Luchador saiyajin.
Observaba estupefacto, con los dientes apretados, el ambiente en el que se desarrollaba esa horripilante escena. Olvido las personas a su alrededor, ni oía los gritos y abucheos, ni siquiera sentía los golpes y empujones de la multitud. Solo veía a ese guerrero sanguinario; luchador incontenible.
Los músculos del hombre se estiraban y relajaban, empujaban las venas contra la piel marcándolas. El sudor escurría a cantaros debajo del sol del desierto moderno, y la brisa fría de la metrópolis en decadencia permitía escurrir entre sus edificios, le producía piel de gallina.
¿O era la emoción de tener a quien destripar?
El muchacho volvió en sí, cuando el luchador agarro la cabeza de su adversario y lentamente intento separarla. No comprendía, ¿Era difícil? O simplemente, ¿quería disfrutar del llanto de dolor de su víctima?
Dudó.
El sonido de la carne desprendiéndose lo hizo cerrar los ojos, y las gotas pesadas de sangre en el suelo lo alerto. ¿Había menos ruido? ¿Y las personas? Rápidamente observo a su alrededor. La gente se dispersa, ¿Por qué?
Intento encontrar con la mirada al luchador con armadura y capa blanca, tardo unos segundos, pero lo observo arremetiendo cual toro enceguecido contra el público. Estaba fuera de control, y si él no se movía de ahí, sería su próxima víctima.
Ni siquiera escucho los pasos que lo seguían, corrió entre callejones y edificios con el corazón en la garganta, hasta una reja de pinches que no le permitía el paso. Agitado intento calmarse, no se sentía a salvo, sentía el peligro muy cerca.
El sonido de una lata aplastada lo hizo voltearse, sus pupilas se achicaron, y su corazón se estrujo. El luchador estaba detrás de él. Este sonrió mientras enrollaba su cola en su cintura.
Corrió directo a la reja de metal y púas, metió sus dedos entre el tejido para trepar. De un ágil salto paso sobre las afiladas púas que perforaron su ropa y rasgaron la piel. Su caída no fue elegante, su cara se estrelló contera el suelo de cemento y algún pasto rebelde, su nariz se rompió.
"¿Qué tan alta es esa reja?" Se preguntó limpiando su sangre con la manga de su camisa.
Volteo para ver al luchador, pero ya no estaba ahí. Se relajó en el piso. Termino dormido. Era evidente que él no era la victima que el luchador quería, de lo contrario, hubiera atravesado la reja para matarlo… o en su defecto, hubiera sujetado su pierna en medio del salto, como consecuencia las afiladas púas se incrustarían en su estómago.
Levanto la cabeza. Somnoliento por el susto y el cansancio repentino, observo el cielo amarillento y una figura. Una oscura apenas perceptible. Tocio sangre, ¿Cómo era eso posible?
El muchacho observo su cuerpo, sus piernas faltaban. Las mismas piernas que el luchador con cabellos rebeldes sostenía triunfante. Se la había arrancado, ¿Cuando? Evidentemente, la reja no era muy alta; El luchador lo había atrapado en medio del salto.
El dolor le comenzó a golpear, su especie lo resistía bien, pero esto era demasiado. La sangre salía a borbotones, mientras se dormía más y más.
Turles sonrió, arrojo la pierna lejos. Ya tenía fertilizante para su árbol.
Fin
"¿En necesario decir que esta historia fue repentina?" Pregunto Candy al publico "Un delirio más de esta autora chiflada...
