Título: These burning sensations sustain
Fandom: Glee
Claim: Jesse St. James.
Disclaimer: No son míos.
Summary: Hay una parte de ti que lo entiende, en serio. (O algo así) —Jesse. Para Laura.
Nota: Para Laura, mon amour, por ser awesome y adorable y la amo y porque tuvo exámenes feos y porque sí, fin.
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Hay una parte de ti que lo entiende, en serio. (O algo así)
Entiendes que ella haya decidido quedarse con él porque, aceptémoslo, lo que hiciste estuvo mal y lo sabes mejor que nadie, y él estuvo ahí con ella, diciéndole lo que necesitaba oír en el momento adecuado, pero. Pero hay una parte de ti que no soporta la idea y definitivamente no le encuentra sentido a su decisión. Tal vez sea porque tus intereses se ven comprometidos por ello, pero no puedes entender cómo es que después de todo por lo que la hizo pasar ella aún haya decidido perdonarle y aceptar casarse con él aún después de que en múltiples ocasiones él la trató simple y sencillamente mal. A consciencia. Deliberadamente. Aún sabiendo lo que ella sentía por él.
Y eso. Eso no lo entiendes. No lo soportas.
Han habido ocasiones en las que has querido regresar con ella, agarrarla de los hombros, sacudirla y recordarle que es Rachel Berry, que no lo necesita a él ni a ti, ni a nadie y que no tiene por qué soportar todas esas cosas; recordarle que para llegar a New York no necesita nada más que lo que sabes perfectamente que ya tiene: su talento.
Han habido ocasiones en las que ese dolor en el pecho y ese vacío y ese sentimiento de que la extrañas más de lo que parece correcto (y lógico y sano) te hace querer abandonar todo e ir con ella y decirle que aún la quieres, que en serio la quieres, que lo sientes por todo lo que hiciste, que fue un error (porque lo fue, lo fue y aún cargas con la culpa aunque no sea del todo tuya completamente) y que ¿por favor? ¿podemos volver a como era antes?
Han habido ocasiones en las que te tienes que recordar que no, eres Jesse St. James, no puedes estar pensando así. Tú no eres así. No.
Pero.
No puedes evitarlo, realmente no puedes. Pocas cosas te molestan tanto en la vida como verla rebajándose así, verla dispuesta a abandonar todo por lo que ha luchado por alguien como él, cuando tú lo único que quieres hacer es apartarla de todo peligro aparente y decirle al mundo lo talentosa que es, lo grande que será, que es. Quieres decirle al mundo que preste atención, que dentro de nada, ella será a quien verán en todas partes, que a ella será a quien adorarán, que ella pronto será la mejor.
Así que cuando la ves en las nacionales sólo quieres acercarte y decírselo porque lo necesitas. Pero es verla sonreír y ser feliz y cómo algo parecido al cariño se refleja en sus ojos, sus movimientos y te habla, como antes; con ese tono divertido y la admiración aún latente. Así que cuando la ves en las nacionales, cuando la escuchas de nuevo, cuando te mira; todo vuelve. Todo vuelve con más fuerza y woah. Cómo. Cómo lo logra, cómo es tan buena. Y es cuando te mira y tú sonríes porque estás tan orgulloso de ella que no puedes no hacerlo.
Pocas veces te ha importado algo tanto como ella; pocas veces algo te ha importado tanto como su éxito y felicidad. Así que cuando hablas con Carmen Tibideaux de ella, el hecho de que no te reconozca inmediatamente no te molesta tanto como debería.
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Cuando te enteras que fue aceptada, cuando lo escuchas a través del teléfono, su voz más aguda que de costumbre, con la emoción palpable en sus palabras y la felicidad que las envuelve, sólo puedes sonreír, porque sabías que lo lograría.
