Aunque Alan se nos adelantara en el camino que innegablemente todos deberemos recorrer, seguiremos recordándolo, haciendo que día a día se convierta en inmortal.

Resumen historia Wilhemina.

Primera parte, que podrán leer completa en : Wilhemina Snape, un cambio en la historia.

Wilhemina conoce a Severus cuando es abandonada en el Bosque Prohibido cinco años antes de que Harry ingrese al colegio, Albus y Minerva literalmente obligan a Snape a adoptarla; Severus siente cierta obligación al cuidarla por ser hija de una víctima de Lord Voldemort, con el tiempo la niña se siente atraida por él hasta que ambos se dan cuenta que son víctimas de un conjuro.

Segunda parte, que podrán leer completa en: Wilhemina Snape, Identidad.

Wilhemina y Severus se separan, Lord Voldemort se da a la tarea de monitorear a su hija y convertirla en una mortífaga, Severus decide seguir del lado Oscuro para protegerla hasta que el mismo Lord los separa, Mina es usada como incubadora para el naciente ejercito del Lord Tenebroso pero antes da un hijo a Severus.

Capitulo 1

El pequeñín había despertado por tanto movimiento y abría con pereza sus ojitos parpadeando lentamente, Snape no pudo reprimir el impulso de tocar la suave mejilla sonrosada, la nariz era de ella ¡gracias a Merlín!, pero los ojos eran negros como los de él, el cabello rizado y suave pero negro, los labios eran de ella, las pestañas largas, rizadas y negras, la piel blanca y suave, el niño era un Snape sin duda.

— Se llama Armand— susurró Sy –no sé porque Mina eligió ese nombre—

— Lo decidimos hace tiempo— susurró él –le queda perfecto— dijo en un hilo de voz, embobado ante la personita que lo miraba fijamente desde su brazo – todo él es… es…perfecto— con dificultad liberó un suspiro mientras su corazón latía acelerado amenazando con salírsele del pecho, un dulce aroma a leche y vainilla le invadió los sentidos.

— Es hermoso— respondió ella en voz baja –felicidades papá— posó la mano en el brazo de su amigo que le miro un tanto confundido.

— Ten— busco devolverle al pequeño que se había apropiado de su dedo sujetándolo con las manitas regordetas e intentaba llevarlo a su boquita.

— No… Alan y yo dejamos el país— respondió con tono triste – es posible que Erick nos busque para averiguar el paradero de Armand – era obvio que temía por sus vidas –toma— le entrego un pergamino doblado en cuatro –aquí se explican muchas cosas—

Severus tomó el pergamino y lo guardo en el bolsillo de su gastada chamarra de mezclilla sin leerlo, Trewlaney sacó una mochila del pequeño closet bajo la escalera y se la entrego también.

— Son cosas que necesita el niño, leche, pañales, algo de ropa…tu sabes— sonrió y el hizo cara de no saber nada –no debes usar tu magia, te busca el ministerio, te busca el padre de Mina, así como el psicópata de su esposo, ocúltate bien y cuídalo mucho—

— Sybill no se qué hacer— gimió sintiendo un peso terrible en sus hombros, Armand ahora jugaba con un cordel que salía del cuello de la chamarra de su padre, balbuceaba y hacia ruiditos con sus labios ajeno a lo que sucedía.

— Eres un genio en pociones, eres un excelente profesor, fuiste un padre maravilloso para Mina en su tiempo…con tus habilidades como mortífago sabrás que hacer— sonrió triste –me duele no verlos juntos— carraspeo aguantando el llanto – ¡ahora vete, quien me lo trajo dejó un rastro de magia y no quiero que los encuentren!…vete— susurró dándole un tierno beso en los labios –cuídense mucho— abrió la puerta y en silencio le acompañó hasta la calle, detuvo un taxi y le dio algunos billetes muggles.

— No es necesario— intento rechazarlos

— Tus cuentas están vigiladas, te buscan— una sonrisa maternal ilumino el rostro de la ex profesora –acéptalos y búscate un buen empleo—

Severus abordó el automóvil de alquiler y el conductor esperó ordenes, su pasajero le hizo un gesto de que echara a andar sin rumbo fijo y el muggle obedeció encogiéndose de hombros; acomodando sobre sus piernas al pequeño que de nuevo dormía plácidamente, liberó su brazo y buscó la carta que Sybill le entregara antes de partir, nervioso y con manos temblorosas la abrió encontrándose con la redondeada y apretada caligrafía de Mina.

"¿Qué te puedo decir?, ¿qué te extraño y que preferiría estar muerta?... eso ya lo sabes… sin embargo las cosas no me permiten estar a tu lado y tampoco me permiten morir al menos por ahora; imagina mi grado de desesperación que prefiero guardarme la forma en que logré poner a nuestro hijo en tus brazos, con el tiempo te enterarás.

En el momento en que recibes a nuestro bebe, sigo retenida en la mansión, en mi vientre se gesta el hijo de otro y por ello te pido perdón; fue en contra de mi voluntad pero por la seguridad de Armand y por salvar tu vida he aceptado.

Dentro de unos meses daré a luz a una niña, pasarán algunas cosas de las que te enterarás con el tiempo, y te ruego, te suplico que no intervengas. Ignoro cuál será mi condena pues daré la espalda a mi padre y me encontraré presa en unos meses, no sé si sobreviva o sea condenada al beso del dementor, sea cual fuere mi destino por favor aléjate, ocúltate con nuestro pequeño y no trates de rescatarme.

Voy a traicionar a mi padre, buscaré la muerte tanto de él como de sus seguidores y mis futuros engendros en caso de que me obliguen a tener más, la guerra podrá ser sangrienta y escandalosa, o puede que termine con solo tres muertes, no lo sé.

Sin embargo estoy tranquila, se que Armand estará en perfecto estado a tu lado y sobra pedirte que lo ames y lo cuides tanto como si yo me encontrara presente, se que lo harás en cuanto lo tengas en tus brazos.

Te pido que te mantengas oculto hasta que al menos mi padre y Erick hayan muerto.

Te amo, los amo y desde el momento en que estoy lejos de ustedes me siento ya muerta, aunque aún tengo una ligera esperanza de reencontrarlos y poder estar juntos.

Nunca dejes de recordarle a nuestro hijo cuanto le amo, nunca dejes de recordar cuanto te amo.

Wilhemina."

Armand dormía tranquilo en el regazo de su padre, el taxi recorría las transitadas calles de Londres mientras Snape guardaba el pergamino, sin dejar de pensar en ella, controlando el nudo en la garganta que le hacía querer matar a medio Londres para encontrarla y liberarla; envolvió a Armand con sus brazos y comenzó a pensar en los pasos que daría.

— Lléveme a King Cross— ordenó al chofer y el carro se mezclo con el abundante tráfico de una indiferente ciudad que despertaba a un día incierto, donde la cuenta regresiva hacia una guerra inesperada avanzaba segundo a segundo.

Tras meditarlo por un momento y con el riesgo de que la poción dejara de hacer efecto de un momento a otro, Snape se acerco a un cajero automático ubicado en una esquina de la estación de trenes; el bebe seguía dormido en sus brazos y la mochila le servía en cierta forma como camuflaje pues era más difícil poder verle el rostro.

El cajero estaba disponible y los viajeros madrugadores caminaban en distintas direcciones a paso veloz, indiferentes al andrajoso anciano que cargaba a un bebé y llevaba una mochila en la espalda.

Un toque discreto de su varita echó a andar la maquina, sonidos electrónicos salían de ella como si el anciano hubiera insertado tarjeta y claves, la pantalla dejo ver la frase que Snape necesitaba "indique la cantidad a retirar", tecleo pensándose las necesidades a cubrir al menos hasta encontrar empleo, un lugar para vivir, comida y ropa para ambos… el dinero comenzó a salir veloz dándole apenas tiempo para tomar los billetes de alta denominación y guardarlos en los bolsillos de la descolorida chamarra, repitió el movimiento en otros cinco cajeros.

Ahora la pregunta más difícil, ¿a dónde ir? No podría hacer uso de su magia por lo que no existía la posibilidad de crear pociones por si el niño se enfermara y a tal caso lo preferible era un lugar cercano a médicos y especialistas pediatras, un lugar céntrico no es opción por lo dicho en la nota de Mina, reviso concienzudamente los nombres de las ciudades que se encontraban al paso de los trenes pero nada le pareció seguro.

Nervioso dio un trago largo al frasco con la poción multijugos y un policía le miro curioso al ver a un anciano beber de una botella mientras cargaba a un niño pequeño, Severus se sintió estúpido al cometer ese error tan grande pero no podía cambiar lo hecho, sonrió amistoso al uniformado y tiro el frasco en el cesto de basura, abrazó con fuerza a Armand y salió de King Cross.

De nuevo tomo un taxi que cruzo velozmente la ciudad, dejándolo en la entrada de vuelos internacionales del aeropuerto de Londres, un último par de hechizos y podría decirse que sería libre con su hijo.

Hacer documentos falsos con magia implicaría llamar la atención de algún auror cercano, sin embargo se arriesgó, dentro del solitario baño en el aeropuerto apareció los documentos, lo pensó unos segundos y chasqueo los dedos... Jumble apareció de inmediato.

— Ordene amo profffff...— el pequeñajo se quedo sin habla, no por la imagen que daba su amo, sino por el pequeño bultito que se movía inquieto — ¿es?— enarcó las inexistentes cejas formando una curiosa arruga en su frente.

— Si— contestó en un murmullo —nos vamos a América— se encogió de hombros — ¿quieres ir?—

— ¡El amo profesor me invita! — Suspiró conmovido —Jumble lo acompaña amo profesor— respondió contento —pero ¿cómo?—

— Deberás hacerte invisible, será un viaje incomodo para ti...—

— Vale la pena amo profesor... ¿pero su casa, la cabaña?—

— Se quedan por ahora abandonadas— respondió — Debo advertirte que vamos a ser prófugos, que no podemos hacer uso de la magia—

— ¿vivir como muggles amo profesor?— Snape asintió —pero usted y... y el pequeño amo me necesitan— su vocecilla temblaba por la emoción —no importa así deba disfrazarme amo profesor, me voy con ustedes—

Más tarde abordaban un avión, Severus aun disfrazado del anciano, aunque arreglo un poco sus prendas para lucir más como un abuelo conservador viajando con el nieto, caminaba arrastrando la pierna de manera un poco extraña, pero para ojos muggles era invisible el elfito que se abrazaba con fuerza a la larga extremidad para poder entrar al avión sin ser detectado.

Comentario

Alan Rickman, gracias por tu Severus, gracias por hacernos soñar.