El viaje me había dejado agotada. Venir viajando de Nueva York a Forks era realmente extenuante.

Me estaba mudando por estúpidas razones y yo lo sabia pero necesitaba alejarme de todo eso.

Afortunadamente mis padres eran comprensivos y cuando les dije que quería irme, un poco histérica y con lágrimas en los ojos, mi papa pidió su traslado y arreglaron todo para mudarnos, aunque ellos no sabían la verdadera razón. La única que lo sabía era mi hermana Bella y ella tan dulce y comprensiva como siempre me guardo el secreto. Ella era casi un año más grande que yo. Ella iba a cumplir 18 y yo 17, lo más curioso es que ambas habíamos nacido en septiembre, ella el 13 y yo el 11 solo que un año después. Sé que suena extraño pero por circunstancias extrañas naci antes de lo planeado y aquí estamos.

Subí a la segunda planta a dejar mis cosas y me detuve indecisa sobre que habitación elegir. Sería mejor que le preguntara a Bella.

-¡BELLAAA! ¿Qué habitación vas a querer?-dije gritando y asomándome por las escaleras. A veces era muy escandalosa.

-¿Es necesario todo ese ruido?-pregunto ella. Rodé los ojos y ella me vio.-la del principio.

-Ok-fui y puse mis cosas en la habitación más alejada de todas y me encanto, tenía un pequeño balconcito y una vista hermosa del bosque de al lado.

El día paso acomodando las cosas y después de acomodar mis diversos posters por toda la habitación baje a cenar. Fui a dormir con plena conciencia de que mañana seria un día difícil.