"La inspiración ha sido el delicado hilo que ha mantenido a las generaciones después de la Gehena a intentar recuperar su mundo, cuando otros hubiesen caído en el salvajismo. La inspiración para las masas puede provenir del ser mas inesperado. Ese no eligió tal responsabilidad, no eligió tener sobre sus hombros el peso de decenas de miles, pero, cuando ya asumió su papel en el mundo, hará lo imposible para no decepcionar a aquellos que depositan su fe en el."RELIQUUS: La inspiración de la bestia.
Un relato entre tantos seres que inspiran a un mejor futuro.
Recuerdo este lugar. Hace un par de años, esto era un balneario. Asábamos Jaki y lo comíamos con maíz asado y salsa de perejil con mayonesa. El rio Cristal, como antes, se llamaba. Ahora se llama el Rio Negro.
Rodeado entre mis tropas, en un titánico duelo por la supervivencia de mi nación. No pedí por esto. Si, así de simple; yo no pedí que se depositaran sobre mis hombros el peso de miles de vidas. No pedí que los ponis me mirasen como un ejemplo, un guía. Pero, sabiendo que lo que separa a mi familia de estos guerreros soy yo; estoy decidido a dar hasta la ultima parte de mi para salvarla.
Empece mi extraña travesía a los veintiún años de edad. Cuando logro recordar lo que quería para mi edad actual, me rio. La parcela bien limpia, las reservas de grano y mi estomago lleno, y el amor de una hermosa familia; esas eran mis ambiciones para esa edad. Ahora, solo puedo esperar a sobrevivir un dia mas. Solo unas horas mas para respirar el aire y saborear el agua. Solo eso.
Mi nombre es Biest Grimming, y esta es mi historia. La propaganda me llama héroe, pero solo cumplía con el deber que no quise, pero que ahora me veo obligado a cumplir.
*
Me encanta el verano. Como campesino, se que el Sol de nuestra Diosa nutre a nuestras plantas, y la lluvia permite que crezcan o alimentan los diques de irrigación. El olor de la tierra mojada después de pasar el arado es uno de mis pocos placeres. El sol quemando mi lomo. La vista de la tierra negra lista para ser sembrada.
Mi esposa, en el carro, acostada sobre la carreta del grano, acariciando su vientre con ternura. Ni la mas hermosa emperatriz de Baltimare, ni la Hermana Noble mas encantadora se podía comparar con ella: era de color pastel, tenia una melena rojiza rizada, ojos verdes como los campos. Me encantaba cuando silbaba, era casi como un bello pájaro que disipaba mis preocupaciones. Su nombre era Green Field, y su marca era una pradera verde con un sol en su horizonte.
Fui a quitarme el sudor, con un balde de agua fría, pude verme una vez mas. Era de un curioso color oliva, melena de color mostaza y ojos negros. Voltee para ver a mi esposa sonriéndome de manera tierna.
— Mi amor ¿Cuando dejaras de acostarte entre los cestos de grano? — Era curioso, así la conocí a ella. Mi comentario la hizo reírse.
— Solo me encargo de que disfrutes el trabajo, cariño mio. Biest, mira tu obra. — Tenia una bonita voz, tomo mi casco e hizo que me montara en la carreta.
Mi parcela era solo unas cien hectáreas de tierra cultivable. En el centro, mi hogar, era una isla blanca y techo rojo entre tierra negra. Otra carreta para cargar suministros al pueblo y un lugar para comenzar de nuevo.
— Sera una buena cosecha Field. — Le robe un beso y le sonreí. — Podemos comprar ropa en el pueblo, renovar las semillas, tener un maqqar o dos y ahorrar para la educación de nuestro bebe.
Tenia tantas esperanzas de una vida tranquila en esos tiempos. Recuerdo que ella se sonrojo, sentía un bello futuro conmigo, y yo quería construirlo.
— Los vecinos son amables, la tierra es buena y tengo la suerte de vivir con el poni de mis sueños. Biest, no puedo ser tan afortunada. — Dijo ella, me abrazo y hablo cerca de mi. — Tienes la voz gruesa, pero el corazón noble. Te amo.
*
La vida era buena. Una parcela para cultivar, una esposa a quien amar y un futuro simple pero hermoso.
EL periódico trajo las malas noticias. Leía y releía la noticia mientras mi esposa preparaba el almuerzo. Era como si los dos viviésemos dentro de una burbuja y el mundo la hubiese roto con cosas que, para el momento, no entendía. Pero, por mucho que lo intentara, la palabra en el periódico era la misma.
Guerra
¡El malvado norteño no pasara!
El dia de ayer, el Reino del Norte declaro la guerra contra el Dominio. El rey helado cerro todo lazo diplomático y ha detenido cualquier intento de negociación en la frontera. Para el ocaso, varios ejércitos del Norte han entrado a nuestra nación, sin provocación alguna; atacando algunas guarniciones y poblados.
El emperador ha decretado estado de emergencia y movilización general de la población para enfrentarse a la amenaza fría. Se requiere que todo ciudadano cumpla con su deber y vaya a la oficina de reclutamiento cercana. El alto mando cree que la guerra sera corta.
Iba a comentarle las noticias, pero ¿Con que corazón? Y antes de que pudiera abrir la boca, me sorprendí de tener a Green Field a mi lado, leyendo la misma noticias con terror en sus ojos.
Si habría guerra, tendría que alejarme de ella.
— Quizás dure poco. Oí que en la frontera habian guarniciones fuertes. — Intente alegrarle el dia. Vamos Biest, piensa en algo. — Hay una comunión de la Iglesia hoy en la noche. Y también una venta mas tarde.
Ella se mantuvo callada. Cuando una yegua se calla, solo significa problemas. Deje el diario a un lado y fui con ella. Se mantuvo quieta, tranquila. Me voltie para verla.
— Oí que el Norte no tiene un ejercito como el nuestro. Son levas feudales y... — Me detuve, ella tiro el trapo en el suelo y se volteo.
— ¡No trates de calmarme con chismes de mercado, Biest! ¡Si vas a contarme cosas así, para mañana estaría escuchando que ya ganamos cuando ES MENTIRA! ¡Recibirás un correo, por ley, donde solicitaran a un semental de cada familia! ¡Y si no respondes, la policía vendrá para llevarte a los batallones penales!
Field... Tanto amor que te tengo me cegó, impidiendo ver tu temperamento en momentos difíciles. Tenia razón. La ley es para todos y debemos cumplirla, como nos recuerdan en las iglesias de las Hermanas Nobles. Mi esposa tomo el trapo y empezó a llorar sobre este.
Me levante, no soporto verla llorar. Fui a abrazarla y besarle la cabeza. No quiero que nada malo nos pase. Y quiero que el nene que crece dentro de ti vea a su padre a su debido tiempo.
*
El Ejercito Real de Baltimare
En nombre de su Real Majestad y de nuestras santas Diosas
Requieren que un poni de esta casa sirvan en el ejercito, de preferencia semental.
Presente este boleto en el centro de reclutamiento mas cercano.
¡Cumpla con su deber!
El incumplimiento de esta orden sera acarreada como insubordinación a las ordenes del emperador y de la nación, por lo cual se forzara a un miembro cualquiera de la familia a presentarse en los batallones penales.
El cartero militar, en su iyarinn peludo, uno de esos corceles elegantes y depredadores, de orejas como zorro y cuello elegante, usados por las tribus al este, me entrego esta carta. Lo estuve esperando el pórtico de la casa, vestido con mi traje para ir a la iglesia y un sombrero corto. Me sentía como ganado listo para ir al matadero.
Guerra... No es lo que dicen que es. Ponis mueren, hieren, son mutilados y, contra quien vamos, se dice que son guerreros moldeados por el invierno eterno del Norte. Esto iba a ser feo. Dejaría la paz que la tierra negra del cultivo y caminaría sobre terrenos llenos de barro y cadáveres. Dejaría atrás las manchas de tierra y sudor para estar lleno de sangre y entrañas. Y tendría que hacerlo si quiero volver. Si quería ver a mi esposa y ver crecer a mi hijo.
Ya estaba a la mitad del camino cuando escuche la puerta de la casa abrirse. Mi esposa galopo a donde estaba, me abrazo y me beso en la boca por un pequeño rato. Luego me miro a los ojos.
— Por favor, Biest. Vuelve sano y salvo.
