Hola ¿Cómo les va? Espero que bien. Aqui les dejo otro one-shot. Obviamente de Ichigo y Rukia. Pero esta vez es algo de amigos hehe.

ACLARACIONES Y ADVERTENCIAS: Esta vez no hay nada que destacar, creo.

DISCLAIMER: Ni Bleach ni sus personajes me pertenecen. Son obra de Tite-sama.

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El mayor centro de poder que puede tener alguien, es la fuerza que sus nakama pueden brindarle, así como la brillante y relajante confianza de compartir ese sentimiento de compañerismo.

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Nada más importante que tener a alguien en que confiar.

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La inevitable y relajante noche llegó, y con ella una imparable lluvia que cegaba la vista de las personas de Karakura.

Dentro de un parque se alcanzaba a visualizar una silueta masculina contraída con otra silueta con menor tamaño entre sus brazos.

Se lograron escuchar unos cuantos sollozos y un grito desgarrador. Un clamor lleno de rabia, dolor, tristeza. Lleno de sentimientos y emociones indescriptiblemente penosas.

El muchacho, dueño de aquel horroroso grito, tenía entre brazos a una muchacha de baja estatura y melena negra que le llegaba hasta los hombros.

— Oe enana, despierta... — clamó — No me hagas esto... — sollozó

Acercó el rostro de ella a su pecho y hundió sus dedos entre las hebras de cabello humedecidas.

— Rukia...

Pero ella no respondía a sus llamados. ¿Por qué?

La separó lentamente de su cuerpo y pasó su masculina mano por la fría mejilla de ella, rozando intencionalmente sus dedos por la glacial pero suave piel de su compañera. Miro con ternura el rostro de ella, que ahora estaba completamente pálido, tenía los labios entreabiertos y descoloridos, los ojos trabajosamente cerrados y las mejillas frías.

¿En serio Rukia moriría?

No, ella era demasiado fuerte para soportarlo.

Le dolía ver el cuerpo de ella en esas condiciones, con heridas por doquier, la ropa rasgada, en una temperatura completamente fría.

Tomó una de las pequeñas y frescas manos de ella entre la suya. Trataba de compartirle su calor, pero era inútil, no podía.

Y tan solo pensar en la idea de que ella moriría, le aturdía y le abrumaba. Definitivamente no le gustaba aceptarlo, no, más bien no podía aceptarlo.

Él se propuso y se prometió a si mismo protegerla.

¿Y por esa razón estaba ahora ella así, en esas condiciones?

El muchacho estrechó cuidadosamente el menudo cuerpo de la shinigami contra el suyo. Sentía como las gotas de agua les mojaban completamente. Y entre las saladas gotas de la lluvia, se mezclaban las saladas lágrimas del chico.

'Ichigo, no llores... No te muestres débil de esa manera'

'Bakamono, no estés triste, tu absurda debilidad me irrita'

Y ahí estaba la enana mandona, ocupando sus pensamientos incluso en el fin. Sonrió melancólico al recordar los regaños de la shinigami cuando lo veía triste.

'Ichigo, yo estaré contigo hasta el final, lo prometo'

¡Ja! 'Fallaste con tu promesa, tonta' 'La estresante ironía de la vida'

Iba a levantarse con la morena en brazos hasta que escuchó un audible quejido de dolor. Viro su vista hacía Rukia, que comenzaba a moverse con lentitud, e intentaba revolverse entre sus brazos.

No, eso no era posible. Ya se estaba volviendo loco y estaba teniendo alucinaciones.

Se talló los ojos con el dorso de la mano. Inclusive estaba comenzando a tener visiones.

Sintió como la shinigami se revolvía nuevamente entre sus brazos, pero esta vez de manera incómoda.

— Oh Rukia — sonrió — Me estás volviendo loco

Estrechó de nueva cuenta a la morena entre sus brazos y dejo su cabeza descansando entre la cabeza y el hombro de ella.

Abrió los ojos con lentitud, mientras sentía como volvía en sí. Hace unos minutos sentía su cuerpo pesado y ahora estaba recuperando la conciencia. Su respiración comenzaba a andar, con lentitud y prolongadas inspiraciones.

— I-Ichi-go — logró articular. Comenzó a subir su brazo hacía el cabello naranja, y empezar a enredar sus dedos en el — Ichi...go — volvió a nombrar

— Rukia, no me dejes — suspiró inconsciente el pelo pincho. Sintió como unos delgados dedos se enredaban en su cabello y rozaban su cuero cabelludo. Jadeó. — Enana...

Se olvidó por completo de la tormentosa lluvia de su alrededor, no le importaba nada más que estar con Rukia. Cayó en cuenta de lo que estaba pasado ¿Rukia estaba...?

Abrió los ojos con sorpresa y se separó con estremecimiento. Las palabras se atoraron en su garganta, impidiéndole el habla. Su corazón dio un gran vuelco y comenzó a latir descontrolado.

Miles de emociones y sentimientos se apoderaron de su cuerpo inmóvil, miraba con detenimiento aquel par de ojos violáceos, adornados con un brillo lleno de vida, de alegría. Su cuerpo se tensó al sentir la calidez y humedad del cuerpo de la muchacha. Y que va... Estaba bañada por la lluvia.

Ni siquiera sabía que hacer ¿que había pasado? Sólo recordaba haber sido herida por aquel hollow y después sus recuerdos se vieron nublados. Y ahora está en blanco, sin saber que decir y hacer.

— Rukia... — susurró sin poder ocultar su sorpresa — ¿En serio tú...?

— Ichi...

Pero no le permitió terminar. La abrazó de nuevo, pero esta vez fue un estrechamiento bastante distinto, estaba lleno de sentimientos encontrados y sensaciones exquisitas.

La lluvia no dejaba de caer. Se deslizaba con detenimiento por los mechones de cabello naranjas. Se adhería de manera imperceptible a la bronceada piel del muchacho.

Rukia estaba atónita. Estaba atrapada entre los brazos de Ichigo. De inmediato un reluciente sonrojo apareció sobre sus mejillas.

— Ichigo — musitó dulcemente al oído del peli naranjo

— ¡Rukia! — exclamó con mayor felicidad

Su expresión cambió drásticamente al sentir una fuerte punzada de dolor sobre su vientre y las heridas de sus brazos y piernas comenzaron a dar escozor. Y debía decir que el fuerte pero tierno abrazo de Ichigo empeoraba el dolor.

— ¡I-Itei! — Exclamó de dolor — Oe, Bakamono... Me estás... sacando el aire...

— Oh, sumimasen...

Soltó un poco el agarre, sonrió tímidamente mientras veía a Rukia en perfectas condiciones, siendo sinceros, no tan en perfectas condiciones.

— Me diste un gran susto... — espetó el muchacho cuando los dos se levantaron — Creí que ibas a...

— Shhh — lo calló colocando un dedo sobre sus labios — Yo no falto a mis promesas — le sonrió — Y tu formas parte de mi vida, así que no quiero verte triste de nuevo ¿vale?

— Ha-Hai — se sonrojó

Ambos avanzaban a la casa del pelo pincho a descansar, y vaya que les vendría bien el descanso.

Iban en un silencio intensamente cómodo. El único ruido que lograba apreciarse era el de la lluvia al encontrarse con el pavimento de las calles de Karakura. Lo bueno fue que no se adentraron tanto en el bosque.

Y a pesar de la per turbante lluvia, se sentía bien. Bien al lado de Rukia, demasiado bien.

Aunque hubiera inundaciones fuera, mientras su interior estuviera completamente seco no habría problemas. Y Rukia tiene el poder de secar esa lluvia, de hacer que cese por completo.

¿Acaso será ese el poder de sus corazones? Que están completamente unidos por un lazo inquebrantable.

Cuando llegaron a casa, la lluvia había cesado por completo, y eso alegró más a Ichigo, no podía estar mejor después de lo que le dijo Rukia 'Y tu formas parte de mi vida...' Sonrió como bobo al recordar las palabras de la shinigami.

Después de todo él estaría ahí siempre para ella. Así se llevara la vida en ello...

La protegería.

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Porque una promesa nunca se rompe, y más si es una promesa de corazón.

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El poder de una amistad es inquebrantable.

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¿Qué les pareció? Espero y les haya gustado.

Saludos :)

-Perla Abarai