Bueno… Aquí estoy de nuevo. Debo decir que este fic es mi placer culposo. Últimamente he leído varios fics al respecto, algunos muy buenos, otros muuuy malos, y algunos que pasaron sin pena ni gloria. Pero bueno, me dio el pretexto perfecto para escribir un par de oneshots subidos de tono, y con excusa para un lemon. ¿Y qué puedo decir? No me pude resistir. Supongo que serán tres capítulos, si mi inspiración no me abandona nuevamente. Para los que no sepan de qué va, está situado en el universo Omegaverse. Sí, no a todos les gusta, pero trate de hacer mi mejor esfuerzo y poner mi granito de arena. No me pude resistir, lo siento.

Para quien no sepa de qué va, es algo sencillo en este punto, al menos en el primer capítulo. La sociedad se divide en Alfas, Betas y Omegas, alfas son aquellos que tiene por decirlo así, donde mando, que se hacen imponer sobre los demás. Omegas, son personas quienes son más sumisas, dóciles, tratan de contentar y para su bien y mal, son extremadamente obedientes a los Alfas, lo quieran o no. Ellos entran en una etapa de "celo" donde digamos que tienen necesidades sexuales muy fuertes y suele ocurrir que los Alfas, al saberlo, se vuelvan locos, y "muy amablemente quieren ayudarlos con su problema" (notese el sarcasmo ante su sacrificio). Cuando un alfa y un omega son pareja oficial, el alfa deja una marca en el cuello del omega, para anunciarle a cualquier otra persona sobre su lazo.

Y los Betas, pues, son personas normales, a las que no les va ni les viene los cambios de los omegas. Hay fics donde la actitud de alfa y omega es la ley, y se sigue tal cual, hay otros, más de mí agrado, donde el o los protagonistas no les gusta demasiado su condición y deciden ir contra todos y hacer lo que ellos quieran, enfrentándose a las dificultades de la sociedad. (Por ejemplo, a los omegas no pueden hacer muchas cosas, tienen muchas limitaciones en la sociedad, vamos pues, como las mujeres en la antigüedad donde no tenían ni voz ni voto) Ya divago, supongo que eso es lo principal que hay que saber sobre el tema. Insisto, para mí fue una oportunidad perfecta para meter en problemas a mi pareja favorita y hacer una historia erótica, sin más pretensiones. Espero que la disfruten.

Zorro, si lees esto… no me ayudaste a corregirla ¬¬ Gracias por sus hermosos comentarios en mis otras historias, me encanta leerlos y me anima a seguir escribiendo, aún cuando a veces no le veo cómo. Magaly, eres de mis lectoras favoritas, gracias por tomarte el tiempo para leer, comentar en cada capítulo, e incluso preocuparte por mi cuando llevo mucho tiempo desaparecida. Eres el sueño de cualquier escritor.

Pronto cumpliré años con mi novio (n.n), así que estaré un poquito desaparecida, aunque quizás regrese con ideas. A ver si puedo terminar el siguiente capítulo pronto. Espero que les guste y nos leemos hasta la próxima.

Ashton no sabía que sucedía en realidad. Elisabeth estaba encerrada en su habitación desde hace dos días, e incluso había faltado a unas importantes reuniones a las que sus padres normalmente la obligaban a ir. Él había sido obligado a ir en su lugar y soportar todo el ritual de hipocresía que solía dominar en aquellos ambientes, y sin Betty que siempre lo salvaba de encuentros incomodos, como el de aquella chica rubia que no quería despegarse de él y que le insistía en que fuera su novio.

Había preguntado a Jacques que pasaba, incluso a los padres de Betty, pero ellos parecían algo renuentes a responder.

-Betty está enferma cariño, tiene que quedarse en cama hasta que se recupere.- Le había respondido por fin la señora Blantorche. Ash se alarmo, ya que casi nunca la había visto enferma.

-Entonces, iré a cuidarla-

El señor Blantorche casi se ahoga al escucharlo, justo cuando daba un trago a su café, alarmando a Ash.

-Eso no se puede, querido. Te puede contagiar y no queremos eso.- Ash hizo un puchero ante eso, causando una breve sonrisa en su madre adoptiva. -¿Por qué no le escribes una carta? Yo se la daré cuando vaya a darle sus medicinas.- Ash asintió no del todo convencido, pero era su única alternativa. Se preguntaba porque solo ella podía entrar a verla y no nadie más de la casa, ni siquiera Jacques entraba a hacer el quehacer como siempre. Le entregó la carta, esperando que al menos le pudiera hacer sentir mejor.

Pero esa noche más inquietudes surgieron en él, puesto que podía escuchar ruidos bastante inquietantes viniendo de la habitación de Betty, ella estaba sufriendo y él no podía hacer nada para ayudarla. Quiso ir a verla, pero el ruido de puertas abriéndose y cerrándose lo detuvo, si lo descubrían fuera de su cuarto estaría en problemas.

Su reloj lo despertó temprano al día siguiente, pero los sonidos fuera lo sorprendieron. Pasos se oían de un lado a otro, y pequeñas murmuraciones de los señores Blantorche también. Con mucho sigilo salió al pasillo y camino hacia la sala, de donde provenían todos esos ruidos, tal vez no debería estar espiando, pero su curiosidad era bastante.

-No deberíamos dejar a Betty sola, en su estado….-

-Solo serán unos días Cher, esto es algo muy importante que no debemos dejar pasar.-

-Pero...- La mujer pareció titubeante. Su esposo cogió sus manos en un gesto cariñoso, atrayendo su atención.

-Estará bien. Todos van a descansar menos María, así que estará en sus manos. Ella no permitirá que nada le pase. No temas- Ella asintió no muy convencida, mientras Jacques entraba por las maletas que aguardaban en la entrada para sacarlas de la casa, y seguido de eso, ambos salieron de la casa, aunque la mujer volteó a ver hacia las escaleras preocupada. Ash se escondió justo a tiempo para que no lo viera, después de eso la casa quedo en un silencio total. Se preguntó que había pasado como para que salieran de ese modo, aunque lo más probable es que se tratara de negocios. Regreso a su cuarto y se vistió, pues no tardaría en llegar María dispuesto a mandarlo a la escuela. Era raro que Jacques no lo hubiera ido a despertar como cada mañana, pero supuso que se debía a las prisas. Cuando ya estuvo listo, salió con dirección a la cocina para desayunar algo. Pasó por un lado de la puerta de Betty, pero no escucho nada al otro lado. Quiso asomarse un poco, pero se detuvo cuando sujetaba la manija de la puerta. Betty debía estar dormida, después de la agitada noche que paso, y no sería bueno despertarla, así que decidió esperar hasta más tarde.

Se sentó en la barra de la cocina, para comer un poco de cereal, y un pedazo de pastel, aprovechando que no había nadie que lo riñera por aquello. Vio el reloj avanzar lentamente, pero nadie llegaba. Cada vez se hacía más tarde para ir a la escuela, y aun así, la casa seguía vacía.

La hora en la que debería entrar llegó, pero no había rastro de María por ningún lado. Ella jamás llegaba tarde, así que no supo que pensar. Busco entre los cajones la libreta donde estaban apuntados los números de todos los empleados y decidió marcarle, pues no quería dejar a Betty completamente sola por si sucedía algo.

Cuando por fin el tono dio pasó a una voz, Ash no supo que pensar, aquella no era la voz de María.

-¿Si?- Se escuchó una voz joven del otro lado

-Yo… ¿Este es el número de María?- preguntó dudoso.

-Sí, ¿Quién la busca?-

-Yo… hablo de la casa Blantorche…-

-¡Cierto! Lo había olvidado. Lo siento, soy Laura, su hija. Mamá olvidó su teléfono, pero me dijo que no podría ir, mi hermana se enfermó y tuvo que llevarla al hospital.-

-Oh- Murmuro Ash, sin saber bien que decir a continuación.- Bueno… espero que se mejore.-

La chica le agradeció para después colgar. Eso explicaba todo, suponía. Se deshizo del saco y la corbata, no podría ir de cualquier forma. Paseo un rato por la cocina, pensando que hacer, hasta que una sonrisa cubrió su rostro, para después asaltar la alacena dispuesto a hacerle unas crepas a Betty para desayunar y animarla.

Mucho más tiempo del que creyó después y lleno de harina, por fin había cumplido con su misión. Las crepas se veían bastante bien, aún para ser un principiante, y sabían aún mejor, las aderezo con chocolate porque sabía que este siempre ponía de mejor humor a Betty. Así que contento con el resultado, cogió el plato y un vaso con leche, dispuesto a entrar en la habitación de la mujer. Con algo de dificultad lo logró, siendo recibido por un raro aroma que jamás había conocido antes, dulce y apetecible. Se sintió embriagado por un momento, pero se sacudió un poco para apartar esa sensación de su ser.

-Cher, buenos días ¿Cómo amaneciste?- Las sabanas se movieron un poco, mientras un quejido salía de su boca, haciendo que el sonriera.

-Anda, no es tan temprano. Te hice tu desayuno preferido.- Betty finalmente se asomó, observándolo con curiosidad. El olor dulce de las crepas la atrajo y su estómago rugió, haciendo que se sonrojara y que él riera.

Le extendió el plato, que ella recibió gustosa, empezando a comer con ganas aquel exquisito manjar.

-Tenías mucha hambre.-

-No pude cenar ayer.-

-¿Te sientes mejor? ¿Qué tienes?- Ella se sonrojó, pero asintió.

-Va y viene. Solo quiero que esto termine.-

-Pronto estarás mejor Cher, descuida. Prometo consentirte- Ella le sonrió dulcemente, como siempre, y acarició sus cabellos. Aquel olor nuevamente envolvió a Ash, mareándolo suavemente. Ella retiro su mano, rápidamente, y se sonrojó al instante. Su cuerpo tembló, preocupando a Ash.

-¿Estas bien? ¿Te traigo algo?- Ella negó, mordiendo su labio y se escondió bajo las cobijas.

-Dejame sola Ash…-

-No, no estás bien Betty.-

-Necesito…. Estar…. Sola- Su voz se volvió irregular, mientras respiraba agitadamente. Él se subió a la cama, para destaparla, preocupado por ella, y el olor le llego con muchísima más fuerza cuando lo logro. Betty aguardaba sonrojada, viéndolo expectante. Tenía los labios entreabiertos y la mirada vidriosa, cosa que le preocupo, pero no pudo moverse por alguna extraña razón, de pronto se sintió aturdido.

Ella lo miro, antes de levantar su torso y pasar sus brazos por el cuello del menor, para unir sus labios. Ash se quedó incrédulo, sintiendo la suave caricia que ella le daba, era dulce, poco a poco, con torpeza, siguió los movimientos de ella, sintiendo aquello como algo placentero.

-¿Cher?- Susurro cuando se separaron, expectante. Ella lo vió con una sonrisa dulce, aunque al parecer salió de su estado cuando rompió el silencio.

-Yo… Lo siento Ash… Realmente lo siento.- Se mostró completamente apenada, y Ash negó, acercándose a ella para unir suavemente sus labios. Betty tembló bajo él, ¿O era el quien temblaba?

-Debes… debes irte.- Murmuró contra sus labios, aunque sus manos aún seguían apresándolo contra ella.

-Quiero ayudarte, Cher.-

-No… no debes Ash… estaría mal….-

-Aun así lo quiero.- Ash no era del todo consiente de lo que hacía, pero una necesidad imperiosa le exigía no dejarla sola, le pedía estar aún más cerca de ella. En respuesta Betty mordió sus labios. El volvió a acercársele para besarla, bajando sus manos por la figura de ella, dejándose llevar por su instinto. Ella se aferró aún más a él, buscando mayor contacto. Los besos siguieron, apenas separándose por aire, mientras Ash se encargaba de pasear sus manos por debajo del camisón que traía puesto, encontrándose con los pechos de la joven, con torpeza comenzó a tocarlos, acariciando cada parte de ellos, descubriendo que en las puntas eran más sensibles, y que ella respondía con suaves mordidas en sus labios cuando los apretaba. Fue abriendo el camisón, siendo ayudada por ella en todo momento, aunque Betty intentaba quitar de igual manera la camisa de Ash, dejando al descubierto su pecho blanquecino. Ella sonrió al lograr su cometido, y uniendo nuevamente sus labios, lo tomo por la nuca para dejarle en la cama. Bajo por su pecho, dejando un par de besos, mientras se encargaba de explorar cada rincón del cuerpo del menor. Ash la dejaba hacer, mirándola expectante y ansioso. No estaba del todo seguro de lo que pasaba, una parte muy remota de si trato de recordar cierta explicación que vieron en sus clases, sobre la sexualidad y los celos, pero no podía concentrarse. Vió como era despojado de sus pantalones, y como ella con curiosidad hurgaba entre su ropa interior hasta dejar al descubierto su miembro.

Betty había dejado de ser consciente de lo que hacía, sus hormonas la habían dominado por completo, dejándose guiar por su parte más primitiva. Aquella que le pedía más contacto y que le exigía ser llenada por un Alfa. Tomo con curiosidad y deleite el miembro de Ash, puesto que no había visto uno real, y se sintió satisfecha al ver la expresión placentera del joven ante sus acciones. Se decía que debía complacerlo, así que movió su mano sobre su miembro, masturbándolo lentamente, subiendo la intensidad conforme pasaba el tiempo y las expresiones de Ash. Él se dejó hacer, disfrutando cada momento del cálido contacto. De alguna manera, se sentía mejor que cuando lo hacía solo. Jamás pensó en tener de esa forma a Betty, pero lo disfrutaba y lo deseaba más que nada, su juicio se fue perdiendo de igual manera, solo persistía su deseo.

-Detente cher…- Ella obedeció instantáneamente el pedido, observándolo con atención. Con dificultad se separó para dejarla nuevamente recostada en la cama, mientras ahora el era quien se encargaba de explorar cada parte del cuerpo ajeno. Recorrió con su boca sus pechos, mientras ella suspiraba ante cada caricia, para luego comenzar a bajar. El aroma antes sutil de Betty le pegaba de lleno, un aroma dulce y embriagador, que lo empezaba a volver loco. Ash bajo una de sus manos por su vientre hasta su entrepierna, donde la encontró completamente humeda. Llevo su mano hasta su rostro, aspirando aquel aroma. Así que era ese el lugar de donde provenía, lamió sus labios con hambre, mientras bajaba hasta ese lugar y abria sus piernas para dejarle tener una vista completa. Dirigió su boca hacia aquel lugar, dando una lamida que hizo a Betty soltar un gemido largo. Aquel sabor, aunque raro para el, le pareció atrayente asi que lamió los alrededores, donde aquel liquido transparente se derramaba

-Ash… hazlo… otra vez…- murmuro con un hilo de voz, aferrando sus manos a los cabellos rubios. El solo se dedicó a lamer aquellos labios de los cuales brotaba un gran líquido que quiso seguir probando. Betty cada vez temblaba más, sintiéndose más ansiosa y llena de deseo. –Por favor Ash… por favor.- Él se detuvo para mirarla, mientras ella tenía un gran sonrojo en su rostro.-Lléname Ash.- El ascendió hasta sus labios, besándola. Ella se removió incomoda al probar su propio sabor, pero el solo la aferro. Betty condujo una de sus manos hasta su miembro, y con su ayuda, Ash quedo a nada de su entrada, la cual empezó a invadir lentamente, mientras ella se aferraba a él con sus piernas y brazos. Ash mordió sus hombros al sentir como Betty lo rodeaba, como aquello superaba por mucho las sensaciones anteriores. Ella empezó un movimiento con sus caderas, al cual Ash se unió dentro de poco. Elisabeth lo hacía ir lo más profundo que pudiera, instándolo con sus piernas, apretándolo más contra sí. Ash pronto se dejó llevar, dominando el ritmo, e imponiéndolo más tarde, entrando y saliendo de ella con fuerza, sintiendo que estaba pronto de explotar. Él la tomaba de sus caderas, moviéndolas al contrario de su pelvis, para crear un encuentro más placentero. Sintió una descarga de placer recorrerlo por su espina dorsal hacia todo su cuerpo y se dejó caer sobre Betty, quien lo abrazo con fuerza. Respiro entrecortadamente para recuperarse de aquello, mientras un poco de lucidez volvía a él. Algo le impulsaba a morderla, a dejar una marca más duradera que las que había dejado en sus caderas, y acerco sus labios al cuello ajeno, lamiéndolo para encontrar el mejor lugar y prepararla para aquello.

Betty abrió los ojos de par en par al sentirlo, y después de unos escasos segundos, comprender lo que estaba pasado. Puso sus manos en el pecho del joven para alejarlo, mientras el la miraba sorprendido.

-Cher.- le gruño, pues su instinto seguía exigiéndole marcarla, más ella negó.

-Ash… no… no debemos… yo… no debo…-Le dijo mientras sus ojos se empañaban.

-¿No soy bueno para ti Betty?-

-No es eso… Nadie debe saberlo Ash… Mis padres… oh por dios, si mis padres lo saben…- Ash gruño inconforme, Ella era suya después de aquello, nadie más tenía derecho a tenerla, y aun así ella se negaba a llevar su marca. Se dejó caer sobre ella, dolido, pero decidió que podía esperar. Si los señores de la casa se enteraban de lo que habían hecho… no sería bueno. Farfullo por lo bajo, pero la abrazo, al ver que sollozaba.

-Nadie lo sabrá Cher. Tranquila- Ella poco a poco se tranquilizó, aferrándose al cuerpo ajeno, que poco a poco le transmitía calma.

Aunque no pensaba quedarse del todo quieto, puede que debiera pretender que nada de aquello ocurrió, pero se decidió aprovechar el momento. Tenía todo un día para repetir aquello, y aunque ella quiso negarse, el le insto, dado que debía ayudarla con tal molesta enfermedad, y ella no pudo negarse, no cuando era su Alfa.

Se encargó de llenarla lo más posible, de hacerla suya cuantas veces pudiera aquel día, aunque después debieran ocultar todas las pruebas. Ash mordió sus labios cuando ella se baño para quitar su olor y tomo aquellas pastillas para evitar cualquier problema.

Ya la había probado y se había vuelto adicto a ella, y no pensaba dejarla ir. De alguna u otra manera, se las arreglaría para que ella terminara llevando su marca.