Hola a todo aquel que llegue a leer por estos lares del universo. Les tengo aquí mi más reciente fic que espero les guste y dejen comentarios.

Sé que podrá ser casi imposible de creer, pero las tortugas no me pertenecen, son propiedad de Nick (por el momento)

UNA VOZ FAMILIAR

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-¿Están bien? - la voz que escuchaban era de un joven, aunque no lo podía ver definidamente sabía que estando a su lado él y sus hermanos estaban seguros, su voz demostraba preocupación y transmitía tranquilidad ¿De quién se trataba?

Al parecer estaban en medio de una pelea, había muchas sombras, escuchaba claramente como a su alrededor las armas chocaban, una gran angustia lo comenzó a invadir, se sentía perdido. No, más bien sentía desesperado como si hubiera perdido algo. Una fuerte explosión y un grito desgarrador -¡CUIDADO!-

...

-¡Hermano!- Miguel Ángel despertaba al mayor y líder del equipo, moviéndolo de un lado a otro, este se levantó de golpe, asustado y viendo a todos lados.

-¿Mikey? ¿Qué pasa? - preguntaba agitado.

-Sensei quiere vernos en el dojo, es hora de entrenar y dice que tú como líder debes poner el ejemplo y ser el primero en llegar, hermano ¿estás bien? Luces pálido, es por la pesadilla que tenías ¿verdad?

-¿Pesadilla?

-Sí, cuando llegue estabas muy inquieto ¿Está todo bien? ¿Te puedo ayudar en algo? ¿Sobre qué era? – como en la mayoría de las veces los sueños no se recuerdan, solo dejan tras ellos esa sensación, ese sentimiento que no lo había dejado dormir tranquilo desde hacía ya algunos meses atrás.

-No, no me acuerdo, será mejor que nos vayamos o Splinter se molestará – no quería preocupar al menor y más inocente de sus hermanos con ese tipo de cosas, además, él mismo pensaba que no significaban nada.

...

El entrenamiento fue agotador, Splinter no les daba ni un momento para recuperar el aliento, los hacia pelear entre ellos para después uno a uno contra él, el ultimo con el combatió fue Rafael.

-Vamos hijo mío, pelea sin duda ni descanso.

-Hai Sensei – La pelea comenzó ante la vista expectante de los demás hermanos, aunque Rafael era bueno perdía muy fácil el control, esto al darse cuenta que no podía conectar ninguno de los golpes para vencer a su viejo maestro -GRRR

-Respira tranquilo, no te tenses, no dejes que la ira invada tu mente, de esta manera podrás enfrentar a cualquier enemigo, debes pensar con la mente fresca, consiente de tu entorno, no de tus emociones- pero la tortuga ya no pudo más, terminó en el suelo vencido por el cansancio y la ira- ¿Qué te sucede hijo mío? Tal parece que has bajado tu rendimiento.

-"¿Bajado?"- Pensó con verdadera sorpresa, últimamente Splinter había subido el ritmo del entrenamiento con él y sus hermanos, pero no lo quiso contradecir – Perdona Sensei, es solo que no he dormido bien últimamente – este detalle llamo la atención del padre y sus hermanos.

-Hola a todos- entraba la pelirroja.

-¡Abril!- exclamaron los chicos al verla, Splinter se dio cuenta de que era momento de dar la practica por terminada.

-Bien hijos míos, les recomiendo que descansen un poco antes de que salgan a patrullar.

-Hai Sensei- con una reverencia se retiraron a jugar, platicar o dormir antes de su patrullaje diario. Antes de que su hijo mayor se fuera Splinter lo llamo con la mirada – Hijo mío, quiero hablar contigo – era obvio que sus pesadillas estaban afectándolo física y anímicamente y su segundo hijo había encontrado un gusto cruel en hacerle rabiar.

...

El ambiente era extraño, desde hace días sucedía, Rafael, el más temperamental, se sentía enojado con la vida, todo le molestaba, pero Splinter platicaba mucho con él para que pudiera controlar su carácter para que ayudara y apoyara a sus hermanos.

El más listo de los hermanos no podía descansar, se sentía muy triste por algo desconocido y sin saber el por qué, le molestaba todo lo que su hermano mayor le decía, era como si lo culpara por algo, pero no sabía qué, solo sabía que le irritaba, en cierta forma era como si quisiera sacar esa tristeza en forma de coraje, de odio, pero ¿Odio a qué? -"¿qué me pasa? ¿Por qué me siento así?"- Solo podía deducir que algo le faltaba.

Para el mayor no era diferente, últimamente había tenido un sentido de vacío inexplicable, pesadillas horribles que siempre lo dejaban con ese sentimiento, había tratado de platicarlo con su Padre pero sabía que algo le sucedía, podía ver cómo en los entrenamientos Splinter buscaba a su alrededor, miraba la puerta como esperando a que alguien llegara, estaba siempre ansioso, sobreprotector, se valía de cualquier pretexto para no dejarlos salir a la superficie, como si temiera que algo pasara.

Y el menor de todos, era el único que podía expresar en palabras y hechos lo que todos sentían, hablaba muy seguido con Abril al respecto, sus pesadillas lo invadían y no podía dejar de tenerlas presente todo el día, poco a poco su alegría se apagaba así como el tono de su piel, cada día estaba más pálido y cansado, incluso su apetito había cambiado, ya no era ese niño glotón que comía cualquier pizza a su alcance. Sus hermanos mayores no sabían lo que le pasaba y eso los tenía preocupados. Solo una cosa se podía concluir. No estaban bien y debían saber el porqué.

...

Donatello corría entre las calles de la ciudad, era perseguido por un enemigo sin rostro, sentía una gran angustia en su interior, sabía que no había escapatoria, al tropezar vio una sombra arrojarse sobre de él, el susto lo despertó de golpe.

Se encontraba en su laboratorio, tal vez por el cansancio de los desvelos de las noches pasadas se había quedado dormido sin sentir. Estirándose y bostezando caminó hacia la puerta.

-¿Desde cuándo es esto? – escuchaba sin querer la conversación entre Abril y Miguel Ángel.

-No lo sé, desde hace algún tiempo, el problema es que no sé qué es, solo lo puedo sentir dentro de mí, como si estuviera olvidando algo poco a poco y no tengo manera detenerlo, la tristeza es profunda y no sé qué puedo hacer – al decir esto el chico derramaba un par de lágrimas, este fue consolado por Abril en forma de abrazo.

-Cálmate Mikey, te prometo que encontraremos lo que te pone así y lo corregiremos – el menor solo afirmo abrazando con más fuerza a su amiga humana.

-Gracias- le dijo en un suspiro.

Donatello, intrigado y preocupado por Miguel Ángel, estaba por intervenir cuando la voz de su hermano mayor le gano.

-¡Muy bien chicos! ya es hora –

-Parece que alguien está animado esta noche – Le decía apático Donatello

-Sí tal vez, platique de algo interesante con Sensei y creo que hoy lo pondré a prueba - Los hermanos cruzaron miradas de desgano.

-Quiere que nos entrenes ¿verdad? – el líder se vio descubierto, pero no por eso desdibujaba esa extraña mueca que insistía en presentar como una sonrisa de su rostro, una sonrisa muy forzada.

-¡No! ¡Si! Talvez, bueno… lo importante es que hoy será una buena noche para patrullar ¿verdad chicos? – Los chicos caminaron a la salida mientras acomodaban sus armas pasando a un lado del líder.

-Si, Si hermano, como digas – Le decían desganados.

-Lo lamento, se ve que te esfuerzas por ellos.

-Pero ellos no me entienden, ser líder no es fácil Abril- decía irritado, se hubiera enojado pero se dio cuenta de que él, como líder, debía guiarlos con amor, no con temor, derrotado miro al suelo, sentía que no había podido ganarse la confianza del equipo.

-Me doy cuenta de ello amigo mío, pero ánimo, en una de esas hoy sí te hacen caso- le daba palmaditas en el caparazón.

-Qué mala eres mintiendo, pero gracias – la miró y con sinceridad le confesaba – me preocupan, han cambiado su carácter, sé que algo nos hace falta, pero no puedo deducir de qué se trata. ¿Qué nos está pasando? Mikey está muy triste, Donatello casi no duerme por sus pesadillas, lo siento enojado y yo… - dudo en seguir.

-¿Te pasa algo malo?- la preocupación de la chica era genuina

-No, nada, será mejor que los alcancemos o se podrían meter en problemas – juntos salieron de la guarida para alcanzar a los demás.

...

Corrían sobre los tejados de la ciudad, por alguna razón a los chicos les llamó la atención una tienda de antigüedades, un lugar donde exhibían joyas antiguas, estas brillaban y Miguel Ángel estaba demasiado inmerso en ese brillo.

-Que es ese lugar, hay que ir – parecían hipnotizados cuando una voz los sacó de su trance.

-Vete de ahí ¡PRONTO!- Gritaba esa voz dentro de la cabeza del joven líder, eso lo saco del trance y de inmediato comenzó a buscar por todos lados de quien se trataba pero nuevamente no vio a nadie.

-Chicos, vámonos de aquí – al no tener respuesta les gritaba- ¡Despierten! – Esto los regresó a la realidad.

-Están rodeados tortugas – todos escucharon a la vez, cuando tomaron cuenta de su entorno se vieron rodeados por ninjas del clan del Pie - Pero miren nada más lo que tenemos aquí – Karai entraba con todo un sequito de roboninjas – las mascotas salieron a tomar el fresco. ¿Les agrada el hipnomusica de Stockman? La idea era dormirlos para así acabar con ustedes y hacer salir a Splinter de su madriguera, pero tal parece que no es la frecuencia correcta ¿verdad? – Rafael se sentía presionado, quería ayudar a sus hermanos, pero no sabía cómo hacerlo.

-¿Acaso crees que sería tan fácil hacernos caer? – le preguntaba el joven líder empuñando sus armas

-La verdad sí, Stockman se lo aseguro a Destructor, pero ya que no se ha podido disfrutaré viendo su ruina, claro, no sin antes buscar la suya tortugas, roboninjas ¡Ataquen! – ordenó la pelinegra y de inmediato los ninjas obedecieron

-Llévalos cuesta abajo – nuevamente una misteriosa voz le decía al líder – ahí pueden abrir un portal a la dimensión x y hacer que todos entren – Tal vez era porque sus hermanos lo tacharían de loco si se enteraban que escuchaba voces que le decían qué hacer, la verdad ya eran varias las ocasiones en que en medio de la lucha escuchaba esa voz que siempre le aconsejaba cómo salir de apuros, gracias a eso sus hermanos habían podido salir a salvo de varios enfrentamientos.

-"No es tan mala idea"- pensaba -Donnie ¿Traes contigo el portal krang?

-Claro hermano ¿Qué quieres que haga?

-Actívalo y colócalo ahí – señalando el lugar. Donatello obedeció sin mucho chistar, después de hacerlo enfrentaron a los roboninjas y los fueron arrojando a ese lugar quedando solo Karai.

-Bien jugado tortugas, pero para la otra no tendrán tanta suerte – tras decir esto se levantó una cortina de humo que la hizo desaparecer, lo chicos se reunieron.

-Muy bien y ahora qué hacemos ¿volvemos a la guarida?- preguntaba Donatello

-No, por favor, apenas vamos iniciando – Miguel Ángel daba saltitos queriendo convencer a sus hermanos

-Bueno, que les parece si vamos un rato al basurero chatarra -Comentaba el líder tratando de complacer a los hermanos a pesar de que tenía un presentimiento.

-¿Tu sigues pensando en el entrenamiento? Bff de verdad eres increíble –

-Vamos chicos, será divertido- animaba Abril

-Sí vamos- Miguel Ángel se emocionaba

-Está bien, vamos a ver lo divertido que será – Decía el segundo hermano. Obviamente estaba mal humorado, Abril había tratado de hablar con él pero había sido rechazada, ella optó por no insistir más, por lo menos en ese momento. Llegaron al basurero de chatarra, aires amenazantes de lluvia comenzaron a sentirse -Y entonces oh buen líder ¿Qué haremos el día de hoy? –el mayor hizo caso omiso a la intención de la pregunta y siguió en lo explicando.

-Muy bien, lo que hoy haremos será "Cacería de Tortuga", se mimetizaran con el ambiente y…

-Si ya sabemos- lo interrumpió su impaciente hermano – nos esconderemos dentro de este basurero de chatarra y tú nos encontraras, si lo haces nosotros te obedeceremos en todo y si no tú lo harás.

-¡Sí! Juguemos a las escondidas, eso será divertido – exclamaba el menor entusiasmado

-Muy bien chicos, vamos – El mayor les dio la espalada para que ellos pudieran esconderse, fueron tan solo dos minutos tras los cuales los fue a buscar, se habían escondido muy bien, podía sentir como uno de ellos se movía de un lado a otro entre las sombras, por más que hacía por descubrirlo no se dejaba, no tenía claro quién era, pero estaba seguro que era uno de sus hermanos.

-Debe ser Mikey, es el más rápido de todos- pensaba para sí mismo, en eso estaba cuando al buscar dentro de una limosina vieja encontró a su hermano menor, un frio recorrió su espalda al verlo -¿Mikey? – de inmediato buscó en los alrededores a aquella sombra que lo vigilaba.

-No viejo, eso no se vale, me descubriste de inmediato – pero el mayor no hizo caso al berrinche de su hermanito quien salía de su escondite, la sensación de ser observado lo comenzó a inquietar, no estaban solos y si no se trataba de su hermano entonces ¿Quién? No sentía que fuera un enemigo, pero el que no se mostrara no lo dejaba tranquilo.

-Vamos hermanito, encontremos pronto a los demás y vayámonos de aquí.

-¿Pasa algo?

-Aun no lo sé, pero démonos prisa – Caminaban gritando el nombre de los demás por el basurero de chatarra, pero no respondían, el joven líder trataba de no mostrarse inquieto o por lo menos que su hermano no se diera cuenta. Comenzó a llover.

-Mikey llama a los demás con el T-phone, es tarde y hora de irnos.

-¿¡Eso significa que te das por vencido!? ¿estás seguro? Si lo haces no tendrás más opción que ser el esclavo de… -ambos hermanos sintieron una presencia maligna, tal vez demasiado tarde, una esfera de fuego se dirigió contra ellos, el mayor no tuvo otra reacción más que abrazar a su hermanito para protegerlo.

-¡CUIDADO!- Una voz familiar se hizo presente, el chico sintió como detonó una explosión cercana a ellos, aturdidos apenas y escuchaban lo que se hablaba -¡Toma a tus hermanos y váyanse de aquí! ¡Vayan a la guarida! ¡Protégelos! ¡Protege a tus hermanos! - no podía ver con claridad a su salvador, ese ser quien de alguna manera había desviado el ataque que iba directo contra ellos, los ayudó a levantarse y los encamino lo suficiente, se alejó de inmediato al darse cuenta que los demás llegaban a su encuentro.

-¡¿Pero qué caparazones?!- decía el segundo hermano.

-Nos atacaron, vámonos, vayámonos de aquí ¡Pronto!- después de eso todo se hizo penumbras.

...

-Hermano, despierta, hermanito, vamos viejo, despierta- la voz lejana de Miguel Ángel lo animaba a volver a la realidad.

-¿Qué demonios pasó?- Preguntaba Rafael

-Eso es lo que queremos saber- Donatello revisaba al mayor, sus heridas no eran serias, solo lo estaba aturdido por la explosión.

-Yo ya les expliqué, pero no me creen, ya les dije que alguien llegó justo a tiempo para ayudarnos a salir de ese lugar.

-Así fue, además nos pidió que saliéramos de ahí y regresáramos a la guarida, tal parece que nos conoce – confirmaba mientras se tomaba su cabeza que aun daba vueltas.

-¿Y quién era?

-No lo sé, me parecía familiar pero no pude verlo bien.

-Entonces no tenemos ninguna pista.

-¿Y si regresamos? Tal vez podamos encontrar algo ¿no creen? – opinaba Miguel Ángel.

-Sí, debemos volver e investigar- comentaba el segundo – saber quién es, cómo es que nos conoce y cuál es su objetivo en este lugar.

-Estoy de acuerdo contigo hermano, vayamos esta noche – apoyaba el líder.

-Esta noche nadie saldrá…

-¿Sensei?

-Hijos míos, ustedes no están en condiciones de salir y pelear, esperen a que estén recuperados por completo y entonces podrán salir – la ansiedad de Splinter era extraña y ellos lo notaron.

-Padre, de verdad estamos bien, solo un breve descanso y podremos salir – a Splinter pareció molestarle ese comentario.

-Hijo mío, eres el mayor de tus hermanos, debes ver por su bienestar y ser un ejemplo de obediencia.

-Pero padre…

-¡Ya he hablado! No saldrán en tres días- esa indicación no dejaba lugar a dudas, solo recibió una reverencia y un "Hai Sensei" por respuesta

...

Cada noche llovió un diluvio, entre las pesadillas que abrumaba la mente del mayor estaba presente esa voz, se daba cuenta que siempre había estado a su lado, sabía que no se trataba del enemigo pues había tenido la oportunidad de atacarlos y no lo hizo, pero ¿Quién era?

...

Después del tiempo que Splinter había determinado los hermanos regresaron al patrullaje y siguiendo las órdenes del mayor fueron a investigar en el basurero de chatarra. En el trayecto Rafael comenzó a sentir cómo era vigilado, como si alguien los observara, nuevamente, desde las sombras.

-De querernos atacar ya lo hubiera hecho – Le dijo sereno su hermano, como si le adivinara el pensamiento

-Pero entonces ¿qué es lo que quiere? Solo se la pasa ahí, entre las sombras

-Es como si nos estuviera cuidando- este fugaz comentario de Miguel Ángel hizo que el mayor se detuviera de golpe llamando la atención de los demás

-¡Eso es! Él nos protegió de ese ataque la noche pasada, ha estado cuidándonos desde hace meses, él me pidió que los protegiera, nos conoce y sabe dónde vivimos, no nos va a lastimar

-Y entonces…

-Hay que hablar con él, de seguro no se negará- así fue como el líder se paró frente a sus hermanos - ¡Ven! ¡No te lastimaremos! ¡Déjate ver! Explícanos que es lo que sucede, cómo es que nos conoces – Pero no recibía ninguna respuesta, sabían que estaba ahí, pero desconocían el por qué no se acercaba.

Un ruido los interrumpió, un par de sombras corrían de un lado a otro rodeándolos, los hermanos se sentían en peligro, pero no pretendían atacar para que ese chico se acercara a ellos. Estaban equivocados. Unas esferas de fuego se dirigían a ellos con gran rapidez, Donatello sería quien recibiría el impacto de frente -¡Donnie!- gritó el mayor, rápidamente Rafael se paró frente a él, dispuesto a recibir el daño. Afortunadamente nadie había resultado herido, ese misterioso chico desvió el ataque usando sus armas y su propio cuerpo.

-¡Déjalos! ¡Te lo advierto! – El salvador de las tortugas usaba una capucha negra que no dejaba ver su rostro. El contrincante tenía una figura humana su atuendo era como el de los soldados elite de Destructor, pero en tonos rojos, en su mano un báculo del mismo color -Él te está usando – Pero el soldado rojo no respondía, tomó su báculo y lo transformó en una espada, sin pensarlo dos veces ataco al chico de capucha negra.

Los tres hermanos se habían alejado un poco pero no se retiraban, deseaban ayudar a quien los había salvado, vieron cómo el chico saco una vieja katana, recibía el ataque y con gran maestría contra atacaba, era una lucha cerrada, sobre todo cuando la espada del enemigo comenzó a envolverse en llamas, un corte fue suficiente para que el chico de la capucha negra cayera herido al suelo, estaba por recibir el golpe final y si ese era el fin debía decirle algo a ese demonio fuego que lo atacaba.

-No importa si muero, pero por favor, no los dañes ¡ESE FUE EL TRATO! Y tú tienes honor -

Estas palabras parecieron afectar a este ente que lo hizo detenerse, se separó de él, abrió un portal en lo alto y comenzó a levitar. La lluvia era cada vez más fuerte, el chico se levantó apoyándose de su katana. El líder rojo se acercó al chico de la capucha negra, acompañado por sus dos hermanos.

-Tú has traicionado a Khan – decía con una voz de ultratumba – Por hoy tendré piedad, ve con ellos y despídete como se debe, solo recuerda que si no soy yo alguno de mis hermanos ha de venir por ti… Leonardo – y tras decir esto desapareció dentro del portal dejando a un inmóvil chico de pie con la vista en alto.

-Oye eso estuvo genial, gracias por salvarnos. ¿Te llamas Leonardo? ¿Verdad? – Rafael palmeo suavemente la espalda del joven guerrero, al instante este se desplomó sin fuerza, los chicos veían como lentamente caía al suelo al momento que la capucha se resbalaba dejando ver a un mutante, un mutante igual a ellos, se trataba de una tortuga con ojos azules, tristes, sin energía.

Bueno, hasta aquí el capítulo de hoy, espero haya sido de su agrado y por favor dejen comentarios o estaré fastidiando a una amiguita, que no diré su nombre, con mis quejas.

Gracias infinitas a Rose y Jamizell por haber sido mis primeras víctimas con este fic. Lamento estar quitándote tanto tiempo Rose con mis "ayúdame a ponerle nombre" entre otras cosas. No la verdad no lo lamento tanto porque lo seguiré haciendo hasta que te harte y me bloquees :-) (Pero gracias por la ayuda)

Nos leemos hasta la próxima.

Felices trazos