Disclaimer: Gracias al Cielo el universo y los personajes de KHR le pertenecen a Amano, y no a una simple mortal inútil como yo :'D.
Advertencias: Spoilers hasta el Arco del Futuro. Insinuaciones de shonen-ai. Ubicado temporalmente unos meses antes del tiempo del Arco del Futuro
Notas: *Sigh* Este pairing realmente me gustaba mucho, pero no logré escribirlo bien u_uU. A-algún día mejoraré lo suficiente para poner en palabras decentemente las escenas que me imagino, rly :'D.
Todo lo que quedan son recuerdos.
Era increíble cómo una persona podía cambiar con el tiempo.
Hibari, por ejemplo, nunca había cambiado demasiado. Había madurado y, quizás, se había vuelto un poquito más calmo… Mas eso era todo. El tiempo no lo había vuelto una persona irreconocible ni mucho menos. Más fuerte, más temible tal vez, pero podías ver en él el reflejo de lo que había sido antes.
(Por eso era, tal vez, una de las personas a las que él más podía aferrarse en sus tristes recuerdos; una constante en su pasado).
Sin embargo, Lambo sí había cambiado, al punto en que incluso él podía notarlo. Desde que había conocido a Tsuna hasta aquel momento, veinte años después, se había vuelto una persona casi irreconocible. Él lo sabía. Nunca se ponía a meditar demasiado en eso, porque en general no terminaba pensando en sí mismo, sino en aquellos seres queridos que tanto extrañaba.
Sabía muy bien qué circunstancias habían forzado esos cambios en él. No hacía falta rastrear el hecho exacto, porque sólo había existido en su vida una situación capaz de obligarlo a despegarse de su antiguo alegre y miedoso yo. Tampoco quería pensar en ello más de lo necesario para asegurarse de no olvidarlo.
Sí, era increíble como el tiempo y las circunstancias podían cambiar a una persona.
Lástima que a Hibari eso le importaba increíblemente poco cuando se trataba de darle una paliza a alguien.
—Tú —dijo fríamente el Guardián de la Nube, para luego sonreír de una forma extremadamente escalofriante—. Al fin tengo la oportunidad de morderte hasta la muerte.
Lambo retrocedió instintivamente, su mente regresando durante unos segundos a sus años de juventud. Hasta que se dio cuenta de que literalmente había regresado en el tiempo, diez años para ser exactos. Obra de la bazooka, desde luego.
El Guardián del Trueno sonrió melancólicamente al notar eso, pero le devolvió la mirada a Hibari, ahora sin miedo alguno. Su versión adolescente acababa de darle la oportunidad de ver nuevamente a aquella persona, y no iba a desperdiciarla.
Se preparó para una lucha que duraría muy poco, pero valdría la pena.
—Sólo espero que no lo digas literalmente —respondió con un tono de voz desafiante.
…Aunque tal vez sí le habría gustado.
