Capítulo 1 La invitación
Después de que la guerra terminara Hermione y varios compañeros regresaron a Hogwarts para recuperar su último año, la cosas con Ron no había funcionado, el pelirrojo en su profundo dolor por haber perdido a uno de sus hermanos, había decidido que no estaba listo para ninguna relación e igual que Harry después de la guerra habían entrado de inmediato a la academia de aurores, por lo cual la chica ya solo los veía los fines de semana que a ellos les era posible ir a verla a ella y a Ginny a Hogsmeade.
Una de las buenas cosas que había dejado la guerra era que en el colegio ya no existía esa rivalidad de muerte entre las casas, varias veces se había topado con Draco Malfoy pero este solo se limitaba a ignorarla, ya no la molestaba.
Ese día era un día muy importante en el colegio, era el fin de curso y con ello la graduación de Hermione y Ginny, las chicas lucían hermosas en sus túnicas negras de gala con los emblemas de su casa, Harry y Ron se encontraban entre los demás invitados.
—¿Estas nerviosa? — preguntó Hermione mientras intentaba quitar las arrugas inexistentes de su capa.
—Jejejeje claro que no — contestó muy nerviosa Ginny.
Las chicas se miraron al mismo tiempo y rieron, la verdad estaban muy nerviosas, escuchaban como uno por uno sus compañeros pasaban a recoger sus diplomas, el gran comer lucía solemne, adornado de acuerdo a la graduación, todos los alumnos estaban formados en cuatro filas, esperando su turno para ser llamados y recibir su diploma, mientras que a sus espaldas estaban varias mesas redondas de diferentes tamaños según la cantidad de invitadas sentados en cada una de ellos, la mesa más grande era la de los Weasley, en esta estaban sentados también los padres de Hermione.
La ceremonia de entrega de diplomas había concluido y los alumnos ya estaban sentados con sus invitados, la directora Minerva se puso de pie frente a todos y habló en voz alta:
—Cada año es un honor entregar un reconocimiento al mejor estudiante de cada casa, así como una excelente recomendación por si desean ingresar a alguna academia, por parte de la casa de Slytherin es el estudiante Draco Malfoy — todos los estudiantes de Slytherin se pusieron de pie y aplaudieron mientras cantaban una parte del Himno de su casa — ¡Jamás debo olvidar que estoy en la mejor casa, porque en nuestra casa solo entran grandes magos, astutos e ingeniosos!
Minerva sonrió ante esta muestra de respeto de la casa de Slytherin - De la casa de Ravenclaw, Luna Lovegood — de igual forma los Ravenclaw se pararon aplaudir a su compañera y cantaron una parte de su himno — ¡Siempre inteligentes seremos, Porque nunca se nos acabarán los cerebros. Siempre volaremos hasta la cima, Aunque a veces nos caigamos encima. Pero nunca nos rendimos, Porque somos de Ravenclaw!
— De la casa de Hufflepuff, Crasly Milorin — esta casa hizo lo mismo que las otras — ¡Oh, querida Helga Hufflepuff danos honor lealtad y justicia porque esas son nuestras cualidades, nosotros no tenemos miedo a los trabajos duros y necesarios!
Minerva en todos sus años en Hogwarts jamás había presenciado una graduación tan emotiva y que la comenzaron los Slytherin aún era más asombroso, volvió a sonreír y hablo — De la casa Gryffindor, la estudiante modelo no solo de su casa si no de su generación y de los últimos cien años en la historia de Hogwarts es la señorita, Hermione Granger.
No solo su casa le aplaudió, la mayoría de los estudiantes e invitados le aplaudieron, incluso varios de Slytherin, hasta un rubio seductor, atractivo y varonil le dedicó un gran aplauso, todos los miembros de su casa e invitados de estos se pusieron de pie y con su mano derecha sobre su corazón cantaron muy solemne el himno de ellos:
— ¡Siempre enfrentaremos a los enemigos, el coraje es símbolo de nuestra casa. Llevamos en alto los vivos colores del fuego que arde en los corazones. De dorado y rojo se tiñen los sueños de la noble casa de que somos dueños. Somos los audaces, los más atrevidos, valientes leones siempre decididos. Nunca nos rendimos, somos los osados que vamos al frente, los más arrojados. Somos una banda, somos un equipo. Vamos a ayudarte, estamos contigo!
La joven fue a recoger su diploma en medio del llanto que no podía evitar, al igual que los otros tres chicos fue elogiada por todos los que fueron sus profesores, hasta que llego con su directora.
— ¡Felicidades señorita Granger! pasa a la dirección antes de que te marches — le dijo en medio de un abrazo la directora, la castaña solo asintió, estaba muy conmocionada para hablar.
— ¡Felicidades Herms! — le dijo Harry levantándola en un abrazo y dándole vueltas.
Todos en la mesa la llenaron de abrazos y felicitaciones, las señoras Molly y Granger lloraban de alegría y orgullo. La velada continuó divertida, la cena fue exquisita y el baile ambientado, flash de cámaras salían disparados por todos lados intentando cautivar esos momentos por siempre, la chica se sentía más que extasiada, miraba a su amigo Harry muy acaramelado con Ginny, la familia Weasley se podría decir que se veían hasta felices, bailo incluso unas piezas con Ron y George, cerca de las dos de la mañana los invitados comenzaban a irse.
— Herms ya nos vamos, no olvides escribir, hay que hacer planes para el verano, ¿vale? — le decía entre sollozos Ginny a Hermione, en ese último año se habían vuelto las mejores amigas y le costaba separase de ella.
— Claro, no llores, nos seguiremos viendo — la abrazo la castaña, se despidió de toda la familia Weasley y de Harry.
— Mamá debo ver un minuto a la directora, no tardo — le informo a su madre y se dirigió a la dirección, casi llegando se cruzó con Draco que al parecer venia de haya, sus miradas se cruzaron solo unos segundos y Draco solo le dio un asentimiento de cabeza en forma de saludo y siguió su camino.
— Flawer — dijo frente a la gárgola y este le dio paso — siento venir tan tarde Directora — habló al ver a la directora algo cansada sentada sobre su silla detrás de su escritorio.
—No hay problema señorita Granger, espero disfrutara de su fiesta, la hice venir porque esta mañana me llego esta invitación para usted — le dijo muy contenta mientras tendía un sobre de color dorado con un sello en el cual se mostraba la imagen de un fénix con sus alas extendidas, debajo de este se leía el nombre de ella - ábrela - le pido.
Hermione muy sorprendida tomo el sobre, conocía ese emblema del fénix, pero no podía ser lo que estaba pensando, con manos temblorosas rompió el sello y abrió por fin el sobre del cual saco un pergamino y lo desdoblo, se quedó atónita ante lo que leyó:
Señorita Hermione Jean Granger:
Es un honor para nosotros notificarle que cuenta con una plaza es nuestra prestigiosa academia, favor de presentarse el día 10 de agosto en el ministerio de magia de Londres en sala de traslados mágicos con el jefe de departamento Fignes Leader a las 8 am.
Academia de enseñanza superior Lebrench
"Educamos en el honor y la verdad"
Directora: Claud Llernoly primera orden de Merlín
Hermione leyó la fina caligrafía cinco veces, no podía creerlo, levanto su cabeza y miro a su directora — per… com.. uste.. — balbuceaba, no salía de su asombro y se secaba las lágrimas que le escurrían.
—No señorita, a ninguna escuela nos es permitido abogar por algún alumno, esto es su mérito propio — le dijo muy sonriente, hasta ella misma se había sorprendido cuando viera los sobres esta mañana llegar a su despacho.
—Pero yo sería la prim…— intentaba hablar la tímida castaña.
—La primera hija de muggles en ingresar a esa academia - concluyo la directora — la guerra dejo muchas lecciones aprendidas Hermione, no lo pienses tanto buscándole una explicación, eres la mejor estudiante que yo he conocido, si alguien se merece esa invitación, eres tú — le dijo llena de orgullosa la directora. Sabía que la última vez que un alumno de Hogwarts había sido invitado a esa academia había sido Albus Dumbledore y este año dos estudiantes habían recibido la invitación.
—Gracias, dejare muy en alto el colegio del que vengo — le dijo ya más tranquila y emocionada la castaña mientras se ponía de pie y se despedía de su directora.
—No espero menos de ti — le contesto muy segura la directora.
La castaña se marchó con dirección al gran comedor con su cabeza llena de pensamientos, en el mundo existían cientos de colegios mágicos, al terminar estos los alumnos ingresaban a alguna academia para especializarse en alguna carrera, y dependiendo de esta era su duración, por ejemplo Harry y Ron asistían a la academia de Aurores durante un año y medio y solo existían 6 en el mundo, pero la academia Lebrench era la mejor del mundo y no te especializaba en una carrera, te especializaba en al menos 10 carreras, su duración era de 3 años y una vez que entrabas no salías hasta que concluías los estudios, cada 6 meses solo se habrían 30 plazas, mientras que cada año alrededor de todo el mundo mágico se graduaban de colegios miles de magos y brujas, pero solo 30 eran los afortunados que recibían la invitación para acudir a Lebrench, cualquiera que aspirara hacer ministro mágico o ser jefe de departamento con una mínima experiencia de 3 años en su puesto debía ser egresado de Lebrench.
Pero como todo nada era perfecto y esto era lo que temía Hermione, era de conocimiento de todos, que todos los estudiantes de este colegio procedían de familias de sangre pura, ella sería la primera de hija muggles que pisara el colegio y eso le atemorizaba, a pero no por nada era una Gryffindor y si ya había lidiado con Draco Malfoy 6 años, sobreviviría en ese colegio. O al menos eso era lo que ella creía. Jamás habría pensado como su estadía ahí la cambiaria por completo, y el que durante muchos años había sido su enemigo pasaría a ser algo más en su vida…
