Mi primer día.

Este es mi nuevo comienzo, me encontraba en el colegio al fin, el cual era como una especie de preparación para entrar a la universidad, es más básico y te orienta a tu destino final. Con apenas 18 años cumplidos al igual que muchos adolescentes de mi generación, anteriores y muy seguramente posteriores, tuve que enfocar mi futuro. Retome todo aquello con lo que un día soñé y lo convertí en mi futuro. Porque todos hemos soñado, yo soñé con miles de cosas, quería ser maestra, actriz, cantante, productora, doctora, escritora y otros millones más, hasta vender periódicos en una bicicleta. Cualquier cosa me parecía de lo mas estupenda y grandiosa a mis 7años pero ahora se trataba de mi futuro. Decidí que para el colegio tomaría clases que me ayudaran en mi habilidad mental.

Yo vivía en una ciudad como cualquier otra, con un clima inestable, mucha gente, tráfico y cosas interesantes por todos lados, solo era necesario poner un poco de atención. Yo era una persona amigable y sociable, aunque mis círculos de amigos siempre eran reducidos, ya que realmente apreciaba una verdadera amistad. Me gustaba salir al aire libre y pasar algunos momentos en mi computadora, así como con mi reproductor de música. Me gustaba leer libros que me transportaran y me hicieran sentir la trama de la historia, siempre lo había disfrutado. Bueno en el amor, no hay mucho que decir, había tenido un novio hacia unos 2 años, mi primer novio y término en una mala relación, todo por falta de amor, que decepción, así que decidí que indefinidamente me dedicaría a mis estudios y dejaría de lado el resto.

Al llegar a el colegio, me di cuenta que al parecer todos tenían auto nuevo, porque no encontraba un espacio para el mío, mi modo de trasporte era un automóvil Mazda6 2009, por supuesto, el cual no me hacía sentir orgullosa sino mas bien, apenada. Vi un lugar por suerte no muy alejado, pero si lo suficiente como para darme una perspectiva de lo que me esperaba el primer día de clases. A diferencia del resto de los nuevos alumnos me dirigí a las oficinas, ya que mis papeles no llegaron en el correo jamás, y la única opción que tenía era recogerlos personalmente. Llene un par de formularios, y obtuve todos mis papeles necesarios para iniciar.

Ahora la gran misión encontrar mi aula, solo contaba con algunos minutos, de solo pensar que el tiempo se terminaba me bloquee, al escuchar el timbre de entrada casi entre en pánico. Respire profundamente y empecé a caminar, cuando me encontré con el aula correcta sentí que me embargo una gran alegría. Era el aula de matemáticas con el profesor Mr. McCain, pero al observar el aula y automáticamente mi reloj me di cuenta que ese era el primer timbre, así que tranquilamente tome un lugar y trate de relajarme.

Al parecer nadie quería permanecer conmigo el tiempo suficiente como para presentarme o conocernos, era como si hubiera un escudo a mi alrededor, los lugares más cercanos a mi fueron los últimos en ocuparse, y fue fácil saber la razón, todo el mundo ya se conocía, era como llegar a una escuela nueva a mitad de semestre, aunque no fuera el caso. Así que supe que sería un día largo.

Al terminar la clase, me retire inmediatamente del salón, en fin, no había nada que me lo impidiese. Camine hasta llegar a otro edificio, muy retirado de donde me encontraba, por así decirlo. Al llegar me di cuenta que le ambiente era menos hostil y más relajado, y como no seria así, si me encontraba en la clase de arte. Al entrar en el área de trabajo, un chico se acerco a mi.

- Hola! Mi nombre es Jacob, ¿cómo estas? - me saludo

Cuando me volví hacia el no pude hacer más que inspeccionarlo era de piel morena, tenía las facciones muy bien definidas, y no tarde mucho en darme cuenta quera mayor que yo.

-Hola, estoy bien gracias. Mi nombre es Renesmee - lo miraba fijamente, mientras respondía con una voz débil, la cual no era común en mi. No estaba enamorada solo impresionada.

El sonrió, tenía una hermosa sonrisa, y me di cuenta de su semblante inocente que aun mantenía a pesar de contar ya con suficiente edad como para ya no contar ni con una pisca de esta. Me miro y sin pensarlo tomo mi mano, y siguió tan sonriente, que me derretí por un instante.

-Que bueno que decidiste estar en esta clase, espero que lo pases bien- En ese momento escuche el último timbre, así que solo sonreí, y tome un asiento.

Mientras esperaba a ver donde se sentaría mi nuevo "amigo", al menos esa era la impresión que me había dado, no podía dejar de observarlo, tenía el cabello café oscuro, una mirada penetrante y todo un arma, era muy formal en su vestidura, pero claro no me di cuenta de esto hasta que mi nuevo amigo, tomo la posición de mi profesor de clases. No lo podía creer, ese chico tan amigable, era mi profesor, claro que después de mi clase de matemáticas, creí que todos serian así, ustedes saben, un semblante de profesor indestructible y con una gran línea marcada para el limite estudiantil. Qué gran sorpresa me había llevado, en apenas mi segunda clase.

Esta era mi clase antes de un pequeño receso, así que al terminar la clase, solo podía pensar en que haría para que pasaran los 30minutos libres que tenia. Mientras recogía todas mis cosas de mi asiento, que al parecer eran más de las necesarias. Los demás se retiraron, y termine quedándome con apenas unos cuantos otros compañeros en el aula.

El profesor se acerco a mi lugar, al parecer no lo llamaría nunca Jacob. Se rasco la cabeza, con una mueca de casi una disculpa

-Hola, creo que olvide mencionar que era tu profesor, no?- Al ver su expresión no pude hacer más que sonreír, y él me respondió. Solo logre emitir un tímido hum.

-Bueno, espero que te haya gustado mi clase y que regreses en la próxima

-Claro que regresare, imparte una muy buena clase, por lo menos empezamos bien. Me gusta la idea de mezclar la teoría con la práctica.

-Bueno, a mi también, lo hago porque sé que es difícil solo enfocarte en la teoría, cuando no parece tener sentido alguno.

-Claro- Después recordé el receso, el profesor no tenía la culpa de que yo fuera una inadaptada hasta el momento así, que sonreí tímidamente, al pensar en este suceso.

Creo que será mejor que me vaya, para que disfrute sus 30minutos de libertad sonreí esperando una respuesta. Pero el solo respondió con una mueca.

-Si claro, supongo que tienes cosas que hacer- No entiendo de donde saco eso, porque realmente no tenía nada que hacer. Pero aun así me despedí y me retire del área de arte. Terminando mi día casi de forma automática. Con una lista corta de las personas con las que cruce palabra y otra casi igual de pequeña de las personas que me notaron. Bueno mis primeros días siempre son malos.

Así que me dirigí a mi auto que me avergonzaba, por ser tan llamativo, especialmente para los hombres que se suelen obsesionar por ellos. Lo encendí y le dije muy bajo "vamos maz, no fue tan malo el día, no?" mi auto respondió con un acelerón y una rápida salida. Amaba la velocidad.