Bombón.
Las nubes pasaban por encima de su cabeza, demasiado lento como para seguir observándolas. El clima era agradable, aunque había momentos en los que el sol parecía querer derretir hasta el más frío corazón.
Y el único corazón que nadie había podido derretir, era el de nuestra protagonista, la menor de las hermanas Uchiha, la heredera elegida al ver su prodigiosa carrera de shinobi, la chica genio que marcó la diferencia en su clan y en cualquier lugar en donde ella estaba, era aclamada como la mejor, Tachi Uchiha era digna de llevar el apellido más majestuoso de todos.
Miró a sus compañeras de clase sin emoción alguna, la charla que sostenían podría ser interesante, si ella quisiera ponerles atención, pero siempre hablaban de temas amorosos e inapropiados. Los hombres se robaban la mayor parte de sus conversaciones, ella no estaba interesada en platicar de algo tan trivial y aburrido. No le gustaba malgastar su tiempo pensando en los hombres que la acosaban a cada minuto, en cada rincón del planeta. Eran molestos y demasiado insistentes, aunque no por eso los trataba mal, al contrario, cuando un chico se le declaraba, ella buscaba la forma en rechazarlos de una manera amable y sutil, excusándose en sus formación, en sus progresos, y en lo que su clan dictaba. Todo lo que decía era cierto, pero no eran los verdaderos motivos por lo que los rechazaba, simplemente su interés en el área amorosa era nulo, ella se preocupaba por su villa, su familia, y sobretodo por Sasuko, su hermana menor. No tenía espacio para nada más en su vida.
Cómo todas, hubo un tiempo donde intentó interesarse en alguien, decepcionándose al no encontrar a una persona que le llamara un poco la atención, así que desistió a los pocos días.
Desvío su vista al suelo, esperando que Shisui terminara de coquetear con un chico que se les había acercado a preguntar sus nombres, las 5 chicas que la acompañaban les habían respondido, menos ella. Estiró el suéter de botones con el símbolo de su clan, que había elegido para ese día, de una tonalidad escarlata, que resaltaba su piel blanca, en su cabeza se había colocado un listón del mismo color, que lograba distinguirse de su larga cabellera azabache. La falda corta y abierta por la mitad, estaba encima de las vendas con las que cubría sus piernas y caderas, sus sandalias ninja eran cortas. Entrenar le resultaba más fácil si lo hacía con esa ropa. Sin mencionar que resultaban su belleza de manera espectacular, y su cuerpo era delineado por aquellas prendas.
Se cruzó de brazos y se dispuso a ejercer presión a su prima para empezar su retirada, cuando su compañera de clase, llamada Shaina Aburame, interrumpió sus pensamientos.
—Oye Tachi —llamó—, oí que te gustan las cosas dulces —comentó la de gafas.
—Es cierto —afirmó sin ánimos.
—Entonces esto te encantará —le avisó, sacando de su mochila una pequeña cajita de papel extendida, de un color rojo—, casi lo olvidaba.
—¿Qué es esto? —preguntó cuando su colega estiró la cajita en su dirección. Pestañeo sin entender el propósito de Shaina.
—Son dulces que mi madre trajo de su última misión, el señor feudal se los dio como agradecimiento —explicó con calma— hay pocos como estos, el menos en el país del fuego.
Tachi alzó una ceja, no creyendo que fuera un dulce tan exclusivo.
—¿Quieres probar uno? Los traje especialmente para ti —le confesó.
—¿Tu madre no tiene problema con eso? —cuestionó la de pronunciadas ojeras.
—No, a ella no le agradan este tipo de cosas —Shaina volvió a estirar la cajita en frente de la azabache, para que accediera.
La Uchiha titubeó un momento, no le gustaba comer cosas ajenas ni quitarle la comida a sus amigas, pero era bien sabido que su adoración por los dulces, a veces le ganaba a su control.
—Gracias —agradeció con seriedad, abriendo la cajita y mirando los extraños dulces que se encontraban adentro. Tomó uno entre sus dedos y esté empezó a derretirse entre sus yemas.
Un tic apareció en su frente, no le gustaba ensuciarse y su compañera no le había advertido sobre la textura del dulce.
Suspiró y notó que las miradas de las otras chicas se posaban en ella.
—Anda —animo Shaina. Tachi empezaba a arrepentirse, pero Shisui asintió, mirándola, dándole un poco de confianza—, se llama Bombón, la cubierta es de chocolate. No lo probé pero papá dijo que eran una explosión dulce, eso debe ser bueno —añadió esperanzada.
La heredera Uchiha le dedicó una sonrisa un tanto falsa y se llevó el dulce a la boca. Al no conocer nada sobre lo que comía, no sabía si debía morderlo, chuparlo, o sólo esperar a que se terminara de deshacer.
Al saborear el chocolate en su lengua, decidió morder lo que había dentro, llevándose una gran sorpresa cuando sintió la blanda masilla combinarse con el chocolate.
Sus amigas rieron cuando las mejillas de Tachi enrojecieron.
—¿Qué tal, te gustó? —preguntó su prima al ver que su mandíbula ya no se movía, indicándole que había terminado con aquel extraño alimento.
Tachi asintió con vehemencia, llevándose las manos a sus labios. Quería que el sabor del bombón jamás se borrará de sus papilas gustativas. El dulce le había encantado, pero recordaba que era algo único, con bastante exclusividad.
—¡Ya dinos algo! —pidió una chica rubia, amiga de Shisui.
Analizó muy bien como describiría un manjar hecho por los mismísimos dioses, pensando con cuidado y emoción lo que estaba por decir.
Había tenido un pésimo día.
Estaba cansado y muy adolorido.
Había tenido que hacer un maratón para llegar a tiempo a su práctica, ya que su prima, Neji, había salido sin él, al encontrarlo profundamente dormido, creyendo que no asistiría a su entrenamiento. Atravesó toda la aldea a máxima velocidad, para poder alcanzarla.
Cuando había llegado ahí, con la respiración acelerada y sudando ligeramente, su sensei le había comunicado que tendría que partir en misión, y que no podría ayudarla en su práctica de ese día, tendrían que posponerla para después, al igual que su anhelado ascenso como jounin.
Neji se había ofrecido a entrenar con ella, y así lo habían hecho, dejándolo exhausto.
Al terminar, se dispusieron a ir por algo para desayunar, y habían terminado sin probar un sólo bocado, ya que al llegar al lugar, la mesera se le había insinuado de una forma descarada y grotesca, muy explícita, y eso había hecho enfurecer a Neji, que lo adoraba como nadie y lo cuidaba en demasía. Ella era muy celosa y territorial cuando de Hinako se trataba. A él eso no le parecía del todo bueno ni correcto, hasta había intentado explicarle a su prima, que él mismo podía lidiar con sus acosadoras fanáticas, pero Neji se había ofendido de tal manera, que le había aplicado la ley del hielo durante un mes entero. Dejó de tratar de hablar con ella, y ahora la dejaba encargarse de las chicas pesadas, ya que no quería volver a herirla, por muy encontraba que estuviera de eso. Lo malo, era que también se deshacía de las jovencitas lindas y educadas, dejándola a ella como la única merecedora de su atención y cariño, habiendo sólo una excepción, y era su hermano menor, Hanaki.
Habían terminado en una cocina de mal augurio, comiendo algo que les desagrada a los dos.
Cuando acabaron, Hinako le pidió a Neji que se adelantara, ya que se reuniría con Kira, su antigua compañera de equipo para platicar un rato, su prima había aceptado y le había dado un tiempo límite para su regreso.
A veces no podía con lo estricta y fría que era su prima, a pesar de mostrarse más abierta y comprensiva con él, cuando otra mujer se acercaba, estando ella presente, se convertía en una persona muy atemorizante. No se atrevía a recordarle que únicamente era su prima, o que era muy hiriente, no podría verla lastimada por su culpa, y si ella se sentía bien tratando de cuidarlo, no tenía el corazón para debatirlo.
Tal vez parecía muy blando, pero así era desde hace muchos años.
Cuando llegó con Kira, esta le agradeció no haber llevado a Neji, y comenzaron a vagar por la villa. De eso ya habían pasado horas, siempre se sorprendían de lo mucho nuevo que había que contar.
Kira, de un momento a otro, había aprovechado la nobleza del Hyuga y le había convencido de entrenar con ella.
El combate había estado reñido, y terminado en empate, cuando ambos se encontraron en el suelo, jadeando de dolor y esforzándose por respirar con normalidad. No había ganador en sus combates en esas fechas.
Todo estaba tranquilo, hasta que unos reproches salieron a la luz.
—Jamás conseguirás a nadie, si sigues dejando a Neji interponerse entre tus enamoradas —comentó Kira, molesta por la actitud sumisa de su amigo, mientras entrelazada su brazo con el suyo, sonrojando al chico por la cercanía.
Caminaban en dirección a la casa de Hinako, ya que se agotaba el tiempo que Neji le había otorgado. Kira gruñó cuando él desvío su mirada perlada de la suya.
—No puedo evitarlo, siempre que intento persuadirla nada termina bien —dijo con pesar.
—¿Y cuál es el problema con eso? —preguntó enfadada—, tienes una vida que vivir, y algún día tendrás que despertar ese apetito de amor que tienes —resoplo—. Ni siquiera has tenido una novia después de tu intento de ligar con Naruko.
—Eso no es verdad —replicó Hinako, con un nuevo sonrojo en sus mejillas.
—Nunca cambiaras —admitió la chica con voz tranquila—, me preocupas Hinako, por favor piensa lo que te digo —pidió Kira con una inocencia muy poco común en ella. Sabía que su amigo, al ver su expresión preocupada, caería directo en su trampa.
—De acuerdo —sonrió.
—Eres tan inocente y virginal —susurró ella muy bajo, logrando que el peliazul no la escuchara. La diferencia de altura le había ayudado, ya que Hinako era bastante alto, sacándole una cabeza por encima.
Llegaron a un pequeño parque, donde observaron a unas chicas mirando a otra con expectación.
—¿Ella es Tachi Uchiha? —se preguntó Kira a si misma, en voz alta.
Hinako había escuchado hablar sobre ella pero nunca había tenido la oportunidad de verla ni acercársele. Era toda una prodigio de su clan, así como Neji lo era en el suyo. Su hermana, Sasuko, había sido compañera de generación de los dos amigos. Tristemente, como Tachi era menor que ellos, sólo sabían lo que su reputación decía, sin divulgar que por sus excelentes habilidades, la habían adelantado en la academia.
Era una chica fuerte e intimidante, como la mayoría de las chicas que rodeaban al Hyuga, a pesar de ser un opuesto a ellas.
—No lo sé —confesó sin darle más importancia.
Siguieron caminando, pensando en lo que sabían de la Uchiha, cuando una chica los detuvo, impidiéndoles el paso, parándose frente al chico. Tenía la mirada en el suelo y las manos fuertemente entrelazadas, mostrando su nerviosismo.
—¿En qué podemos ayudarte? —comentó Hinako al mirar a la chica.
—Y-yo —comenzó con dificultad, lanzándose fugazmente una que otra mirada al ojiperla—, bueno, es que yo —Kiba, quien era testigo de lo que sucedía, empezaba a desesperarse. Por fin una chica se salvaba de la insufrible de Neji, y perdía el tiempo en su inseguridad lastimera—, tú…
—Hey, Hinako —llamaron desde detrás—, olvidaste tu pomada curativa en el campo de entrenamiento, que bueno que la encontré en mi tiempo ahí —Shinnosuke se acercó a él, entregándole su pertenencia—. ¿Quién es ella? —preguntó con altanería al percatarse de la extraña mujer que miraba en todas direcciones, muriendo de nervios—, te dije que si querías conocer mujeres me lo pidieras a mí, ya tengo dos prospectos muy buenos para ti —confesó y luego se dirigió a la chica—. Y tú, si no vas a hacer nada, mejor esfúmate —ordenó a la desconocida.
Sin saber que más hacer, la chica rubia desapareció de su vista, con pasos apresurados y ojos vidriosos.
—No tenías porque ser tan grosero —reprendió Hinako, se sentía terrible al ver el estado en el que se había ido su pretendiente, no le gustaba tratar a nadie así, mucho menos a una mujer. Su timidez no le impedía ser alguien caballeroso, pero sus amistades no parecían ser igual de bondadosos. Y Shinnosuke Yamanaka no era la excepción, era un rubio a su altura, con un cuerpo bien trabajado, al igual que el suyo, pero su amigo siempre trataba de ser más varonil, además de que era muy atrevido con las chicas que lo perseguían, volviéndolas locas.
—Da igual, tigre —añadió, guiñándole un ojo.
—No me llames así, te lo he pedido muchas veces—le pidió el Hyuga con las mejillas rojas, pareciendo un tomate.
—Relájate —sonrió el integrante del Clan Yamanaka—, vas a tu casa, ¿no?
El otro asintió, sintiendo como Kira tosía para llamar su atención, tomando su brazo de nuevo. Casi pasaba por alto su presencia, desde que su amigo había llegado.
—¿Y tú qué haces aquí, Kira? —cuestionó Shinnosuke, encarándola—. ¿No tienes nada mejor que hacer? Deja de acosarnos y vete —pidió con una sonrisa socarrona.
Kira sabía que la intención de Shinno era molestarla, puesto que lo hacía en cada oportunidad que tenía.
Sonrió de lado. Ella también sabía con que molestar al chico rubio, no caería tan fácil ahora que conocía su objetivo al igual que conocía su debilidad, sacaría ventaja a algo que Shinno le envidiaba y que jamás reconocería, ella era una mujer, y una muy astuta.
Fingiendo inocencia y cansancio, rodeó con un brazo los hombros de Hinako, alzándose en puntillas para alcanzarlo, y con su mano libre tocó el duro vientre, estirando cada uno de sus dedos para abarcar más espacio.
De no ser porqué Hinako la conocía desde su niñez, era probable que el chico ya no estuviera consciente, y aunque esa actitud de Kira era poco común, de vez en cuando ella le exigía contacto físico.
Así que, con pena pero forzándose a ser un mejor amigo, rodeó la cintura de Kira, con su brazo más cercano a ella, y la sintió recargar el peso de su cuerpo en él.
Shinnosuke alzó una ceja, al mirar que Hinako no se apartaba de un abrazo tan íntimo como el que le daba su oportunista amiga.
—Oye castaña, ¿no crees que te estás aprovechando del nulo rechazo que te da mi tímido amigo? —cruzó sus brazos esperando una buena respuesta, juntando sus cejas por el enojo.
—Hinako —ignoró la de marcas rojas—, estoy muy cansada y no tengo más fuerza —ronroneo—. ¿Podrías llevarme en tus brazos? —gimió con ojos llorosos, sabiendo que el rubio enloquecería al escucharla.
—¿Qué? —preguntaron ambos chicos, uno más indignado y tétrico que el otro.
—Por favor —suplicó ella.
—De acuerdo —Hinako estaba por cargarla, obligándose a desaparecer el rubor de sus mejillas, cuando Kira le fue arrebatada de un movimiento por Shinnosuke.
—¡¿Qué crees qué haces?! —grito enfurecida cuando Shinno la cargó y la posicionó en su hombro, doblándola por la mitad, como un costal de papas.
—Hinako está tan cansado como tú, y no te ofendas pero, eres muy pesada —la castaña enrojeció— así que yo te cargaré. Yo sí me preocupo por él —afirmó, sabiéndose ganador de la riña por el mayor de los Hyuga.
—Cállate, maldito rubio de pacotilla —contestó ella, intentando huir del agarre del Yamanaka, fracasando en el intento.
—Ya podemos continuar —comunicó amable el ojiverde.
Caminaron en silencio uno al lado del otro, hasta que de un rodillazo, Kira hizo a Shinnosuke detenerse, y tratar de respirar el aire que le había sacado con el golpe. Hinako no se percató de las acciones de su amiga, así que siguió andando, hasta que escuchó a alguien hablarle, haciéndolo parar.
—Que exquisito bombón —halagó una señorita—. Te comería, todos los días del resto de mi vida, linda delicia —terminó, con voz de ensoñación y deseo.
Tachi había expresado su gran agrado por el dulce obsequiado, de una forma inusual y errónea. Su fascinación por lo azucarado la había orillado a sacar su lado mas atrevido, y había acabado por cometer un grave y vergonzoso error.
—¿Qué le dijiste? —le preguntó Shisui desde su espalda, recargando sus manos en los hombros de su prima, mirándola incrédula pero divertida.
—Yo no… —iba a explicar su equivocación y la malinterpretación que todos estaban dándole a sus palabras, pero la interrumpían antes de poder hacerlo.
—¿D-disculpe? —Hinako estaba sonrojado hasta las orejas y sus ojos parecían querer salirse de su lugar. Observó a la chica, y se dio cuenta de algo importante, esa chica, que acababa de decirle cosas realmente osadas, era Tachi Uchiha. La digna y respetable heredera Uchiha.
—¿Qué has dicho? —preguntó con molestia Kira, bajando de un salto del hombro del rubio, que al escuchar a Tachi, había corrido al lado de Hinako, y miraba fríamente a la azabache.
—Cielos —comentó Shinnosuke sin salir de su asombro, como la gran mayoría.
—Esto no… —trató otra vez Tachi, resultando inútil.
—¿Quién te crees que eres para decirle algo así a Hinako? —quiso saber Kira.
Tachi estaba por disculparse, pero al escuchar lo poco amable de la castaña, amiga del chico al que había "halagado", enarcó una ceja y desvío su vista, fijándola en el que debía ser un Hyuga, por el color de sus ojos.
Si se arrepentiría o no de lo que estaba por hacer, no le importaba. Podría esforzarse por fingir ser una admiradora del chico ojiperla, que cabía destacar, la ayudaba al ser bastante atractivo.
Nadie se metía con una Uchiha y salía ilesa, si la chica quería jugar, ella mostraría que era la mejor, en cualquier juego.
—Discúlpeme, Hyuga-san —pidió con voz dulce, sorprendiendo a sus amigas y prima—, no quería ser tan impertinente. Le ruego que me disculpe —se llevó una mano a los labios, ocultando una sonrisa al ver la expresión de ambos amigos del muchacho, haciéndolo pasar como un tic nervioso—, pero me he asombrado con usted —concluyó con una mirada onix que irradiaba inocencia.
—Yo… —Hinako sentía un fuerte calor en sus mejillas, sus manos sudorosas y su cuerpo tembloroso. No era la primera vez que se le declaraban, esta vez era distinta, porque jamás en su mente se imaginó algo parecido. Tachi era tan inalcanzable para muchos, que la dejaban de lado al sentir su rechazo con su mera mirada, era como un sueño estar en su lugar, aunque le pesaba admitir algo, no era su sueño. Ella era hermosa, educada, respetuosa, amable, tranquila, fuerte, valiente y una genio, pero no le provocaba lo que en su tiempo le causó Naruko, o lo que esperaba sentir por otra chica, no le gustaba, no se derretía al verla—… yo lo lamento —pidió, inclinándose, mientras se le estrujaba el corazón. La sensación de rechazar a las chicas le provocaba un malestar pesado en su pecho, y más sabiendo que estaban las amigas cercanas de la hermanita de Sasuko, su prima, y sus propios amigos, viendo el espectáculo. Esperaba muy dentro de él, que la chica logrará disculparlo algún día.
—Tú, ¿qué? —Tachi estaba sin palabras, nadie le había declinado una declaración. No lo había hecho nunca, pero estaba segura que muchos se morirían por estar en el lugar del Hyuga. Sus ojos mostraron sorpresa y Shisui se llevó ambas manos a los labios. Era el primer hombre que le decía que no a una Uchiha.
—¡Oye, debes estar bromeando! —Shisui no dejaría que nadie mancillara el orgullo, reputación y sentimientos de su prima, aunque debió de confesar que el que Tachi le dijera cosas como esas a un hombre, del que ni siquiera sabía su nombre, y podía jurar que era la primera vez que lo veía, le sorprendió de sobremanera, pero si al fin su prima le había echado el ojo a un chico, no dejaría que la rechazarán así como así. Sostuvo la mirada y tomó el brazo del ojiperla, deteniendo su huida—, ¿no le vas a dar la oportunidad para mostrarte qué es la mejor opción que podrías tener? —sin notarlo, su sharingan se activó.
Shinnosuke sabía que el byakugan de Hinako, lo hacía inmune al sharingan y sus derivados, pero eso no evitó que su sangre hirviera al notar el propósito de Shisui.
—Nadie ha pedido tu opinión enana, así que no te metas —defendió a su manera.
—¿Quién demonios eres tú? —vocifero molesta.
—No necesitas saber eso —repuso—, mejor váyanse de una vez —ordenó el rubio.
—¿O qué? —retó Shisui con una sonrisa retorcida.
—Deja de comportarte como un niño pequeño y de avergonzarnos —pidió Kira, ese show ya la había fastidiado, no negaría que quería ver como una Uchiha le pateaba el trasero al ojiverde, pero conocía a Hinako y no quería causarle más penas y embrollos innecesarios— vámonos de aquí. No hay que tardar más o esa Uchiha no se comparará con lo que nos hará Neji —tomó a Hinako por la espalda y lo empujó para retomar su camino. Estaba tieso y con mirada triste—, yo estoy contigo —le susurró contra su cuello, tratando de animarlo—. Anda o nos iremos sin ti —le gritó la castaña al rubio.
Shinnosuke le envió una última mirada de advertencia a Shisui y alcanzó a sus colegas.
—Estúpido —musitó la familiar de Tachi—. ¿Estás bien?
Tachi miró en la dirección en la que caminaba el trío de amigos. Estaba pensando en el posible enfrentamiento que hubiera impedido y en lo sereno que se había quedado el Hyuga, como si no le agradará la idea de un combate. Irónico para un ninja.
—¿Tachi? —preguntó Shaina, preocupada por todo lo presenciado, enfatizando en su mente la disculpa del ojiperla con su amiga.
—¿Alguien… —inició después de un rato en silencio. Sopesaba todas sus opciones, sin olvidar que aquel Hyuga casi provocaba una pelea entre su amigo y su prima, sólo por no corresponderle a sus falsos sentimientos, aunque ahora el interés por aquel Hyuga nacía de un lugar recóndito de su ser—… sabe donde puedo encontrarlo? —preguntó sonriendo, inclinando su rostro. Tarde o temprano probaría de nuevo, o por vez primera, un nuevo y mejorado, bombón de chocolate.
Nota de autora:
¡HOLA!
Les doy todo mi permiso de lincharme, estoy escribiendo otras 2 historias nuevas pero avanzo como tortuga en mis actualizaciones, aunque ahora mi plan es, subir el nuevo fanfic y al mismo tiempo actualizar una historia, así evito seguir atrasando las actualizaciones. Así le he hecho desde hace unas semanas cx
Esta historia salió de una anécdota que me contó mi madre hace unos días, sólo que en lugar de disculparse como trató de hacer Tachi, ella se mostró más valiente e intento coquetear con él. La amo cx
Como ya vieron, es un genderbender, con pareja ItaHina. Modifiqué los nombres para que se adaptaran mejor al cambio de sexos, espero que queden un poco de acuerdo con eso. Y también espero que les guste este fanfic.
Gracias de antemano por leer, o poner la historia en Fav/Follow. Y si dejan review, pues mejor aún.
Esta historia puede quedarse en OS o no, no me decido.
Naruto, sus personajes y su mundo, son propiedad de Kishi-cruel-moto. Yo sólo creo extrañas circunstancias con ellos.
¡Besitos en la frente para todas!
