Mi tercer y último fic para el Big Bang IchiRuki. Lo tenía planeado desde unos días después de que llego ese fatídico día, pero no me animaba a escribir y leer sobre el Big Bang fue lo que me lleno de inspiración, porque mi amor por el IchiRuki vale más que mi decepción por ese final, así que me he creado el mío, no el mejor que podría tener Bleach, pero no soy tan hipócrita como para llamarlo "un final perfecto".

Este fic es un regalo para Inverse L. Reena, quizás tu no me veas de una manera similar, pero para mi tu fuiste mi primera amiga en Fanfiction, y quería darte el final que tu y todos nos merecíamos, o al menos intentarlo. Muchas gracias a Carito, la beta de este final, ella se ha tomado el tiempo ayudarme a corregir mis errores, que eran bastantes xD se aprecia mucho la ayuda para hacer esto cada vez mejor.

Disclaimer: Bleach afortunada o desafortunadamente le pertenece a Tite Kubo, yo simplemente utilizó sus personajes para tratar de hacer un final más o menos decente.


Un final imperfecto

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Capítulo 1

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Ichigo se dio cuenta de lo que involucraba la guerra hasta que fue capaz de derrotar a Yhwach. Había muchos muertos y heridos a los que atender, edificios que reparar y asuntos con los capitanes que resolver. Se sintió profundamente consternado cuando le fue notificado que no podría volver al mundo de los vivos con su familia debido a que sus poderes habían crecido demasiado como para que el frágil mundo del que era originario pudiera mantener el equilibrio, y la verdad no se molestó en ocultar como se sentía. Yuzu, Karin y el viejo habían sido su mundo después de la muerte de su madre, y sí bien había expandido sus relaciones gracias a Rukia, la familia era la familia.

Quizás por eso, Kyoraku le ordenó a Mayuri que le fabricara un parche para el cuerpo similar al que tenía Kempachi, todo gracias a la cara de tristeza que se cargaba casi todo el día. Se tardó unos cuantos meses, y durante ese tiempo se encargó de ayudar en todo lo que pudo para reconstruir la moral y estructura del Seireitei. Pasó tiempo, especialmente, junto a Renji y Urahara mientras estos se recuperaban.

Cuando todo estuvo listo para él, más para el Seireitei no, Rukia y Renji estaban listos para despedirlo.

—Muchas gracias por todo, Ichigo— Rukia le agradeció como siempre, aunque ella no tenía que hacerlo, se veía con el cabello algo más largo, pero podía ser tan sólo su imaginación.

— ¿Por qué hablas como si fuera a ser la última vez que nos vemos?— él respondió bastante animado, aunque sospechaba que había una razón por la que Rukia se despedía de esa forma—, siempre puedo volver a crear mis destrozos.

—Sabes que siempre serás bienvenido, después de todo lo que has hecho es lo menos que podemos hacer por ti— Renji tenía una sonrisa bastante grande en su rostro mientras hablaba, ya se encontraba muy mejorado.

Ichigo se rascó la cabeza, algo incómodo ahora con la idea de irse.

—Salúdanos a todos allá— La joven parecía haber recuperado su humor.

—Lo haré, será difícil vivir sin tanto alboroto de su parte— Las expresiones de ambos cambiaron a unas molestas.

— ¡Como si pudieras vivir sin causarlo por tu cuenta! — Renji sonrió burlón cuando ahora Ichigo le miraba algo indignado.

—Si, si. Voy a volver algún día, pronto si es posible.

—Con tu vida humana, y más como universitario, dudo que te des incluso momento para acordarte de nosotros—Renji se mofó, Rukia e Ichigo igualmente eran conscientes de este hecho.

—Aún esta por verse si incluso puedo aprobar la preparatoria con tantas ausencias a clases.

Vaya que ser el héroe le quitaba tiempo.

—Lo lograrás, estoy segura de eso.

Ichigo se dio cuenta de que ya era hora, y dio la media vuelta, preparado para partir.

—Nos vemos.

Rukia supo en ese momento que iban a pasar años antes de que volviera a ver su cabello naranja.


Había sido terriblemente difícil recuperarse, le tomó más tiempo que a Orihime y a Chad, Ishida obviamente no tuvo dificultades; y la verdad no lo habría logrado de no ser por el apoyo de Tatsuki, tanto prestándole notas como explicándole los temas más complicados. Aprobó todas sus materias, y más por las prisas que por tener realmente la vocación, al igual que Ishida presentó el examen para la escuela de medicina en Tokyo.

Le sorprendió el haber sido aceptado por la universidad, tomando en cuenta todo lo que había faltado a clases, pero aún así era una buena noticia, porque de haber fallado no habría podido volver a presentar en la misma institución, Ishida también había sido aceptado. Empezaron las clases en el mismo ciclo, y aunque no coincidían en horarios, de vez en cuando se veían y trataban de regresar a la rara amistad que tenían, pero la incomodidad era palpable.

Orihime y Chad se llevaban mucho mejor con Ishida que él. A veces se hablaban y tenían reuniones pequeñas. Era bueno saber que pese a las responsabilidades y las diferentes universidades que habían elegido continuaban viéndose, como si de nuevo en cualquier momento pudieran salir a cazar hollows.

Orihime había decidido estudiar para ser maestra; y si bien Chad seguía con su banda, estudiaba para ser veterinario.

Extrañaba esos días en que era un adolescente de quince años. Corriendo y saltando sobre los techos con Rukia en su espalda indicándole a dónde dirigirse para encontrar algún hollow. Extrañaba la satisfacción de ayudar a las almas por medio del konzo, con melancolía deseaba que la vida fuera más sencilla. Sobre todo, extrañaba el silencio reconfortante que se formaba cuando estaba al lado de Rukia.

Pero esos días parecían haber acabado. Él estaba estudiando en la universidad para ser un médico y ella estaba en la Sociedad de Almas tratando de mantener a la treceava división a flote tras la muerte de Ukitake. Era triste como tantas personas habían muerto y no había podido hacer nada. Él, que era el protector, tratando de salvarlos a todos y al final dándose cuenta de que no era tan poderoso como creía que era. Ichigo quería creer que esos días tristes tenían que quedarse atrás.

Sin embargo, no podía evitar pensar en el llanto silencioso de Rukia en el funeral que se les dedicó a todos los caídos. Él lloró, abrumado por ver a tantas personas sollozando con mayor o menor intensidad, quería pensar que fue un acto de empatía y no que la culpa se lo estuviera comiendo vivo.

Él había sido el héroe ¿Por qué no se sentía como tal? Era un sentimiento similar a cuando él que en aquel entonces pensaba que era solo su hollow interno había vencido a Ulquiorra. Esa no había sido una victoria, al menos no una completa. Pero aquí estaba, tratando de huir de la vida del héroe, para convertirse en el sanador.


De verdad lo intentó, pero al parecer sus deseos eran demasiado fuertes. Extrañaba cazar hollows, extrañaba estar con otros shinigami, extrañaba la sensación de la tela del shihakusho, extrañaba la sensación de su alma salir de su cuerpo.

Luchó contra ello. Luchó por un año y cinco meses. Trató de ser más fuerte que la nostalgia, trató de ahogarse en los estudios para no recordar… Pero no lo logró. Ichigo amaba ser un shinigami. Él era un shinigami. Podía ser humano, quicy, hollow, vizard, fullbringer. Pero solamente se identificaba con una raza. Él simplemente era un shinigami.

Cuando Kyoraku le abrazó dándole la bienvenida al Seireitei, después de contarle su decisión, se sintió extraño, pero considerablemente contento. No sabía si era la decisión correcta, pero esto era lo que deseaba desde el fondo de su corazón.


—Vas a romperle el corazón a Yuzu— No le contestó a su padre, eso ya lo sabía—. Supongo que el karma te pide a ti de regreso después de que yo dejará la Sociedad de Almas.

El hombre con barba dejó salir una risa algo triste, se notaba que no quería que se fuera.

— ¿No vas a tratar de detenerme?

La mirada gris de su padre por fin se dirigió hacia él, e Ichigo sintió como si viera los ojos de un hombre muy sabio, mucho más viejo de lo que aparentaba su padre.

— ¿Alguna vez alguien ha podido detenerte?

Se quedó cayado, sabiendo cual era la respuesta. Nadie podía detenerlo.

—Sólo te diré lo que te dije hace más de 4 años— Sacó un cigarrillo, y lo encendió— Vive bien, crece bien, y no te mueras antes que yo. ¡Ah! Y si puedes, muere con una sonrisa. Si no... No podré mirar a la cara a tu madre.


Vio los ojitos de Yuzu brillosos y con pequeñas lágrimas, era obvio el mensaje que le daban. No quería que se fuera.

— ¿Estás seguro de esto Onii-chan?— La voz algo chillona de su hermana de cabellos claros casi le convenció de arrepentirse. Casi.

Karin estaba algo más retirada, en el marco de la puerta de la bodega de Urahara, sabía que ella no estaba muy de acuerdo. Vio los rostros de sus amigos, sabía que querían que se quedara en su mundo, pero por una vez más quería ser egoísta y elegir su destino.

El destino que él había elegido.

—Cuídate mucho Kurosaki— Ishida se acomodó las gafas, algo incomodo. Ichigo aún no entendía porque, hacía mucho que todos le habían entendido y perdonado—, supongo que volveremos a ser enemigos.

— ¡Ishida-kun!— Orihime volteo a verlos a ambos intercaladamente, tomándose completamente en serio las palabras del hombre joven que usaba gafas.

— ¿Sigues con esa idea?— Dijo algo molesto Ichigo, aunque después suspiro al ver la expresión de Ishida. Tan sólo estaba jugando.

—Más vale que nos recibas allá Ichigo—Keigo, como siempre ruidoso, se lanzó a Ichigo y le dio un abrazo fuertísimo. Esta vez dejó que realizará la muestra de afecto exagerada, quién sabe cuando volverían a verse. Asintió, como si fuera tan grosero como para no recibirlos.

Tatsuki, Chad y Mizuiro se despidieron de manera más tranquila. Orihime tan sólo dijo un quedito "Cuídate Kurosaki-kun" bastante sonrojada.

Karin no dijo nada. Yuzu fue a su lado tratando de convencerla de despedirse propiamente de su hermano. Él sabía que no lo haría porque estaba herida, o molesta. O quizás ambas. Cómo Ichigo no era un hombre de palabras, y de todas formas no habría palabras para calmar el alma de su hermana. Él siempre había sido un hombre de acciones.

Se dirigió a sus hermanas, la mayor le vio con molestia. No le quería cerca. Como si eso le importará a Ichigo. Tomó a Yuzu de sus hombros con uno de sus brazos, y después a Karin, atrayéndolas hacía su cuerpo, poniendo sus cabezas junto a su pecho, estaba seguro de que Karin podía escuchar su corazón latiendo. Las abrazó como hacía años no lo hacía. La de cabellos negros luchó, trató de apartarse, pero la fuerza de su hermano era mayor.

— ¡Suéltame! ¡No voy a perdonarte! — Ella intentó de hacer fuerza con sus brazos apoyándolos contra su pecho, Yuzu dejó salir pequeñas lágrimas. Karin continuo luchando—: ¡No te perdonaré! ¡No lo haré!

La voz de su hermana ahora era llorosa, y dejó de luchar. Tan solo dejó su cara contra su pecho, no le iba a dejar ver su rostro. Tan orgullosa como su hermano, queriendo ser tan fuerte como él.

—No tienes que hacerlo.

Se tardó más tiempo de lo esperado con sus hermanas, pero ellas valían más que su tiempo, esperó pacientemente a que ellas estuvieran listas. Urahara estaba preparado, y él también. Ni siquiera les dio la espalda, sabía que se veía estúpido, pero tan solo caminó hacia atrás. Viendo a sus seres queridos, Ichigo le dijo adiós a su vida como humano.


Le recibieron bastante bien, y como cualquier excusa era buena para Rangiku para hacer fiesta y Kyoraku era aún más adepto al alcohol, festejaron su decisión de quedarse por casi tres días. Aún no entendía como algunos habían aguantado tanto alcohol en la sangre.

Vergonzosamente, tenía que admitir que había bebido un poco, pero lo había hecho con moderación y más que nada por no ser grosero; se suponía que esta era su fiesta. Fue acompañado por Rukia, Byakuya y Renji. La idea de estar borracho en frente de Byakuya le daba bastante miedo.

Después de la fiesta y la resaca monumental de Kyoraku, él le dio libertad de elegir a que división quería pertenecer sin la necesidad de tener que asistir a la Academia Shino.

La Primera era una buena opción, aunque había escuchado que se tenía más trabajo del justificado porque el capitán era bastante holgazán cuando se trataba de papeleo.

En la Segunda parecía que Soi Fong no le recibiría con mucho gusto.

En la Tercera división estaba Rose, aunque no tenía una relación muy estrecha con él.

La Cuarta no era precisamente su campo, aunque como shinigami era más bien un guerrero, había aprendido bastante de medicina y podría aplicar esos conocimientos.

La Quinta, estaba a cargo de Hirako, aunque no estaba seguro de integrarse allí porque tenía entendido que la división se especializaba en el kido, y seguía siendo pésimo.

En la Sexta estaban tanto Byakuya como Renji. Ambos le agradaban e incluso, podía decir que tenían amistad extraña con Byakuya y una incondicional con Renji. No creía tener problemas con ellos.

En la Séptima división no conocía muy bien a Iba.

La Octava era un gran no. Mientras Lisa Yadomaru estuviera allí no pisaría el suelo de ese escuadrón.

Mashiro, Kensei e Hisagi eran bastante agradables, así que no habría problemas allí tampoco.

Estaba bastante familiarizado con Toshiro y Rangiku, pero no estaba dispuesto a decirle a Toshiro "Capitán Hitsugaya", no cuando era hasta cierto punto divertido verlo rabiar.

La Undécima le daba miedo para ser muy sincero, más específicamente de lo que iba a ser capaz de hacer Zaraki con él.

La Duodécima era igual, aunque era aún más miedo el que le daba Mayuri.

Y en la Decimotercera no había capitán, pero estaba Rukia como teniente, y la verdad extrañaba pasar largos ratos con ella, no es que se lo fuera a decir.

Como las cinco opciones finalistas tenía a las divisiones Cuarta, Sexta, Novena, Decima y Treceava.


— ¿Entonces cuál será tu decisión?

Le tomó por sorpresa la pregunta de Rukia mientras estaban comiendo su desayuno en la mansión Kuchiki, pues se estaba hospedado allí por invitación de Byakuya. Debía añadir que era mucho mejor que tener que dormir en alguna habitación en cualquiera de los escuadrones.

— ¿A qué viene la pregunta?— Ichigo volvió a probar bocado antes de continuar — ¿Acaso estas corriéndome de tu casa? Te recuerdo que quien me invito fue tu querido Nii-sama.

Ella se sonrojó por la vergüenza, pero rápidamente se volvió con una expresión burlona.

—Es sólo que todos están especulando cuándo pedirás que te envíen a la Decimotercera división.

— ¿Eh? ¿Y eso exactamente por qué?

Ichigo le dio una mirada llena de intriga. Rukia tenía una pequeña sonrisa y fingía indiferencia.

— ¿No es obvio?, todos esperan que corras a mi lado— Ella amplio su sonrisa, ahora socarrona—, ya empezaron a hacer apuestas.

Se ruborizó ante la idea de que al parecer era bastante predecible para las personas.

—Pues muchas personas van a perder dinero. Mis opciones más fuertes son la cuarta, la sexta y la decima.

— ¿Uh?— Rukia estaba considerablemente confundida, se notaba por sus múltiples parpadeos, e Ichigo no pudo evitar apreciar la manera en que sus negras pestañas se batían, y ni que decir del curioso (pero espectacular) color entre azul y violeta de sus ojos.

—No creas que siempre voy a estar detrás de ti. No estés triste— ahora era él quien se sentía burlón.

—No estoy triste, no veo porque habría de estarlo. Estoy sorprendida de que estés dispuesto a ser subordinado de Nii-sama. No creí que fueras capaz de eso, ni siquiera quieres hablarle respetuosamente.

La verdad Ichigo no había pensado en eso.

—Puedo ser alguien disciplinado. Aunque no lo creas.

Ella tomó un cubo de melón de su plato, aunque todavía conservaba en el suyo. Y casi estuvo a punto de reclamarle. Casi. Era increíble como a veces esta mujer le controlaba sin querer.

—Eso lo veremos, Kurosaki-kun.

Esa voz melosa de nuevo, la que le hizo fruncir el ceño tantas veces, hacía años que no la escuchaba; sin embargo, ella no sonaba como si le estuviera retando, simplemente sonaba como si quisiera saber qué tanto aguantaría. Parecía ser que a pesar de todos los años Rukia aún no entendía que a Kurosaki Ichigo nadie lo dice que hacer.

No importaba que ya hubiera decidido que la decimotercera división, el orgullo no le iba a permitir aceptar que tenía un especial afecto por Rukia, que le hacía seguirla a todas partes y causar revoluciones. Pero esta vez dejaría que le ganará el orgullo.

Y así el joven shinigami entró a la Sexta división.