Mi tesoro más grande
Capítulo 1
Disclaimer: por qué!! POR QUE?? Por qué Yu-Gi-Oh le pertenece a Kazuki Takahashi y no a mi!! T.T
IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII
No podía creer lo que estaba pasando. Después de todo, su mente no lograba comprender aún lo que era la muerte. Era muy infantil.
Incontables lágrimas caían de sus inocentes e indefensos ojos amatista. Su rostro mostraba profunda tristeza y confusión.
-Mami… abuelito…- susurró, mirando los dos ataúdes frente a él. Aún era muy bajo en estatura para poder mirar por él solo lo que había dentro de ellos. Pero lo sabía muy bien. Dentro de esas cajas estaban los cuerpos sin vida de su única familia. O al menos, de la única que conocía.
Las personas que se acercaban miraban con lástima al pobre niño, de tan solo 5 años. El pobre chico había perdido en un abrir y cerrar de ojos a las dos personas que más lo amaban. Y ahora, su futuro era sin duda incierto.
-No se vayan… mami… no me dejes… quien me va a cantar en la noche… abuelito… quien me va a abrazar cuando tenga esos sueños feos… por favor… snif…- susurró sollozante el niño. Con cada minuto que pasaba, comprendía más lo que era la muerte. Iba entendiendo al fin que nunca volvería a ver a su familia. Y eso… le dolía, demasiado.
Miró a las personas, vestidas de negro, había luto por todas partes, y el silencio reinaba. Solo sus sollozos se escuchaban. Pero nadie se acercaba a consolar al pequeño. Era mejor que llorara, que exteriorizara su dolor.
Observó cómo los ataúdes eran puestos en dos grandes huecos, para después ser cubiertos por una gran capa de tierra. Las personas consternadas dejaban sus ramos de flores, como señal de condolencia a la familia, o mejor dicho, al único miembro que de ella quedaba.
El pequeño cayó de rodillas, la realidad golpeándolo. Gritó con profundo dolor, llamando sin parar a su madre y a su abuelo. Los necesita, los amaba, que iba a hacer sin ellos?
No iba a ir a un orfanato, sin embargo. Le habían dicho que su padre se iba a encargar de él. No lo conocía siquiera. Al parecer nunca se había preocupado por él. Y por lo que había escuchado no había estado muy contento con la idea de tener que cuidar ahora de él.
-"Mi papi no me quiere… nunca le importé…"- se dijo con tristeza. Su madre y su padre se habían divorciado antes de su nacimiento. No sabía bien lo que era un divorcio pero al parecer por eso dejaron de vivir juntos.
Lo único que había recibido de su padre había sido la pensión a la que este estaba obligado a ceder cada mes.
Pero nunca lo había visto ni había hablado con él.
-Mami… te quiero mucho… abuelito… también te quiero… los voy a extrañar…-susurró.
Sintió de pronto una mano en su hombro. Miró atrás y vio a un hombre alto, con gafas oscuras. No sabía quien era.
-Eres mi papá?- preguntó inocente.
El hombre negó con la cabeza.
-No, pero voy a llevarte con él. Vamos- le dijo. El chico se levantó y lo siguió, sintiéndose sin duda inseguro. Miró al hombre acercarse hasta un auto grande, una limosina.
Abrió la puerta y le indicó al pequeño que entrara. Este, tembloroso obedeció.
Suspiró sorprendido al ver la comodidad del auto. Era gigantesco, jamás había visto algo así.
-Tiene televisión!- exclamó sorprendido al ver la pantalla negra. Al parecer, su padre tenía mucho dinero.
-Solo espero que sea amable…- susurró el chico, sintiéndose nervioso. No quería que su padre lo odiara. Quería que fuera cariñoso con él. La tristeza lo inundó de nuevo. Deseaba estar en su pequeña casa, con su mamá y su abuelo… pero eso era imposible.
La limosina se detuvo. El chofer abrió la puerta.
-"Tan rápido?"- se preguntó el niño, mientras bajaba del lujoso automóvil.
Miró con evidente sorpresa la enorme casa frente a él. Era la casa más hermosa que había visto, una mansión.
Los jardines eran gigantescos y bellos. Simplemente perfectos.
-Vamos, niño- escuchó que le decían. Miró al frente, saliendo de su ensueño y siguió al hombre.
Las enormes puertas de la mansión se abrieron, revelando a su paso una sala espaciosa, demasiado espaciosa a decir verdad.
-Es gigante- susurró el niño, entrando sin dejar de mirar sus alrededores. Se detuvo al ver el televisor. Era enorme, como todo en esa mansión.
Pero, donde estaba su padre?
-Disculpe- habló con inseguridad ganándose la atención del hombre frente a él. – Donde está mi papá?- preguntó.
-Trabajando- fue la única respuesta. –Ahora sígueme, te llevaré a tu habitación- agregó. El chico obedeció.
En unos minutos ya estaba en el lugar. En su casa solo tardaba unos segundos para llegar a su habitación, pero en esa mansión esos segundos se convertían en minutos.
El hombre dejó las cosas del niño en la habitación y sin decir nada más salió del lugar.
-Que lindo- susurró el chico mirando su nuevo cuarto. Era grande, la cama era tres veces más grande que la que solía tener. De pronto, una gran sonrisa apareció en su rostro.
-Tinks!!- exclamó mientras corría hacia la cama. Al llegar tomó al gatito de peluche que se encontraba sobre ella. –Pensé que no te volvería a ver!- dijo, sonriendo inocentemente. Ese peluche era su favorito, siempre estaba a su lado.
Su madre se lo había regalo unos años atrás, cuando cumplió 3 años. Era un gato blanco con orejas grises, cola gris y de ojos celestes. Un peluche simple pero de gran significado para aquel pequeño.
-Te quiero!- exclamó mientras abrazaba al minino. Lo miró sin dejar de sonreír. De pronto, un bostezo lo asechó. Estaba cansado.
Se quitó sus zapatos y se subió a la cama, la cual era muy cómoda.
-Quisiera que estuvieras aquí mamá- susurró, dejando caer las primeras lágrimas.
Abrazó con fuerza su peluche favorito y cerró sus ojos, recordando la canción que su madre solía dedicarle todos los días a la hora de dormir.
El regalo del cielo para mí, tal como eres
Se siente tan bien solo estar
Tan cerca de tu amor
Eres tan dulce y puro, tal como eres
La joya preciosa de mamá
Hay tanto en la vida que debes ver
Y tanto que ser
Eres el regalo del cielo para mí
-Mami…- susurró el niño, antes de entregarse por completo al sueño.
IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII
Era tarde ya. La una de la mañana. A esa hora entró una limosina a la mansión.
Un joven de unos 25 años se bajó de ella. Su cabello era lo más resaltante. Se alzaba en tres colores, mechas rubias, seguidas por cabello negro para terminar en un rojo oscuro. Sus ojos eran carmesí. Sin embargo, estos no mostraban emoción alguna, solo seriedad.
Abrió la puerta y entró. –"Me pregunto si ya habrá llegado ese mocoso… como se llamaba?... Yugi, creo"- se dijo, mientras subía las escaleras.
La muerte de su ex esposa no le había afectado en lo más mínimo. Ella ya no significaba nada en su vida. Aún así, habría preferido que siguiera con vida, para que cuidara del niño tonto de su hijo. Ahora, él estaba a cargo del chico, y eso le desagradaba. No le gustaban los niños, los odiaba. Eran patéticos y débiles. Y esas eran precisamente las dos cosas que él no soportaba.
Dejó de pensar en el mocoso y llevó su mano hasta su frente, masajeándola un poco. Estaba cansado. De nuevo se había quedado hasta tarde en su oficina, como siempre trabajando. Se había vuelto una obsesión al parecer. Pero estaba bien, eso era lo que le había dado los lujos que tenía ahora.
Volvió a la realidad al encontrar la habitación del recién llegado. Entró. La verdad tenía algo de curiosidad de ver a su hijo. Después de todo ni siquiera lo conocía.
Se acercó y encendió la lámpara que estaba en la mesita de noche.
-"Quien lo hubiera pensado, es idéntico a mí"- pensó con burla. Lo único que le faltaba, una copia en miniatura suya. Y una no muy agradable.
En su rostro se formó una mueca de evidente desagrado. Que niño tan… patético.
Su pequeño brazo tenía firmemente sujeto un gato de peluche mientras que su otro brazo pasaba sobre su pecho, ya que su mano estaba en su cara, debido a que el dedo pulgar del menor estaba en su boca.
Así que ese enano era su hijo… que estúpido le sonaba eso.
-"Estaría mejor en un orfanato"- pensó el joven. –Y ahora lo tengo que soportar… que hice para merecer esto?- habló con sarcasmo. Sin querer quedarse más tiempo ahí, apagó la luz y salió de la habitación. Después de todo, él también tenía que dormir…
IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII
Magi: sip otro fic… se preguntarán que está haciendo esta aquí publicando un nuevo fic cuando tiene que terminar los demás. Pueeeees verán la historia es esta xD Tengo los siguientes 2 caps hechos en mi cuaderno, de hecho los escribí desde hace meses, jeje pero hasta ahora pasé este capitulo a la compu y di ya me conocen, simplemente cuando lo vi completito en mi laptop, no pude resistir, tenia que publicarlo!
Pero este fic es corto, 5 capítulos nada mas, y ya tengo 3 hechos n.n Así que si les gusta este fic, voy a procurar terminarlo pronto, claro si el colegio me deja T.T
Y para los que se preguntan donde está lo del abuso infantil… tengan paciencia hasta el próximo capítulo xD
Y por cierto, la canción que salió aquí(sehh la canción de cuna xD) no es mia! Yo para inventar canciones no sirvo xD Es "Wiccan Lullaby", de Inkubus Sukkubus, ya lo dije, asi que no se aceptan demandas jaja
En fin, ya los aburrí como mis habladas xD Espero que les haya gustado este primer capítulo! n.n
No olviden dejar un review! n.n
Ja ne!
