Este fic está dividido en cuatro capítulos cada uno de ellos con una canción que da titulo a cada capitulo, y esta queda titulo al fic. Son distintas canciones que hablan de una manera o otra de cómo se sienten en esos momentos House y Cuddy. Gracias por leer, y espero que os guste.

Como si no nos hubiéramos amado:

Yo ayer he entendido que
desde hoy sin ti comienzo otra vez
y tú...aire ausente
casi como si yo fuese transparente
alejándome de todo
escapar de mi tormento.

Pero me quedo aquí
sin decir nada...sin poder despegarme de ti
y eliminar cada momento que nos trajo el viento y
poder vivir...
como si no nos hubiéramos amado.

Yo sobreviviré
no me preguntes cómo no lo sé
el tiempo cura todo y va a ayudarme
a sentirme diferente...
a que pueda olvidarte
aunque es un poco pronto

Me quedo inmóvil aquí
sin decir nada sin poder aburrirme de ti
y eliminar cada momento que nos trajo el viento y
poder vivir
como si no nos hubiéramos amado

como si nunca te hubiera amado
como si no hubiese estado así...
y quisiera huir de aquí, quisiera escaparme.

Pero me quedo otra vez, sin decir nada, sin gritarte:
-¨ven, no te vayas¨
no me abandones sola en la nada, amor...

después, después, después viviré
como si no nos hubiéramos amado.

como si nunca te hubiera amado.

(Laura Pausini- Escucha)

Llegó temprano como todos los días al despacho, sus ojos color aguamarina tenían un brillo especial, como cuando una gota de lluvia golpea contra un cristal y se esparce en él. Y aunque su sonrisa la acompañaba, no delataba ningún cambio de humor, tal vez porque la felicidad es tan efímera como el agua entre las manos, y ella lo comprobó la noche anterior. Mientras vacía su bolso y pone en orden algunos papeles, respira hondo y piensa en que tras una noche de pasión sin limites, pero también sin compromiso, con el hombre al que se ama, cree que será más duro volver a mirarle a la cara que mantener el hospital en pie.

Tanto tiempo anhelando que ocurriera algo así, evitándole para que cuando tuviera que suceder fuera algo más que sexo, y resulta que a la hora de la verdad había sido incapaz de responder con algo más que un leve movimiento de cabeza a la temida frase. "Lisa, esto ha sido… genial, pero no es más que lo que ha sido, nosotros no podríamos tener una relación." Era una cobarde, en el último momento dudó y ahora ya no podía soñar con ello, lo había tenido, y lo había dejado escapar, era hora de rendirse, hora de olvidar.

Se dejo caer abatida sobre su sillón resignada a perder, a poner fin a un sueño y a empezar de nuevo, como ya había hecho tantas veces. El peso de su cabeza la vencía y la dejo caer entre sus manos, tratando de auto consolarse, pero todavía estaba todo muy reciente y sentía sus miradas atravesándola, el tacto de sus manos corriendo ansiosas surcando su cuerpo, todavía permanecía el amargo sabor de su boca en sus labios y su pelo olía a él.

Atravesaba la puerta del hospital, con su acostumbrada impuntualidad pero sabía que hoy no recibiría reprimenda de la jefa, al menos él no lo esperaba después de lo ocurrido la noche anterior. Y así fue, al pasar delante de las puertas de cristal volvió la mirada buscándola en su despacho, anhelando un gesto cómplice que le mostrara que estaba feliz, que no había arrepentimiento, que lo ocurrido había despertado las mismas indescriptibles sensaciones en ella, pero espero en vano. Incluso se detuvo delante de la puerta a sabiendas que ella conocía su paradero y a pesar de todo, no levantó la mirada, no le sonrío como hizo la pasada noche tantas veces, ni tan siquiera se inmutó porque llegará tarde. No es que se comportara como si no se hubieran amado, es que era peor que antes porque no le hacía caso. Dolido y defraudado continúo su camino hacia el ascensor.

Unas horas después se dirigió inquieto hacia el despacho de Cuddy, nervioso por lo que pudiera decirle, sabiendo que tal vez le echara cosas en cara, pero en todo el día no le había llamado la atención, no le había mandado consultas ni se había molestado en llevarle un caso, estaba indignado, no esperaba ese comportamiento de ella, no esperaba que le rechazara y le alejara, le parecía absurdo que ella se avergonzara o lo que rondara por su cabeza después de lo que habían compartido. No podía imaginar que perdiera su compañía.

De pronto él irrumpió en el despacho cual bandido en una taberna del oeste, empujando ambas puertas de cristal y provocando un gran estruendo ante el que ella tuvo que reaccionar. Pero de nuevo, no le grito, no le fulminó con la mirada, ni tan sólo habló, en sus ojos él tan solo veía resignación.

Cuddy: ¿Qué quieres House?- pregunto un poco hastiada por su aparición.

House: Cómo no vienes a molestarme hoy pensé que estarías enferma, parece que no. – dijo él sentándose.

Cuddy: No te mando consultas, no te doy un caso, no te he molestado, ¿y aún así me castigas con tu presencia? – al instante se dio cuenta que tal vez no eran las palabras adecuadas. Él adivinó en su gesto que se arrepentía de las palabras y dada la situación obvió su comentario, a pesar de que no le gustase.

House: ¿Y se puede saber por que hoy no me das trabajo? – se acercó e hizo como si cuchicheara en broma.- ¿lo de anoche eran servicios del hospital?

Cuddy: House!- protestó molesta porque no deseaba hablar con él de eso.

House: Si quieres no lo mencionó pero continuará habiendo ocurrido. – y se levantó de la silla muy serio y dolido.

Cuddy: Si tanto te aburres, pasa horas de consulta que seguro que me debes muchas. – dijo recobrando su tono habitual de reproche. Y observándole mientras se iba, recreándose en su portentosa figura, que en su cabeza se mantenía en su estado natural tal como lo descubrió la noche anterior en su cama.

El pomo de la puerta le quemaba en la palma de la mano, sabía que ella le miraba, le inspeccionaba, que por una vez era él objeto de deseo. Una parte de él deseaba huir de allí, otra le impulsaba a pronunciar esas palabras que gritaban impetuosas en su boca, pero el miedo a su respuesta le hacía detenerse. Si salía no habría otra oportunidad para preguntarlo, si se quedaba quedaría al borde de un precipicio a un lado Lisa y al otro el vacío. Reunió el valor necesario para decirlo.

House: ¿te arrepientes?- sin girarse, sin mirarla, sin pensar.

Sus ojos parecía que se le fueran a salir de las orbitas, él se estaba dejando ver, le estaba entreabriendo la puerta y eso si que no lo podía desperdiciar. Se levantó y se colocó detrás de é, sigilosamente. Al igual que él, prefería no encontrarse con sus ojos y que el temor a las palabras, a las consecuencias, pudiera con ella.

Cuddy: No podría.

La respiración caliente de ella golpeando contra su espalda le hacia revivir momentos muy recientes y viejos sentimientos nunca olvidados. Un susurro llegó hasta sus oídos, débil, suave, pero acusador y con una precisa intención, intimidarle. "Tú tampoco."

La puerta se abrió, no le dio tiempo a reaccionar, tan rápido como pronunció esas dos palabras él salió escopetado por la puerta. De nuevo había perdido la oportunidad, había bajado la guardia unos momentos, le había visto vulnerable, pero ahora estaba prevenido sabía que para los dos fue lo mismo, tan intenso y real, con sentimientos ocultos y caricias que hablaban por ellos. Y de nuevo en lugar de hablar, de gritar tan fuerte como sus pulmones se lo permitiesen que le quería, que no se marchara de su lado, se quedó allí de pie perdiendo otra oportunidad, dejándole marchar.