Disclaimer: Resident Evil ni sus personajes me pertenecen son propiedad de Capcom.
Aclaraciones: Este fic está situado, finalizando los hechos de Resident Evil Vendeta, tomando hechos de Resident Evil 6 y su saga. Podría contener ¡Spoiler! sin más espero disfrutes la lectura.
Podemos Empezar de Nuevo
Capítulo Uno:
Azares del destino
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2014, Nueva York.
Apartamento de Claire Redfield.
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Inquieto, sin poder conciliar el sueño, Leon se movía de un lado a otro, incómodo, había intentado de todo para dormir, sin conseguirlo, llevaba horas observado el girar de las aspas del ventilador en el techo, sin mucho resultado, un bufido de impaciencia salió de sus labios, al culpar la causa de su insomnio, de ninguna manera se trataba la excitación producto de aquel mensaje lo impedía conciliar el sueño, por el contrario se trataba de los efectos de este y la batalla campal de pensamientos en su cabeza, que no daban tregua.
Si era honesto ansiaba, encontrarse con aquella espía que desde el incidente terrorista en China había desaparecido como si la tierra se la tragase, sin duda había aprovechado muy bien el hecho de ser dada por muerta por la alianza y sus demás organizaciones, claro el no había tenido el valor para negarlo, como hacerlo después de aquello.
Aun recordaba el sabor de sus labios, la calidez de su cuerpo, la seductora forma en la que ella pronunciaba su nombre, después de todos esos años, pese a las mentiras y problemas en los que lo había terminado envuelto, aún le pensaba y aquello le consternó más que a nada. No podía permitírselo, no, porque temía fallarle la persona más dulce e incondicional que tenía en su vida, la chica pelirroja que con una de sus dulces sonrisas alegraba sus días más grises, esa misma que ahora yacía completamente dormida al otro lado de la cama y se hacía llamar su compañera.
Cansado, sintiendo sus respiración ahogarle, decidió tomar asiento, contemplando, el piso de mármol bajo sus pies descalzos, se debatió sobre lo que debía hacer. Tomando el teléfono celular, sobre la mesa de noche releyó el misterioso mensaje que estaba seguro provenía de ella.
"Media noche, hotel Four Season, habitación 324…tú sabes quién soy".
El rubio leyó aquella línea una y otra vez, debatiéndose sobre si responder a él o eliminarlo de una vez por todas, preguntándose qué haría si no ¿y si respondía? A qué tipo de líos le conduciría esta vez, y tras pensar en una solución, que a su parecer era simple pero justa guiado por la curiosidad, respondió aquel mensaje con simple "ahí estaré".
Sabía que no era de ninguna manera correcto, lo que estaba por hacer huir de la cama de tu pareja para verse con otra mujer a la media noche, no era de ninguna manera aceptable, pero esperaba poder despejar sus dudas, esas que habían crecido en su pecho desde el primer momento tras aquel ataque en Tall Oaks, no era justo que por su egoísmo, dudas e indecisión, lastimase dos corazones entre ellos el de la persona más importante en su vida. Su mejor amiga.
Debía aclarar sus sentimientos antes de continuar, con alguno de su caminos, no solo por él, si no por el bien de ambos, su gran idea: debía encontrase con Ada esa misma noche, dejar los puntos sobre la mesa y aclarar sus sentimientos que desde Raccon City había permanecido en pausa, al final de la noche si ella los aceptaba, y seguía dentro de su ser aquel policía enamorado, estaba dispuesto a dejar todo y empezar de cero, hablaría con Claire, eso no evitaría que fuese doloroso para ambos, pero terminaría las cosas bien, le dejaría seguir su vida, sin el estorbando de por medio. Quizá después de un tiempo ambos terminarían riendo de aquello, por el contrario, si a ver de nuevo a al espía, no sentía nada en absoluto, siquiera el mínimo aleteo sobre su pecho, usaría la noche para finiquitar el asunto de una vez por todas y continuar su vida.
Decidido Leon dejo la cómoda, llevando en mano su chaqueta, sin saber que la pelirroja, intentaba sofocar su llanto al saberle, marcharse.
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ACTUALIDAD
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Washington Espacio Aéreo,
Helicóptero de la BSAA 18:00 hrs
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Al teléfono respondía el capitán Redfield, que tras observar el número en la pantalla una sonrisa surco sus labios, aceptó la llamada respondió inmediatamente.
—Redfied… ¿En donde estas? — hizo una pausa, escuchado la respuesta al otro lado de la línea. — Si, estamos bien… cuando llegue a casa prometo contarte, si él están aquí… ¡Que!, ¿estás segura?, no prometo nada, está bien nos vemos en casa— tras aquella breve llamada con apenas una escuetas respuestas, colgó, guardando el aparato de nueva cuenta en el bolsillo de su chaleco táctico.
— ¿Era Jill? — Interrogó la científica, curiosa el ver el rostro de su amigo, después de colgar, si conocía a sus amigos y el carácter de la rubia al capitán le esperaban un par de problemas en casa.
—No, mucho peor. Claire…yo, intente comunicarme en cuanto supimos lo de Nueva York, quería cerciorarme que se encontrara a salvo— le respondió Chris un tanto apenado, no le gustaba ser el hermano sobreprotector, pero no podía evitarlo, la leve sonrisa en su rostro le delataba el alivio se sentí al saberla lejos de todo el desastre.
— Oh, vaya, No sabía que había vuelto a la ciudad.
—Se mudó de nuevo hace dos año, le ofrecieron un mejor puesto de nuevo a la sede de Terra Save de la ciudad— trató de explicarse Chris, sin mucho detalle, haciendo un pequeño movimiento de hombros restándole importancia.
Al otro lado del Helicóptero ajeno a la conversación de sus amigos, se encontraba Leon que desde su salida en Nueva York y la pequeña plática con sus compañeros de misión había optado por permanecer absorto en sus pensamientos, con la mirada perdida entre las nubes, a su vista desde la ventana, no podía dejar de pensar en cuánto había cambiado su vida los últimos tres años, las cosas que había dado por sentadas, parecían lejanas ahora y eso incluía sus propósitos, unos que desde su escape de Raccoon city no se había permitido cuestionar, simplemente había sido arrastrado por la corriente, suponía que después de más de diez años en el negocio del bioterrorismo estaba en su derecho de tener dudas, aun más después de haber vivido mucho más de lo que un hombre sobreviviría para contarlo.
Cuando era niño y solía imaginar el hombre que se convertiría jamás pensó que fuese de tal manera, no cuando decidió enlistarse en la policía local, había imaginado que al graduarse detendría quizá par robos, ladrones aprovechándose de la gente inocente, nunca imaginó enfrentarse a muertos vivientes, ser el responsable de salvar más de una vez un país entero, se había imagina unos años de servicio para después retirarse cuando sus hijos se graduasen, llevar una vida simple, ser un hombre sencillo, justo como su madre le había pedido, lamentaba decepcionarla, pues nunca pudo verle cumplir ninguna de esas promesas.
Un aura sobria se plantó en su rostro, al pensar en su madre y ¿cuán decepcionada se encontraría de ver lo su vida se había convertido?, aquel gesto no pasó desapercibido por el Capitán de la BSAA que de vez en vez le observaba de solo sayo debatiéndose sobre hacer caso omiso a las instrucciones de la llamada que recibió.
La atención de Leon fue captada a la conversación si no hasta que aquel nombre salió de los labios del peli negro que con optimismo sonreía al hablar, no pudo no evitar poner atención a lo charlaban, aquel nombre había hecho latir aquel órgano que pensaba muerto, dejando de lado la melancolía y filosofar suyo, a hilar las últimas palabras del hombre, fueron reemplazadas por una creciente preocupación, al saber que ella residía en Nueva York, nuevamente.
Desde hacía un par de años, tras aquella noche, se había abstenido de buscarle, incluso le había perdido el rastro, entre menos supiera de ella, mucho mejor estarían, ella. Ambos.
Pensó por un momento en preguntar al hombre, sobre lo su estado más no quería sonar de nigua manera, entrometido o importuno, por meterse en asuntos que no le incumbían, había perdido cualquier derecho a un tema relacionado con ella, fuera del trabajo, por otro lado estaba que dé antemano el mayor de los hermanos no daría información sobre la pelirroja, al menos no para él.
Sin embargo, el incesante latir de su pecho, comenzaba a acrecentarse con cada idea pesimista que cruzaba sus mente, el no era sí, siempre buscaba el lado positivo de las cosas, pero con ella, ninguna respuesta a sus preguntas lograban convencerle, sabía si hubiese pasado algo, el pelinegro no estaría sentado de la manera tan tranquila, sonriendo como lo hacía, el peor de los casos si algo hubiese sucedido, sabía ellos se habían encargado de volver las cosas, a la normalidad, se lo repetía intentando tranquilizar el agitado latir de su pecho, calmando la mezcla entre culpa y preocupación, que ocupaban su cuerpo, necesitaba información, al menos una que le permitiese estar en paz , se lamentaba no haber escuchado la conversación desde el principio.
— ¿Cómo esta ella? — Fue Rebecca la que pregunto, antes de que el pudiese siquiera intentarlo, atento Leon espero respuesta.
—La atienden en el hospital de Washington, la agencia teme que la exposición al el virus A, allá hecho alguna cosa extraña con los anticuerpos de virus T-Phobos, la tendrán en observación un par de horas, pero se encuentra bien, prometió ir a casa en cuanto terminase de entregar pápelo, Jill le acompaña, deberías verla, está entusiasmada con la noticia.
La mente del agente se congeló en la palabra "Hospital" , incapaz de procesar más información, podía escuchar el sonido de sus voces mas no lograba entender a lo que charlaban, en sus oídos un molesto pitido retumbaba, zumbando, sumado al mucho ruido en su cabeza, dolor de hombro, el esfuerzo de la noche pasada y sus últimas noches en vela comenzaban a cobrarle factura, por primera vez en su vida, sintió el aire faltar y su respiración convertirse de forma irregular, necesitaba bajar del helicóptero, y rápido, para su suerte, la aeronave acaba de aterrizar, cuando las compuertas se abrieron dándole paso a su libertad, comenzaba a sentir que se asfixiaba, tan pronto como pudo, bajó del avión, deteniéndose aun en la rampa, retirando su chaqueta de manera presurosa, aliviando un poco de presión, Leon se tomo el tiempo para que el aire llenase sus pulmones, inhalo profundamente y después llevando sus manos a las rodillas exhaló pesadamente como si con ello se fuesen sus preocupaciones, repitió el proceso un par de veces en busca de tranquilidad, tan pronto pudo recuperar la compostura un sentimiento parecido a la alegría se plantó en su pecho, fue como si el alma volviese a su cuerpo, al poder hilar la últimas palabras del Capitán Redfield.
—Se Encuentra bien, prometió ir a casa…
Una media sonrisa adorno su rostro de Leon alegre de saberla a salvo, no soportaría saberle herida.
Sus vacaciones se habían terminado por convertirse en otra misión de salvar al mundo o bueno quizá solo exageraba y había sido la Ciudad de Nueva York, nada más que otro día en el trabajo ¿no? Suponía ya debía estar acostumbrado a aquello, más por hoy, no tenía caso pensar a largo plazo, no con el tipo de trabajo con el contaba, era mejor vivir un día a la vez y estar agradecido por ello. Eso solía decirle ella, y ahora lo entendía, pues de haberse quedado bebiendo el día entero en aquella cabaña, jamás hubiese sabido de ella de nuevo, no se habría perdonado si algo pasase y no estaba ahí, para cuidarla.
Sintiendo los estragos del clima que por un momento había olvidado, calando hasta sus huesos, el fresco aire del otoño en Washington, le hizo colocar de nueva cuenta su cazadora, un gesto de dolor se formó en su rostro, aquel movimiento brusco había terminado por molestarle la lesión ocasionada por la pelea contra aquel Tyrant. Nada muy grave, había estado peor antes, le bastaba con llegar pronto a su departamento, tomar un trago de Whiskey, una ducha y después se encargaría de acomodar un muy seguro hombro luxado, para después dormir el resto del día.
— ¡Hey! Leon, ¿todo en orden? — Hablo Chris a un lado suyo, preocupado por la rapidez con la que el ex policía había bajado de la nave. —Deberías dejar que los médicos te revisen ese hombro…— completo, dudoso sobre seguir con aquello que pensaba desde la llamada de su hermana.
No estaba seguro que su hermana encontrase de nuevo con el ex policía, más el tono en que se lo había pedido, le había conmovido, no era por ella, sin no por él y eso le entendía, solo se preguntaba cómo era que su hermana sabía sobre el estado emocional del rubio.
— Sí, estoy bien, ya que arruinaste mis vacaciones, lo único que deseo es llegar a casa pronto— respondió Leon mientras sostenía su hombro, punzante intentando mitigar el dolor.
— Bueno, como gustes... Pero pensé en invitarte un par de tragos, Claire llamó esta en el hospital, pero saldrá pronto. Ella, Sherry y mi esposa organizaron una cena en casa me pidió que los invitase— incluyó a la castaña que detrás del agente le ayudaba a bajar del aeronave. — al menos que tengan otra cosa que hacer. — Terminó por explicarse el capitán de BSAA.
Aun cubierta por manta, Rebecca acepto la invitación, quebrantando la tención, palpable entre los hombres que se miraban fijamente.
— Anda, Leon, nos hace falta vivir un poco de normalidad dejar de lado por un momento los virus, BOWS y reportes gigantescos, en casa de Chris puedo echarle un vistazo a tu hombro si gustas, mañana será otro día, hoy nos merecemos un descanso, además muero de hambre— quiso convencerle colocando un sonrisa en su rostro, a pesar de comprender la preocupación de ex compañero de S.T.A.R.S, apoyaba la decisión de su amiga y desceba ver que ellos por fin estuviesen en paz.
Leon había escuchado atentamente cada una de las palabras de ambos compañeros y tras pensarlo unos segundos, termino aceptando, motivado por la curiosidad y aunque deseaba negárselo, el nombre de Claire retumbando en su pecho había despertado de nuevo la creciente necesidad de verla, aunque no fuese lo mejor para ambos, se arriesgaría, era egoísta porque le necesitaba, y ¿Ella también?, después de todo, ¿para qué invitarlo si ella no desease lo mismo?
— Claire…
Salió de entre sus labios, apenas audible antes de adentrarse en el automóvil que esperaba para llevarles a su destino.
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Woodstock, Virginia.
Residencia Redfield,
20:15 hrs.
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La cocina, en la residencia Redfield el único lugar de la casa donde podían charlar discreta y tranquilamente, mientras continuaban con sus labores culinarios, preparando la cena, una joven que observaba el ir venir de cacerolas tras la barra, hablo por primera vez, tan pronto Moira regreso al lugar después de esta se quejarse sobre la falta de nachos en la sala de estar y ser la mesera de los hombres en la misma.
—Debería esperar a la cena, pero quiero que sean las primeras en saberlo…— comentó, la pequeña Birkin, teniendo cuidado de no ser escuchada por alguien ajeno a las mujeres que se encontraban cocinando, moviendo el contenido de sus cacerolas sobre la lumbre. Tras la barra, con una flamante sonrisa en su rostro, titubeante mostraba la linda sortija sobre su mano a las mujeres que la miraban expectante.
— ¡Sherry!— exclamaron las mujeres en la habitación, que no daban crédito a lo que sus ojos veían.
—Esta precioso…— susurró la pelirroja mientras inspeccionaba de cerca la brillante sortija, asombradas por la noticia, deseando saber los detalles, fue la primera en felicitar la rubia, después de salir de la sorpresa.
— ¡Sherry Birkin Kennedy Redflied!...Abrázame, ¡Muchas Felicidades! — dejando de lado pasta que se encontraba cosiendo corrió a abrazar a la joven que después de nombrarle por sus "apellidos" postizos, le recibió alegre de saber que su figura materna había tomado de maravilla la noticia correspondió el tacto.
—C-Claire, me estas apretando muy fuerte— exclamó la joven, tras unos minutos atrapada entre los brazos de la pelirroja, a lo que rápidamente está desisto el tacto un tanto apenada dejando paso a la demás felicitaciones, volviendo de nuevo sus actividades, no queriendo que la cena se quemase.
— ¡Muchas felicidades Sherry!, Jake ha demostrado ser un hombre diferente a su padre y es bueno contigo es el único que te entiendo completamente ¿verdad?. — Felicito Jill en un tono suave, que a un paso lento se acerco a abrazarle o al menos lo había intentado hasta donde su ya notable vientre por el embarazo se lo había permitido.
— Tienes que contárnoslo todo ¿Hace cuanto te lo propuso?, ¿Cómo lo hizo? Y no pierdas en detalles, porque parece que me voy un tiempo y las cosas cambiaron mucho, primero la noticia que seré tía y ahora mi hija adoptiva se casa, otro año lejos y me hubiese topado con un sobrino en casa y la próxima señora Muller— exclamó la pelirroja, en forma de reproche para ambas rubias que en reacción, reían ante el comentario a de la pelirroja que les miraba aun sin poder asimilar por completo, las grandes noticias de casa.
—No digas esas cosas Claire, aunque la Mahoma no vaya a la montaña, la montaña va a Mahoma, hubiera ido la próxima semana a contártelo hasta Nueva York, de ser necesario, y lo del bebé a mí también me ha tomado por sorpresa Chris y Jill lo tenían secreto de seguridad nacional — se defendió la prometida , bromeando un poco, mientras posaba de igual manera que la activista su vista en la muy hermosa Jill Valentine, ataviada con como overol de maternidad, por su prominente vientre, que denotaba su estado.
—Ni comiencen a mirarme de ese modo, — advirtió Jill señalándolas con su dedo acusador, ante las miradas que la chicas le dirigían. — Chris no quería decírselo a nadie hasta que el embarazo fuese una realidad por las difíciles condiciones, hace una semana cumplió los cinco meses. — explico la rubia, acariciando de forma protectora su vientre. — Pero… ahora no hablamos de eso, así que ¡habla Sherry!. — se defendió, probando uno de los nachos en la charola de la hija de Barry, restándole importancia al asunto, Jill se sentía mal por haber ocultado aquel secreto a sus amigas, su familia, había sido muy difícil convivir la idea de un embarazo para ambos, por lo que no deseando ilusionarse y hacerlo con sus familiares habían decidido esperar.
Sherry, sonriendo apenada, con un notable sonrojo sobre sus blancas mejillas, volviendo a ser el centro de atención de las muchachas, que ahora le observaban comenzó a narrar la historia, como si el solo pronunciarlo, lo volviese a vivir, soltado un par de lágrimas en el proceso.
— E-está bien, les diré, a decir fue muy rápido, nada planeado Jake me lo pidió hace una semana cuando regreso de resolver un par de pendientes en Edonia, m-me tomó por sorpresa…—
La demás muchas presentes, escuchan con atención cada palabra de la chica, haciendo un par de gestos cada tanto, la situación les parecía adorable, difícil de imaginar, sabiendo la forma de ser el joven Muller.
—al principio pensé que se trataba de una broma, pero ver el anillo sobre la cajita, yo solté a llorar—
Fue hasta que la romántica historia término que Claire no pudo evitar guardar más aquel comentario.
— Muero por ver la cara que pondrá Leon al saber tremenda noticia— interrumpió Claire, sonriendo de forma risueña, sintiendo un par de cosquillas en sus labios al nombrar de nuevo al rubio, en mucho tiempo.
—L-Leon si yo pensaba hablar con teléfono esta noche — Se explicó nerviosa la muchacha aun preocupada por saber lo que diría el ex policía.
— ¿A qué te refieres Claire?— preguntó Jill al notar su falta de información.
— ¿Qué sucede con Leon? — Interrogó confundida la ahora prometida Muller a la pelirroja, teniendo cuidado al preguntar a sabiendas que aún era un puto difícil de tocar en presencia de la joven lo que hacía aun más extraña la situación, siendo ella la primera en nombrarle.
—Esa sonrisa desde que habló con Chris no se ha borrado de su rostro, cuando estuvimos en el hospital, mientras veíamos las noticias, estaba preocupada. Incluso más que yo— interrumpió Jill comenzando a atar los cabos sueltos de la misteriosa llamada— Y yo pensando que trataba de otra cosa ahora veo que todo tiene que ver con el agente — habló, sin quitar la vista de la pelirroja que comenzaba sonreír de forma nerviosa, mientras tomaba un sorbo de su Jugo, seguido de otro nacho repleto de queso, esos antojos terminarían por hacerla engordar aún más.
—Vaya al fin hablaremos del famoso agente Kennedy— irrumpió Moira Burton con una sonrisa socarrona, sirviendo un poco más de vino en su copa vacía.
—No hagas caso Sherry — Claire fulmino con la mirada a su cuñada y a su compañera de trabajo, para después regresar a esa sonrisa que se había plantado sobre su rostro, mirando la rubia que observaba confundía toda aquella escena. —Lo que quería decir es que no va ser necesario, pues cuando hable con Chris y dijo que Leon estaba con él, le pedí que lo invitara a casa... — ante las palabras de la activista, un gesto medio de preocupación y sorpresa se plantó en el rostro de sus amigas.
—Y antes de que digan algo, sobre mí, al igual que Chris, voy aclararles que estoy bien, ya han pasado tres años desde aquello, además ha resultado de maravilla pues ahora, Sherry podrás decirle en persona antes de que Jake hable de más.
Unos segundos de silencio inundaron la cocina, por parte de las chicas que observaban dudosas, a la pelirroja, intentando convencerse sobre lo que ella decía, las tres habían sido testigos del lo mucho que le había destruido el último encuentro con el agente y luego estaba Sherry que en cuanto había escuchado la noticia, su rostro palideció, el solo pensamiento de la reacción que tendría el Kennedy ante la noticia hizo a su corazón detenerse unos segundos, y no era que le desagradase la noticia, todo lo contrario estaba feliz de saber sus figuras paternas estarían de nuevo limando las asperezas, solo no había imaginado tener que hacerlo en persona, la opinión del rubio sobre su futuro matrimonio era muy importante para ella.
— Eso es una gran noticia, de haberlo sabido antes hubiera esperado un poco para contárselo a mis "padres"— respondió alegre saliendo de su ensimismamiento mientras limpiaba una pequeña lágrima que se había colado entre sus mejillas, con el dorso de su mano.
—…Oh mi pequeña, no te preocupes por nada, todas guardaremos el secreto a hasta la cena, y si te preocupa León, estará bien, Jake es un buen muchacho, ya lo conoce, vio lo mucho que cuido de ti en China, seguro aceptara la noticia con gusto— intentó consolarle, la menor de los Redfield dando un pequeño apretón de manos en señal de apoyo.
Claire se preguntó si de verdad era a la pequeña rubia la que necesitaba aquel contacto, o era ella que necesitaba ese apoyo para mantener la compostura, a la próxima situación en la que había terminado por meterse, si era honesta consigo misma, entendía de cierta manera el sentir de la Birkin, ella misma desde que sus hermano le había confirmado que Leon se encontraba con él, no había dejado de sentir, aquella tortuosa presión sobre sus pecho, como si de una adolescente se tratase, le avergonzaba que a sus treinta y cuatro años el aun siguiera provocando aquella sensación es su cuerpo, incluso después de lo que había sucedido entre ambos, había intentado de todo, odiarle, ignorarle incluso había escapada de la ciudad, el resultado había sido bueno, al menos los primeros meses, le había ayudado a mejorar su estado de ánimo, dejando atrás el estado en que se encontraba, al paso del tiempo aquel dolor solo se había convertido en un vacío sobre su pecho, que aun intentaba llenar con tanto trabajo como podía.
—Claire, ¿estás segura que invitar a Leon fue buena idea?, después de…— Interrogo Jill preocupada sin terminar su oración interrumpida por su ahora cuñada.
—Sí, todo, todo estará bien— respondió con una sonrisa ensanchada intentando convencerle. Convencerse.
Fue en aquel momento que para suerte de la pelirroja, como si fuese salvada por la campana, antes de extender más la incómoda charla y ella terminase por derramar lágrimas, el sonido del timbre resonado por la casa les hizo brincar, los invitados habían llegado, Claire aun temía lo que sucedería al verle, sin embargo, aunque no estuviese del todo segura de aquello, ya no había tiempo, ni marcha atrás.
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CONTINUARÁ….
N/A:
Bueno Fickers con esta pequeña introducción, doy inicio a mi primera historia de Resident Evil, ya tenía muchas ganas de escribir algo de una de mis parejas favoritas desde siempre, así que espero me acompañen en esta aventura.
Acepto tomatazos, pastelazos, BOWS, lo que deseen mandarme en la caja de reviews serán bien aceptados, nos leemos en la siguiente actualización.
¡Saludos!
