento de mi cacharro en dirección a mi apartamento.

Una vez en el, arranque el motor.

Tercer piso, segundo piso, primer piso. Inserte dos monedas en la máquina y salí de ahí.

-No pongas música… no lo hagas, Andy… no – discutir conmigo misma es lo normal en mi vida, yo decía algo y al final terminaba desobedeciéndome. Eso me había metido en problemas más de una vez.

Tome el Cd que decía I Love this Music y puse la canción número cinco, si lo iba a hacer después de todo tenía que ser tranquila. Almoust a Kiss de Alexander Desplat.

Mañana era sábado, día libre. No tenía tanto trabajo para la otra semana, solo la reunión anual de ejecutivos que sería el viernes y el proyecto de expansión que ya estaba listo y tenía que entregarlo… mañana. Oh no, lo deje olvidado en la oficina, debía regresar. Mi jefe pasaría recogiéndolo a primera hora antes de viajar a Aspen con su nueva esposa.

Frene impulsivamente ganándome los insultos de un conductor trasnochador, pero no importo; el trabajo de mi vida estaba en ese proyecto y si era aprobado finalmente saldría de aquí me iría a Nueva York a trabajar como jefe de personal. No solo conseguiría un mejor puesto, también me reuniría de nuevo con mi últimamente abandonada pequeña familia y claro, mi novio de hace cuatro años y yo volveríamos a tener una relación normal.

Baje del auto lo más rápido que pude sin importarme como quedaba estacionado o en dónde. Odie estar en falda, correr con ella es muy difícil y molesto; unos jeans, tenis y una camisa cualquiera sería la mejor opción en este momento y en cualquiera para mí, solamente soy una chica de veinticinco años.

-Hola Bill, adiós Bill –salude al guardia al pasar junto a él.

Quería llegara casa, estaba muy cansada pero la responsabilidad es primero dejando todo lo demás en segundo plano. Subi al ascensor.

Por un momento me sentí observada. Cosa rara, pero no le di importancia.

La puerta se abrió en el piso 38 (mi lugar de trabajo) y pude respirar sintiéndome más cerca de mi cometido, pero no fue por mucho, esa sensación de ser observada volvió a aparecer en mí, era como si alguien estuviese detrás de mí pero sabía que no había nadie y las luces ya se encontraban apagadas, me estaba empezando a preocupar por mi salud mental. Me gire, nadie. Camine con pasos acelerados hacia mi cubículo y tome la carpeta en la que se encontraba el proyecto.

Me sudaban las manos, mi respiración se volvió rápida y entrecortada ¿Qué me estaba pasando?

Me gire con brusquedad para regresar por donde vine pero me vi bloqueada, por alguien. Sentí que mi corazón se detenía aunque era obvio que eso es imposible, más que eso latía tan rápido como un colibrí.

Su mirada sobre mí se sentía a pesar que no veía su rostro o sus ojos, estaba claro que era a mi quien observaba pues no se encontraba nadie más en el lugar. Por lo que la luna me dejaba ver vestía de negro y una capucha cubría su cara además de traer guantes. ¿Que rayos?

Ay no… ay no resono en mi cabeza una y otra y otra vez.

-Disculpe – conteste automaticamente, el dio un paso hacia mí y yo retrocedí uno – ¿Esta perdido? ¿Se encuentra bien? – le pregunte ya que era raro ver a alguien que no fuera un guardia a estas horas - ¿Es de mantenimiento? – lo intente de nuevo, pero al igual que en las dos primeras preguntas no hubo respuesta.

-¿Qué quieres? – me hice la valiente pero siguió sin contestar. Seguía avanzando hacia mí y yo retrocedía aún mas ¿Qué hacía? No podía gritar, nadie me escucharía en el piso 38 y las cámaras de seguridad solo filmaban video; las busque con la vista, tal vez Bill estuviera viendo el monitor… ojala...

No… ¿Que era todo esto? Mi corazón seguía palpitando demasiado rápido y un sudor empezó a recorrer mi frente ¿Cómo me defendía? ¿Tendría alguna oportunidad de escapar?

Choque con una silla que estaba a un lado de mí, era mi oportunidad. La lance por el suelo frente a mí y empecé a correr en dirección a la salida de emergencia, mi única vía rápida de escape.

La falda se rasgó un poco mientras corría dándome la oportunidad de hacerlo más rápido pero fue en vano, él estaba frente a mí a unos cuantos metros ¿cómo llego tan rápido?

Corrí en dirección al ascensor cuando lo oí abrirse. Sin darme cuenta en un pestañear estaba apoyada en la pared. El rotulo frente a mi decía piso 25 y las escaleras hacia arriba y abajo me ubicaron, la salida de emergencia. ¿Pero que?

¿Cómo llegue aquí? – susurre con los ojos bien abiertos de la impresión, estaba sola. No tenía mi bolso, no tenía mis llaves, ni siquiera llevaba en mis manos la carpeta por la cual había venido.

¿Qué harás? ¿Qué harás?...

-Vete – me dije – vete antes de que regrese.

Salí de las escaleras de emergencia con cautela en dirección al ascensor. No había nadie dentro. Vi los botones, solo necesitaba presionar el numero uno y llegaría con Bill, pero no lo hice, fui terca de nuevo y presione el 38.

¿Qué has hecho? – Me grite – él puede estar ahí todavía.

Las luces seguían apagadas y no se veía nadie, me agache desabrochando mis zapatos y comencé a caminar a gatas para llegar hasta mis cosas.

Cinco cubículos y nada, al parecer ya todo estaba bien (suponía), posiblemente Bill subió y eso había asustado al hombre. Mi cabeza seguía dándole vueltas a algo que no tenía explicación para mi ¿Cómo llegue al piso 25? ¿Quién era él?

Mi estomago se sentia raro. Posiblemente eran los nervios que hacian estragos en mi cuerpo. Lentamente me pare y mire hacia ambos lados, nada. Era un alivio, o eso era lo que me decia, porque la verdad habia un no se que en todo esto. Quice reirme, definitivamente estaba comenzando a sufrir ligeros sintomas de locura.

Una sombra, un escalofrio en la espalda, un pequeño dolor en el pecho y me di cuenta que ya no estaba sola.

No de nuevo – pense. Aunque muy en el fondo esperaba que fuese alguien mas, no, me estaba mintiendo a mi misma. Muy en el fondo queria saber quien era la persona que habia visto hace solo unos minutos.

Unos dedos rozaron mi columna. Mas escalofrios, diferentes escalofrios. No queria darme vuelta, queria darme vuelta. Habia un mundo de conflictos en mi interior. Definitivamente habia algo mal en mi.

Pego su cabeza a mi hombro.

Latidos rapidos, erraticos y secretamente emocionados.

Estaba alucinando, no podia haber otra explicacion. Manos en mi cintura.

Señor, ¿que estaba mal en mi? La sensacion era tan increible, como si estuviese en el lugar y momento perfecto junto a la persona adecuada. Tenia que hacerlo, asi que me gire. El contacto fue mayor.

Sus manos rosaron toda mi cintura cuando gire. Senti esa parte de mi piel calentarse. Y quize mas. Olvidandome del posible peligro y del hecho que aquel individuo era un total y completo desconocido roce lentamente su brazo con mis manos. Ambos suspiramos.

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-hija… hija, despiértate ya.

- No mama, es sábado. Tengo sueño – refunfuñe mientras me remolinaba entre las sabanas.

-Que te levantes te digo – dijo mandona.

-No.

-No seré yo la que pierda el trabajo si tu jefe llega y no estas abajo – afirmo triunfante de sentirse ganadora en la discusión.

-¿Qué? – me senté de un solo sobre la cama provocándome un mareo.

-Tu jefe… acaba de llamar, dijo que pasaría en unos veinte minutos.

-Mi jefe – Salí de las sabanas y empecé a deshacerme de mi piyama mientras buscaba una toalla y revisaba mi celular.

Tome la ducha más corta de mi vida, unos pantalones negros, una camisa semiformal beige de botones y unas bailarinas del mismo color complementaron mi vestuario, se podía decir que estaba presentable. Salí de mi apartamento y corrí escaleras abajo, solo faltaban cinco minutos. Y conociendo a mi jefe llegaría precisamente… ahora.

-Señorita – me saludo al bajar el vidrio polarizados de su lujoso auto.

-Señor… aquí está el documento – le entregue la carpeta y el asintió.

-Hasta el lunes – se despidió y se fue. Mi fin de semana finalmente comenzaría. Camine de regreso a la entrada de mi edificio recordando que tendría que ordenar el desorden de libros que tenía en el piso de mi cuarto. Seguía con sueño, lo dejaría para después.

-Andy, que sueño el que tuviste –lo recordé al imaginarme de nuevo sobre la cama.

-Volviste a leer Crepúsculo… deja de hacerlo –sabía que sonreía como tonta por ser tan rara. Mi imaginación era enorme, gigante. Voy a pensar seriamente en escribir un libro.

Ja… conociste a un vampiro en sueños – me detuve en el segundo piso recordándolo. Se veía tan real en mi cabeza.

Abrí la puerta de mi apartamento en dirección a mi lugar de fantasías para seguir en donde me había quedado con el sueño.

-Bella… - apareció mi madre de repente.

-No me llames así – era la millonésima vez que se lo decía, quería superar mi obsesión por la saga (aunque solo tenía conmigo los libros y las películas) por desgracia tenía algo en común: el nombre de la protagonista y algunas cosas más pero no les iba a dar importancia (sabía que un millón de chicas tendrían un parentesco).

-¿Por qué no?... es tu primer nombre: B-E-L-L-A Andrea Hardgrove – dijo burlona sabiendo la razón de mi disgusto – ya hija… tú naciste antes que se escribiera ese libro, solo olvídalo. A demás te encantaba ese nombre si lo recuerdas.

-Hasta que me entere que me llamaste así por una apuesta con tus amigas – fruncí el ceño.

-Bueno, tal vez – sonrió – pero… es que Italia es tan bello – levanto las cejas en alusión.

-Como sea – dije vencida –me voy a dormir.

-¿De nuevo? – Arrugo la frente – ah no… seré tu madre y te ayudare con tus cosas y el apartamento porque se lo estresada que has estado pero no soy tu costurera.

-¿Qué? – dije antes de sentir un impacto de algo sobre mi cara.

-Tú lo arreglas – se dio la vuelta y camino hacia mi habitación, podía actuar tan adolecente a veces.

Era un bulto negro, lo abrí lentamente y me lleve la mano a la boca para ahogar un grito cuando entendí que era la falda que llevaba ayer.

Esta estaba desgarrada hasta la mitad – entonces… - me dije – no fue un sueño.

Mi corazón palpito ahogado….

Deje caer la falta y de ella salió una nota: Mi Bella – estaba escrita en una hermosa caligrafía